viernes, abril 20, 2012

Sobre Cuba: El bautizo de Miami y Silencios que matan. Dos fuertes artículos del periodista mexicano Jorge Ramos



El bautizo de Miamiy

Jorge Ramos Ávalos

15 Abr. 2012

Llevo casi un cuarto de siglo viviendo en Miami y sé que cuando alguien llega a esta ciudad lo más probable es que sea sometido a un simple pero feroz interrogatorio: ¿estás a favor de la dictadura castrista o en su contra? La respuesta, inmediatamente, te clasificará como un amigo o un enemigo del exilio cubano. Este ritual es lo que yo llamo el bautizo de Miami .

Nadie importante se escapa. Políticos, diplomáticos, deportistas y artistas pasan por este "bautizo". Una vez que pisan tierra miamense, un periodista o un exiliado se encargará de hacerles la pregunta. Y está prohibido responder "no sé" o "déjame pensarlo un poquito más".

Es una cuestión de sobrevivencia. Se trata de definir quién está contigo y quién en contra. En esta comunidad hay mucho dolor y resentimiento; cientos de miles huyeron de la dictadura comunista y lo perdieron todo. Esa pregunta busca, al mismo tiempo, concientizar sobre el brutal régimen y crear alianzas para su inevitable y futura desaparición.

No hay castrismo sin Fidel y Raúl Castro, y los dos líderes están a punto de pasar  la hoja. Basta ver su edad. Son una desgraciada excepción frente a los movimientos mundiales contra caudillos y tiranos. Su sangrienta dictadura de 53 años se ha caracterizado por la represión, la falta de libertad y la absoluta ausencia de democracia multipartidista. Dos tipos han decidido por décadas el destino de millones y eso no se vale.

Ozzie Guillén, el mánager venezolano del equipo de beisbol de los Marlins debió saber sobre este bautizo de Miami antes de decirle a la revista Time que amaba y admiraba a Fidel Castro. Es imposible decir una estupidez así sin ofender a la ciudad que te da de comer y que pagó millones de dólares de impuestos para construir un estadio que no se necesitaba.

Los cubanos de Miami son implacables con este tema y tienen toda la razón. Hay que criticar y denunciar las dictaduras en todo momento, sin tregua. Elie Wiesel, el premio Nobel de la Paz y sobreviviente del holocausto, lo dijo mejor que nadie: "Hay que tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. La acción es el único
remedio contra la indiferencia".

No se puede ni se debe ser neutral ante Fidel y Raúl Castro. Son vergonzosas las imágenes del Papa Benedicto XVI de la mano, literalmente, con Fidel. El Papa prefirió al opresor que a las víctimas y -al igual que el presidente de México, Felipe Calderón, durante su reciente visita a la Habana- se rehusó a reunirse por un minuto con las Damas de Blanco y otros disidentes. El Papa y Calderón tomaron partido con los que matan y reprimen, no con los que buscan un cambio democrático.
(Ozzie Guillén)

Estas son las cosas que molestan tanto en Miami . El exilio cubano, correcta y tristemente, sabe que lo han dejado solo en su lucha contra la dictadura castrista. Cada visita en la Habana, cada foto con un sonriente Fidel, cada vez que un presidente o político se rehúsa a llamar tirano a quien gobierna a dedo y a fusil, los cubanos de Miami reafirman su convicción de que el mundo le ha dado la espalda a su tragedia.

Miami ha crecido mucho pero aún tiene ese aire de que todo es transitorio. Estamos, parecen decir los cubanos, pero solo hasta que Cuba sea libre. La sensación de temporalidad de la ciudad se reforzó con la llegada de los nicaragüenses huyendo de los sandinistas, y de los colombianos de la violencia, y de los venezolanos de Hugo Chávez. Cada crisis latinoamericana significa más renta de apartamentos en Brickell y Miami Beach y de casas en Hialeah y Kendall.

Miami es un refugio; un lugar donde se espera el cambio, donde se curan las heridas y donde se prepara el regreso. Pero en el caso de los cubanos, ese posible regreso se ha postergado por más de medio siglo y aún no hay fecha.

Se derrumbó el muro de Berlín y el bloque socialista, y en Cuba no pasó nada.La primavera árabe se enfrió en la isla. Y esa frustración de que cualquier intento de apertura, hasta la internet, se estrella con el malecón de la Habana, se siente en carne viva en Miami .

Por eso, lo que le queda a esta comunidad es mantener con dignidad y firmeza su oposición al régimen de la Habana. Y eso implica criticar y denunciar a cualquiera que intente ocultar la desgracia que se vive en Cuba .

Ozzie Guillén pidió "perdón con el corazón en la mano, de rodillas" tras declarar su amor por Fidel. El puede decir lo que quiera. La primera enmienda de la constitución lo protege. Pero el problema es que tocó donde más duele. Las palabras importan. Los Marlins, protegiendo su inversión, lo suspendieron por cinco juegos; los cubanos, en el fondo, ya lo poncharon de por vida.

Mis dos hijos llevan sangre cubana y estoy muy orgulloso de eso. No puedo dejar de pensar que si hubieran nacido en Cuba hoy serían esclavos de un sistema, su vida dependería de dos ancianos y no podrían decir, ni siquiera, "abajo el comunismo" ( como el hombre que fue arrestado tras gritarlo en la misa del Papa en Santiago ). Ellos y yo sabemos la enorme bendición que fue el que nacieran en Miami .

