jueves, abril 19, 2012

Eugenio Yáñez: Playa Girón-Bahía de Cochinos: ¿dónde está la verdad?

Nota del Bloguista

En ambos lados contendientes estuvieron presentes los errores y los aciertos, la valentía y la cobardía, los héroes y los cobardes. Hay verdades y mentiras en ambos lados cuando se escribe o se habla de lo acontecido en Bahía de Cochinos entre el 17 y el 19 de abril de 1961. Lo que sí es indudable, según ese juez implacable que es el tiempo, es que los grandes perdedores con el desenlace final de esos combates en Bahía de Cochinos fueron el pueblo cubano, la libertad y la democracia en Cuba. Los grandes ganadores fueron los malos que pelearon al lado del Castrismo; los buenos que equivocadamente pelearon al lado del Castrismo también fueron perdedores, sobre todo aquellos que murieron.

En ambos lados hubo buenos y malos; la mayoría pelearon por patriotismo; no faltaron tampoco aquellos que lucharon por móviles aviesos o que fueron empujados a la lucha por los acontecimientos .

Tengo la opinión de que Bahía de Cochinos fue un lugar bien escogido SEGÚN LOS OBJETIVOS QUE SE TENÍAN de establecer una cabeza de playa solamente por 72 horas para que después intervinieran las tropas norteamericanas por diferentes lugares de Cuba. El lugar tenía una pista de aviación, aguas cercanas relativamente profundas y sólo una estrecha carretera para entrar y salir que podía ser defendida con una fuerza muy significamente menor ya que a ambos lados de ella sólo quedaban los pantanos y manglares; recordemos la retirada de los 10 000 persas producto de los 300 espartanos de Leónidas en el Paso de Las Termópilas . Esa defensa del lugar por 72 horas exigía que la aviación Castrista hubiera sido aniquilada o neutralizada, para que la logística necesaria para la defensa pudiera ser desembarcada desde los barcos o los aviones y los semi desarmados B-26 de la Brigada 2506 pudieran bombardear las concentraciones de tropas Castristas que intentaran avanzar por esa única carretera. La aviación Castrista no fue aniquilada o neutralizada producto de la desconcentración de los aviones que días antes se había llevado a cabo en las diferentes bases militares aéreas en Cuba y de una reducción en el número de los aviones de la brigada 2506 que llevarían a cabo esa primera misión de destrucción que era determinante en la aniquilación de la fuerza aérea Castrista; la inteligencia norteamericana y la inteligencia cubana antiCastrista no hicieron en esas bases una buena labor de localización de cada uno de los objetivos a ser destruidos como lo hicieron, por ejemplo, los japoneses en Pearl Harbor. El error militar de los estrategas norteamericanos fue supeditar el éxito del desembarco, ocupación y defensa de Bahía de Cochinos durante 72 horas, al aniquilamiento o neutralización de la aviación Castrista por medio de los dos ataques aéreos que estaban planificados para destruir a la aviación Castrista. El error político del Ejecutivo norteamericano fue no ir hasta las últimas consecuencias con el apoyo a la invasión, por creer ( !) que se podía negar u ocultar la participación del gobierno norteamericano en la planificación, financiamiento y ejecución del desembarco de la brigada 2506 en Bahía de Cochinos. El Pentágono, y no la CIA, era la que fundamentalmente debía llevar a cabo una operación tan grande como la Operación Pluto, ya que esta desbordaba las capacidades de la Sección de Planes y Operaciones Encubiertas dirigida por Richard Bissell jr..

Desembarcar la Brigada 2506 por Trinidad, que era por donde el Castrismo esperaba el golpe principal, hubiera sido un desastre aunque previamente se hubiera destruido totalmente a la aviación Castrista. Para llegar a las montañas del Escambray había que desembarcar primero ...Para tener éxito el Plan Trinidad, tenía que involucrarse desde un primer momento y a fondo la marina y la aviación militar norteamericana.

