Tito Rodríguez Oltmans: EL DESASTRE DE ABRIL DE 1961 EN CUBA
Nota del Bloguista
(Humberto Sorí Marín cuando era un alto funcionario del Gobierno Revolucionario)
La amistad que tenían desde la Sierra Maestra Humberto Sorí Marín con el capitán Alcibiades Bermúdez sirvió para que Sorí Marín en el Exilio se acercara mediante cartas a Alcibiades Bermúdez, este se lo comunicó al G2 Castrista y desde que entró a Cuba todos sus movimientos eran conocidos; no fue casualidad el que detuvieran a prácticamente toda la dirección del clandestinaje antiCastrista en la casa en que estaba Sorí Marín; la equivocación del G2 de ir a la casa de al lado y no a aquella en la que se estaba efectuando la reunión de los líderes fue un error que se explica muy bien en ese libro. El hermano de Alcibiades Bermúdez, ya fallecido, también estaba trabajando para el G2. Humberto Sorí Marín fue herido en un glúteo cuando huía. Lo demás fue una ¨puesta en escena ¨para proteger a las fuentes que dieron la información.
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Tomado de http://www.nuevoaccion.com
EL DESASTRE DE ABRIL DE 1961.
Por Tito Rodríguez Oltmans
4-17-12
Gran parte de la historia del desastre que ocurrió en Cuba en Abril de 1961, comenzó el 18 de marzo de 1961 en la casa del Ingeniero Oscar Echegaray y su esposa Marta Godinez que vivían con su familia, en la calle 186 #110 entre 3ra y 5ta, en el Reparto Siboney. Echegaray era miembro del MRR y en muchas ocasiones cedió su residencia para importantes reuniones, no solo del MRR, también para otras Organizaciones.
A finales de febrero de 1961 llegan a Cuba clandestinamente en el “Tejana III”, (antiguo caza submarinos de la Marina Americana, comprado por Alberto Fernández de Echaverria, con su dinero, para llevarnos suministros y personal a Cuba). El punto de desembarco era conocido solo por unos cuantos. Lo llamábamos “Punto Unidad”, cerca del “Punto Fundora” en la costa norte entre La Habana y Matanzas.
La persona encargada de recibir los suministros y el personal de ayuda, casi todos los que venían eran especialistas en comunicaciones miembros de la Brigada 2506, que envía en avanzada, era Félix Peña. En este viaje del Tejana III aparte del suministro, desembarcarán dos personas; Manuel Puig Villar de la Brigada 2506, y Humberto Sorí Marín que llegaba a Cuba con la misión de coordinar lo que iba hacer todo el personal combatiente que trabajaba en la clandestinidad el día de La Invasión. Sorí había hablado con altos funcionarios de los Servicios de Inteligencia de EE.UU., y su función era la de coordinar todo el aparato clandestino nacional. Sorí fue conducido a una casa de seguridad en el Vedado.
Después de varios días se pudo coordinar la reunión principal, que sería la preliminar y la más importante con los dos Movimientos que asumirían una gran parte de la responsabilidad de los planes bélicos en las ciudades y las montañas, contando siempre con El Escambray. Esta reunión se haría en la casa de Echegaray, y solo deberían de estar en ella, Sori Marin, Rogelio González Corso “Francisco” del MRR (foto de la izquierda), y Rafael Díaz Hanscom “Rafael” de (UR) UNIDAD REVOLUCIONARIA, los dos Coordinadores Nacionales de dichos Movimientos. A la reunión asistieron otras dos personas; Manuel “Ñongo” Puig, y Domingo “Mingo” Trueba, además de sus acompañantes. Echegaray siguiendo la disposición prevista había salido de su casa, también lo hizo Marta, su esposa, para no estar presente en la reunión acordada con esa premisa (1). Además de las personas antes mencionadas estaban también en la casa, un joven llamado Eduardo Lemus que era el novio de la hija de Berta la hermana de Oscar, y las dos hijas de Oscar.
En la casa de al lado vivía un matrimonio que hacía pocos meses habían tenido un niño. En esa casa estaba escondido Nemesio Rodríguez Navarrete, hombre de confianza de Bernardo Corrales que estaba alzado en Pinar del Rio. Nemesio estaba en La Habana buscando recursos. El Comité de Defensa de la cuadra venía observando la entrada y salida de un joven que no era del barrio, resultando este ser Nemesio, y por este motivo, del Comité (CDR) llamaron a Seguridad del Estado (G-2) para que hicieran un registro en esa casa y averigüaran quien era la persona sospechosa desconocida.
