miércoles, junio 01, 2011

Falleció Nicolás Quintana, patriarca de la arquitectura moderna en Cuba

Tomado de http://cubahumor.blogspot.com





Falleció Nicolás Quintana, patriarca de la arquitectura moderna en Cuba


Por WILFREDO CANCIO ISLA


- El reconocido arquitecto Nicolás Quintana, fundador del movimiento arquitectónico moderno en la Cuba republicana, falleció este martes en Miami a consecuencia de una pulmonía. Tenía 86 años.

Amante inconmensurable de La Habana, la ciudad que soñaba reconstruir y desandar en el futuro, Quintana simboliza el espíritu de una generación de intelectuales y artistas que exaltó en el exilio la memoria cultural de una época de esplendor y prestancia cubanas, destronados tras la llegada al poder de Fidel Castro en 1959.

Quintana murió a la 1 a.m. del martes en el Hospital Baptist de Kendall, en el suroeste de Miami, luego de batallar por más de 20 días contra una infección sanguínea que derivó en una pulmonía doble.

Con su muerte desaparece no sólo un arquitecto excepcional y un profesor virtuoso, sino también un incansable forjador de proyectos, convocatorias y quimeras relacionadas con Cuba y la cubanidad.

Hombre culto y sensible, arraigado a las raíces populares más genuinas, Quintana era en sí mismo un testimonio vivo de la cultura contemporánea. Recorrió el mundo y se codeó con las personalidades más renombradas del siglo XX, desde Le Corbusier, Pablo Picasso, Albert Camus y Jean Paul Sartre hasta los cubanos Fernando Ortiz, Wifredo Lam, José Lezama Lima y Lydia Cabrera. Se inspiró en Nicolás Guillén, en Amelia Peláez y en René Portocarrero. Y también en Tata Güines.

“Lo quise y lo admiré mucho, porque era una persona genial, dotado de una inteligencia fuera de lo común”, manifestó Isabel Miniet de Quintana, su esposa por los últimos 45 años. “Era una persona dedicada a cumplir íntegramente lo que consideraba su misión con Cuba”.

Una profesión predestinada

Nacido en 1925 en La Habana, en el seno de una familia acaudalada, Quintana cursó sus primeros estudios en el Colegio de La Salle. Se forjó bajo la influencia del padre, el arquitecto Nicolás Quintana, dueño de la prestigiosa firma Moenck & Quintana, de manera que su entrada a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana, en 1944, estaba casi predestinada.

En 1949 el gran maestro del modernismo, el alemán Walter Gropius, visitó La Habana y entabló una fructífera relación con Quintana, quien entendió por primera vez el balance ecológico como criterio esencial para una visión arquitectónica y urbanística. Gropius y posteriormente el arquitecto español José Luis Sert serían sus pilares para conformar las nuevas concepciones renovadoras de la arquitectura cubana.

“Nos dimos cuenta de que, antes de lanzarnos en una copia estéril del modernismo internacional, teníamos que detenernos y pensar sobre lo nuestro”, confesaría Quintana años después. “Hicimos así una arquitectura con el oído pegado a la tierra, cubanísima”.

Al frente de la firma Moenck & Quintana tras la muerte del padre, ocurrida en 1950, se vio motivado a participar en la Junta Nacional de Planificación de Cuba, una plataforma de desarrollo urbano que se creó por iniciativa del arquitecto Nicolás Arroyo.

Desde 1955 Quintana asumió la dirección de los planes maestros para el centro turístico de Varadero y la ciudad histórica de Trinidad, en colaboración con Sert. En Varadero fue responsable del diseño del Hotel Club Kawama y del Residencial Yacht Club.

De todos los arquitectos de la llamada Generación del 50, fue acaso Quintana el que trabajó con más ahínco para desarrollar una conciencia urbanística en el país.

