jueves, septiembre 06, 2012

Carlos Alberto Montaner: ¿Cuándo se hizo comunista Fidel Castro?

Tomado de http://www.diariodecuba.com/

¿Cuándo se hizo comunista Fidel Castro?

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¿En sus años años universitarios? ¿Durante su militancia ortodoxa? ¿Por un cursillo del PSP o la lectura de Marx y de Lenin? Se entrecruzan diversos testimonios.
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Por Carlos Alberto Montaner
Miami
05-09-2012

Vaya por delante lo siguiente: voy a referirme a un libro importante de José Ignacio Rasco. Es importante por dos razones fundamentales:

Primero, Acuerdos, desacuerdos y recuerdos, recién publicado por Ediciones Universal y el Instituto Jacques Maritain de Cuba, describe, desde una perspectiva única, un momento fundamental de la atormentada historia de la república cubana, el fatídico bienio 1959-1960.

Segundo, aclara algo que es tristemente interesante para los cubanos: como testigo que ha sido de la historia contemporánea, y por su cercanía al personaje, Rasco establece con cierta precisión y autoridad cuándo Fidel Castro suscribió las ideas comunistas y se vinculó al PSP. Ese dato es importante para entender la magnitud del engaño padecido por el pueblo cubano.

Antes de seguir, es bueno aclarar que José Ignacio Rasco fue compañero y amigo de Fidel Castro durante la adolescencia, época en que ambos estudiaron y practicaron deportes en el Colegio Belén de los jesuitas, y luego coincidieron en la Universidad de la Habana, donde estudiaron Derecho simultáneamente.

Rasco, que era mejor estudiante y más disciplinado que Fidel, aunque no tenía la prodigiosa memoria de su condiscípulo, agregó además Filosofía y Letras a su currículo profesional.

En definitiva, Acuerdos, desacuerdos y recuerdos encapsula muy eficazmente la vida del autor. Es breve, porque no se trata de una muestra extensa de su obra como conferenciante, ensayista y articulista, sino es la parca selección de algunos textos que dejan constancia de la creación en Cuba del Movimiento Demócrata Cristiano, y luego una larga y reveladora entrevista que le hizo la profesora e investigadora Silvia Pedraza.

El libro, dedicado por Rasco a la inolvidable Estela Pascual, su mujer de toda la vida, una persona inteligente, agradable y risueña como pocas, lamentablemente fallecida, lleva unas exactas palabras preliminares en las que Uva de Aragón retrata a vuelapluma la vida cívica de José Ignacio, sin otro objeto que aportarle al lector un marco de referencia para que entienda quién es el autor y qué importancia tiene para los cubanos. La propia Uva, en gran medida, puede considerarse una excelente discípula de José Ignacio.

La Democracia Cristiana

En 1959, el triunfo de la revolución cubana trajo aparejada la demolición del sistema de partidos surgido tras la revolución del 33. Si la caída de Machado significó el severo debilitamiento de liberales y conservadores, la de Batista liquidó a ortodoxos, auténticos y, por supuesto, a todo el entorno del pequeño y artificial Partido de Acción Unitaria (PAU) creado por el dictador para agrupar a sus seguidores y gobernar con cierta pátina de civilidad.

¿Qué se avizoraba entonces en el panorama político cubano? José Ignacio Rasco pensó, con muy buenas razones, que era el momento de sacar a Cuba de la dinámica partidista local e integrarla dentro de las coordenadas ideológicas vigentes en las zonas más desarrolladas y prósperas del planeta.

Suele olvidarse que la globalización política, iniciada con los movimientos anarquistas y socialistas en el siglo XIX, en los que Marx jugó un papel destacado, precedió con bastante antelación a la económica.

Para Rasco, católico ferviente y resuelto partidario de la justicia social, el aggiornamento de la política cubana estaba en la Democracia Cristiana, una corriente ideológica que triunfaba en la Alemania de Konrad Adenauer y en la Italia de Alcide De Gasperi, con el auxilio de dos extraordinarios economistas liberales de la postguerra: el alemán Ludwig Erhard y el italiano Luigi Einaudi.