(Rogelio González Corso)
En la reunión, todos estaban en la sala. Sorí estaba sentado en un sofá mirando hacia la puerta, a su derecha estaba Rogelio González Corso “Francisco”, en frente estaba “Rafael”, y los demás alrededor. (2)
Serían las 2:00 pm cuando agentes el G-2 (Departamento de Seguridad del Estado) llegan en tres autos, a la casa del vecino. La dueña de la casa los ve, se aterroriza, agarra al bebe de brazos, sale de la casa por una puerta lateral que da al jardín colindante con la casa de Echegaray, corre hacia ella, y desesperadamente toca a la puerta. Berta Echegaray le abre, y ella entra rápidamente con el niño en los brazos, pero ya el G-2 que la vio salir por el costado corre atrás de ella, entran en la casa de Oscar, la agarran por un brazo, y ven a un grupo de personas sentadas en la sala. Los agentes de Seguridad los miran y van a salir, cuando uno de los Oficiales reconoce a Sorí Marín, porque había estado con él en La Sierra Maestra. Sorí se da cuenta que ha sido reconocido, trata de sacar su pistola, suenan unos tiros de la metralleta del Oficial de Seguridad, Sori se vira para tratar de escapar por la puerta del fondo, el Oficial dispara de nuevo e hiere a Sorí en la pelvis haciéndole caer al piso. Todos son arrestados. (3). Marta, la esposa de Oscar cuando supo lo que estaba pasando en su casa, sabiendo el grandísimo riesgo que corría, fue para su casa para estar con sus dos hijas, inmediatamente fue arrestada.
A Sorí Marín lo envían al Hospital Militar de Columbia. A los demás para 5ta y 14 en Miramar, el Cuartel General de La Seguridad del Estado. Trabajo le costó a la Contra-Inteligencia saber que uno de los detenidos llamado Harold Boves Castillo era “Francisco” el Coordinador Nacional del MRR. El hombre más buscado por el régimen. Los demás ya habían sido identificados.
Días después a los hombres los trasladan a La Cabaña y a las mujeres a Guanajay.
A Eufemio Fernández Ortega lo arrestan en la calle 17 y J en el Vedado. Lo incluyen en la causa por órdenes directas de Fidel Castro para fusilarlo. Eufemio fue la persona que le dio una galleta a Fidel cuando los sucesos de la Expedición de Cayo Confites en 1947. Fidel siempre le temió a Eufemio, pero como buen cobarde, se la tenía guardada, y vilmente se vengó de esta manera.
( ¨Ñongo Puig¨ y su esposa Ofelia Arango en días felices )
Pocos días antes de La Invasión de Girón todos los que fueron detenidos en la casa de Oscar Echegaray (se le consiguió asilo en la Embajada de Venezuela) fueron instruidos de cargos en la Causa 152 de 1961. Y en breves días fueron conducidos a juicio ante El Tribunal Revolucionario número Uno en la Fortaleza de la Cabaña; resultando sentenciados a PENA DE MUERTE POR FUSILAMIENTO: Rogelio González Corso – Rafael Díaz Hanscom – Humberto Sorí Marín – Manuel Puig – Gaspar Domínguez Trueba – Nemesio Rodríguez Navarrete, y el Dr. Eufemio Fernández Ortega. Los demás acusados recibieron condenas a 30, 20 y 15 años de prisión. (4)
En la madrugada del 20 de abril de 1961 uno a uno los condenados a muerte fueron fusilados en el paredón del Foso al lado de la Galera 17 de La Prisión.
Los que quedamos en la calle después del 18 de Marzo de 1961, tratamos de reorganizar los grupos, sobretodo, Octavio Barroso (Fusilado el 2 de febrero de 1962) de Unidad Revolucionaria, que pasó a ser El Coordinador Nacional del Movimiento (UR). Todos sabíamos que la Invasión era inminente, sabíamos que los norteamericanos sabían todo lo que pasó, pero no hacían nada para informarnos sobre La Invasión para coordinar nuestro apoyo. Sabíamos que La URSS le suministraba al régimen todo tipo de armamento, e inteligencia a través de la KGB.
De parte de nuestro “aliados” del Norte solo recibíamos “SILENCIO”.
Son asuntos inexplicables, sin justificación. Enviaron a La Brigada a desembarcar por el punto más cenagoso de toda Cuba.
