viernes, noviembre 12, 2010

ROGELIO FABIO HURTADO. CRONICA DE UNA VIAJE INADMISIBLE

CRONICA DE UNA VIAJE INADMISIBLE




Por Rogelio Fabio Hurtado
Periodista independiente.
rhur46@yahoo.com

Marianao, La Habana, 11 de noviembre de 2010, (PD) Este insignificante súbdito quería visitar a su hijo y nietos para acompañarlos durante las venideras Navidades. Obtuvo una invitación del Rector del Canon College de Candem, en Carolina del Norte, para participar en la celebración anual de la Herencia Hispana. Renovó su pasaporte al costo de 40 Cuc. Recibió la carta de invitación de su hijo. Se encaminó a la Sección de Intereses de los Estados Unidos de América en La Habana para la solicitud de Visa. Allí recibió la primera sorpresa, que no sería la última ni la peor: había que llenar online un modelo de alrededor de 15 páginas, y para ello contaba con 20 minutos de conexión en las computadoras que el propio Office pone a disposición de los criollos en sus centros de información.

Esto parecería sencillo, si no se consideran algunos detalles concretos: los turnos de máquina en estos centros son de hora y media, la mínima destreza digital de este solicitante y el hecho de que a los 20 minutos, todo lo que no hubiese sido salvado y guardado desaparecía.

Este suplicio se prolongó durante 4 o 5 sesiones. Al cabo de dos meses, mi formulario estuvo en regla y comencé a esperar confiadamente que mi pasaporte retornase de Washington debidamente visado.

Sólo al final de septiembre contacté telefónicamente con la sección de prensa y cultura, para interesarme. Una gentil joven me comunicó que mi caso ya estaba cerrado, pues mi pasaporte había sido entregado desde el 24 de agosto al MINREX. No demoré en replicarle que ese organismo estatal no tenía absolutamente nada (bueno) que ver conmigo. Ella me pasó la llamada al Sr. Carlos, quien se excusó conmigo y me aseguró que haría la gestión para que mi documento le fuese devuelto y entonces me avisaría para que pasase a recogerlo.

Acababa de ser víctima de la generosidad de la administración de Obama para otorgar visas a artistas e intelectuales cubanos oficiales. Mi pasaporte de intruso se había ido confundido en el paquete de los oficiales, gestionados por el MINREX.

Una semana después, este cónsul me devolvió el pasaporte, con la correspondiente visa. En este momento cometí el error de no revisarlo, dando por sentado que todo estaba en regla. El Sr. Carlos tampoco me hizo ninguna observación. Salí muy contento de allí y para celebrarlo me tomé una cerveza Bucanero frente al parque de la Funeraria Rivero.

Inicié entonces el trámite decisivo en la Oficina de Inmigración correspondiente, ubicada en el exclusivo Reparto Flores. Comprobé que ahora el trámite es más ágil, si bien el pago del llamado permiso de salida sigue siendo requisito inexorable. Compré en el Banco Metropolitano mis 30 días de libertad por otros 150 cuc. Presenté mi solicitud allí el pasado viernes 22 del presente mes. La funcionaria policial me indicó que volviese el próximo martes a recogerlo. Como todo marchaba, al salir de allí aproveché para tomarme esta vez una malta.

El lunes recibí una inesperada llamada de la Oficina de Intereses. Una siempre amable funcionaria quería saber si ya yo había utilizado mi visa para viajar a los Estados Unidos. Le aclaré enseguida que no, pues sólo al día siguiente recibiría el permiso cubano. Me contestó que estaba bien, le pregunté si esa demora afectaba mi viaje, pero ella se despidió sin contestarme. Esto me da mala espina, le comenté al amigo que me acompañaba.

Acudí al día siguiente a la Oficina del Reparto Flores. Entregué mi carnet de identidad y me senté. Transcurrieron los primeros 15 minutos. A la media hora, salió otra funcionaria policial, me llamó por mi nombre completo y aguardó por mí a medio camino entre el área de espera y la entrada de su oficina. Noté que sólo traía mi carnet de identidad.

._Mire, Rogelio – díjome dulcemente- los casos del viernes no salen hasta por la tarde…
.--¿A qué hora?
._ Después de las 3, si Ud. quiere puede esperar, pero le aconsejo que mejor vuelva mañana…

Al día siguiente tenía turno para entrar a Internet en el Centro Lincoln y aproveché para dirigirme a las ventanillas del consulado para preguntarle al Sr. Carlos por la vigencia de mi visa. De inmediato lo tuve frente a mí del otro lado del grueso cristal de la ventanilla 5. Me atendió con su habitual eficiencia y me hizo saber que, lamentablemente, mi visa caducaba ya el día 30.
-¿Eso tiene algún remedio?
-Absolutamente ninguno.
-El dinero no me lo devuelven…
Negó con la cabeza.
– La equivocación de ustedes que me hizo perder mes y medio, no se toma en cuenta.
-No, señor. Lo siento mucho.
-Más lo sienten mi hijo y mis nietos.- Le contesté y me fui.

Ese mismo mediodía, cuando la funcionaria policial me comunicó que “su solicitud de salida es inadmisible”, pude ripostarle que no me sorprendía y que, por favor, le comunicase a su jefatura que me sentía muy honrado por el reconocimiento que esa prohibición significaba.

rhur46@yahoo.com