Para Rasco, era evidente que la solución de los problemas económicos y políticos de Cuba no podían hallarse en el comunismo tiránico preconizado por la Unión Soviética, hecho de calabozos y paredones, absolutamente ineficaz como generador de riquezas, ni tampoco en la vieja cultura revolucionaria cubana surgida de la revolución del 33, siempre pendiente de que la felicidad llegara de la mano de hombres de acción iluminados por las buenas intenciones y no por el correcto funcionamiento de las instituciones democráticas.

Había que modernizar la mentalidad política de los cubanos, y esto significaba revivir los valores republicanos del respeto por la división de los poderes públicos y, en definitiva, por el Estado de Derecho, junto a una genuina preocupación por el destino de los más necesitados, objetivos que, según Rasco, podían cumplirse dentro de la Doctrina Social de la Iglesia.

La Democracia Cristiana, además, comenzaba a fructificar en América, con líderes como Rafael Caldera en Venezuela y Eduardo Frei en Chile. 1959 parecía ser un momento ideal para el surgimiento de esta tendencia en Cuba.

(José Ignacio Rasco; foto de archivo)

No obstante, había un obstáculo fundamental: Fidel Castro era en ese momento el líder indiscutible de los cubanos y Rasco, que lo conocía profundamente, tenía muy buenas razones para creer que su excompañero de estudios había sido seducido por las ideas comunistas y se preparaba para crear una dictadura colectivista de partido único, patrullada sin misericordia por la policía política, como las que se habían desarrollado y enquistado en Europa tras el fin de la Segunda Guerra mundial.

Fidel Castro comunista

Cuando Silvia Pedraza le pregunta a Rasco cuál era la ideología de Fidel en sus años universitarios, éste le responde, sin vacilación, que en esa época Castro ya vivía deslumbrado con el comunismo, convencido de que en el ensayo Qué hacer de Lenin estaba el camino más corto hacia el poder. En esos años formativos, parece que Fidel había tomado unos cursillos breves de marxismo en las oficinas que tenía el PSP en la calle Prado.

A lo largo de los años he escuchado otros testimonios parecidos que corroboran la información que brinda Rasco.


Bernardo Martínez Niebla, ya fallecido, exmiembro del Comité de Dirección del PSP en La Habana en aquellos años, también amigo de Fidel en esa época, luego exiliado en Miami, contaba exactamente lo mismo. Fidel había tomado uno de esos cursillos de iniciación que ofrecía el Partido. Algo que hoy llamaríamos, como la famosa serie de libros: Marxismo para idiotas.

Mi primo José de Jesús Ginjauma Montaner, "Pepe Jesús", uno de los jefes de la UIR cuando Fidel era miembro de esa organización (a quien siempre le agradeceré que me escondiera cuando me escapé de la cárcel), solía contarme las agrias discusiones que tenía con Fidel por las simpatías de éste con el comunismo a fines de los años cuarenta. Pepe Jesús era anarquista.

No obstante, quizás la historia más sorprendente y directa que he escuchado era la que contaba el Dr. Rolando Amador, también abogado y compañero de estudios de Fidel, pero su reverso intelectual: era inmensamente serio y erudito.

Amador, por amistad y compañerismo, en 1950 accedió a encerrarse en un hotel con Fidel para ayudarlo a repasar las asignaturas finales de la carrera, dado que éste, más dedicado a la política que a los estudios, se había descuidado y debía presentarlas por libre.

Estando en el hotel, presenció la llegada de una delegación del PSP, presidida por Luis Mas Martín, un destacado miembro del PSP que años más tarde se alzó en Sierra Maestra. Los camaradas venían a notificarle a Fidel que había sido aceptado en el Partido
.

