La historia en contra de la manipulación, la falsificación y la tergiversación de la historia de Fidel Castro en su reflexión La fruta que no cayó
Nota introductoria del Bloguista de Baracutey Cubano
En la gloriosa legión de patriotas que durante la segunda mitad del siglo XIX luchó contra el aborrecible coloniaje impuesto por España a lo largo de 300 años, José Martí fue quien con más claridad percibió tan dramático destino. Así lo hizo constar en las últimas líneas que escribió cuando, víspera del rudo combate previsto contra una aguerrida y bien pertrechada columna española, declaró que el objetivo fundamental de sus luchas era: "... impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso."
Sin comprender esta profunda verdad, hoy no se podría ser ni patriota, ni revolucionario.¨
CUBA SIGLO XIX: ¿ANEXIONISMO O SEGURIDAD NACIONAL DE LOS EE.UU.?. LA GUERRA DE 1812-1815. SOBRE LA POLÍTICA DE LA FRUTA MADURA DE JOHN QUINCY ADAMS
Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso
¿ ANEXIONISMO O SEGURIDAD NACIONAL?
Un hecho histórico donde se obvia o no se profundiza lo suficiente con relación a estas situaciones históricas, es la intención del presidente norteamericano Thomas Jefferson de anexarse la isla de Cuba; intención que aparece en su notificación al Ministro de Inglaterra en Washington, fechada en el mes de noviembre de 1805.
Esa intención es realmente una advertencia que le hace el presidente Jefferson a Inglaterra, de que Cuba sería anexada a los Estados Unidos si España no la defiende de una invasión inglesa. Su motivación esencial es evitar que a 90 millas de sus costas se instale el enemigo inglés y utilice a Cuba como base de agresiones hacia los Estados Unidos5 (la Habana ya había sido tomada por los ingleses en 1762); o sea, fueron problemas inherentes a la seguridad nacional los que motivaron esa advertencia a Inglaterra, y no el deseo de apropiarse de Cuba, aunque Jefferson conocía de las bondades de la isla y las ventajas estratégicas que le proporcionaría a los E.U. tenerla en su poder.
Debemos tener en cuenta que La Unión Americana no invadió a Cuba pese a que Jefferson era de la opinión, que Cuba podría ser capturada sin mucha dificultad6, y que en 1808 España estuvo enfrascada en una guerra con los ejércitos de Francia que ocupaban su territorio, al querer Napoleón Bonaparte imponerle a los españoles a José Bonaparte.
(Thomas Jefferson)
Para argumentar sobre la validez del planteamiento de Jefferson, citaré al historiador Ramiro Guerra:
Las negociaciones entre los dos Gobiernos proseguían, en tanto, Godoy, el ministro de Carlos IV, abrigaba la convicción de que España sería vencida, si se apelaba a las armas.7
Esas aludidas negociaciones eran las que dieron lugar al Tratado Godoy-Pinckney de 1795. Ramiro Guerra citando al historiador norteamericano Henry Adams, el cual escribió el libro History of the United States, during the administratión of Thomas Jefferson, escribió:
El Tratado de 1795 - dice Henry Adams -, uno de los más ventajosos que jamás hayan firmado los Estados Unidos, no recibió de la opinión norteamericana el alto crédito que merecía. A España no se le otorgó el menor reconocimiento por las concesiones que otorgaba. Se entendía unánimemente que carecía de medios para oponerse a cualquier exigencia de los Estados Unidos.8
Las ideas de Jefferson sobre la anexión de Cuba por los Estados Unidos debemos siempre verlas relacionadas en el diferendo E.U.-Inglaterra, diferendo que pocos años después, en 1812, se convertiría en conflicto.
El presidente norteamericano Madison, el cual sucedió a Jefferson en 1809, no abandonó la idea de la anexión de Cuba, pero ahora motivada no sólo por el peligro inglés, sino también por el peligro francés, pues tenía conocimiento, que Napoleón estaba proyectando utilizar a los emigrados procedentes de Haití para apoderarse de Cuba9. El peligro que entrañaba tener al imperio francés tan cerca no era grande, pues en mayo de 1803 Francia le había vendido La Louisiana a E.U.; pero, tampoco ese peligro era nulo: entre 1789 y hasta 1802 habían ocurrido serios incidentes de carácter naval entre Francia y E.U. por las agresiones navales de Francia a los buques norteamericanos. No obstante, el peligro francés radicaba realmente en la posibilidad que al estar en guerra Francia e Inglaterra, esta última invadiera a Cuba y se apoderara de ella.
