AUNQUE DESINFORMADOS, PERO SÍ CON ORLANDO ZAPATA,TAMAYO POR VOLUNTAD MÍSTICA
Tomado de http://www.nuevoaccion.com
AUNQUE DESINFORMADOS, PERO SÍ CON ZAPATA, POR VOLUNTAD MÍSTICA
Por Lic. Maria del Carmen Carro
6-12-11
Mucho he deseado y por bastante tiempo encontrarnos los que de una u otra forma compartimos personalmente y codo a codo con Orlando Zapata Tamayo en las calles de Cuba, dentro del monstruo del comunismo de “los Castro”. Nos hablamos frecuentemente por teléfono, nos comunicamos por otros medios, pero podernos abrazar, y compartir en la misma intención como hace años. No, no había sucedido.
Así, por obra de la casualidad o la desinformación, coincidimos en el mismo pasillo del aeropuerto Internacional de Miami, Henry Saumuell, Ariel Sigler Amaya, Carmelo Díaz y esta humilde periodista, que se involucró personalmente en las calles con estos hombres que decidieron hacer la lucha de la desobediencia civil.
También confundido y totalmente agotado se encontraba Jesús Roque, Presidente de la Fundación Cívica Martiana, quién por más de un año ha liderado las Campañas por Cuba Libre desde su “Viernes por Cuba”, en el parque de la Cubanidad. Roque llevaba en sus manos una foto auténtica de Reyna Luisa con Virgilio Marantes.
Ariel, estaba visiblemente indignado. Estábamos desde horas esperando la llegada de Reyna Luisa Tamayo a fin de rendirle tributo a la madre de nuestro querido amigo, con quien compartimos además de la lucha anticastrista, hambre, necesidades, golpes y los tenebrosos calabozos de la tiranía castrista. ¿Será que alguien necesita que desaparezcamos porque no brilla con luz propia? Porque en aquel aeropuerto coincidimos los hermanos de Zapata totalmente desinformados por personas que nos decían es por la puerta E, es por la puerta J, no es por este piso es por el tercer piso. Y así hasta caminar aquel aeropuerto de un piso para otro.
¿Será que la casualidad llevó a confundirnos tanto a los que nunca fuimos ‘despistados”, ni nadie ha podido confundirnos? ¿Qué pasó realmente que Henry Saumuell, quien viajó desde Houston y no recibió una invitación especial para esperar a la madre de “ su hermano querido”, por el que ha derramado tantas lágrimas? ¿Será que alguien pretendía que el cuadro pintado con la imagen de Zapata por Humberto Montoya, y traído en los brazos de Henry no fuera entregado a Reyna Luisa? ¿Será que en estas ceremonias no existen detalles o delicadezas para los que merecen todo nuestro respeto.
Yo veía a Ariel Sigler con su esposa buscando y buscando con ansiedad el lugar exacto del aeropuerto para darle un abrazo de buen hijo a Reyna y nunca lo logró. Notaba a Carmelo Díaz, de la causa de los 75, fatigado, sus labios estaban pálidos por el esfuerzo de la caminata.
-De pronto una pregunta a Ariel.- ¿Usted es el que vino tan mal? . -Bueno, pues si no puedo abrazar a Reyna Luisa, lo abrazo a usted.
Henry agotado, sudoroso. Todos nos miramos. Pero, llegó un momento solemne, de calma, quizás lleno de misticismo, lleno de sentimientos auténticos, de verdaderos hermanos. No inventados, no fabricados, surgidos del sacrificio por la Patria.
Si los restos de Zapata estaban en Miami, de seguro quería abrazar a sus hermanos de lucha, con la misma sencillez que abrazó sueños de libertad para Cuba. Desde el cielo nos envió un especialísimo saludo y así lo recibimos con recuerdo póstumo por los que se entregan por la Patria
Yo lo sentí a mi lado, estaba al lado del que un día le dijimos- "Zapata, ten cuidado" y algún que otro regaño, porque su valentía era asombrosa y admirable. Yo sentí que un instante él nos unió, estaba allí al lado de Henry, al lado de Ariel, y también y por qué no, de muchos otros que se lamentaban de haber viajado desde muy lejos a estrechar la mano de Reyna Luisa Tamayo y no haberlo logrado.
La historia está escrita, no la borra nadie. Esa está ahí en el silencio de cada noche cubana, en el sufrimiento de cada madre con sus hijos cautivos por “los Castro.”
Si algo nos confundió, o alguien nos confundió. Alguien también nos unió, y ese no fue otro que Orlando Zapata Tamayo. Hoy en nombre de esta sagrada amistad le damos la bienvenida Reyna Luisa y le decimos. ¡Aquí estamos los mismos de antes! ¡Aquí estamos los que no olvidamos la tierra cubana! ¡Aquí estamos, los que tendimos el brazo a su hijo muerto!
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