viernes, mayo 25, 2012

Emilio Ichikawa: LASA: Eventos protocolares al margen de la docencia, la investigación y la economía


LASA: Eventos protocolares al margen de la docencia, la investigación y la economía


Por Emilio Ichikawa
5,  25, 2012 

Una vez convertido en Presidente de Cuba, Raúl Castro ha nombrado o promovido a especialistas y académicos al funcionariado. La ciencia y la técnica cubana tienen actualmente notable representatividad política y administrativa en la isla. Para poner un ejemplo: al menos formalmente, puede decirse que la dirección de la economía cubana está en estos momentos en manos de profesionales de la ciencia económica con formación académica. Adel Yzquierdo Rodríguez, Ministro de Economía y Planificación, es un Ingeniero que dirigió empresas de las FAR y fue Vice Ministro del área. Osvaldo Martínez, Presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular es director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM) y el economista Marino Murillo es el presidente de la llamada Comisión de implementación de acuerdos del VI Congreso del Partido; grupo que se ha dado el lujo de incluir sociológicos y hasta algún filósofo cubano.

Pero aquí hay al menos dos problemas. En primer lugar, habría que pensar si lo anterior es un índice de que efectivamente “el pensamiento económico” está conectado al desarrollo de la emergente empresa privada en Cuba; o esto no es más que la fachada profesional con que se ejerce el control socialista de siempre. En segundo lugar, aunque se respondiera afirmando que sí, que “el saber” de estas personas juega un papel real en el diseño de la economía cubana dejando atrás el autoritarismo fidelista, habría que considerar el hecho de que estos funcionarios no son del tipo de los que viajan a eventos académicos como los de LASA o los que suele hacer el CRI de FIU o el Bildner Center de CUNY. El pasado año, tanto CUNY como Harvard invitaron a disertar sobre el VI Congreso del PCC a personas que no eran delegados al cónclave; es decir, a académicos  que hablan de oídas de los procesos de dirección reales y a quienes de hecho solo se les reconoce estar “conectados” o “enterados” sobre la dinámica de las altas esferas del poder en Cuba. Quizás también, por la cantidad de viajes y reuniones en que se enfrascan, de oídas es además el conocimiento de los libros que refieren y de las personas sobre las que opinan.

Considerar que este tipo de académicos, que asisten a eventos como el de LASA, son emisarios del gobierno o actores directos del poder en Cuba es una ficción que no apunta al verdadero problema: en cuanto a recibir información de los procesos que realmente deciden el funcionamiento y dirección de las reformas en Cuba, la delegación académica cubana a LASA es fútil. En este sentido, quizás la presencia de Mariela Castro hubiera podido ser interesante; pero no tanto por el cargo formal que ocupa al frente del CENESEX, sino precisamente por la posición “informal” o “accidental” que representa ser la hija de Raúl Castro. La mejor información que pudo haber llevado Mariela Castro a San Francisco seguramente la tenía de oídas; pero no la debe haber revelado por discreción, lealtad o porque no era lo que le pedía el programa
.

El cuestionamiento a la delegación cubana a LASA desde lo político excusa también de un análisis del estancamiento profesional que muestra una representación institucional abrumadoramente habanera; con nombres que se repiten y proyectos de poco interés. Los ponentes cubanos están agrupados en paneles donde prima la presencia de ellos mismos; algo que demuestra que es un tanto ilusa la pluralidad del intercambio. Hay varias ponencias que se dedican a disertar sobre lo que es prácticamente inverificable en un proceso en marcha; como es la influencia de modelos asiáticos en las reformas económicas cubanas. Los temas dominantes apuntan al ejercicio de la opinión y el comentario de sucesos corrientes relacionados con la Iglesia, la emigración, los “cuerpos” nacionales y sociales… temáticas que confirman que los eventos de LASA son importantes como viajes y reuniones sociales (gratis o a muy bajo precio), para conocer y reencontrarse con colegas, para certificar algunas políticas en nombre de “la ciencia” y ejercer representatividad. Pueden ser reuniones agradables, pero el ritmo de la docencia, la investigación y la economía suele andar al margen de estas jornadas.
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Tomado de http://www.diariodecuba.com/

LASA, más allá de Mariela Castro

DDC
San Francisco
25-05-2012


Otros paneles sobre Cuba cuestionaron los límites de la reforma económica, elogiaron el surgimiento de nuevos actores discordantes y criticaron las leyes que limitan el ejercicio de los derechos.