El presidente Madison ante la posibilidad que Inglaterra quisiera apoderarse de Cuba se interesó obviamente por conocer la posición de los criollos ante una posible anexión por parte de los Estados Unidos. Su enviado (William Shaler, cónsul en La Habana) se entrevistó con José Arango y Castillo el cual cómo representante de un sector de ricos propietarios cubanos del área agrícola le habló en favor de la anexión10. A finales de 1811 el exdiputado a las Cortes españolas, el cubano José Alvarez Toledo le propuso a determinadas personalidades del gobierno norteamericano que presidía Madison, el ir a Cuba con el auxilio del gobierno norteamericano, y comenzar una rebelión con el objetivo de establecer en Cuba un gobierno independiente, ligado a los Estados Unidos comercialmente primero, y luego políticamente, por medio de la anexión11. Pese a este clima favorable, el presidente Madison rechazó la proposición del jefe naval norteamericano de la costa del Golfo para atacar y tomar La Habana para impedirle a los ingleses que ellos la tomaran y la usaran cómo base de operaciones contra los Estados Unidos12. No hubo necesidad de tomar La Habana, pues los ingleses no intentaron tomarla.
Otro hecho histórico con un análisis similar a los anteriores, es la intención de E. U. de anexarse la isla de Cuba en el marco de la guerra entre España y Francia. Esta intención aparece en la nota del Secretario de Estado John Quincy Adams del 28 de abril de 1823 a Mr. Hugh Nelson, su ministro en Madrid, para que la trasmitiera a Su Majestad.
(John Quincy Adams)
El entonces Secretario de Estado advirtió a España que de ella solicitar ayuda a Inglaterra en su guerra contra Francia, los Estados Unidos no permitirían que Inglaterra, como pago por su cooperación, reciba las colonias de Cuba y Puerto Rico13. Las razones de esa advertencia son las ya antes explicadas relativas a la seguridad nacional de la Unión Americana.
Adams, que sería posteriormente Presidente, tenía ideas anexionistas con relación a Cuba pero esta advertencia en particular, estuvo fundamentada sobre los motivos de seguridad nacional ya expuestos. Debe tenerse en cuenta para comprender que los Estados Unidos no deseaban anexarse a Cuba, salvo en caso que Inglaterra pudiera apoderarse de ella o adquirirla, el hecho que en febrero de 1822 el señor Castillo (socio en negocios de John Warner, el agente comercial norteamericano en La Habana) le había informado a éste que los nativos, que representan las tres cuartas partes, o las dos terceras, de la población blanca de la isla, estaban decididamente a favor de ligarse a los Estados Unidos - como Estado, no como colonia ¨ 14. Castillo era considerado, según la carta de John Warner al senador C. A. Rodney, uno de los primeros políticos de la isla. En septiembre de 1822 también llegó un tal señor Sánchez (seudónimo de una persona cuya identidad aún se ignora y que era de total confianza de Warner) quien ofreció a Estados Unidos la anexión de Cuba en nombre de los hacendados cubanos.15
Emilio Roig de Leuchsenring, reconocido historiador antimperialista, plantea:
Entonces, como después, en ese deseo yanqui de apoderarse de Cuba, no juegan sólo la situación geográfica de la Isla y su cercanía a los Estados Unidos, sino también la rivalidad con Inglaterra y el temor de que sea Gran Bretaña la que pueda adquirirlo por conquista o cesión.16
La política de la historia que escribía Emilio Roig le impedía ver lo que era evidente en la historia de los hechos que él conocía.
