miércoles, agosto 25, 2010

Parapolítica en Cuba: de Celia Sánchez al Cardenal Jaime Ortega

Nota del Bloguista

El Cardenal es sólo la pantalla de lo que los Castro desean que se de y haga.; con esa pantalla los castro aparentan que ceden a negociaciones con la Iglesia y así itenen más tiempo dormidos a aquellos que no desean despertar con el desengaño . Vivir para ver y leer. Por otra parte, al Cardenal le agrada aparentar que tiene poder de negociación y además recibir a cambio de su trabajo de pantalla, vocero y cabildero de la tiranía irrisorios beneficios para la Iglesia Católica cubana en lo concerniente a lo pastoral.
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Tomado de http://eichikawa.com


Parapolítica en Cuba: de Celia Sánchez al cardenal Ortega
agosto 24, 201

Algunas personalidades están pidiendo la liberación de Sara Marta Fonseca Quevedo, Luis Enrique Labrador Díaz, Eduardo Pérez Flores y otros opositores que fueron detenidos el lunes 16 de agosto de 2010 por realizar una protesta en la escalinata de la Universidad de La Habana. Ahora bien, si nos atenemos con realismo a los últimos acontecimientos, ¿a quién deberían dirigirse para que tramite esa liberación? Respuesta obvia: al cardenal Jaime Ortega.

( Celia Sánchez junto a Fidel en su labor ejecutiva en la Sierra Maestra )

Más allá de valoraciones, el cardenal Ortega tiene este record en los últimos meses: la suspensión de los actos de repudio a las Damas de Blanco, la salida de prisión de más de tres decenas de condenados políticos, más su viaje a España acompañados por familiares, la “tarjeta blanca” para Ariel Sigler Amaya, la detención del hostigamiento a Reyna Luisa Tamayo y, todo parece indicar, el permiso de salida para Juan Juan Almeida. ¿Se imagina alguien lo que significaría que los Diaz-Balart o Ros-Lehtinen se comunicaran con Jaime Ortega para pedirle que interceda por los detenidos por la protesta frente a la Universidad de La Habana?

El caso es que el cardenal Ortega está ostentando una facultad que no tiene que ver con su fe, ni con su autoridad eclesial; técnicamente se ha convertido, y funciona, como una institución “parapolítica” en la estructura cubana; algo parecido a lo que significó Celia Sánchez durante décadas de revolución. ¿Había un problema? Ve y díselo a Celia. Celia era un poder ejecutivo, constituido, que rebasaba incluso a los poderes constituyentes.

En ese estilo solo hay un problema: los pedidos filantrópicos no pueden irritar a Castro. ¿Y cuál es la receta para esto? No existe. Digan lo que digan, el cardenal Ortega corre un riesgo en cada una de sus gestiones.