BARACUTEY CUBANO

por Juan Gonzalez Febles


Lawton, La Habana, (PD) La excelentísima señora Dianna Melrose, embajadora en Cuba del Reino Unido de la Gran Bretaña, para abreviar Inglaterra, publicó desde el sitio web de su embajada, una declaración verdaderamente interesante. La dama inglesa ha pedido al gobierno cubano que permita a los disidentes y opositores manifestarse pacíficamente en las calles sin el temor fundado de ser represaliados o arrestados.una-decla

¿Pensará la Sra. Melrose que el gobierno cubano estaría dispuesto a escuchar demandas como las que formuló? Los ingleses han tenido muy esporádicas intervenciones en el escenario cubano. Una toma temporal de La Habana en el siglo XVIII, una intervención humanitaria en el siglo XIX, excelentes relaciones en el siglo XX y nada relevante en lo que va de siglo XXI. Pero muy recientemente, los ingleses decidieron dejar de lado la caza de zorros y liebres inofensivas por el muy edificante hábito de cazar tiranos asesinos.

Lo más relevante de este caso es que el gobierno cubano no ha respondido con descalificaciones ni insultos. De hecho, no han dicho ni esta boca es mía. Los ingleses cambiaron, pero lo cierto es que el mundo también cambió.

Un factor nada desdeñable en esta ecuación es la misteriosa muerte de la activista y líder de Damas de Blanco Laura Pollán. Los machos de la horda verde olivo, que durante mucho tiempo tuvieron como norma no matar mujeres, es posible que hayan cambiado, esto, de acuerdo con el consenso que crece de este lado del charco. Nada, que quien da las órdenes cambió o cambiaron a quien da las órdenes. ¡Quién sabe!

(La excelentísima señora Dianna Melrose, embajadora en Cuba del Reino Unido de la Gran Bretaña)

Algunos países en Europa se han visto sacudidos por las acciones de los indignados. España, Italia y hasta la propia Inglaterra se han visto sacudidas por la acción de estos inconformes. La marea llegó hasta los Estados Unidos. La evolución organizativa del fenómeno da que pensar en términos de que quizás el movimiento disponga de alguna fuente de discreto financiamiento. Tendría que ser un bastión financiero de la izquierda. También, es posible que haya especialistas o profesionales de la agitación, capaces de emplear adecuadamente los recursos.

Rogelio B que da clases en la universidad y le interesa mucho aparentar ser revolucionario, expresó que "cualquier cosa que se diga en el Foreign Office de Londres, quita el sueño a la falocracia verdeolivo". Según dijo, los yanquis son peccatta minutta. "Los ingleses, que son del carajo, se dieron cuenta. ¡Esto está a punto de joderse!"

Otro fenómeno interesante es el de las agitaciones estudiantiles en Chile. Nadie pone en duda que detrás de estas agitaciones podría haber petrodólares venezolanos. Hasta la selección y promoción de la señorita Camila Vallejo, la líder estudiantil chilena, parece responder a esa suerte de pederastia política en boga desde los escenarios europeos que votan masivamente por jóvenes, mujeres o afro descendientes o si pudieran combinarse las características, pues mujeres jóvenes afro descendientes. Lo máximo para ellos en cualquier escenario, que no sea el espacio doméstico en que viven. Bueno, si de ellos y su casa se trata, entonces que sean los más capaces. Aunque no sean mujeres ni jóvenes y bueno, ¡que se va hacer! Hasta pueden ser caucásicos.

El caso es que en cada uno de estos vodeviles políticos están las apuestas y las simpatías de la machocracia verdeolivo y del carnal de Venezuela, que es, quien a fin de cuentas paga. Entonces, ¿cómo responder a la demanda de la Sra. Melrose, sin pecar de inconsecuencia? Aunque la plataforma de Repsol no dé combustible ni para mover un dron sin piloto, los nuevos hábitos británicos son harto preocupantes para los enemigos de la democracia.

Ciertamente, la tesis castrista de que "las calles son para los revolucionarios", no resulta sostenible en el mundo de las agitaciones estudiantiles de Chile o de las protagonizadas por los "indignados" de España, Italia y USA. En fin, que la declaración de Lady Melrose pasará sin que el canciller Parrilla se dé por enterado. No es momento y mucho menos lugar adecuado para ello.

juanchogonzal@gmail.com