El concepto de seguridad nacional al que he aludido en varias ocasiones es, sin ambigüedad, el relativo a la integridad y a la propia supervivencia de la nación norteamericana. Aquí no existe dificultad alguna en aceptar ese término; dificultad que es señalada por el investigador del CESEU, y su actual director, Jorge Hernández Martínez:
.. si bien puede hablarse de una doctrina al respecto, habida cuenta de un cuerpo de ideas más o menos generalizadas y compartidas por los círculos gubernamentales y los grupos de poder fundamentales de la burguesía monopolista -que en líneas generales sirve de eje a la proyección estratégica de Estados Unidos- no es menos cierto que se observan prácticamente tantas definiciones de ‘ seguridad nacional ‘ como autores y obras existen. Por ese motivo se identifican más bien concepciones que una doctrina como tal y ello no es casual; en la medida en que se flexibiliza el esquema permite su adecuación a los más diversos objetivos de la política imperial, lográndose una funcionalidad óptima en el orden ideológico17
La preocupación por la seguridad nacional de la Unión Americana no era infundada; la Guerra de 1812 así lo demuestra.
Deseo hacer la observación que hay personas que aceptan sin objeción alguna, la necesidad que tuvo el gobierno bolchevique de apropiarse definitivamente de territorios vecinos para defenderse, según los argumentos de la antigua y oficial historia de la Unión Soviética, de la contrarrevolución blanca o zarista y de las tropas de la Entente; pero sin embargo, no aceptan de ninguna manera, que los E.U. se apropiaran de determinados territorios para defenderse de Inglaterra o se apropiaran de territorios estratégicos para la seguridad nacional o continental, como fue y es, por ejemplo, el Canal de Panamá. El proyecto japonés de ocupación del Canal de Panamá durante la Segunda Guerra Mundial, es una prueba indiscutible de la necesidad de que dicho territorio fuera ocupado por fuerzas capaces de retenerlo ante una invasión. Probablemente en varios Estados Mayores de algunas potencias militares todavía queden clasificados algunos viejos planes de ocupación de esos estratégicos territorios. En los políticos se entiende la utilización de reglas diferentes para medir y evaluar los hechos según la conveniencia política; en los especialistas de una determinada disciplina esa actitud es algo al menos cuestionable.
GUERRA DE 1812-1815
La guerra de 1812 entre Estados Unidos y Inglaterra tuvo tres causas fundamentales:
1) Los británicos se habían apoderado de barcos de E.U. que estaban comerciando con Francia.
2) En 1810 fueron capturados 400 marineros de Estados Unidos.
3) Los británicos armaron a indios que invadieron la frontera oeste existente en esa época.
Estados Unidos había suspendido el comercio con Europa entre 1807 y 1809, aunque el comercio con Gran Bretaña cesó solamente en 1810. El Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a Gran Bretaña el 18 de junio de 1812, sin tener conocimiento que dos días antes Inglaterra había levantado el bloqueo contra Francia.
(El Capitolio en ruinas tras el incendio de Washington, D. C. en 1814.)
Durante el desarrollo de esa guerra entre Estados Unidos e Inglaterra se realizaron múltiples acciones navales entre buques de las partes contendientes, pero no escasearon tampoco las acciones terrestres dentro del territorio norteamericano, las cuales son desconocidas por aquellos que afirman que los Estados Unidos nunca han tenido una guerra con otro país dentro de sus fronteras. Algunos ejemplos de acciones bélicas terrestres fueron: la toma de Detroit el 16 de agosto de 1812 por los británicos; el desembarco de los británicos y derrota de los norteamericanos en Maryland en agosto de 1814 (el 24 de agosto ardieron el Capitolio y la Casa Blanca), el 12 de septiembre la milicia de Maryland frenó el avance británico; se bombardeó a Baltimore durante 25 horas por la flota británica entre el 13 y el 14 de septiembre de 1815 y se efectuó un ataque de 5 300 británicos a los atrincheramientos norteamericanos próximos a Nueva Orleans el 8 de enero de 1815; acción que se produjo pese a que la guerra ya había terminado con el Tratado de Ghent el 24 de diciembre de 1814. En esa guerra York (Toronto) y Buffalo fueron incendiados.18
SOBRE LA FRUTA MADURA DE ADAMS
La idea básica de Adams con relación a la anexión de Cuba, la cual está plasmada en la muy famosa política de la "fruta madura ", no era el imponerle a Cuba la anexión; sino, que los propios cubanos la pidieran por las "leyes de gravitación política" que se desarrollarían producto de las relaciones políticas, comerciales, sociales, etc., entre ambos países; aunque, en esa época ya eran significativas esas relaciones. Una aplicación de esta política que ilustra inequívocamente la esencia no impositiva de la misma, fue la llevada a cabo por William McKinley durante el período del primer gobierno interventor norteamericano. Es muy manejado el planteamiento de que los E.U. intervinieron en 1898 durante la Guerra de Independencia de 1895 porque la fruta ya estaba madura, sin embargo, respetó (McKinley durante el mandato de Leonardo Wood en el período de intervención puso especial énfasis en mostrarle objetivamente a los cubanos las ventajas que les daría la anexión ) la decisión tomada por los cubanos sobre este asunto: la independencia.
