jueves, diciembre 02, 2010

Crónicas de un diplomático jubilado sobre las filtraciones diplomáticas en Wikileaks y el papanatismo

Tomado de http://www.elmundo.es



Crónicas de un diplomático jubilado

CATEGORIA


Las filtraciones diplomáticas y el papanatismo

El torrente de las filtraciones de los telegramas cifrados de la diplomacia de Estados Unidos es un festín informativo. Las reacciones han sido diversas. Ciertos analistas, en tono suficiente, han manifestado que los documentos no revelan prácticamente nada nuevo. Otros, en clave alarmista, denuncian ominosamente que la narración pone en peligro la seguridad de Estados Unidos y de alguno de sus aliados. No faltan, por último, los que se rasgan las vestiduras por la duplicidad y las insidias de la diplomacia yanqui.

A los suficientes y a los alarmistas podríamos decirles que ni tanto ni tan poco. Los documentos no ofrecen excesivas primicias deslumbrantes. Que Sarkozy tiene una veta autoritaria, que la señora Merkel es poco proclive a arriesgar y que Zapatero no tiene política a largo plazo y juega pensando en las encuestas y en las elecciones más que en el interés del país es moneda corriente en amplios sectores de las naciones de esos líderes. Bastante, pues, de lo descubierto era claramente intuido, la aversión de muchos gobiernos árabes hacia Irán, por ejemplo, pero ahora se ve corroborado por testimonios rotundos. Las frases del rey de Arabia saudita instando a Estados Unidos a que "corte cuanto antes la cabeza de la serpiente" (Irán) o la del rey de Bahrein aduciendo que intervenir en Irán será mucho menos costoso que permanecer inactivo no tienen desperdicio. El comentario asimismo del saudita de que Estados Unidos desencadenando la guerra de Irak ha entregado ese país en bandeja de plata al enemigo, a Irán, es igualmente elocuente y un desmentido a la tesis de su amigo Bush de que esa zona del mundo está mucho mejor con la desaparición de Sadam Husseim.

No parece, por otra parte, que la seguridad de Estados Unidos se vea seriamente afectada con las filtraciones que han visto la luz hasta ahora. Se nos dice, además, que los periódicos a los que fueron enviadas se han autocensurado, para, apunta 'The New York Times', no exponer a colaboradores de Estados Unidos a represalias en los países en que viven. En lo que sí se ha hecho un daño inmenso, y a corto plazo irreparable, es en la relación de confianza entre los dirigentes y diplomáticos de Estados Unidos y los de otros países, aliados o no. En el futuro inmediato los políticos y dirigentes del mundo serán reacios a franquearse con los de Estados Unidos por temor de que pasados dos meses sus palabras aparezcan reproducidas textualmente en media docena de periódicos. Esto puede tener un enorme impacto en la colaboración para luchar contra el terrorismo y en otras esferas. Un subsecretario yemenita o un Ministro colombiano medirá cuidadosamente sus palabras. Sabe que a las dos horas de la conversación con el Embajador americano este rutinariamente la mandará por telegrama cifrado a su país y a partir de ahora nadie le garantiza que no se va a desayunar con ellas al leer el periódico de la mañana.

Luego, están los papanatas que se sulfuran con el ultraje de los juicios de valor de los estadounidenses y la perversidad de su actuación. No hay tal. Sobre los calificativos vertidos recalquemos una obviedad: no estaban hechos para el consumo público sino plasmados en un telegrama secreto dirigido a media docena de personas en el Departamento de estado. Todos los diplomáticos hacemos en los informes para nuestro gobierno juicios de valor sobre una persona o una situación. Si creemos que tal ministro es errático, poco amigo de España o que tal partido o tal Ministerio del país en el que estamos acreditados son un nido de corruptos seriamos incompetentes si no lo vertiéramos en nuestros informes cifrados. Es nuestra obligación. Si ahora un Embajador italiano o ruso en Madrid informa a su gobierno que el nombramiento de la señora Pajín es insólito y que el puesto le viene demasiado ancho no esta insultando a nadie. Ilumina a su gobierno en un documento que no va a ser público. Como alguien le ha comentado a la señora Clinton, alarmada ante las revelaciones y ante el efecto en personas mencionadas en ellas, "se pasmaría si supiera lo que los Embajadores en Washington envían sobre usted a sus gobiernos".

En lo tocante a la actividad de los diplomáticos americanos los telegramas son ilustrativos pero hay pocas cosas bochornosas en esa actuación. Que Estados Unidos se esfuerza en aislar a Irán es totalmente lógico dado su programa nuclear y la frase de su Presidente de que Israel sobra en el mapa, que aliente a Arabia Saudita a proporcionar a China el petróleo que necesita si se logra que Pekin se una a las sanciones contra Irán y ve peligrar sus suministros es un ejemplo de buena diplomacia, que Estados Unidos y Corea del Sur estudien las consecuencias del eventual colapso de Corea del Norte es un atinado ejercicio de prevención. No se entiende tampoco el olfatear teorías conspiratorias en los esfuerzos de Washington por encontrar acomodo a los acusados de terrorismo de Guantánamo. Obama prometió cerrar la base en lo que está teniendo dificultades internas con su Congreso y externas con la cicatería de sus aliados en acoger a esos presos (España tomó a cuatro). Que la diplomacia americana prometa ayuda económica para los que sean receptivos o una entrevista de veinte minutos con Obama para el Presidente de Eslovenia si acepta un preso no empaña a la diplomacia yanqui, más bien muestra lo catetos que somos los europeos.