BARACUTEY CUBANO

Por José Antonio Fornaris
27 de Enero de 2011



Managua, La Habana, 27 de enero de 2011, (PD) El jueves 13 de enero, tres funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos, Roberta Jacobson, Julissa Reynoso, Peter Brennan, y el jefe de la Sección de Intereses de ese país en Cuba, Jonathan Farrar, se reunieron en esta ciudad con un grupo de disidentes e integrantes de la sociedad civil.

Al día siguiente, el gobierno cubano, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, dio a conocer una declaración de protesta por ese encuentro. En el tono de la declaración se sentía la ira, casi había furia. Se dijo, entre otras cosas, que los estadounidenses aprovecharon la visita para realizar “actividades ofensivas e irrespetuosas”. Y sobre los cubanos que participaron en la reunión se asegura que son “un grupo de mercenarios, cuyas actividades contra el orden constitucional cubano son dirigidas y financiadas por el Gobierno de Estados Unidos”.

Todo el documento transpira la necesidad de recordar que el depredador principal es el mismo de hace cinco decenios y que la cerca que antes determinaba el perímetro de la finca de Ramón Castro (padre de los dos hermanos gobernantes vitalicios), en la zona oriental del país, continúa alrededor de toda la isla.

(Jonathan Farrar)

En el encuentro con los funcionarios estadounidenses participaron, Elizardo Sánchez Santa-Cruz, Manuel Cuesta Morúa, Dagoberto Valdés, Oscar Espinosa Chepe, Arnaldo Ramos Lauzarique, Héctor Palacios Ruiz, Laura Pollán, Bertha Soler y Wilfredo Vallín Almeida.

Vallín Almeida asegura que en lo conversado en el encuentro por parte de los cubanos primó la preocupación por la situación económica y social que impera en Cuba. Y hablar sobre esos temas, dijo, con cualquier persona es un derecho indiscutible de todos los ciudadanos cubanos.

En 1997, Ricardo (Richard) Vecino Alegret, (reside actualmente en Miami) miembro de la disidencia, salió de la isla de manera irregular en una pequeña embarcación. Fue interceptado en alta mar por un guardacostas estadounidense, llevado a la Base Naval de Guantánamo y luego entregado a las autoridades de Cuba. Tras la repatriación, -me contó-, su hermano, el general de brigada, y en ese entonces ministro de Educación Superior, Fernando Vecino Alegret, se entrevistó con él. “Me dijo que ellos (el grupo en el poder hace más de medio siglo)) cogieron esto a cojones y que había que quitárselo a cojones”, afirmó Ricardo.

(Fernando Vecino Alegret)

La afirmación refleja en buena medida la manera de pensar de la élite gobernante. Para ese grupo, Cuba es un botín de guerra. Su mentalidad es muy parecida a la de los piratas que asolaban el Caribe en los siglos XVI y XVII. Lo que obtenían a través de la fuerza y el saqueo era su tesoro. Y los piratas se enojaban mucho cuando alguien decidía reclamar, aunque fuera portando una bandera blanca, algo de esas riquezas.

“(…) que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer”, dice la “Canción del Pirata” del poeta José Espronceda…Pero todos esos “reyes” fueron exterminados porque se les acabó su tiempo. Ahora hay otros, que quieren siempre hacer valer su furia, a los que también se les terminó el tiempo.

fornarisjo@yahoo.com