Adams planteaba además, que la Unión Americana no podría oponerse a ella (o sea, a la anexión aunque lo quisiera. Ese es el espíritu y la letra de tan vilipendiada política. Considero que es útil conocer, para apropiarse de la esencia de esa política, que John Quincy Adams se opuso a la esclavitud, a la anexión de Texas y a la Guerra Mejicana. Veamos un fragmento de la mencionada política:
Puede darse por sentado que el dominio de España sobre los continentes americanos, septentrional y meridional, ha terminado irrevocablemente. Pero las islas de Cuba y Puerto Rico aún permanecen nominalmente, y hasta tal punto realmente, bajo su dependencia, que todavía goza aquella del poder de transferir a otros su dominio sobre ellas y, con éste, la posesión de las mismas. Estas islas por su posición local son apéndices naturales del continente americano, y una de ellas (la isla de Cuba), casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser, por una multitud de razones, de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión. La dominante posición que posee en el golfo de México y en el Mar de las Antillas, el carácter de su población, el lugar que ocupa en la mitad del camino entre nuestra costa meridional y la isla de Santo Domingo, su vasto y abrigado puerto de La Habana que hace frente a una larga línea de nuestras costas privadas de la misma ventaja, la naturaleza de sus producciones y la de sus necesidades propias, que sirven de base a un comercio inmensamente provechoso para ambas partes, todo se combina para darle tal importancia en la suma de nuestros intereses nacionales, que no hay ningún otro territorio extranjero que pueda comparársele, y que nuestras relaciones con ella sean casi idénticas a las que ligan unos con otros los diferentes Estados de nuestra Unión. Son tales, en verdad, entre los intereses de aquella isla y los de este país, los vínculos geográficos, comerciales y políticos, formados por la naturaleza, fomentados y fortalecidos gradualmente con el transcurso del tiempo que, cuando se echa una mirada hacia el curso que tomaran probablemente los acontecimientos en los próximos cincuenta años, casi es imposible resistir a la convicción de que la anexión de Cuba a nuestra República federal será indispensable para la continuación de la Unión y el mantenimiento de su integridad ( ... ) Es obvio que para ese acontecimiento (la anexión de la Isla a Estados Unidos) no estamos todavía preparados, y que a primera vista se presentan numerosas y formidables objeciones contra la extensión de nuestros dominios dejando el mar por medio ... Pero hay leyes de gravitación política como las hay de gravitación física y así como una fruta separada de su árbol por la fuerza del viento, no puede aunque quiera, dejar de caer en el suelo, así Cuba, una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, es incapaz de sostenerse por si sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana, y hacia ella exclusivamente, mientras que la Unión misma, en virtud de la propia ley, le será imposible dejar de admitirla en su seno 19
De una lectura profunda, y sobre todo, carente de posturas u objetivos ideológicos, no se infiere lo que casi siempre leemos sobre el anterior fragmento y que es repetido, una vez más, en:
Esta teoría, contenida en las instrucciones del Secretario de Estado James Quincy Adams a Hugh Nelson, Ministro norteamericano en España, expresaba la decisión irrevocable de adueñarse de Cuba, así como las circunstancias que aconsejaban una espera paciente del momento oportuno20...
Las últimas palabras del fragmento citado de Adams ayudan a dar luz sobre un aspecto que permanece casi siempre oculto en las exposiciones no académicas sobre esas relaciones: La existencia de fuerzas políticas en la sociedad y el gobierno de los Estados Unidos opuestas a la anexión de Cuba.
En las pocas ocasiones en las que se hace alusión a esas fuerzas políticas en contra de la anexión, es para resaltar (y generalizar) el carácter racista que motivaba esa posición antianexionista en una parte de esas fuerzas y el beneficio que esa actitud le proporcionaba a España.