Los Comités de Defensa comenzaron a prender a todos los que ellos estimaban que estaban en contra de La Revolución. En la Isla hubo más de 600 mil detenidos; hombres, mujeres, niños, ancianos, y hasta enfermos. Miles de personas decentes fueron hacinadas como animales en el Teatro Blanquita, en los fosos de La Cabaña, del Castillo del Príncipe, del Castillo de Atarés. En el interior de La Isla muchos hasta estuvieron detenidos en corrales para animales. Decenas murieron en un cautiverio cruel medieval, sin comida ni agua potable por largas horas interminables, mujeres en estado abortaron, muchas murieron, Cuba se convirtió en un “Infierno”. Todo esto sucedía cuando el desembarco del 17 de abril.
La Brigada peleó valientemente como pudo, sin suministros, con solo el apoyo aéreo de la pequeña Fuerza Aérea de la Brigada. Los pilotos hicieron heroicidades para brindar un poco de apoyo. Muchos de los pilotos fueron derribados y perdieron la vida. La clandestinidad, la llamada guerrilla urbana, trató de apoyar lo mejor que pudo, combatiendo en La Habana, muchos de nuestros compañeros murieron tiroteados en las calles de la ciudad. Los alzados no recibieron ningún tipo de ayuda.
Caos total. Tragedia Nacional.
Algunos “INTELIGENTES”; analistas, cubanólogos y politólogos, han catalogado y catalogan, sin saber el por qué de lo sucedido, como un fracaso, una derrota. Imbéciles que nada hicieron, y nada harán por La Libertad de Cuba. Solo hablar por hablar.
Yo digo que fue una traición de la Administración de John F. Kennedy.
(1) Narración grabada de Oscar Echegaray.
(2) Narración de los hechos por Marta Godínez y Berta Echegaray.
(3) Narración de los hechos por Marta Godínez y Berta Echegaray.
(4) Copia de La Petición Fiscal, y Sentencia de Pena de Muerte por Fusilamiento de los archivos Legales del Dr. Manolo Mariñas Abogado de la Defensa de Sori Marin.
La Cabaña, Cuba Abril 17 de 1961 A mis compañeros estudiantiles y al pueblo de Cuba en general:
En estos momentos me encuentro esperando la sentencia del tribunal que me juzgo. La muerte no me preocupa, porque tengo fe en Dios y los destinos de mi Patria. Mi muerte será otro paso atrás de los que creen que pueden ahogar con sangre las ansias de libertad del pueblo cubano.
No le temo, que venga la muerte; yo voy feliz porque ya veo libre a mi Patria, ya veo como suben jubilosos mis hermanos la gloriosa Colina, ya no habrá más odio entre hermanos, ya no habrá gargantas que pidan paredón. Todo será amor entre cubanos, amor de hermanos, amor de cristianos.
Pobre Cuba, cuanto has sufrido, pero la Cuba nueva surge del odio para sembrar el amor, de la injusticia para sembrar la justicia, justicia social, no demagogia engañadora de pueblo; una Cuba madura porque ya conoce todos los engaños y a los farsantes; una Cuba para los cubanos y “con todos y para el bien de todos”.
A ti, estudiante, te cabe la gloria de liberar a la Patria y de levantar esa Cuba nueva.
¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA CUBA LIBRE!
¡VIVA EL DIRECTORIO REVOLUCIONARIO ESTUDIANTIL!
Firma: Virgilio Campaneria Ángel
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Queridos viejos:
Acabo de recibir hace unos momentos la ratificación de la Pena de Muerte y es por eso, ahora que estoy en el final, que les escribo estas líneas. No me creerán pero puedo asegurarles que nunca he tenido tanta tranquilidad espiritual como en ese momento: me siento con sinceridad muy contento presintiendo que dentro de poco estaré con Dios , esperando y rezando por Uds.
Hoy en el juicio vi a mis hermanos y padrinos llorando Y eso por que? No y mil veces No. Se que lo de hoy es doloroso para Uds., pero quiero que se sobrepongan y piensen que Dios en su infinita bondad me ha dado esta gracia de ponerme a bien con El, y todos deben de agradecérselo.
Adiós viejucos, tengan mucha fe en la Vida Eterna que yo intercederé por todos Uds.
! VIVA CRISTO REY !
Besos y abrazos, no lágrimas, a todos.
Adiós hermanos, padrinos y familia
FE EN DIOS.
