viernes, noviembre 19, 2010

Fidel Castro the Maverick (I)

Nota del Bloguista

Alexander Alekseyev, ese no era su verdadero nombre, era realmente un alto funcionario de la KGB en América Latina bajo cubierta de periodista de la agencia soviética Tass. El investigador cubano Eduardo Prida plantea en una obra inédita, que Alexander Alekseyev tuvo que ver de manera oculta con la preparación y apoyo financiero a los futuros expedicionarios del yate Granma, incluyendo la compra del yate y la presencia de Ernesto Che Guevara en dicha expedición. El mencionado investigador plantea que Alexander Alekseyev había estado de manera clandestina en Cuba anteriormente al año 1959, año del triunfo de la revolución Castrista .
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Tomado de http://eichikawa.com/


Castro the Maverick (I)
noviembre 18, 2010

Por Francisco González Calderín

A poco de disolverse la Crisis de los Misiles (1962), el embajador soviético en Cuba, Alexander Alekseyev, informó al Kremlin que se precisaban 2 ó 3 años de trabajo esmerado con Fidel Castro para insuflarle el espíritu de partido marxista-leninista. En el verano caliente de 1967, el premier Alexei Kosiguin aterrizó en La Habana (junio 26) con intención de disuadir a Castro de la rebambaramba guerrillera. De paso llamaron a Alekseyev con pretextos terapéuticos a Moscú y, luego de echarle en cara demasiada amistad con Castro, mandaron a otro Alexander (Soldatov) como embajador de recambio. Puesto que en casa de Edmigio López Castillo, vinculado a la microfracción de Aníbal Escalante, el segundo secretario de la embajada soviética [y asesor de la KGB], Rudolf Shlyapnikov, se había ido de lengua: «Nosotros solamente tenemos que decirle al gobierno cubano que en el puerto de Bakú se va a hacer una reparación de tres semanas y ya con eso basta», Castro terminaría declarándolo persona non grata.

Por supuesto que el petróleo cogió su nivel y hacia 1979 el KGBoso Oleg Nechiporenko coordinaba con el jefe interino de la Dirección General de Inteligencia (DGI), Pedro Pupo, las medidas activas para la VI Cumbre de los No Alineados. Sin embargo, Castro no prestó oídos a las recomendaciones de la KGB y se dejó provocar en Chile por la Coca Cola (Foto © El Mercurio). Desde que la prensa estadounidense enfureciera a Jruschov por difundir foto suya en pausa que refresca, la KGB se empeñó en conjurar que personalidades del campo socialista aparecieran junto al icono de la cultura burguesa, al extremo de que en la compilación Vneshniaia razvedka (Moscú: Soglasile, 2000) se recogió el testimonio de Nechiporenko acerca de cómo se impidió en México (1963) que Valentina Tereshkova saliera fotografiada con trasfondo donde un camarero pasaba con botellas de Coca Cola (página 163).