En mi artículo JOSÉ MARTÍ: UN ACERCAMIENTO PUNTUALpublicado en la revista Vitral No. 53 , número de enero-febrero de 2003, escribo:
¨… Pero aún puedo servir a este único corazón de nuestras repúblicas. Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo...¨ (Tomo 4, 111)
Un modelo republicano, profundamente democrático y de culto a la dignidad plena del hombre, que no tuviera los defectos del modelo estadounidense, podía ser un modelo alternativo para Hispanoamérica, donde las dictaduras y los caudillos, como en ese momento Porfirio Díaz, se habían enseñoreado y se enseñoreaban sobre sus pueblos.
La Doctrina Monroe y la Enmienda Platt bajo una Perspectiva Actual
Por Mario J. Faz
Miami, Enero 2011.
Primera Parte
La “Doctrina Monroe” definición:
Es la declaración política que el gobierno de los Estados Unidos presentó el 2 de diciembre de 1823. Ella asevero que todo esfuerzo de los países europeos para colonizar las Américas o interferir con los Estados Unidos en las Américas sería visto como actos de agresión que requieren la intervención de los EE.UU.
La Doctrina Monroe alegó que el hemisferio occidental
1. no puede ser colonizado por países europeos,
2. que Estados Unidos no interferiría con las colonias europeas existentes en ese momento, y
3. no se inmiscuirían en los asuntos internos de los países europeos.
La doctrina fue publicada en un momento en que muchos países de América Latina estaban a punto de convertirse en independientes del imperio colonial español. Ello reflejo, en esencia, las preocupaciones planteadas por la Gran Bretaña, con la esperanza de evitar que cualquier potencia europea hacerse cargo de las colonias de España.
Esta declaración tomo el nombre del quinto Presidente de los EE.UU., James Monroe, aunque en la elaboración participo su Secretario de Estado John Quincy Adams. Monroe la declaró como doctrina de Estado durante el séptimo discurso del Estado de la Unión ante el Congreso norteamericano. Este principio doctrinario surgió en un momento decisivo en la política exterior de los Estados Unidos y uno de sus principios más antiguos, fue invocado por muchos estadistas de EE.UU. y varios presidentes de EE.UU., incluyendo Theodore Roosevelt, Calvin Coolidge, Herbert Hoover, John F. Kennedy, Ronald Reagan y otros.
No pudieron Monroe ni los que elaboraron y aplicaron este principio prever las implicaciones e impacto que sobre su politica exterior hacia la America Latina tendría este documento en estos casi dos siglos de historia. El principal objetivo, indudablemente, era 1.- liberar a las colonias recientemente independizadas de América Latina de la presion politica y militar asi como de la intervención y el control europeos de otras metrópolis. Al margen anotamos que este objetivo fue tergiversado y se tergiversa como la intención de dominación politica y económica de los Estados Unidos sobre las tierras, pueblos y gobiernos de la America Latina.
En un sentido mas amplio esta Doctrina presento el dogma político de que el Nuevo Mundo y el Viejo Mundo se mantuvieran como esferas claramente separadas de influencia, ya que se componen de naciones completamente separadas e independientes con soberanías propias nacidas de las revoluciones si no iguales muy parecidas a la luchas de independencia de los EE.UU.
Antecedentes Históricos:
Al finalizar las Guerras Napoleónicas (1803-1815) Prusia, Austria y Rusia formaron la “Santa Alianza” para afianzar políticamente sus monarquías y legitimar el derecho “divino” a su permanencia indefinida. Era el valladar que trataron de establecer estos imperios monárquicos oponiéndose a la Revolución Francesa y los principios establecido por los filósofos de la Ilustración. En particular, la Santa Alianza autorizaba incursiones militares para restablecer el Estado borbónico en España y sus colonias recién liberadas, que obtuvieron su independencia durante ese periodo. La influencia de la Gran Bretaña sobre el tema fue decisivo pues si España restablecía el control sobre sus antiguas colonias el lucrativo comercio de Inglaterra con esta seria suprimido.
Recordemos que la primera insurrección en Cuba fue la de los vegueros que se enfrentaron al monopolio de la metrópoli sobre su producto, muy apreciado en Europa y la America del Norte. Esta insurrección fue el antecedente a las conspiraciones de los Rayos y Soles de Bolívar y de la Escalera algo después y un precedente claro a todas las insurrecciones latinoamericanas.
