domingo, mayo 27, 2012

Desde Cuba Juan González Febles: “¡Entonces estaré muerto! Menos mal…”

Tomado de http://www.primaveradigital.org/


“¡Entonces estaré muerto! Menos mal…”



Por Juan Gonzalez Febles
24 de Mayo de 2012


Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Lo cotidiano es salir a la calle y oír hablar mal del gobierno. Incluso los artistas supuestamente contestatarios, hablan, critican y asumen la pose de moda hasta que les permiten viajar. taxi Entonces, -como quieren seguir con viajes y la autorización para hacerlos- cumplen el convenio, llegan a los Estados Unidos o a cualquier parte y dicen ser revolucionarios. Este es un momento excelente para el oportunismo y los oportunistas y una muestra perfecta de descontento generalizado a nivel popular.

Lo inusual es encontrar alguien en la calle que libre el sustento con honradez, sude para ello y respalde al gobierno. Era un chofer de taxi estatal. Manejaba un auto Lada amarillo, desvencijado por dentro y por fuera, de moneda nacional. Lo abordé en Belascoaín. El hombre contaba con más de setenta, quizás frisaba los setenta y cinco. Hablamos y supe que pasó 20 meses de servicio en Angola, allá por los 70.

Era un hombre blanco como suelen ser blancos los cubanos. Tomó esa decisión y echó lejos a los ancestros. El pelo entrecano de un dudoso castaño, ciertamente lo respaldaba. Delgado y fibroso, proclamaba un quizás discutible temperamento sanguíneo de acuerdo con la vieja teoría. El hecho que vestía camisa blanca de mangas largas, -fresca es cierto- y no pulóver, proclama todo un estilo y una filosofía de vida. Nadie entre los más jóvenes trabaja con camisas y mucho menos de mangas largas.

La indumentaria la completaban pantalones carmelita oscuro similares a los del uniforme de los institutos tecnológicos. Medias y zapatos de corte bajo, ¡con cordones! Un viejo reloj pulsera automático japonés y espejuelos plásticos de ópticas subsidiadas, concluyen la descripción de este cubano en minoría.

Fue mientras esperábamos por el semáforo de Belascoaín y Neptuno que comenzó nuestro intercambio. Dos travesti con peluca, rubia uno y platinada el otro cruzaron frente al auto. El chofer esbozó una mueca que podría estar en el límite impreciso del asco y el desprecio.

-¡Han descojonado a este país!- dijo- Desde que 'El Viejo' se enfermó, esto se fue pal carajo.
-¿¡Homofóbico!?- pregunté
-Nada de eso-dijo- No se trata de la homofobia esa. Pero cada vez que la chiquilla de mierda esa aparece en el televisor, cambio el canal...

Aunque sabía que se trataba de la Dra. Mariela Castro y de su campaña 'homofílica', quise halar
la lengua del chofer.

-¡Quien?
-Mariela, la hija de Raúl.
-Uhm...
-Yo le entregué mi vida a 'esto'...


Llovía y el chofer me comentó que en Luanda siempre llueve. Me dijo que cuando prestaba sus servicios allá, Fidel Castro visitó Luanda y por poco muere en un accidente de aviación. Según dijo, estaba nublado y por un tilín no se produjo la colisión entre el avión del Comandante y otra aeronave que entraba o salía del aeropuerto. Mientras el hombre se alegraba y se congratulaba de la buena suerte de su ídolo, yo pensaba en todos los que se hubieran salvado de la muerte a partir del accidente que no fue.

Para tranquilizar mi conciencia, recordé a Shakespeare y a lo que escribió sobre que todos debemos a Dios una muerte y que quien lo haga hoy, no tendrá que pagar su deuda mañana. Ciertamente, y en el caso específico del Comandante, ¿por qué mañana y no ayer?

-Todo es diferente a como lo planeamos. Ya siento vergüenza de decir que soy militante del partido. Nadie nos respeta. Cada vez que se destapa un ladrón en alguna parte, es militante como yo. ¡Parte el alma, coño!
- Es mucho tiempo y todo se desgasta. Nada es eterno...
- No. Es que dejamos que todo pasara. Primero fue meter a los religiosos en el Partido. ¡Quien coño dijo o se le ocurrió que los creyentes deben estar entre los comunistas! Se es comunista, materialista, marxista leninista o creyente. Si no, eres na. Ninguna de las dos cosas. Ni esto ni lo otro. Por ahí empezó todo...
- Bueno-dije- necesitaban crecer... La gente se fue cansando, no les quedó otra cosa. Nada fue como dijeron que sería. ¿No le parece?
- No coño, no. Es cuestión de principios. Es como aguantar un tarro. Si aguantaste el primero, espera el segundo, el tercero y hasta el cuarto. Oiga: ¡No y pa la pinga! Yo nunca he perseguido ni me ha importado lo cada quien haga con su vida, bueno... con su culo. Nunca perseguí ni estuve de acuerdo con perseguir cundangos. Pero de ahí a hacerle propaganda, eso es otra cosa.
- Se trata de corregir la homofobia, las persecuciones, el parametraje, las UMAP. ¿No le parece que se debe al menos una disculpa?
- Cuando el momento llegue, en el partido. La orden no fue torturar a nadie ni hacerle barbaridades a nadie. Quien lo hizo, sea quien sea que pague. ¡Que pague bien y de verdad! Era reeducar con el trabajo, para que se porten bien, no para que dejen de ser cundangos. ¡Que no jodan! Eso no se cura... bueno, si fuera una enfermedad. Era que no haya mal ejemplo ni conducta antisocial. ¡Ahora es peor! Quieren hasta que los hombres se casen entre sí sin mujer. ¿Qué coño saldrá de ahí? ¿Te imaginas a dos cundangos criando a un niño?


Cuando le expliqué que la diversidad y el respeto a esta, es una conquista de la humanidad, el pobre tipo bufaba. Dijo:
-Dentro de veinte o veinticinco años, Cuba va a ser un país de putas, maricones y tortilleras. Entonces estaré muerto... Menos mal, mejor así. Oiga, repito: ¡Aquí todo se jodió cuando se jodió el Viejo! Por eso en mi casa, cuando sale la chiquilla de mierda esa, cambio el canal para que mis nietos no vean esa mierda. Una cosa es que no haya persecución. Otra, es embullar a los hombres a que se metan a maricones.

Casi al llegar a mi destino, le dije que tenía que aprender a vivir en la modernidad. Y fue cuando este hombre equivocado pero sincero en su error y en sus convicciones me dijo, sin disponer de un centavo o de otra cosa que no fuera su trabajo, sus convicciones y su esfuerzo, que se moriría como aprendió a vivir. Era algo que escuché antes con el apego de una bella melodía, en la que no creí y dicho por alguien en quien no creo. ¡Qué cosa! Este hombre humilde desde la amargura de su decepción, me convenció de su sinceridad. Pensé que la buena noticia es que quedan pocos así. Querido enemigo, ojala te vaya bien y la tierra te sea leve.

Para Cuba actualidad: juan.gonzlezfebles1@gmail.com