No hubo ¨arcángeles o beatos¨ en ninguna de las partes contendientes; hubo hombres de carne y hueso que vivían aún en este mundo terrenal. Sí hubo en ambas partes individuos cuyos pasados cuestionaban la causa patriótica que decían defender; posteriormente el bando vencedor sólo mostró con eficiente propaganda esas manchas del bando perdedor y trató de generalizarlas a toda la brigada.

Por cierto, la tiranía Castrista tiene un doble discurso sobre los brigadistas de la 2506: un discurso dice que eran mercenarios del gobierno norteamericano ( un poco de historia: el primer jefe que tuvo el Ejército Libertador o ejército mambí fue el norteamericano Thomas Jordan quien peleaba como mercenario al lado de los independentistas cubanos en la Guerra de los 10 Años) mientras que otro discurso dice que vinieron para recuperar sus tierras, fábricas, bancos, casas, etc.. Otro doble discurso del Castrismo es que los cubanos antiCastristas en EE.UU. somos ´gusanos¨ lamebotas y mercenarios del gobierno norteamericano, mientras que en otro discurso dice que la ¨mafia cubana¨ pone y quita presidentes en los EE.UU....

Muchos de los informes de Inteligencia que recibían los norteamericanos (obviando la desinformación procedente de la contrainteligencia Castrista) tenían por contenidos aquellos que querían recibir los manejadores o jefes de la red (esa es en ocasiones una forma de ascender rápidamente de manera oportunista tanto para los jefes como para los subordinados), o bien plagados de subjetividad. Eso mismo sigue ocurriendo hoy con la información que brindan periodistas independientes residentes en Cuba, como fuera de Cuba, tratando de buscar protagonismo y lectores que los ubiquen de manera sobresaliente respecto a la mayoría de los que informan sobre Cuba y recibir a cambios difusión y algo más ...

Según una hermana del ya fallecido canciller Isidoro Malmierca, que era realmente una alta oficial del MININT, aunque aparecía como dirigente de los CDR, la cantidad de presos en la ¨recogida¨ cuando Playa Girón fue de aproximadamente 100 000 personas y ufanamente expresó en un programa de la TV llamado ¨Tal como fue ¨, del historiador y conductor del programa de apellido Calderón, programa de los años 90s del pasado siglo XX, que algunas personas cayeron presas sin estar en la contrarevolución, pero que todo el que estaba en la contrarrevolución cayó preso.

El barco Houston fue impactado el primer día por la aviación Castrista y para no hundirse, autoridades del buque lo dirigieron contra un lugar donde el agua no era profunda y allí quedó varado. En un documental oficialista exhibido en la TV de Cuba, aparece una entrevista a los militares (de bajo rango militar) que conducían el cañón autopropulsado SAU-100 y uno de ellos narra como Fidel Castro, después de que se habían acabado los combates, quiso tirarle un cañonazo al buque ¨ Houston ¨ ya varado y echando humo todavía, y que Fidel falló el primer disparo, y que después que él, el artillero, colimó al Houston con los órganos de punteria, Fidel disparó y el proyectil esta vez impactó al Houston; el artillero narra riéndose, de que Fidel como un niño empezó a gritar que él era el que le había metido el cañonazo al Houston...

Lo de las tropas en ómnibus civiles (eran los autobuses que el pueblo le llamaba ¨las enfermeras¨ por su color blanco) yo NO lo veo como una muestra del desorden y los errores cometidos por el Castrismo, sino una de las primeras prácticas (prácticas que realmente comienzan desde la lucha en la Sierra Maestra cuando tropas rebeldes se escondian en casas o cerca de caserios para usarlos como escudos contra la aviación batistiana; la operación Antiaérea, llevada a cabo por Raúl Castro, de usar escudos humanos, incluyendo norteamericanos, fue sólo una de ellas) de los Castro y cómplices para siempre ganar: si no se les disparaba, burlaban así al enemigo, y si el enemigo disparaba, la propaganda pondría lo ocurrido como que el enemigo disparó contra objetivos civiles; señalo que el personal civil muerto ( mujeres) que aparece tirados en una carretera en una famosa foto de Playa Girón viajaban en un Gaz-51 de color militar verde olivo cuando el avión de la brigada le disparó al camión. La práctica Castrista de usar antiaérea encima o cerca de edificios, así como usar lugares dentro de las ciudades como puestos de mando militar de cierta importancia y la utilización de aviones y barcos civiles para transportar tropas cubanas ( usados ampliamente durante la Guerra en Angola) y llevar a cabo acciones militares, hablan bien claramente de que la utilización de los ómnibus civiles cuando lo de Bahía de Cochinos no fue un error, sino parte de una estrategia.