La naciente concientizacion de la clase terrateniente e intelectual criollas que miraban no solo a la Francia del 89 sino a la America Inglesa del 76. Era cada vez mas motivo de alarma a las metrópolis europeas asimilando la perdida de la Gran Bretaña de sus colonias norteñas. Destaco tambien que el tráfico esclavista y el mantenimiento de miles de personas sin ningún o poco consumo de los productos ingleses y norteamericanos que necesitaban de esa expansión comercial. O sea hubo dos componentes concurrentes para el establecimiento de esta doctrina.
El primer ministro británico George Canning, propuso a los Estados Unidos que mutuamente declararan e hicieran cumplir una política de separar el Nuevo Mundo del Viejo. Los Estados Unidos resistieron una declaración conjunta por el recuerdo reciente de la guerra de 1812, dando lugar a declararla unilateralmente una década después. Sin embargo, la reaccion inmediata, el ucase de Rusia de 1821 afirmando los derechos del Zar a la America del Noroeste (Alaska y Oregon) y la respuesta norteamericana de la prohibición de que los buques rusos se acercaran a la costa noroeste de Norteamérica.
Efectos:
Debido a que los EE.UU. carecían en ese entonces de una armada numerosa y de un ejército fuerte, la doctrina fue en gran medida olvidada a nivel internacional. Sin embargo, la doctrina contó con la aprobación tácita del gobierno británico y el apoyo de la “Royal Navy” que se aplica tácitamente, como parte de la más amplia “Pax Británica”, que se vale la neutralidad de los mares. Esto estaba en concordancia con la política de desarrollo británico de “laissez-faire” de libre comercio contra el mercantilismo monopolista colonial. La industria británica, de crecimiento rápido, antesala de la Revolución Industrial de fines del Siglo XIX, estaba siempre buscando salidas para sus productos manufacturados, y eran los nuevos Estados independientes de América Latina mercado apetecible al dejar de ser colonias españolas. El acceso británico a estos mercados sería cortado por la política monopolista española en caso de que se recuperara el dominio colonial.
La relación especial:
La Doctrina Monroe fue y se considera aun como un antecedente precursor de una relación especial entre los Estados Unidos y la America Latina. En carta al gobierno estadounidense el ministro británico Canning expresaba:"inyectar ideas en la región de América en su toma de decisiones de tal manera que imperceptiblemente pareciera ser parte de los propias de Washington".
Reacciones de la América Latina en la década de 1820:
La reacción en América Latina para la Doctrina Monroe fue sin lugar a dudas optimista. John Crow, autor de La epopeya de América Latina, afirma: "Simón Bolívar mismo, aún en medio de su última campaña contra los españoles, Santander en Colombia, Rivadavia en Argentina, Victoria, en México-los líderes del movimiento de emancipación de todo el mundo- ha recibido las palabras de Monroe con el más sincero agradecimiento- "Cuervo sostiene que los líderes de América Latina eran objetivos. Ellos sabían que el Presidente de los Estados Unidos ejercía muy poca energía politica en ese tiempo, especialmente sin el respaldo de las fuerzas británicas. Además, se calculó que la Doctrina Monroe era impotente si estaba solo contra la Santa Alianza. Aunque apreciado y elogiado su apoyo en el norte se sabía que el futuro de la independencia estaba en manos de los poderosos de Gran Bretaña. En 1826, Bolívar pidió a su Congreso de Panamá de acoger el primer Congreso Panamericano. A los ojos de Bolívar y sus hombres, la Doctrina Monroe se convirtió en nada más que una herramienta inefectiva de la política exterior de los Estados Unidos. Según Cuervo, "No estaba destinada a ser, y nunca fue la intención de ser una carta de una acción concertada del hemisferio".
Durante la primera mitad del siglo XIX, la preocupación de Gran Bretaña era ejercer su poder sobre el resto del mundo lo que la llevo a decidir apoyar la Doctrina Monroe. En ese momento, América del Sur en su conjunto constituía un mercado mucho más grande para los productos británicos que los Estados Unidos. Cuervo afirma que fue en última instancia, el apoyo de Gran Bretaña, no la Doctrina Monroe, que decidiría la soberanía de las naciones de reciente independencia de América Latina.
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