Cuba. Un joven mártir católico: Arnaldo Socorro
Nota del Bloguista
La Iglesia católica cubana podía haberle dado un culto de martir de la fe al joven Arnaldo Socorro ( y a muchos más) y sin embargo no lo hizo en ningún momento. En la Roma de los primeros cristianos pese a la persecución romana, ese culto se le rendía a los mártires de la fe. Fueron millones de cubanos los que por cobardía quitaron de la sala de sus hogares el Sagrado Corazón de jesús y escondieron sus imágenes en los escaparates y cómodas. pero los pastores de la Iglesia no escaparon a ese miedo y hoy algunos de ellos son cómplices de la tiranía.
En otro orden de cosas, diré que en un libro de testimonios de ¨combatientes¨del Ministerio del Interior publicado en Cuba en la segunda mitad de los años 70s o primera mitad de los años 80s del pasado siglo XX, un oficial de la Seguridad del Estado dice en su testimonio que para neutralizar esa procesión ( en la que murió Arnaldo Socorro), él y otros miembros de la Seguridad del Estado, vestidos de civil, que estaban alertados de esa procesión, se introdujeron dentro de la procesión y le daban golpes a los participantes, mientras que ellos ( los miembros de la Seguridad del Estado) , gritaban gritos antiCastristas, lo cual mantenían desconcertados a los verdaderos participantes de la procesión.
La perversidad de la tiranía es elocuente al convertir al mártir católico, en un mártir proCastrista.
En http://clerocubanoenexilio.org puede leerse la lista completa de los sacerdotes expulsados.
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Tomado de El Nuevo Herald. com
Un joven mártir católico
( publicado el 03 de septiembre del 2011(
Por Juan Carlos Chavez
El 10 de septiembre de 1961 el joven Arnaldo Socorro fue asesinado por un miliciano castrista frente a la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en La Habana. Murió como un mártir católico. Pero, a fin de engañar a la opinión pública, las autoridades lo sepultaron con los honores de un militante comunista.
“Para mí la muerte de Socorro pasó a ser una obsesión por la forma en que robaron su identidad y lo enterraron como si fuera un revolucionario”, dijo Eduardo de la Fuente, testigo de los hechos.
El asesinato de Socorro, de 20 años, fue el preludio de la expulsión de más de 130 sacerdotes, que culminó una campaña del gobierno de Fidel Castro para disminuir a su mínima expresión la influencia de la Iglesia Católica.
En su casa de Miami, De la Fuente, de 70 años, recordó que las autoridades habían prohibido la procesión en honor a la Virgen el 8 de septiembre. Sin embargo, la protesta del obispo auxiliar monseñor Eduardo Boza Masvidal obligó a Castro a retirar la orden.
Arnaldo Bazán, el sacerdote que debía presidir la misa, dijo que una multitud de alrededor de 50,000 personas desbordó la Iglesia y las calles aledañas.
“Fue la última vez que una multitud así se reunió”, sostuvo Bazán, de 76 años.
Entre los jóvenes católicos que acudieron a la iglesia habanera estaba Socorro, de 20 años, miembro de la Juventud Obrera Católica. Su humilde familia, del pueblo de Unión de Reyes, en la provincia de Matanzas, se había establecido recientemente en La Habana.
Por esos días, De la Fuente había sido expulsado de la Escuela Profesional de Comercio por manifestar su oposición al castrismo. Una vez adentro de la Iglesia, narró De La Fuente, la multitud comenzó a gritar “¡Viva Cuba libre!”, “¡Procesión, procesión!” y “¡Viva Cristo Rey!”
Decididos a salir a la calle, Socorro apareció en medio del tumulto sosteniendo un cuadro con la imagen de la Virgen. La multitud se puso en marcha. Los milicianos y policías comenzaron a hostigar a los feligreses. También había turbas progubernamentales. Rápidamente surgieron los enfrentamientos. Uno de los milicianos abrió fuego con su ametralladora. Baleado por la espalda, Socorro cayó.
“El individuo que mató a Socorro lo hizo sin ningún motivo o provocación”, precisó De la Fuente. “Abrió fuego y le disparó por la espalda. Inmediatamente cayó herido al suelo”.
De la Fuente y otras tres personas subieron a Socorro a un auto para llevarlo al hospital. “El fue nuestra inspiración porque después sacamos la procesión hasta el Capitolio”, dijo.
Al día siguiente, regresó a la Iglesia y encontró tres casquillos de bala. Luego supo que Socorro había muerto. La prensa oficial acusó de los disparos al sacerdote Agnelio Blanco, cercano colaborador de monseñor Boza Masvidal. Al momento y el día del asesinato, Blanco se encontraba en Isla de Pinos.