Interrogatorio al expedicionario Carlos Onetti del Batallón Número 2 de Paracaidistas, por Fidel Castro.
Documental de Ricardo Vega, Fiel Castro


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Tomado de http://www.cubaencuentro.com
Playa Girón-Bahía de Cochinos: ¿dónde está la verdad?



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La certeza no puede estar de un solo lado, ignorando a la otra parte
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Por Eugenio Yáñez,
Miami
18/04/2012


Determinar dónde está la verdad en el tema de Playa Girón-Bahía de Cochinos es demasiado complicado, pero siento que se va haciendo imprescindible. No pretendo escribir este análisis cargado de ideología ni desde posiciones de “izquierda” o “derecha”, para nada relevantes frente a verdades y evidencias. Si tuviera que militar en un partido, lo que nunca he hecho en mi vida, preferiría el del sentido común, pero no creo que exista ni pueda existir tal partido.

En la versión oficial cubana —la única permitida en la Isla— todo el pueblo combatió por el socialismo frente a “los mercenarios”. En la versión más común de Miami, no oficial, los únicos valientes fueron los invasores de la Brigada 2506, que no pudieron vencer por “traiciones” y “errores” de la parte norteamericana.

No hay un punto de equilibrio: de ambas partes se presenta la historia muchas veces —casi todas— como un conflicto entre los buenos y los malos, y las categorías de buenos y malos van a depender, naturalmente, de quien esté narrando o dónde se esté publicando lo que se escriba.

Determinados aspectos históricos están mejor definidos que otros, pero las conclusiones que se derivan de ellos no siempre son ejemplo de pensamiento racional: es evidente, por ejemplo, que las decisiones norteamericanas que imposibilitaron destruir en tierra a la fuerza aérea revolucionaria incidieron negativamente en el destino de los invasores, pero de ahí no se puede deducir, automáticamente, que la destrucción de la FAR hubiera garantizado el triunfo de quienes desembarcaron. Sencillamente, porque son muchos los factores que intervienen en una batalla, y la explicación de sus resultados no se puede reducir a uno solo.

Hay mitos y miedos de ambas partes, y tal parecería, con esas conductas, que reconocerle algo de razón o de humanidad al enemigo sería denigrante, o que no mencionar enormes bajas al adversario resta heroísmo a los narradores. Tal vez para las barricadas y la agiprop de ambas partes sea válido, pero sin dudas no lo es para análisis rigurosos, historiadores y periodismo serio.

No todos los que combatieron del lado castrista lo hicieron por el socialismo, aunque solo fuera porque, una vez movilizados en sus unidades militares y de milicias, no podían haberse retirado de ellas tras el anuncio por Fidel Castro, algunas horas antes del desembarco, de que la revolución “verde olivo” y “tan cubana como las palmas” resultaba en realidad una versión burlesca de comunismo tropical. Haberlo hecho hubiera sido “deserción”, delito que en tiempos de guerra se castiga con la muerte.

Sin embargo, de eso no puede deducirse que todos esos hombres fueran al combate por temor a represalias. Muchos de ellos enfrentaron a los invasores aunque no comulgaran con el “socialismo” de Fidel Castro, basados en conceptos de defensa de la patria y la soberanía nacional. Si alguien lo duda, puede encontrar en Miami, New Jersey, California, España, México y muchos otros lugares del mundo, a combatientes de esa gesta que terminaron saliendo de su país para radicarse en el extranjero, y para el caso no importa que se les llame exiliados, emigrantes o extraterrestres: no quisieron seguir viviendo bajo el “socialismo”.