El bautizo de Miami es un ritual al que me he acostumbrado y que entiendo a la perfección. Pone en un lado a los que están por la libertad y del otro a los que no tienen el valor de llamarle dictador al dictador.
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Tomado de http://elpoderdemiami.com/

Silencios que matan

Por Jorge Ramos Avalos

“¿Por qué la mayoría de los gobiernos de América Latina guarda silencio sobre lo que está ocurriendo en Cuba? Necesitamos su solidaridad”. Esto lo escribió en su página de Twitter la bloguera Yoani Sánchez el 14 de marzo a las 9:36 de la noche (@yoanisanchez).

En ese momento todos los gobiernos de América Latina habían guardado un silencio cómplice y cobarde sobre la muerte del disidente político Orlando Zapata, y sobre las violaciones a los derechos humanos en las cárceles cubanas. Y tuvo que pasar mucho tiempo para que se escucharan las primeras críticas.

El mismo día que muere Orlando Zapata en la Habana –el 23 de febrero, tras una huelga de hambre de 86 días– hay una foto de los 32 líderes de América Latina y el Caribe reunidos en Cancún; aparecen sonrientes y sin decir nada sobre Zapata.

Quizás en el instante que tomaron la foto los mandatarios no sabían de la muerte de Zapata. Pero ya la prensa había reportado ampliamente sobre su precario estado de salud. Raúl Castro es uno de los que más sonríe en la foto.

Luego vino lo peor. El presidente de Brasil, Lula da Silva, visitó Cuba y, lejos de denunciar la muerte de Zapata, la justificó. “La huelga de hambre no puede ser usada como un pretexto de derechos humanos para liberar a las personas”, dijo a la prensa a su regreso en Brasil. “Imagínense si todos los bandidos que están presos en Sao Paulo entrasen en huelga de hambre y exigiesen libertad”.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue más explícito. Le llamó “delincuente” a Zapata, a pesar de haber sido encarcelado exclusivamente por su forma de pensar. “Este es un problema interno de Cuba, pero se hace un escándalo internacional porque un cubano ha muerto en una huelga de hambre”.


El gobierno del presidente salvadoreño Mauricio Funes no pudo haber escogido un peor momento para reabir su embajada en Cuba. Si ya habían pasado 48 años sin embajada, ¿no podían haber esperado unas circunstancias más propicias?

Ni el canciller salvadoreño ni la primera dama, Vanda Pignato –quien cortó la cinta de apertura de la embajada– se atrevieron, ni siquiera, a mencionar el nombre de Zapata o de Guillermo Fariñas, otro disidente que ya había comenzado su huelga de hambre. Ya veremos si cuando el presidente Funes vaya a La Habana próximamente puede pedir para los cubanos las mismas libertades que quiere para los salvadoreños.

En Cuba hay 247 prisioneros políticos, según el conteo de Elizardo Sánchez, de la Comisión de Derechos Humanos de Cuba, y la mayoría de los gobiernos latinoamericanos no se han atrevido a denunciarlo. Son silencios que matan.

El primero en romper el bloqueo del silencio fue el nuevo presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien denunció la muerte de Zapata y pidió una transición a la democracia en Cuba. Le siguió el presidente de Costa Rica, Oscar Arias.

“Los presos políticos no existen en las democracias”, dijo Arias. “Cuba puede hacer todos los esfuerzos de oratoria que desee para vender la idea de que es una democracia especial, pero cada preso político niega en la práctica esa afirmación”.
Siguió México. “México exhorta al gobierno cubano a realizar las acciones necesarias para proteger la salud y la dignidad de todos sus prisioneros”, dijo con tibieza la cancillería. La declaración de México no fue tan contundente como la de Arias, pero pone en peligro el tan pospuesto viaje del presidente Felipe Calderón a Cuba.

Otras declaraciones, más o menos fuertes, vinieron después. Pero lo que hay que destacar es que dos disidentes políticos, Orlando Zapata y Guillermo Fariñas, cambiaron la manera como el mundo ve a Cuba.

Hoy nadie puede negar que Cuba es una dictadura que tortura y mata a los que piensan distinto. Lo que queremos, me dijo Fariñas en una entrevista telefónica desde el hospital, es “demostrar al mundo la crueldad, la esencia criminal del gobierno cubano”.

Sí, Cuba puede cambiar desde dentro. Fariñas, Zapata, Yoani y las Damas de Blanco lo están demostrando. Pero cuando eso ocurre, América Latina no se puede –no se debe– quedar callada.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Sobre Cuba: El bautizo de Miami y Silencios que ma...":

En casa del ahorcado no se puede hablar de sogas...regla elemental de urbanidad.

chicho el cojo 
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2 Comments:

At 8:54 p. m., Blogger Fidel pro democracy said...

El bautizo de Miami, es el bautizo de todo el mundo, donde quier que hay cubanos esparcidos por el mundo, a, todos nos duele, el abandono del mundo, los animales tienen mas defensores que nosotros, siempre me acuerdo de las palabras Martín Luther King Jr. "Al final lo que resonara en nuestros oídos, no serán las ofensas de nuestros enemigos, si no el silencio de nuestros amigos"

 
At 9:04 p. m., Anonymous Anónimo said...

En casa del ahorcado no se puede hablar de sogas...regla elemental de urbanidad.

chicho el cojo

 

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