Cuando se marchó la delegación, Amador le preguntó si era comunista y Fidel le contó que se sentía marxista desde que leyó el Manifiesto Comunista en los primeros años de universidad.


Años más tarde, en 1968, Fidel le diría a Saúl Landau, un cineasta simpatizante del régimen, exactamente lo mismo, y le agregaría que luego se hizo leninista.

Yndamiro Restano, por su parte, hijo de un cuadro importante del PSP que llevaba su mismo nombre, y militante él mismo en su juventud, aunque luego rompió con el Partido, aporta un dato ciertamente relevante: no solo Fidel tenía una estrecha vinculación con el PSP, al menos desde principios de los años cincuenta, antes del ataque al Moncada, sino que el KGB no fue ajeno a la revolución cubana y se mantuvo, en la sombra, auxiliando al joven criptocomunista.

De acuerdo con su relato, cuatro camaradas del PSP eran, al mismo tiempo, oficiales del KGB formados en la URSS y al servicio de ésta: Osvaldo Sánchez, el exoficial de la República española Francisco Ciutat, casado con una rusa, Wilfredo Velázquez ("el compañero José") y Joaquín Ordoqui. El quinto miembro de la conspiración era Aníbal Escalante, pero éste no pertenecía al KGB.

En su momento, a principio de los años sesenta, Salvador Díaz Versón, un periodista anticomunista, priísta, que debió exiliarse después del golpe de Batista en 1952, aseguraba, y lo hizo ante una subcomisión del Congreso de EE UU, que los lazos entre Fidel y Moscú eran, incluso, previos, y databan de 1943, cuando la embajada rusa en Cuba comenzó a fomentar la revolución.

Lo problemático de esa fecha es que Fidel entonces tenía 17 años, estaba interno en el colegio Belén, y es difícil pensar que ya tenía ese tipo de vínculos
.

Otro elemento más persuasivo del relato de Díaz Versón, quien llevaba un registro, según él, de 250.000 comunistas latinoamericanos, entre los que estaban muchos cubanos (registro que fue intervenido y destruido por la fuerza pública en enero de 1959), es el que describe cómo el PSP, en vista de su escaso peso político nacional, en torno al 5 %, practicaba el entrismo en otras fuerzas políticas para dominarlas desde dentro.

Así las cosas, Fidel habría entrado al Partido Ortodoxo de acuerdo con el PSP, mientras Raúl, su hermano, habría quedado dentro de la Juventud del PSP a cara descubierta.

En realidad, esa distribución de roles tenía sentido estratégico. Alguien como Raúl, tan subordinado intelectual y emocionalmente a su hermano mayor, difícilmente habría tomado un camino diferente al de Fidel, a menos que estuvieran de acuerdo.

Dentro de este esquema, Fidel tendría puesto un pie en la ortodoxia y otro en el comunismo por medio de su hermano.

Esto no quiere decir que Fidel fuera un comunista disciplinado que seguía las instrucciones del Partido, sino alguien convencido del valor de las ideas de Marx y, simultáneamente, de la utilidad que tenía el PSP para sí mismo y para sus planes de convertirse en "El Jefe".

En todo caso, la forma vertiginosa en que Fidel, Raúl, el Che, Antonio Núñez Jiménez y otros pocos comunistas lograron transformar a Cuba en una dictadura colectivista, indica que sí existía un plan preconcebido.

Mientras Fidel, una y otra vez a lo largo de 1959, negaba que fuera comunista, le entregaba el control de la represión, de los órganos de inteligencia y del ejército a los camaradas cubanos del KGB, con Osvaldo Sánchez a la cabeza.

El poder real estaba ahí, no en la gerencia del aparato de gobierno. Resultado: en 18 meses la Isla estaba en el puño de Fidel por medio de sus ocultos camaradas del PSP.

Pero estaba en su puño, no en el del Partido. Poco tiempo después, cuando parte de la dirección del PSP retó su autoridad, barrió con los principales cabecillas y decretó que una microfracción había intentado traicionar a la revolución.