A cualquier persona en Cuba —no importa su edad— que se le pregunte sobre “los brigadistas”, pensará en los alfabetizadores de las brigadas “Conrado Benítez” en 1961. Los invasores de Playa Girón se conocen allá como “los mercenarios”: ha sido, sin dudas, un triunfo de la propaganda totalitaria. Al reducirlos a “mercenarios”, el régimen pretende eliminar todos sus valores morales y humanos, sus sentimientos patrios y su espíritu de sacrificio, como mismo se intenta hacer ahora con todo disidente o cubano que muestre su descontento con el régimen.

(Fidel Castro tirándose de un tanque T-34 en Girón. La foto apareció publicada en la revista Bohemia.)

Pero no nos equivoquemos: no todos los invasores eran arcángeles o beatos. Si bien una gran mayoría eran cubanos que fueron al combate por ideales y con grandes sacrificios, también hubo entre sus filas miserables, torturadores de la dictadura batistiana, chivatos, delatores, asesinos y oportunistas. Cualquier generalización es absurda: los invasores no eran todos tan malos como cuentan en La Habana, pero tampoco todos tan buenos como cuentan algunos en Miami.

Para reducir a todos sus adversarios a “mercenarios”, el régimen totalitario necesita también desvirtuar la historia y las evidencias. El concepto de mercenario minimiza honor o integridad moral, al referirse a alguien que combate por dinero, no importa de qué lado lo haga. Pero mercenario no es sinónimo de cobarde. Y no hay que irse a la Edad Media: los verdaderos mercenarios que combatieron en los años sesenta en el Congo belga, o en los setenta en el frente norte de Angola, podrán ser evaluados moral o ideológicamente de muchas maneras, pero no se consideran cobardes ni improvisados, porque no lo eran. La Habana nunca podrá reconocer eso.

Sin embargo, del otro lado del estrecho de La Florida las versiones no siempre son más aceptables. El año pasado, en ocasión del medio siglo de los acontecimientos, periódicos de Miami hablaron muy tranquilamente de un solo combate donde se le habían infligido a las tropas defensoras en la Ciénega de Zapata ¡tres mil muertos!

Para que se tenga una idea de la barbaridad de tal aseveración: en el ataque a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, con 6 portaaviones y 353 aviones, los japoneses provocaron 2,402 muertos norteamericanos y 1,282 heridos. El periodismo de pacotilla en Miami, el año pasado, dejó esas cifras en ridículo al “eliminar” tres mil milicianos en un solo combate en la Ciénaga de Zapata.

Mientras en Estados Unidos diversos analistas e historiadores han hecho detallados estudios de los acontecimientos que han pasado a la historia como el fiasco de Bahía de Cochinos (The Bay of Pigs fiasco), hay aspectos que no se analizan suficientemente desde el punto de vista estrictamente militar, algo que desde la Isla se ha hecho con más rigor, al menos con relación a “el enemigo”.

Un intento de desembarco con una brigada invasora de unos 1,500 hombres y unos pocos tanques, “brigada” que en realidad no sobrepasaba en total dos batallones de infantería ni una compañía de tanques, prácticamente sin artillería antiaérea, en una zona cenagosa y aislada, sin suficientes carreteras de comunicación, sin apoyo aéreo ni logístico, y sin ningún lugar verdaderamente importante a menos de 80 kilómetros de distancia, para pretender establecer una cabeza de playa enfrentándose a defensores que podrían agrupar a más de doscientos mil soldados y milicianos dispuestos —con independencia de su nivel de experiencia y preparación combativa— a combatir hasta la muerte, fue una soberana estupidez que lo menos que merecería sería la degradación absoluta y la expulsión deshonrosa de todas las funciones y cargos militares y del gobierno de sus planificadores, aunque el plan haya sido aprobado por el presidente de Estados Unidos.

