domingo, octubre 09, 2011

Desde Cuba escribe Juan González Febles: Responsabilidades diluidas

Tomadas http://www.primaveradigital.org




Por Juan Gonzalez Febles


Lawton, La Habana, 6 de octubre de 2011, (PD) Una de las herramientas primadas de la ingeniería política del castrismo, lo constituye sin lugar a dudas su capacidad para el mimetismo. Dentro de esta variable, vale destacar la habilidad con que diluye responsabilidades.

Diluir la responsabilidad cuando el fracaso es ostensible, o desviarla lejos de los históricos culpables o del histórico culpable por antonomasia, es otra de las jugadas maestras del régimen. Hoy que la corrupción escala las primeras planas de la prensa y el conjunto de la media controlada por el partido único, llama la atención como la responsabilidad se diluye y nunca consigue completar su ascenso a “los más altos niveles de dirección política del país”. Para decirlo un poco en broma y un poco en serio, hasta hay dependencias que se ocupan de “problemas resueltos y asuntos sin importancia”.

Pero para que sirva de precario consuelo, podría esperarse que este sea el mal de la burocracia totalitaria y, este mal, razonablemente jamás podría escalar o aclimatarse fuera de la atmósfera viciada en que fue concebido. Es precisamente ahí donde tenemos el problema. El fenómeno de la responsabilidad diluida emigró a la atmósfera libre y descontaminada en apariencia del exilio.

Cuando para cumplimentar una función con todas sus aristas bien delimitadas, participan una cantidad ilimitada y creciente de actores, todos dependientes de una única fuente presupuestaria, estamos ante una situación puntual de responsabilidad diluida. Para ello, es necesario que me remita otra vez a un hecho actual. Tanto los presos políticos, como los opositores y organizaciones de la sociedad civil dentro de Cuba, a quienes va destinado el monto de la ayuda ofrecida por el pueblo y el gobierno de los Estados Unidos, constituyen un objeto de contornos bien definidos. No son una entelequia y mucho menos fantasmas inasibles desconocidos con los que sea imposible, el contacto y la comunicación. Entonces, ¿por qué para la atención de este objeto es necesaria la pluralidad de organizaciones que desde una misma fuente presupuestaria, acometen esta demanda desde afuera, específicamente en USA?

Circula en La Habana una nota que firma Ángel de Fana, director de Plantados para la Libertad y la Democracia en que da cuenta que concluyó el contrato suscrito entre esta organización (Plantados) y la agencia federal norteamericana que atiende Derechos Humanos, Laborales y Promoción de la Democracia (DRL), subordinada al Departamento de Estado de USA. Por otras vías se supo que el Directorio Democrático también podría haber sido afectado por medidas de corte similar.

Aunque no hay pánico en las filas opositoras a partir de estas situaciones u otras, no es razonable esperar que el compromiso del pueblo y el gobierno norteamericano con la democratización de la Isla haya caducado. Tampoco resulta razonable asumir que la necesaria ayuda a los prisioneros políticos y sus familiares, esté en vías de desaparecer por la conclusión de estos u otros contratos. Quizás motivados por las irregularidades y los contratiempos harto conocidos con que se ha tropezado, estén en estudio otras soluciones.

Una organización articulada que se haga cargo de estas tareas, facilitaría la delimitación de responsabilidades y a la vez, las despolitizaría. Nadie privilegiaría tendencias políticas, se priorizarían proyectos, resultados y el control sobre el destino de la ayuda, habría dejado de ser el problemón que hoy sin duda razonable alguna, es.

Y que no se diga que abogo indirectamente por la limitación en la capacidad de asociarse libremente de nadie. Sólo se trata de poner límites a los accesos directos e indirectos a una fuente presupuestaria única y limitada, que en no pocas ocasiones no logra cumplimentar los objetivos para los que fue diseñada. Cada quien puede y podrá fundar y refundar cuantas organizaciones desee. Sólo se trata de que las fundaciones y refundaciones, aparezcan o desaparezcan sin incidir en lo más mínimo en el cumplimiento de la función ostensible de que se trata y por supuesto sin accesos innecesarios justificados, a la única fuente presupuestaria.

Los proyectos emergentes surgidos en la Isla, más allá de circunstancias e intereses políticos eventuales, tendrían que contar con un aval de resultados más allá de cualquier interés clientelar. Las figuras y los héroes inventados dejarían de ser los azares del diario de cada día.

Recuerdo “Oh Jerusalén”. Cuando la leí, comenzó una admiración que no cesa por esos judíos, capaces de crear su estado nacional. Se trató de una edición española muy gastada que me cayó en las manos, hace más años de los que quisiera contar, luego de leer “El espía que vino de Israel”. Sin entrar en más detalles, me gustaría que cada uno de los que lean este trabajo. Leyeran o releyeran “Oh Jerusalén”. Creo que ayudará a comprender el sentido y dirección de “Responsabilidad diluida”.

juanchogonzal@gmail.com

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