Ahí quedó claro quién servía a quién. Para Fidel, sin dejar de ser comunista, el PSP, la URSS y el KGB eran los instrumentos para conquistar su gloria personal, no para gobernar colegiadamente dentro de la camisa de fuerza de un Partido.

En fin: este libro de Rasco vuelve a abrir un debate que tiene más de medio siglo.

Hace muchos años, cuando yo era un adolescente y me enfrentaba a la entronización de la dictadura comunista en Cuba, pensaba que Fidel Castro había "caído" en la ideología comunista por la propia dinámica de la lucha por implantar su poder personal frente a EE UU y a otros grupos revolucionarios democráticos.

Probablemente yo estaba equivocado. No hubo improvisación. Hubo engaño, premeditación y alevosía.


Al menos esta vez las teorías conspirativas eran ciertas. José Ignacio Rasco fue uno de los primeros que lo reveló y ahora lo reitera. Hay que tomarlo muy en serio. Sabe lo que dice. Siempre lo ha sabido.


Palabras leídas en la presentación de José Ignacio Rasco, Acuerdos, desacuerdos y recuerdos (Universal & Instituto Jacques Maritain de Cuba, Miami, 2012).

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( Fidel Castro y José Ignacio Rasco a su lado en el equipo de baloncesto del Colegio de Belén. hoy Instituto Técnico Militar; En 1959 hubo instalaciones educacitivas que se convirtieron en cuarteles; Belén y Villa Marista son solamente dos de esas escuelas que se convirtieron en instalaciones militares )

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Este blog sólo publicará esta primera parte de la Introducción; el que desee leer el resto de este interesante artículo, puede usar el link o enlace que aparece a continuación.
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Tomado en idioma Inglés de http://www.latinamericanstudies.org/

(Traducción automática de Google)

Cuando Castro se hizo comunista: El impacto sobre la Política de EE.UU. hacia Cuba


Por Salvador Díaz-Versón
© 1997 Instituto de EU Relaciones Cuba.
Todos los derechos reservados.


INTRODUCCIÓN

(Parte 1)

La pregunta fundamental de cuando Fidel Castro se convirtió en un comunista ha tenido un impacto profundo y duradero en la política exterior de los Estados Unidos. Desde diciembre de 1956, el momento en que Castro desembarcó su expedición armada de México contra el dictador cubano Fulgencio Batista, y la caída de Batista el 1 de enero de 1959; hasta la aprobación del Presidente Eisenhower de llevar a cabo acciones encubiertas contra el régimen de Castro en marzo de 1960; (1) los EE.UU. siguieron aparentemente una política de no intervención en el área del Caribe y del hemisferio occidental en su conjunto. Los EE.UU. podrían haber invocado el Tratado de Río (2) en cualquier momento de este período de tiempo dada la información que estaban a disposición de los funcionarios de Washington sobre el involucramiento de Castro con el comunismo internacional y la amenaza que representa este para los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos. (3 )

(Salvador Díaz-Versón)

Durante este período posterior a la Segunda Guerra Mundial, comúnmente conocido como la Guerra Fría, la Unión Soviética se había convertido en el principal adversario de Estados Unidos. El dictador soviético José Stalin (1924-1953) tuvo una reacción adversa a la ayuda económica de EE.UU.a Europa, también conocido como el Plan Marshall (1947); el Golpe de Estado de Stalin en Checoslovaquia (1948), el bloqueo soviético de los sectores de los Aliados en Berlín (1948), y, el armamento por parte de la Unión Soviética a las tropas de Corea del Norte antes de la invasión al Sur que condujeron a la guerra de Corea (1950-1953), ayudaron a dar forma a la política exterior de EE.UU. hacia la región interamericana.