Para 1958 su firma había sido encargada por el economista Felipe Pazos para construir el nuevo edificio del Banco Nacional de Cuba, pero pronto la propuesta se desvaneció al calor de la realidad revolucionaria del país.

Discrepancias con el Che Guevara

Quintana y su socio Miguel Angel Moenck se vieron una mañana ante el flamante presidente del Banco Nacional designado por el gobierno revolucionario: Ernesto Ché Guevara. El edificio se iba a construir en el terreno que hoy ocupa el Hospital “Hermanos Amejeiras” en La Habana.

Tras varios desencuentros y porfías con el Che, que lo amenazó personalmente con la cárcel o el paredón de fusilamiento, Quintana abandonó Cuba en enero de 1960 con su familia, su colección de arte y hasta sus automóviles.

Tenía entonces 35 años y pensó que aquel “laboratorio macabro de estupideces” no podría prolongarse por mucho tiempo. La última persona que lo despidió en la partida -que él no vislumbraba como definitiva- fue su mentor Fernando Ortiz, con un ejemplar dedicado de Una pelea cubana contra los demonios.

Quintana solía decir que él había salido de Cuba, pero que nunca se había ido de allí.

Forzado al exilio, se estableció en Venezuela, donde diseñó el plan maestro de la ciudad de Caricuao. Posteriormente se trasladó a Puerto Rico para desarrollar una extensa labor constructiva , que comprende más de 100 proyectos urbanísticos, mercados, edificios de condominios y centros comerciales.

En reconocimiento a su extraordinaria contribución a la arquitectura puertorriqueña, recibió el Premio del Senado del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

En 1986 vino a Miami. Se desempeñó como profesor adjunto en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Miami y a los 71 años fue nombrado profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), donde impartió clases hasta su retiro, en el 2010.

“Ya en silla de ruedas, él estuvo yendo con muchísimo entusiasmo a dar sus clases en la universidad”, recordó la viuda. “Era algo que disfrutaba profundamente”.

Un proyecto para salvar La Habana

Fue en FIU donde Quintana emprendió en el 2004 uno de sus más ambiciosos proyectos de creación: “La Habana y sus paisajes”. La investigación pretendía establecer las bases para rescatar la capital cubana de sus ruinas y reconstruirla respetando sus tradiciones urbanas.

Con desbordante entusiasmo, Quintana dirigió el estudio durante dos años. El proyecto involucró a un equipo multidisciplinario de 25 especialistas, y recibió un amplio volumen de fotografías y documentos enviados a título personal por profesores, arquitectos y colaboradores desde Cuba.

“Este proyecto justifica mi propia existencia”, me dijo durante una entrevista a fines del 2005. “Partimos de lo que existe para darle continuidad a una ciudad que ha estado paralizada en el tiempo… No queremos que la reconstrucción sea una carga para las futuras generaciones”.

El libro resumen del estudio, en inglés y español, contará con más de 400 páginas de textos e ilustraciones, y añadirá un CD que permite un recorrido virtual por la ciudad. Para ese volumen Quintana escribió una historia de La Habana que recoge su experiencia de 50 años en la arquitectura y el urbanismo.

Trabajaba hasta altas horas de la madrugada, impartía conferencias sobre el tema y no escatimaba esfuerzos para comunicarse con arquitectos y estudiantes que seguían sus pasos desde la isla.

“Para mí esto no es un pasatiempo, sino una razón de vida y un acto de amor por Cuba”, me confesó el arquitecto.

Otro de sus proyectos inconclusos es la realización de un complejo escultórico dedicado al prócer independentista cubano José Martí en la ciudad de Los Angeles.
Además de su viuda, lo sobreviven sus hijos Nicolás, Jorge Luis, Pablo José y Miguel Angel, y ocho nietos.

