BARACUTEY CUBANO

Todavía no son hombres libres


Por Zoé Valdés
Madrid14/07/2010


Blanca Reyes, fundadora y representante en España de las Damas de Blanco, el periodista Orlando Fondevilla y yo, decidimos irnos al finalizar un acto en el Círculo de Bellas Artes, a recibir a nuestros hermanos cubanos que el martes llegaron a España, desde Cuba.

Las últimas negociaciones entre la dictadura castrista, la Iglesia cubana, y el Gobierno de Zapatero se han hecho bajo las presiones del crimen, o sea, la muerte en prisión de Orlando Zapata Tamayo durante una huelga de hambre.

( Zoé Valdés (der.) y Blanca Reyes, en Barajas. | Efe )

Siete presos llegaron ayer a Barajas, algunos han quedado a la espera, otro grupo se negó a abandonar su país. Y muchos más reos, que no pertenecen a la Primavera Negra, aunque algunos llevan hasta 15 años de cárcel, no entraron en estas negociaciones.

Blanca Reyes, otras personas y yo empezamos a llamar desde temprano a todas las oficinas habidas y por haber, pidiendo información sobre la llegada de los presos. No nos confirmaban nada, nos peloteaban de un lado a otro, y la información que recibíamos era muy confusa, empezamos a sospechar que con toda intención. Decidimos entonces irnos al aeropuerto. En la Terminal 1, a donde primero nos enviaron, no esperaban a nadie. Nos enviaron a la 4, allí nos fuimos con los periodistas de EL MUNDO, que amablemente nos acompañaron.

A nuestra llegada, tanto la prensa allí, a la expectativa, como nosotros, recibimos muy poca información. Debíamos esperar. Allí esperamos. Después de hacerlo durante un buen rato, con los nervios de punta, sin saber si nos dejarían estar o no en la conferencia de prensa, nos condujeron por un pasillo del aeropuerto, emergimos a una pista, y luego al salón de conferencias, sumamente pequeño y a todas vistas también muy especial. El control, muy férreo, como ya nos habíamos imaginado.

No permitieron que Blanca Reyes entrara, aun siendo la representante de las Damas de Blanco, aun cuando muchos de sus amigos -y amigos de su esposo, el ex preso político Raúl Rivero-, llegaban en ese vuelo y ella ansiaba darles la bienvenida, abrazarles.

Pese a mis identificaciones como periodista de un medio español, pese a mis premios literarios en este país y en otros, me humillaron -no cabe otra apreciación- informándome de que no se me autorizaba a entrar.

¿Puede alguna puerta resistírsele a un cubano? No, gracias a la prensa española, a sus periodistas, pude colarme y entrar. Así fue como pude asistir a la conferencia de prensa más extraña que he visto en los días de mi vida. ¿Eran hombres libres los que llegaron? No, aún no lo son en este instante en que les escribo.

El representante del Gobierno español dijo unas palabras donde dejó claro que esto era un negocio de la dictadura, de la Iglesia y del Gobierno español. Uno de los presos leyó un comunicado, hubo tiempo para dos preguntas, fotos y basta. No me dieron la palabra, desde luego, aunque la pedí en el poco tiempo que tuvimos en varias ocasiones.

Sólo pude saludar emocionada a Ricardo González Alfonso desde lejos, y escuchar sus palabras. Con toda evidencia hay algunos presos más delicados que otros. Además, el comunicado hay que entenderlo como se deben entender estos documentos, en la medida en que ellos sabían a quiénes tenían que agradecer obligatoriamente y a quienes agradecían con el corazón. Las palabras de Ricardo González Alfonso todavía las estoy meditando. Espero el momento de poder comentarlas con él.

De allí los sacaron a la carrera, incluso a uno de ellos lo cogieron por el brazo. Luego, en otra área exterior pudieron juntarse con sus familiares, pero ya allí no nos permitieron el acceso a los periodistas. Extremo y férreo control, repito. Blanca Reyes, Orlando Fondevilla y Alejandro González Raga, ex preso político radicado en España (por cierto, desempleado, abandonado por las autoridades españolas), pudieron por fin abrazarlos. Yo todavía no he podido llegar más de lo que los controles policiales me permitieron.

La pregunta que quería hacerles es: ¿Saben ustedes que son los únicos presos políticos del mundo que salen en estas condiciones a la libertad, a los que les dará la categoría de inmigrantes y no de refugiados políticos?

Seguro lo sabrán a estas horas, pero ¿podrán darse cuenta de lo que esto significa, la desprotección a la que se exponen? ¿Es esto un logro de la libertad y de la democracia en Cuba? De ninguna manera, esto es un burdo negocio entre la dictadura castrista, la Iglesia, y el Gobierno español. No es la primera vez que esto sucede, pero con Cuba, hay poca memoria.