En un esfuerzo por asegurar la unidad hemisférica y la defensa mutua contra la amenaza de la expansión soviética, la Novena Conferencia Interamericana celebrada en Bogotá, Colombia en abril de 1948, dio lugar a la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA). (4) La importancia estratégica de Cuba, por lo tanto, con respecto a las rutas de navegación del Golfo-Atlántico-Caribe, el Canal de Panamá, y la Base Naval de Guantánamo, no podría haber sido más convincente.

Es en este contexto, en mayo de 1960 en Washington, que Salvador Diaz-Verson presentó testimonios concordantes sobre los vínculos tempranos de Castro con el creciente anti-americanismo de la Unión Soviética; esto fue antes el Subcomité Senatorial de Seguridad Interna (5). Diaz-Verson testificó acerca de la la destrucción por las fuerzas de Castro (6) de los archivos de la Liga Anti-Comunista de Cuba que él había creado y mantenido meticulosamente sobre los comunistas cubanos en toda América Latina. (7) Este acto criminal, que fue ampliamente difundido por los corresponsales de prensa extranjera en La Habana el día siguiente, el 27 de enero de 1959, (8), reveló la destrucción de los archivos de Diaz-Verson más de un año antes de la directiva del presidente Eisenhower aprobando las acciones encubiertas contra el régimen de Castro en marzo de 1960. Por temor a su vida, Díaz-Versón huyó al exilio el 19 de marzo de 1959. (9)

Si Fidel Castro fue o no una "card carrying", miembro del Partido Comunista (10) se convirtió en la prueba de fuego por el cual las acciones de EE.UU. hacia Cuba se determinaron. La afiliación comunista de Castro con la Tercera Internacional para América Latina no eran desconocidos; (11) en los acontecimientos de la llamada Bogotazo, (12) amplia evidencia era fácilmente la prueba disponible siempre que Castro era un agente enemigo de la intención de la Unión Soviética en la derrota los Estados Unidos. (13) Tan pronto como a mediados de 1957, el ex secretario de Estado Adjunto para Asuntos de América República, Spruille Braden, quien también se desempeñó como embajador de EE.UU. a Cuba desde 1943 a 1945, concedió una entrevista al semanario de Washington, Human Events, citando las actividades comunistas de Fidel Castro (14).

(El joven Fidel Castro al centro buscando publicidad con el ¨rescate¨ de la campana del ingenio De La Demajagua del Padre de La Patria Carlos Manuel de Céspedes; un montaje buscando publicidad. En la foto aparece su entonces amigo Rafael del Pino, no es el general de aviación que desertó en 1986, quien sería asesinado, dejado morir o inducido al suicidio en una prisión Castrista después de 1959 )

Contrariamente a los intereses de seguridad de Estados Unidos en América Latina, (15) se convirtió en la política de EE.UU. a: abandonar un gobierno amigo en Cuba, (16) no apoyan una alternativa viable a Castro, (17) y reconocer prematuramente el gobierno de Castro (18) que fue interpretado ampliamente como un producto no comunista de la revolución democrática (19). vicepresidente Richard M. Nixon había expresado su preocupación por el comunismo de Castro en un memorando confidencial distribuido a la CIA, el Departamento de Estado, y la Casa Blanca después de una reunión de tres horas con Castro durante su visita a Washington en abril de 1959. (20) viaje de Castro había sido organizada por el subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Roy Rubottom, (21) que era plenamente consciente de inclinaciones comunistas de Castro y afiliaciones de haber sido publicado en Bogotá, Colombia en el momento de la Novena Conferencia Interamericana en 1948, (22) escena de la tristemente célebre Bogotazo (23).