Alberto
20 de abril de 1961
Sé lo que representa para ustedes el momento en que reciban la noticia de mi muerte encontrándose ustedes lejos de donde yo estoy. Quiero decirles que esto fue siempre lo que yo le pedí a Dios. Creo que hubiera sido para ustedes un sufrimiento mayor moral y quizás físico si hubieran estado aquí y hubieran tenido que pasar por todo este tiempo que entre mi prisión y mi muerte duró 32 días.
No tienen en ningún momento que abochornarse de mi prisión y fusilamiento, al contrario, espero que estén orgullosos de su hijo y que sepan adoptar una postura correcta en el momento en que Dios y la Patria pedían el sacrificio de su hijo. Quiero que sepan que era la única postura que podía tener en situaciones como la que está atravesando la patria en estos momentos.
Esto lo estoy escribiendo a las 2 a.m. del día 20 de abril. Estoy en una celda que le dicen capilla, ya que mi muerte es cuestión de minutos. Quiero que de esta manera sepan ustedes que mi último pensamiento en la tierra fue para ustedes y mis queridos hermanos.
Padres, hermanos, sólo tengo una terrible preocupación, pero confío que siendo mi última voluntad esta preocupación deje de serlo y se convierta en una gran alegría, ella es la vida espiritual, la vida religiosa de ustedes. Saben que siempre mi preocupación fue la Religión Católica y tratar de hacer la voluntad de Dios; en estos momentos estoy seguro que la estoy cumpliendo y quiero que esta muerte mía, de la cual deben de estar orgullosos, sirva para que ustedes papá y mamá, me hagan la promesa de ir a misa todos los domingos y de confesar y comulgar los dos y después hacerlo regularmente.
Que mis hermanos Manolito e Isidro hagan ejercicios espirituales, anualmente, que se confiesen y comulguen mensualmente y vayan a misa todos los domingos. Traten de ser buenos esposos con esas dos joyas que tienen, Laurita y Fifí, a las cuales también les pido mejoren su vida espiritual. Para mi sobrín Carlos Manuel que le digan lo mucho que su tío lo quería, que murió para que tuviera una Cuba digna y católica y por favor que vaya a un colegio católico. Recuerden que es más importante salvarse que saber inglés. A mi ahijado y mis dos sobrinas muchos besos. Que vayan a colegio católico y que sean buenos hijos todos.
En estos momentos en que la muerte toca a la puerta sabrán, padres y hermanos, que estoy con gran tranquilidad, lo mismo que todos mis compañeros, ya que ello me abre las puertas del cielo y de la dicha eterna. Además, me lleva al lado de abuelito y de mis abuelos donde, si Dios quiere, los espero a todos.
Recuerden, no lamenten, esto es lo mejor. Recuerden que los espero en el cielo, que tengan fortaleza como yo la tengo en estos momentos y que me voy con una sola preocupación de su vida espiritual. Por favor, no la abandonen, que en ningún momento mi problema vaya a afectar al catolicismo de ustedes, al contrario, lo fortalezca.
Sin más, esperándolos en el cielo, queda su hijo, que nunca los olvida y los espera con los abuelos,
Rogelio
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TESTIGO DEL SACRIFICIO
(HACE 50 AÑOS)
Por Tomás Fernández-Travieso
El sol se ponía cuando salimos del juicio. Luis Fernández-Caubí fue el único abogado que se atrevió a defender nuestra causa. El juicio demoró sólo 20 minutos; lo interrumpió varias veces el ruido de los tanques de guerra destacados en La Cabaña corriendo hacia Playa Girón: era el 17 de abril de 1961.
Cuando iban a fusilar, dejaban solamente en capilla a los condenados a muerte. El único que sabíamos que ya estaba allí era Carlos Rodríguez Cabo. A su compañero de causa, Efrén Rodríguez López, le pidieron 30 años. Lo habíamos dejado en la galera y cuando vino a despedirse de nosotros, muy apenado, dijo: “Miren, perdonen que les pida esto, pero seguro que ustedes no regresan. Salúdenme a Carlitos allá”. No pudo seguir hablando. Nos abrazó llorando. Caminando esposados cruzamos el puente levadizo. Abajo, en el foso, un palo solitario se alzaba delante de unos sacos de arena. Virgilio Campanería Angel y yo íbamos esposados juntos. Alberto Tapia Ruano venía solo.