Los compañeros de Socorro observaron indignados que Socorro fue enterrado con honores y actos oficiales en el cementerio de La Habana, como si hubiera sido una víctima de la Iglesia Católica.
Al menos 10 personas quedaron heridas de gravedad. Cerca de un centenar fueron detenidas y 17 recibieron largas condenas a prisión. Uno de ellos, José Gancedo, presidente de la Junta Parroquial y la Juventud de Acción Católica de Nuestra Señora de la Caridad, recibió una condena de 9 años.
“A mí me acusaron de organizar los actos de violencia”, dijo Gancedo, de 73 años. “Me dijeron que nosotros habíamos puesto en marcha un acto contrarrevolucionario para provocar un enfrentamiento”.
Castro denunció que la Iglesia estaba colaborando con los enemigos del pueblo. El 12 de septiembre comenzaron las detenciones de sacerdotes y monjas. Los religiosos fueron obligados a abandonar la isla en el barco de bandera española Covadonga, con destino a la Coruña. Entre ellos iba Boza Masvidal.
Tomado de http://www.autentico.org/
Arnaldo Socorro nacido en Unión de Reyes, provincia de Matanzas, el 20 de mayo de 1944, hijo de Gregorio Socorro y de Carlota Sánchez, siendo el menor de cinco hermanos. Era la suya una familia pobre, honrada y trabajadora que, cuando el tenia 14 años de edad, se trasladó a La Habana en busca de mejores horizontes.
Era rubio, apuesto y de mirada honda y clara. Sus primeros estudios los realizo en el Centro Escolar "Felipe Poey" de su pueblo natal. En a capital estudio, gracias a una beca en el Colegla de Belen y Se hizo miembro de la Juventud Obrera Catolica. Arnaldo vivia la hermosa fe de los humildes.
Desde et arribo al poder del régimen revolucionario encabezado por Fidel Castro, surgieron señas dificultades para la Iglesia en Cuba que, prontamente, comenzó a denunciar por boca de sus obispos los avances del comunismo en las filas del gobierno. A principios de 1961 ya la Iglesia sufría un cruel hostigamiento que bien puede ser calificado como persecusión.
Para el 10 de septiembre de ese año habla sido convocada una procesión con la imagen de la Santísima Virgen Marla, Patrona de Cuba bajó a advocación de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, que partiria desde la iglesia de La Caridad, situada en la esquina de las calles Salud y Manrique, en La Habana, bajo la dirección de quien era entonces Obispo Auxillar de la Arquidiócesis capitalina, Monseñor Eduardo Boza Masvidal, un pastor querido y respetado, que se destacaba como uno de los mas valientes críticos del régimen.
Arnaldo fué hasta ta iglesia para participar de lo que se consideraba, en aquellas circunstancias, una manifestacion pública en la cual, a su matiz fundamentalmente religioso, se sumaban inevitablemente los sentimientos patrióticos de los participantes.
Al llegar al lugar, Arnaldo se enteró de que el gobierno habia retirado el permiso anteriormente concedido y que, por lo tanto, estaba prohibida la procesión, pero, al igual que miles de personas allí congregadas, se quedó frente at templo, reclamando el derecho a la libertad religiosa que ya se le conculcaba a los cubanos. El valiente muchacho se hizo de un cuadro con la imagen de la Virgen y se puso al frente de la multitud que comenzó a seguirle, dando vivas a Cristo Rey, a la Virgen y a la libertad.
Un miliclano miembro de las fuerzas paramilitares del gobierno vestido de uniforme, descargó su metralleta contra Arnaldo, para impedir la manifestacion y este cayo al suelo, manando abundante sangre. Arnaldo murió, a los 17 años de edad, proclamando la Fé y arropado por la imagen de la Virgen Santísima. Al crímen, se sumaron la mentira y el ultraje. Con todos los medios de prensa en su poder, el gobierno afirmó que Arnaldo Socorro era un jóven revolucionario que habla ido allí para impedir el acto de los "esbirros con sotana" y que habia sido asesinado por el sacerdote Agnello Blanco, disparándole desde la iglesia. Amenazaron a la familia y lo enterraron como un "combatiente caido en acción" arreciando entonces su campaña contra la Iglesia.
Al aproximarnos al 38 aniversario de estos hechos, queremos rendir este tributo de gratitud y desagravio a la memoria de aquel humilde muchacho, Mártir de la Fe y Mártir de la Patria.
Arnaldo Socorro, ruega por nosotros!.. Ruega por Cuba!
FIN
Julio Estorino
MUNICIPIO DE UNIÓN DE REYES EN EL EXILIO
Miami, FL. Agosto 26 de 1999
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