En el momento en Castro declaró oficialmente a Cuba un estado socialista el 1 de mayo de 1961 (24) y se proclamó un "marxista-leninista" en un discurso televisado el 2 de diciembre de 1961, (25) poder comunista en Cuba se había consolidado. (26 ) Cuba no sólo proporcionaría una base para las actividades anti-estadounidense en el hemisferio occidental, pero la isla también serviría para proyectar la influencia de Moscú en todo el Tercer Mundo, exacerbando aún más tensiones de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

En una reseña del libro de 1987 titulado "Cuba y sus críticos," Saúl Landau (27) se refirió a una entrevista que había mantenido con Castro revela su dedicación temprana al comunismo. Según Landau, "explicó Fidel Castro en 1968 para mí que se había convertido en un marxista desde el mismo momento que leyó el Manifiesto Comunista en sus días de estudiante, (sin cursivas en el original) y un leninista de la época cuando leyó a Lenin en la cárcel en la Isla de Pinos en 1954. "(28) Esta cuenta coincide con la iteración Diaz-Verson de la destrucción de la prueba de archivo" de la deslealtad de Fidel desde sus días de escuela (cursivas en el original) en adelante. "(29)

Los eruditos a lo largo de los años han debatido sin cesar el comunismo de Castro; (30) la cuestión de que Castro se convirtió en un comunista; (31) o, para el caso, si alguna vez realmente era un comunista comprometido sugiriendo Castro se convirtió en comunista sólo por el pragmatismo. Los argumentos se han presentado alegando que los Estados Unidos obligó a Castro a los brazos de la Unión Soviética (32) y en el camino del comunismo internacional. Ahora, con el colapso del sistema soviético y el fin de la Guerra Fría, viene la apertura de los archivos de la antigua Unión Soviética (33).

A lo largo de este debate, la cuenta de alta credibilidad de Landau de su entrevista de 1968 con Castro ha sido ignorada. Incluso la admisión televisado de Castro el 2 de diciembre de 1961 (34) de sus raíces comunistas propia ha sido despedido como "afirmaciones" y se describe como "después de los hechos," y como "egoísta". (35) Si bien Díaz-Verson de en cuenta cuando Castro se convirtió en un comunista ha sido convenientemente despedido, (36) nunca ha sido cuestionada o negada. A pesar de la destrucción de los archivos de Diaz-Verson, la llamada de Castro "de estudiante" o "colegio" claramente se extienden desde la escuela secundaria a la universidad que abarca el período de 1943 (37) designado por Díaz-Verson como el momento "de Cuba jóvenes que ya habían entrado en servicio de la Unión Soviética y que recibieron una suma mensual de dinero para cubrir sus gastos comenzó a visitar la residencia del agente Bashirov "en La Habana incluye" Fidel Castro Ruz. "

Diaz-Verson, un distinguido periodista cubano y agente de inteligencia, se reunieron pruebas de la conexión de Castro con la Unión Soviética se remonta a 1943. Su cuenta de que Castro se convirtió en un comunista es de importancia desde una perspectiva política de los EE.UU., sino que es a la vez de importancia histórica y preciso contexto. Cuba estableció relaciones diplomáticas con la Unión Soviética en octubre de 1942 con Maxim Litvinov haber presentado sus credenciales en abril de 1943. (38) Habida cuenta de que Cuba tenía el más fuerte del Partido Comunista en América Latina en el momento "se consideran como una especie de la sede regional del Caribe" ( 39) en la que el "gobierno soviético puso un alto valor", (40), no es impensable que Castro entró en efecto bajo la influencia de Gumer W. Bashirov en los primeros meses de 1943, Diaz-Verson ha descrito en su trabajo seminal reimpreso titulada "Cuando Castro se convirtió en un comunista."

