miércoles, octubre 19, 2011

Alejandro Ríos sobre La Colmenita, un grupo de teatro, danza y música infantil y la propaganda a favor de los espías encarcelados: Niños y espías

Tomado de http://www.elnuevoherald.com




Niños y espías

LinkPor Alejandro Ríos

Desde el célebre caso Elián González, la dictadura de los Castro no había ejercitado tal despliegue propagandístico para una causa ideológica como es la de liberar los espías cubanos cumpliendo penas en cárceles federales de Estados Unidos. Vale la pena recordar que el asunto parte de un exabrupto del anciano dictador, quien prometió que estarían de vuelta para la Navidad del año pasado.

La nueva campaña irrumpe desvergonzadamente por todos los flancos y no tienen recato ni para usar a los niños. La Colmenita, un grupo de teatro, danza y música infantil, desembarcó en los propios Estados Unidos con la obra Abracadabra, donde personajes clásicos de la literatura, léase Robin Hood, El Principito o Tom Sawyer, interpretados de modo lamentable (y quien crea lo contrario que revise una versión en Youtube) se alistan para salvar a los espías.

Como norma de este operativo cada día se envía un despacho de las “abejitas” al estado mayor de La Habana como si estuvieran en un frente de batalla. Los niños disfrutan de las delicias del “imperio”, sus museos, buena comida e historia, sostienen encuentros con congresistas afines al castrismo, visitan e interactúan con estudiantes en escuelas y conversan con personas que protestan frente a la Casa Blanca.

Luego escenifican para la prensa cubana las llamadas telefónicas a los espías sueltos y detenidos en poses patéticas. Estas desventuras que harían una buena causa de abuso infantil en cualquier corte de Estados Unidos, ocurrían al mismo tiempo que la Dama de Blanco, Laura Pollán, perdía la vida en un hospital habanero.

Dice el director del grupo, Carlos Alberto Cremata, que Abracadabra fue escrita por los fiñes, sin intervención de adultos, para luego rematar con entusiasmo: “Si pudiéramos vendríamos cada año a Estados Unidos. Llevamos mensajes de paz, de amor, de amistad. Queremos compartir saberes. Es una de las vías más lindas para continuar este acercamiento”.

El castrismo encontró en el espionaje un filón patriótico que supo explotar en insufrible literatura y sobre todo en series de televisión, como En silencio ha tenido que ser y Julito el pescador, enclenques y ridículos melodramas sobre los sacrificios personales y familiares de agentes llamados a desactivar los planes enemigos contra la revolución. Los “niños nuevos” de La Colmenita fueron adoctrinados en esa idea y ahora llegan a Washington, San Francisco y luego a Nueva York para dispensar su risueña propaganda.

Una filosofía pícara y prostituida favorece la facilidad que tiene el socialismo cubano cuando identifica potenciales mecenas para sus tropelías doctrinales. El viaje de La Colmenita a Estados Unidos corre a cargo de la Fundación Brownstone, creada para esos menesteres por un filántropo norteamericano con residencia en París, quien ya había donado una sustancial colección de arte a cierto museo cubano, el año pasado.

Gilbert Brownstone no se esconde para exponer su devoción por el espía Gerardo Hernández, quien cumple prisión perpetua, y por la revolución que lo engendró. Habla del encuentro con Hernández como el momento más emocionante de su vida y coincide con Fidel Castro en considerarlo inocente.

El blog Café Fuerte ha divulgado una carta de la congresista Ileana Ros-Lehtinen a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, sobre la inconveniencia de: “Concederle visas a una organización que está promoviendo a espías convictos como héroes” lo cual apunta “es un insulto a todas las víctimas de la dictadura”. “Esos espías cubanos –recuerda la legisladora– fueron enviados a Estados Unidos a realizar actos ilícitos contra nuestra patria”.

Mientras tanto, los niños de La Colmenita recorren Estados Unidos en un ómnibus escolar pintado en brillantes colores donde se puede leer: “ Free the Cuban Five from the USA jails” (Liberen a los cinco cubanos de las cárceles de Estados Unidos).

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La Red Avispa, de la que René González era uno de sus espías, intentó sistemáticamente atentar contra la Seguridad de los Estados Unidos