La evaluación de la situación interna en Cuba por parte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) fue de una insensatez absoluta: el criterio de que los cubanos repudiaban masivamente al gobierno revolucionario, y de que los grupos de la clandestinidad anticastrista pondrían en jaque al régimen en apoyo a los invasores, duró menos que el clásico merengue en la puerta de un colegio: en pocas horas casi treinta mil militantes de organizaciones contrarrevolucionarias o sospechosos de no simpatizar con el régimen fueron detenidos por la Seguridad del Estado y los Comités de Defensa de la Revolución. Además, las prisiones fueron dinamitadas para volarlas si fuera necesario y garantizar que los “gusanos” que estaban presos desde antes no pudieran apoyar a los invasores en caso de que lograran avanzar.

El mito de Fidel Castro “hundiendo” un barco invasor desde un cañón autopropulsado SAU-100 en Playa Girón, ha prevalecido hasta hoy: Néstor López Cuba, el después general que en esos momentos disparó contra el Houston y lo hundió, tuvo la precaución de no desmentir la leyenda, y la foto del Comandante saltando desde un ingenio artillero alimentó la fantasía que tanto disfruta esa enfermiza izquierda latinoamericana a la que cualquier cosa le viene bien siempre que sea contra “el imperialismo”.

Tampoco se han analizado todavía, suficiente y responsablemente, múltiples errores en la conducción de las acciones militares por parte de los mandos en Cuba, como el hecho de enviar combatientes al teatro de operaciones militares en ómnibus civiles de color blanco —fácil presa de la aviación invasora—, el extraordinario desorden de oficiales y soldados del Ejército Rebelde que avanzaban hacia las zonas de operaciones “por la libre” en automóviles o cualquier tipo de vehículos civiles, o enviar a combatir como batallón a las personas más capacitadas que en esos momentos se preparaban como jefes de tropas —los llamados responsables de milicias de la escuela de Matanzas— en vez de utilizarlos como mandos de base e intermedios.

Tal vez mientras queden con vida participantes en esa gesta de ambas partes no será posible un juicio histórico verdaderamente sobrio, mesurado e imparcial, pero al menos pueden irse señalando aspectos que merecen un análisis detallado y más profundo de lo que se ha logrado hasta ahora.

Es interesante que el periódico Granma en su edición de este 17 de abril no mencionara en primera página la efeméride, pero de ahí no pueden sacarse conclusiones. No pretendo resolver ninguna incógnita con este trabajo, ni convencer a nadie que se encuentre sólidamente aferrado —con todo su derecho— en sus convicciones, pero al menos destacar que, a pesar de tantas emociones, corazones y mentes sobrecargadas, debe quedar algún lugar para la sensatez y el sentido común.

Para que la historia y la leyenda sean cosas diferentes.

© cubaencuentro.com

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano (2)

En el artículo LA PROPAGANDA. A N A L I S I S, escrito por Juan Vivés (pseudónimo), se da una visión muy diferente del comportamiento de Fidel Castro durante los combates en Bahía de Cochinos. Por cierto, según fuentes oficialistas Castristas, Fidel Castro estuvo durante los combates en Bahía de Cochinos muy poco tiempo en la Ciénaga de Zapata, ya que se había dirigido a La Habana para atender desde el puesto de mando supuestos y falsos desembarcos por las costas de Pinar del Río y La Habana, cuando realmente eran acciones diversionistas radioelectrónicas que simulaban desembarcos.

Juan Vives es el seudónimo de Andrés Alfaya Torrado, un sobrino del entonces Presidente Osvaldo Dorticós Torrado. Alfaya Torrado quien se incorpocó muy joven a la Revolución y estaba emparentado con Celia Sánchez Manduley a través de un familiar que estaba casado con una familiar de Celiay, por lo cual era visita frecuente en la casa de Celia; en particular los fines de semana.

(Fragmento)

Una vez que se tuvo la certeza que el desembarco principal era en Playa Girón fué que se lanzaron los contraataques. Yo estaba en La Habana con los comandantes Tomassevich, Cintra, Machado Ventura y otros oficiales superiores en el QG del ejercito cubano que se había instalado en las afueras de La Habana. Recibimos un mensaje cifrado prioridad 1 de dirigirnos hasta la Escuela de Oficiales de Milicia que estaba en la ciudad de Matanzas y que posteriormente se convirtió en la Escuela Superior de Guerra. Teníamos órdenes de partir hacia Matanzas con autobuses de la ciudad de La Habana que eran los Leyland ingleses, que como estaban pintados de blanco les llamaban las "enfermeras"; en la escuela de oficiales de milicia debíamos poner bajo nuestro mando los 450 o 500 alumnos de la Escuela y dirigirnos hacia Playa Girón con toda urgencia.