Todo indica que Castro habría sido frustrado mucho antes de la caída de Batista el 1 de enero de 1959. la política estadounidense de no intervención que se han convertido en inoperantes si el presidente Eisenhower discernir el alcance de la amenaza comunista que Castro llevó a Cuba representa para los Estados Unidos (41), como finalmente se puso de manifiesto por el cambio de Eisenhower-Kruschev de 09 de julio 1960 . En ese momento, el presidente Eisenhower justificadamente evocó el Tratado de Río y declaró: "Yo ratifico en los términos más enfáticos que los Estados Unidos no será disuadido de sus responsabilidades por las amenazas que el Sr. Kruschev está haciendo. Tampoco los Estados Unidos, de conformidad con sus obligaciones, permiten el establecimiento de un régimen dominado por el comunismo internacional en el Hemisferio Occidental. " (Boletín del Departamento de Estado, 25 de julio de 1960, páginas 139-140). (42) Si la revolución comunista de Castro ha considerado menos como una rebelión desde dentro o como una insurrección contra el orden establecido, ya que fue retratada y más por lo que realmente era, un ataque de caballo de Troya por las fuerzas del comunismo internacional liderado por Fidel Castro, entonces los responsables de la política de EE.UU. se han tratado como tal y Castro, disfrazado de demócrata, nunca habría tenido éxito en apoderarse de Cuba. En cambio, Castro sin trabas ascenso al poder hace la política de EE.UU. parecen indecisos y paralizado. papel Diaz-Verson proporciona la clave para ayudar a entender cuando Fidel Castro se convirtió en un comunista, en su totalidad se muestra cómo el proceso de la política de EE.UU. se derrumbó desde dentro y cómo Cuba se perdió a la influencia soviética y Rusia durante casi cuatro décadas.

Cuando Castro se hizo comunista


* Fidel Castro comenzó a trabajar para la Unión Soviética en 1943.

* En enero de 1959, destruyó la evidencia de sus relaciones con la Unión Soviética.

Tan pronto como Fidel Castro Ruz se enteró de que el archivo "A-943" en nuestros registros figura una prueba irrefutable de su relación con la Unión Soviética y que los registros también figuran los datos que resultaron de la militancia comunista de sus más cercanos colegas, ordenó su incautación. Dichos documentos fueron incautados en la noche del 24 de enero de 1959 en el barrio Vedado de La Habana. Fidel acababa de entrar en La Habana, rodeado por la demagogia, la falsedad y la mentira y que necesitaba para cubrir, por el momento, sus propósitos traicioneros. Sabíamos que había y la prueba de que Fidel Castro era uno de los agentes de Moscú. Habíamos sido capaz de reunir fotografías, documentos e informes que indican que él era un agente de la Unión Soviética a pesar de que no era un miembro regular del Partido Comunista. Y era natural que el traidor me preocuparía por neutralizar lo que pudiera traducirse en pruebas de su maldad en el momento de entusiasmo revolucionario y ciega.

Desde la fundación de la Tercera Internacional, la Unión Soviética dividió su organización en todo el mundo en dos grandes sectores. Por una parte, aparecieron los partidos comunistas, "las organizaciones de fachada". Por otra parte, estaban aquellos agentes directamente vinculados con el régimen de Moscú, que nunca fueron registrados con los grupos de color rojo en sus países de origen. El primero se compone de los que tuvo que intervenir en la política nacional, votar, postularse para cargos electivos y agitar sus respectivos pueblos a través de prensa, la radio, reuniones, organizaciones cívicas y patrióticas. Este último se formaron por los extranjeros, que no fueron pensadas para funcionar como activistas, así como los que realiza el espionaje, la subversión y los actos de engaño en diferentes "cubre". Esos fueron los casos de Lombardo Toledano en México y Jacobo Arbenz en Guatemala. Estas personas, que actuaron en nombre de la Unión Soviética, nunca apareció en las listas de cualquier partido comunista. Su trabajo era directamente con el gobierno soviético muy por encima de los partidos comunistas o delegados. Y Fidel Castro es uno de esos agentes.

Durante el tiempo que hemos estado en el exilio, que han sido la recolección de datos, la reconstrucción de los informes, y recordando los detalles. Por tanto, estamos en condiciones de ofrecer un resumen sobre las actividades de Fidel Castro como un agente para la Unión Soviética desde 1943 cuando sólo tenía 17 años de edad.