La cobertura mediática del XXX Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), en San Francisco, ha estado centrada en Mariela Castro, quien en un panel presentó el reconocimiento de la diversidad sexual y la política "positiva" hacia los homosexuales y los transexuales, como parte de la "política histórica de la revolución hacia las minorías".

La mayoría de las mesas que tratan el tema de Cuba en el congreso han abordado, como sucede tradicionalmente, las reformas económicas, las relaciones con Estados Unidos y la exposición de los "logros sociales de la revolución". Son esos los temas que prioriza el gobierno cubano, porque a través de ellos puede aprovechar el foro en favor del lobby antiembargo y, a la vez, avanzar en el acercamiento comercial y diplomático con Washington.

La delegación cubana es numerosa —varias decenas—, a pesar de la negación de visas a diez académicos de la Isla.

Aunque esta vez la participación de académicos del exilio ha sido menor que en otras ocasiones, algunas mesas protagonizadas por estos han movido el tema cubano hacia el debate del sistema político de la Isla, y la necesidad de su democratización. En tres mesas, por lo menos, se ha tratado el tema de que los cambios que tienen lugar en Cuba no son ni deben ser únicamente económicos.

La estudiosa Marie Laure P. Geoffray, de la Universidad Libre de Berlín, trató en su ponencia "Negociando espacios de inconformidad" el problema de la segmentación de la esfera pública cubana y del surgimiento de nuevos actores discordantes, como los blogueros independientes, las Damas de Blanco, Estado de Sats, Observatorio Crítico y otras pequeñas asociaciones artísticas e intelectuales.

El panel fue organizado por el académico alemán Bert Hoffmann, y comentado por el politólogo británico Laurence Whitehead.

Economía, racismo, derechos


En la mesa "Cuba in Times of Change", en la que intervinieron la socióloga de la Isla Mayra Espina Prieto, el profesor de Harvard Jorge I. Domínguez, y el historiador de Pittsburgh, Alejandro de la Fuente, se cuestionaron los límites de la reforma económica en curso y sus efectos negativos para la sociedad, en términos de incremento del racismo y la desigualdad.

Alejandro de la Fuente reconstruyó el debate en torno al Partido de los Independientes de Color y la masacre de 1912, que se ha intensificado en los últimos años en la Isla.

De la Fuente observa que las demandas de reivindicación de ese partido crecieron entre 2007 y 2008 dentro de la comunidad intelectual, pero que en los últimos años el Estado está tratando de apropiarse del evento, luego de haberlo ignorado por medio siglo.

De la Fuente insistió en el incremento de la desigualdad racial en los últimos años como resultado de la dolarización de la economía.

En otra mesa, dedicada específicamente a la ausencia de cambios en el sistema político cubano, intervinieron el sociólogo Haroldo Dilla, del proyecto "Ciudades y fronteras", de República Dominicana; el historiador Rafael Rojas, del CIDE y la Universidad de Princeton, y el politólogo Eusebio Mujal León, de la Universidad de Georgetown.

Dilla describió el surgimiento de una oposición de izquierda dentro y fuera de la Isla. Rojas criticó el lugar de los derechos políticos en la Constitución, el Código Penal y las leyes electorales y habló de la necesidad de una reforma de los artículos 53, 54 y 62, que limitan el ejercicio de esos derechos a las instituciones y medios del Estado y penalizan la oposición pacífica.

Mujal, por su parte, sostuvo que la aproximación del gobierno de Raúl Castro al modelo chino o vietnamita no sólo es económica, sino también política; aunque por medio de una recomposición de las élites en favor de los sectores militares.

No descartó que en los próximos años se intenten algunos ajustes en instituciones como el Partido Comunista y la Asamblea Nacional, que asemejen estas instituciones al modelo vietnamita.