Nos comunicaron que Fidel estaba a la entrada de la Cienaga de Zapata en el central azucarero Australia en compañia del Capitán, luego ascendido a comandante Fernández, más conocido por el "Gallego" Fernández que era quien estaba dirigiendo las operaciones. Para nosotros fué un alivio saber que era el :Gallego" quien dirigía las operaciones, había estudiado en West Point y siendo oficial del Ejército de Batista participó en la "Conspiración de los Puros" y luego se pasó al Ejército Rebelde y lo hicieron comandante. El hombre era uno de los pocos que en nuestras filas conocía el arte de la guerra en aquella época.

Viniendo de la parte occidental de la Isla teníamos obligatoriamente que entrar al teatro de operaciones por la Carretera Central y en el pueblo de Colón desviarnos por la carretera nacional con destino a la Ciénaga de Zapata en donde estaba ubicado el lugar del desembarco. La puerta de entrada del lugar de desembarco era por esta carretera nacional y el Central azucarero ?ustralia marcaba la entrada a unos 60 Km del desembarco. La otra vía de penetración al lugar era por la ciudad de Cienfuegos viendo del suroeste.

Cuando llegamos al central Australia, por miedo de la aviación que estaba bombardeando desde hacía dos dias, los autobuses estaban separados a 300 metros y la orden era bajar y meterse en las cunetas de la carretera mientras estuviéramos parados. Yo llegué con el primer ómnibus al central Australia y me encontré con una Compañía de Seguridad del Ministerio del Interior que estaba en funciones de escolta de Fidel; cuando les pregunte dónde estaba la Comandancia me dijeron que se situaba en la antigua Administración del Central que era una casa en pilotes de madera a la salida, a mano izquierda.

Tomassevich llegó casi al mismo tiempo y juntos nos fuimos a ver al QG para recibir las órdenes. Al entrar nos encontramos a Fidel en plena crisis, gritando en un teléfono y caminando de una parte a otra de la sala de conferencias…estaba literalmente histérico. El "gallego" Fernández estaba en una mesa de conferencias con los mapas militares de 1 por 25 mil preparando las operaciones. Era imposible dirigirnos a Fidel que estaba como un loco gritando a no se sabe quién y pidiendo refuerzos. El "Gallego" nos dijo de dirigirnos directamente hacia Playa Girón y tratáramos de impedir que las tropas enemigas avanzaran. El primer choque sería brutal y nos ordenó que costara lo que costara había que detener el avance esperando los refuerzos. Solamente entonces fué que Fidel se dió cuenta de nuestra presencia en el lugar y nos gritó:? GIRON COÑO. ? GIRON. Se quito una boina verde olivo que tenía la tiró al suelo y la pisoteó.

"El Gallego" nos hizo señas con la mano de partir y cuando salimos vino y nos dijo que Fidel estaba muy alterado y que después nos daría más órdenes y que por el momento la única cosa que debíamos hacer era un choque frontal para dar tiempo a que los refuerzos llegaran. Nos dijo que aviones B-26 estaban bombardeando el área pero visto los pasajes esporádicos que hacían debían venir de lejos, ya que se quedaban poco tiempo en el teatro de operaciones, no obstante que tuviéramos cuidado.

Cuando estábamos afuera Tomassevich me contó que Fidel desde la Sierra Maestra tenía ataques de pánico cuando la aviación atacaba.

Era criminal enviar tropas por la única carretera de acceso con la aviación enemiga bombardeando. Evidentemente cuando los primeros B-26 nos sobrevolaron incendiaron tres de los ómnibus con todos los ocupantes dentro.