Los servicios fúnebres se realizarán este miércoles en la Funeraria Caballero-Rivero-Woodlawn, ubicada en Bird Road y la 82 Ave, en Miami, entre las 6 y las 11 p.m. El jueves habrá una misa de recordación en la Iglesia St. John Apostol, sita en 7377 SW, 64 St, South Miami. Cumpliendo su última voluntad, sus restos serán cremados.

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS EN EL DIARIO ¨EL NUEVO HERALD¨

Roberto Enrique Muñoz Franco | Wednesday, 01 June 2011 at 12:12 pm
Es muy doloroso, no hay inmunidad contra la muerte y al final todos somos iguales ante Dios, pero el talento derrochado en vida hace la diferencia en la memoria de los que le sobreviven.
No fui su alumno, pero tranquilamente hubiera hecho la carrera dos veces para serlo.
Que Dios le de paz a su alma, y consuelo a su familia.
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Maria Acosta | Wednesday, 01 June 2011 at 2:40 pm
Una gloria de Cuba que supo vivir con dignidad y dio lo mejor de si en todo momento. Que en paz descanse.
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Javier Galindo | Wednesday, 01 June 2011 at 7:57 pm
Descansa en paz profesor…siempre te recordaremos.
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Omar Sanchez | Wednesday, 01 June 2011 at 10:03 pm
Poco a poco nuestros Pensadores, Médicos, Arquitectos, Ingenieros y hombres en su totalidad de bien y luchadores por nuestra causa van desapareciendo de acuerdo a los designios de la vida.
Este largo exilio que ya se hace insoportable; Descanse en paz Nicolas Quintana
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cubanita | Thursday, 02 June 2011 at 7:03 am
Nunca había escuchado sobre este maestro ,porque bien es sabido que cubano grande que abandona Cuba es desterrado en vida pero siento un orgullo muy grande al saber que este ser humano existió ,logró tantas cosas y nunca olvidó sus raíces,un abrazo fuerte a sus familiares en este

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS EN BARACUTEY CUBANO

ombre para usuario
mostrar detalles 08:09 (hace 7 horas)

ombre ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Falleció Nicolás Quintana, patriarca de la arquite...":

Ah, otra entrañable anécdota de San Ernesto de las Camisetas, cómo si ya no hubieran suficientes. Miren el cuadro: un facineroso argentino, tan inepto cómo arrogante, nombrado Director del Banco Nacional de Cuba sin saber absolutamente nada de tal cosa, pretende imponer sus criterios de arquitectura, de la cual tampoco sabía, a un eminente arquitecto cubano sobre el propuesto nuevo edificio del Banco Nacional. El cubano no cede y, naturalmente, Don Che lo amenaza con meterlo preso o peor. La lógica y práctica revolucionaria castrista en todo su esplendor. Bueno, no todo, pero bastante. Sobra decir que Ernestico fue un estruendoso fracaso en su malhabido cargo, cómo lo fue en todo, salvo matar, sembrar sufrimiento y predicar odio (y por supuesto vender prendas de ropa desde la tumba, para el deleite de mercaderes capitalistas).
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Comentario del Bloguista

Realmente esa amenaza-advertencia-consejo del Che Guevara a Nicolás Quintana es porque Quintana estaba conspirando ya contra el Castrismo. En una entrevista para la revista Encuentro de la Cultura Cubna, No. 18, aparece en detalles esa anécdota. La entrevista se llama ¨El Gran Burgués¨y puede leerse AQUÍ esa parte de la entrevista; en la anécdota que da título a esa entrevista se puede confirmar el carácter arrogante, pedante, cínico y autoritario del Ché Guevara.

Fidel estaba dando un reunión y pidió un economista; el Ché estaba dormitando y entendió que Fidel estaba pidiendo ¨un comunista¨y él se ofreció. El propio Ché así lo contó.