Al llegar a la prisión, desde el patio al otro lado del rastrillo, muchos compañeros nos saludaron en silencio. Nos pasaron a través de una galera donde dormían los guardias, hasta llegar a la capilla (galera interior dividida en cuatro celdas con un pasillo central). Continuamos caminando por un largo pasillo. Cuatro guardias nos escoltaban. Atravesamos tres rejas con gruesos candados. Al entrar en la capilla, desde una de las celdas, la voz de Efrén, fuerte y decidida, nos saludó: “Parece que me quieren tronar (fusilar) también. Me elevaron la condena de 30 a paredón. Además, Carlitos estaba muy solo y no podía abandonarlo”, agregó riendo Efrén. Compartimos la información que teníamos del desembarco por Playa Girón que apoyaría el movimiento clandestino. Efrén y Carlitos eran de Rescate Revolucionario; Virgilio, Alberto y yo del Directorio Revolucionario Estudiantil. Nos metieron en una celda iluminada por una lámpara de luz fría con dos literas sin colchón y un hueco en el piso que servía de inodoro.
Al poco rato trajeron a Lázaro Reyes Benítez y a Filiberto Rodríguez Ravelo, ambos de Güines. Filiberto se había ganado el apoyo de “el marciano” ya que desde que llegó a La Cabaña insistía en que él era un extraterrestre y que estaba en contacto permanente con los marcianos. Después llegó José Calderín, quien junto a Lázaro y a Filiberto fueron a otra celda. Por último, Carlos Calvo Martínez; al igual que Virgilio y Tapita tenía 21 años. Lo acusaron de poner la bomba de El Encanto. Lo metieron en nuestra celda.
Ya estábamos todos. Un guardia trajo las sentencias. A mí me conmutaron la pena de muerte por 30 años de prisión “porque esta gente no va a fusilar a un menor de edad”, me explicaron todos. Ya no pude seguir compartiendo los cantos y los chistes de los demás. Me convertí en el depositario de sus recuerdos, el enlace con la vida. Yo sería el testigo de su sacrificio. Pasaron horas. No sé, ahí no existe el tiempo. Rezamos el rosario, todos teníamos rosarios. Por fin las tres cerraduras crujieron y pasos de botas resonaron en la capilla. El sargento Moreno llamó el primer nombre: “Carlos Rodríguez Cabo”. “Presente”, gritó con voz firme. Dos guardias con fusiles lo escoltaron hasta la puerta de nuestra celda. Nos abrazamos a través de los barrotes. Me encomendó a su hija, le dejaba su sortija y dijo: “ánimo, que tengas suerte”. Al rato el sonido de los fusiles FAL llenó la capilla, seguido de un tiro de pistola. “El sargento Moreno es el que da los tiros de gracia”, me habían dicho. Las tres cerraduras se abrieron otra vez, ahora para Efrén. Respondio: “Presente”.Me abrazó entre las rejas, le dejaba su fosforera a la esposa Los FAL sonaron cerca, seguidos de un tiro de gracia. El tercero fue Virgilio. En el último abrazo me dijo: “Tommy, voy a gritar un Viva Cristo Rey, Viva Cuba Libre, Viva el Directorio, que le va a traquetear los cojones. Alberto (Tapita) se abrazó a mí: “Ojalá que yo vaya después”. Abrazados escuchamos a Virgilio cumpliendo su promesa, sonaron los FAL y después tres tiros de gracia. “Alberto Tapia Ruano”, llamó Moreno. “La Virgencita me oyó”, dijo Tapita con alegría. Salió rápido. Quedamos Carlos Calvo y yo en la celda. “¿Crees que Tapita contó los tiros de gracia de Virgilio?... Fueron tres. De todas maneras él lo va a ver en el suelo, no hay tiempo de quitar los cuerpos entre uno y otro…”, dijo.
El cuarto fue Filiberto, quien, reconociendo su broma, me confesó: “Ya ni los marcianos pueden salvarme del trueno (paredón)”. Salió cantando el Himno Nacional. Le dieron dos tiros de gracia. “Lázaro Reyes Benítez”. “Presente”. Me abrazó y salió. “José Calderín”. “Presente”. El penúltimo abrazo y salió. Carlitos Calvo fue el último. Ya yo conocía toda su vida. Antes de que abrieran las rejas, me pidió: “Cuenta mis tiros de gracia y me lo dices allá arriba”.
Fueron ocho en La Cabaña, hace 50 años.
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TOMÁS FERNÁNDEZ-TRAVIESO, ex miembro del Directorio Revolucionario Estudiantil, fue condenado a 30 años de prisión por el régimen castro-stalinista de Cuba. La publicación en Miami de su obra teatral “Prometeo Desencadenado” le ocasionó una condena adicional. Cumplió 19 años de prisión. Actualmente reside en Miami. Recién publicó la novela, “El Silencio del Ayer”.
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