Benedicto XVI renuncia por «falta de fuerzas»
Por I.DOMINGUEZ/M. E. ALONSO / MADRID
Día 11/02/2013
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Abandonará el Pontificado el próximo 28 de febrero | Lleva en su cargo desde 2005 cuando sucedió a Juan Pablo II | Se retirará a un convento de clausura
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Benedicto XVI anuncia su renuncia como pontífice
Benedicto XVI abandonará el Pontificado el próximo 28 de febrero por "falta de fuerzas". Lo ha dicho el propio Joseph Ratzinger, en latín, durante la ceremonia de canonización en el Vaticano de 800 mártires italianos y dos beatas latinoamericanas.
La declaración del Papa ante la curia ha sido difundida en un comunicado. En ella, el Papa argumenta su retirada porque ya no tiene la fuerza suficiente debido a su edad para seguir en el cargo. Un adiós "por el bien de la Iglesia y por el peso del cargo". "Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecúan por más tiempo al ejercicio de mi Ministerio". "Con total libertad declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de Pedro", ha añadido el Pontífice.
Aunque no ha dado más detalles concretos sobre las razones que le han llevado a tomar la decisión, su hermano, Georg Ratzinger, de 89 años y también religioso, ha desvelado que "la edad le oprime" y que el médico ha sido quien le ha aconsejado al Papa que no haga, por ejemplo, mas viajes transatlánticos. También ha confesado que su hermano tiene cada vez más dificultades para andar, lo que complica su vida pública, y ha subrayado que "quiere más tranquilidad a esta edad". Georg Ratzinger ha calificado de "proceso natural" la dimisión de su hermano, que él ya conocía de antemano.
Su anuncio "nos ha pillado a todos por sorpresa", ha asegurado el portavoz vaticano, Federico Lombardi. El jesuita ha recalcado que el Papa ha tomado la decisión en plenas facultades mentales y recordó que la renuncia de un Pontífice está prevista en el Código de Derecho Canónico, que establece que para que sea válida es necesario que sea libre. Asimismo, ha destacado que Benedicto XVI es muy consciente del paso que ha dado y ha asegurado que en su renuncia no han influido temas como los escándalos sobre los casos de curas pederastas. Al contrario, ha dicho el portavoz, cuando arreciaban las polémicas ya señaló que un pastor "nunca huye ante los lobos y deja el rebaño sólo". Además, al igual que el hermano del Papa, ha negado que ninguna enfermedad haya provocado la dimisión.
¿Y ahora qué?
La Sede Vacante, el período que se abre tras la muerte de un Pontífice y que ahora lo hará con la renuncia de Ratzinger, comenzará el 28 de febrero a las 20.00 horas, como ha explicado Benedicto XVI. Entonces cogerá el timón de la barca de la Iglesia el Camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado. Será el quien se encargue de la gestión de la Santa Sede y de la organización del cónclave del que saldrá elegido el próximo Papa. Ya se han desatado las quinielas sobre quién será el próximo Sucesor de Pedro.
Según prevén las normas de la Iglesia para la elección de un sucesor, el colegio cardenalicio se comportará como si el Papa hubiese fallecido. De manera que dentro de menos de un mes, los cardenales de todo el mundo deberán acudir a Roma para reunirse en cónclave. Mientras, Benedicto XVI seguirá viviendo en el Vaticano aunque tras el cónclave, en el que no participará, se mudará a la residencia de verano de Castelgandolfo y después se retirará a un convento de monjas de clausura.
El anuncio del cardenal Joseph Ratzinger, que accedió al papado como Benedicto XVI en abril de 2005, apenas tiene precedentes en la historia. En el siglo XIII Celestino V abandonó también el cargo, pero las circunstancias fueron totalmente distintas, ya que los cardenales de Roma le obligaron a dimitir. Sucesivamente, tanto Paulo VI como Juan Pablo II habían manifestado su intención de dimitir, el primero retirándose en el monasterio de Cassino y en segundo en Polonia. Pero el entorno curial y cardenalicio se lo impidió.
Una salud frágil
Aunque ninguna enfermedad en curso ha llevado a Benedicto XVI a renunciar al Pontificado, Joseph Ratzinger, de 85 años, tiene toda una retahíla de achaques. Su primer contratiempo importante fue un derrame cerebral en 1991, a los 64 años, del que se recuperó satisfactoriamente, aunque le dejó secuelas leves visibles en el rostro.
En el verano de 1992 sufrió una caída en el cuarto de baño mientras estaba de vacaciones. Se golpeó la cabeza y necesitó diez puntos de sutura. Más de diez años pasarían sin sustos para Ratzinger hasta que entre 2003 y 2005 sufrió un segundo ictus cerebral. Desde entonces redujo su actividad y descansaba regularmente cada día para sobrevivir a la carga de ser Papa.
En 2009 otra desafortunada caída doméstica sacudió la salud del Pontífice. De esta salió con una muñeca fracturada que tuvo que operarse. sigue una dieta rigurosa y los médicos le han prohibido poner el pie por encima de los 2.000 metros de altitud. Es por ello por lo que los dos últimos años ha renunciado a pasar los veranos en la montaña para quedarse en Castel Gandolfo.
Además de los problemas de corazón, Ratzinger apenas ve por el ojo derecho, sufre un 50% de artrosis en la cadera derecha, padece hipertensión, se cansa cada vez más... Desde hace tiempo camina con bastón y utiliza una plataforma con ruedas empujada por empleados del Vaticano para desplazarse por la Basílica de San Pedro. En los últimos meses, siempre por motivos de salud, ha disminuido sus compromisos públicos, sus viajes y las audiencias.
Ratzinger fue elegido Pontífice el 19 de abril de 2005, convirtiéndose así en el 265 Papa de la historia. Su pontificado ha durado 2.855 días. Hasta el día de su renuncia, habrán transcurrido 2.872.
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Mensaje íntegro de renuncia del Papa Benedicto XVI
«Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013.»
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