Nicolás Quintana, dentro de la desgracia, fue un poco más afortunado que la inmensa mayoría de los cubanos, pues pudo sacar a toda su familia, su colección de arte y hasta sus automóviles. Si se hubiera demorado un poco más .... Le oí al famoso y ya fallecido cantante y compositor argentino Luis Aguilé contar que no pudo sacar de Cuba el dinero que ganó en Cuba y para poderle enviar dinero a la Argentina a su madre viuda, siendo él su único hijo, tuvo que aguantar las zoqueterías de su compatriota y burlón Che Guevara para que le autorizara enviarle una pequeña cantidad de dinero a su madre.
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Nausea ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Falleció Nicolás Quintana, patriarca de la arquite...":

La arrogancia siempre cae mal, pero en ciertos casos, donde hay gran mérito, se puede dejar pasar. Arrogante era Picasso, por ejemplo, pero eso es totalmente distinto al caso del miserable Che, cuya arrogancia no tenía fundamento alguno. Y su prepotencia era hueca, siempre con subalternos, pues con Fidel siempre fue bien sumiso.

Es increíble, aparte de bochornoso, que un elemento ajeno, un cuerpo extraño, harto pesado y mucho más ruido que nueces, haya podido llegar tan lejos en Cuba. Por supuesto que se vendía cómo oro puro, pero eso no obligaba a nadie a comprarlo. Claro, con el castrismo, lo primordial nunca ha sido el mérito, sino la utilidad y la lealtad al poder, y al Che le sacaron tanto provecho muerto cómo vivo, sino más.
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Nausea ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Falleció Nicolás Quintana, patriarca de la arquite...":

El Che no sabía ni papa de economía, lo que no le impidió firmar los billetes del dinero cubano con su apodo en vez de su nombre, tan gracioso él. Pero supongo que una "broma" (darle tal cargo) justificaba la otra, o al menos era consecuente con ella.



3 Comments:

At 3:09 p. m., Anonymous ombre said...

Ah, otra entrañable anécdota de San Ernesto de las Camisetas, cómo si ya no hubieran suficientes. Miren el cuadro: un facineroso argentino, tan inepto cómo arrogante, nombrado Director del Banco Nacional de Cuba sin saber absolutamente nada de tal cosa, pretende imponer sus criterios de arquitectura, de la cual tampoco sabía, a un eminente arquitecto cubano sobre el propuesto nuevo edificio del Banco Nacional. El cubano no cede y, naturalmente, Don Che lo amenaza con meterlo preso o peor. La lógica y práctica revolucionaria castrista en todo su esplendor. Bueno, no todo, pero bastante. Sobra decir que Ernestico fue un estruendoso fracaso en su malhabido cargo, cómo lo fue en todo, salvo matar, sembrar sufrimiento y predicar odio (y por supuesto vender prendas de ropa desde la tumba, para el deleite de mercaderes capitalistas).

 
At 1:30 a. m., Anonymous Nausea said...

La arrogancia siempre cae mal, pero en ciertos casos, donde hay gran mérito, se puede dejar pasar. Arrogante era Picasso, por ejemplo, pero eso es totalmente distinto al caso del miserable Che, cuya arrogancia no tenía fundamento alguno. Y su prepotencia era hueca, siempre con subalternos, pues con Fidel siempre fue bien sumiso.

Es increíble, aparte de bochornoso, que un elemento ajeno, un cuerpo extraño, harto pesado y mucho más ruido que nueces, haya podido llegar tan lejos en Cuba. Por supuesto que se vendía cómo oro puro, pero eso no obligaba a nadie a comprarlo. Claro, con el castrismo, lo primordial nunca ha sido el mérito, sino la utilidad y la lealtad al poder, y al Che le sacaron tanto provecho muerto cómo vivo, sino más.

 
At 2:08 a. m., Anonymous Nausea said...

El Che no sabía ni papa de economía, lo que no le impidió firmar los billetes del dinero cubano con su apodo en vez de su nombre, tan gracioso él. Pero supongo que una "broma" (darle tal cargo) justificaba la otra, o al menos era consecuente con ella.

 

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