Según los planes de la Brigada invasora, la aviación americana debía darles cobertura aérea y los barcos de la NAVY apoyarlos, pero Kennedy no se atrevió a cumplir las promesas hechas a Eissenhover y fueron abandonados en las playas de Girón. Los viejos B-26 bien pronto fueron abatidos sin la coberturas de aviones cazas.

Tres días después de la fecha de la invasión sin municiones, sin agua y sin comida la brigada invasora tuvo que rendirse con más de 1200 prisioneros. Una semana después todavía se estaban buscando los últimos de la Brigada; los buscaban en medio de la inmensa ciénaga de Zapata. Fidel no había salido del QG del central Australia y repetía sin cesar -¿Ya no les quedan más aviones? Yo pasé de nuevo por el QG y Fidel me preguntaba sin cesar si ya no había más bombardeos y si los aviones enemigos no volaban más en el espacio aéreo cubano.

Quería saber si ya se habían capturado todos los invasores y si ya podía salir sin peligro de francotiradores.Al cabo de una semana nos ordenan asegurar una zona de 400 metros de largo en Playa Girón a donde se llevaron 3,000 hombres de la Milicia y al borde de la playa dos compañias de Seguridad del Ministerio del Interior. Quince tanques T-33 estaban al borde de la playa en semicírculo y se nos avisó que Fidel vendría que se aplicaran las medidas de máxima seguridad y que no se dejara pasar a nadie de las Milicias, sólo los altos oficiales y las compañias de Seguridad del MININT podían estar al borde de la playa.

Yo me extrañé de ver que Santiago Alvarez, el director del noticiero ICAIC estaba plantando varias cámaras del noticiero al borde del mar. Le pregunté qué cosa era aquello, a lo que me respondió que se trataba de un filme y que debía hacer unas tomas de Fidel y que todo estaba arreglado con Alfredo Guevara el director del ICAIC.

Uno de los tanques T-33 que estaba fuera del semiciírculo avanzaba hasta la playa y frenaba al borde del agua. Santiago Alvarez tomaba medidas y yo lo entendía que preguntaba a cuántos pies había que arreglar las cámaras .

Después de varios ensayos borraron las marcas de las orugas del tanque para dejar la playa intacta de rastros.

Una hora después llegó Fidel en un transporte blindado de tropas de infantería que decían que era antiatómico, acompañado de otros blindados y de una compañia de Seguridad del MININT en camiones descapotados.

Desde que llegó se puso a conversar en privado con Santiago Alvarez y después se montó en el T-33 con la escotilla abierta y sacaba la mitad del cuerpo afuera del tanque y apuntaba con el dedo hacia el mar, en el lugar donde estaba incendiado el barco HOUSTON que fué tocado por unas roquettes de la aviación castrista. Fidel descendía del tanque y le preguntaba a Santiago Alvarez si estaba bien. Este le respondía que tenían que hacer otras tomas para estar seguros.

Cuatro veces Fidel realizó los mismos gestos y descendía del tanque. Cuando Santiago Alvarez le dijo que todo estaba OK, se fué en su blindado con la escolta que lo acompañaba.

Dos semanas más tarde salía el corto metraje de Santiago Alvarez con el que ganó diferentes premios en los países del Este y que recorrió el mundo entero. Cuando yo ví el resultado me asqueó la manera en que se manipuló la historia. Se presentaba a Fidel señalando hacia el mar, se efectuaba un zoom sobre el cañon que disparaba, después filmaron el Houston en llamas como si hubiera sido Fidel que lo había tocado con un cañonazo y Fidel que descendía del tanque en una postura a la John Wayne.

El hombre que estaba histérico y con un miedo enorme de la aviación enemiga, era presentado como el CID CAMPEADOR…

La propaganda explotó hasta la última posibilidad de crear el mito de manera indecente sin ni siquiera decir el número de muertos que hubo realmente; Fidel era lo importante, el resto no contaba. No sería ni la primera ni la última vez que se reescribía la historia y se mentía de manera deliberada para glorificar al LIDER MAXIMO como le gustaba a Fidel que lo llamaran..