miércoles, marzo 06, 2013

Haroldo Dilla Alfonso: Cuando Mariela Castro, la hija del tirano Raúl Castro, se lava mal la cara

 
 
Cuando Mariela Castro se lava mal la cara

La exposición de Mariela Castro, durante una entrevista con Salim Lamrani, tiene el típico guión de una telenovela venezolana

Haroldo Dilla Alfonso
 Santo Domingo
 04/03/2013
 
 
Hace unas semanas Mariela Castro (MC) concedió una entrevista a Salim Lamrani sobre una serie de temas en torno a la homosexualidad en Cuba y las políticas oficiales al respecto. Creo que se trata de una de las peores cosas que MC ha ofrecido al público, fans incluidos. Porque realmente la exposición de MC es tan absurda y errática que parece un cuento de niños mal hilvanado.
 
No todo es culpa de ella. Es realmente muy difícil decir algo atractivo bajo un cuestionario de Lamrani, un profesor periférico francés y gigoló político al servicio de lo peor de la izquierda internacional. El tipo tiene un encanto particular para obligar a decir tonterías. Y creo que MC no pudo resistirse a sus embrujos.
 
La exposición de Mariela Castro tiene el típico guión de una telenovela venezolana: hay un Páter Familias justo y bien intencionado pero focalizado en problemas superiores que le impiden ver la existencia de algunos desalmados que siembran el terror entre los empleados de la hacienda. Y entonces aparece ella, justa como el Páter, enfrentada a los capataces en medio de peligros diversos, hasta que la propia vida mueve los acontecimientos de tal manera que terminan dándole la razón, a la que finalmente desciende el Páter, hace justicia y terminan todos juntos en una celebración de cierre. Para el caso que nos ocupa, arrollando en una parada de orgullo gay.
 
Por ella nos enteramos que las UMAP eran un proyecto de integración de “marginales” (hijos de burgueses, religiosos, homosexuales, bitongos, etc.) a la obra revolucionaria, bien planeado, pero mal aplicado. Y su eliminación estuvo a cargo de sus propios creadores, los militares de los que su padre era el jefe directo. Pues el error estuvo, sigo su lógica, en la aplicación por el MININT.
 
Reconoce que se cometieron abusos contra los homosexuales —no hacerlo sería un cinismo a la altura inalcanzable de Daniel Chavarría— pero la culpa no la tuvieron los dirigentes revolucionarios encabezados por Fidel Castro —un Quijote, dice, en eso de echarse culpas— sino (además de los sargentos del MININT) la tradición católica, la raíz española, la homofobia reinante en el mundo. Un mundo, afirma, donde la situación de los homosexuales era “similar, a veces peor” que en Cuba.
 
Todo este razonamiento alambicado no excluye una invitación de la fotogénica directora del CENESEX a “analizar con ojo crítico lo que sucedió en Cuba”, aunque me temo que con tantas arandelas previas, no tendremos otro remedio que cargar la mano en los sargentos del MININT.
 
Obviamente, hay cosas que Mariela no puede explicar. Por ejemplo, que si las discriminaciones formales fundamentales se desterraron del código penal y de las políticas sectoriales en fecha tan temprana como 1976; que su padre y su tío hayan mostrado siempre una actitud encomiablemente justiciera; pero que en 1980 las campañas contra los emigrantes del Mariel se hayan basado en denostaciones homofóbicas, y que ser homosexual era ser “escoria” y ambas cosas una buena condición para ganarse un metro cuadrado en los atestados botes que cruzaban el estrecho. Al menos que nos diga en algún momento que la culpa la tuvieron los dirigentes de los comités de zona de los CDR, posiblemente los mismos sargentos del MININT a cargo de las UMAP, ya envejecidos y retirados a sus vecindarios.
 
Y que las discriminaciones contra los homosexuales hayan continuado por décadas en las políticas públicas, y en el discurso, al menos oficioso, del sistema. De manera que ser homosexual era condición suficiente para una democión, una expulsión, o al menos un no ascenso en muchas esferas laborales y sociales.
 
Y es una pena que se haya producido esta entrevista. Yo creo que MC es una persona con un trabajo positivo en Cuba. Mientras otros chicos de la élite han gastado sus existencias persiguiendo objetivos menos altruistas, MC lo ha hecho en un campo complejo donde puede contribuir a la felicidad de miles de cubanos y cubanas, y hacer mejor no sólo a las víctimas, sino también a los victimarios. Se podrán realizar muchas críticas a su trabajo en el CENESEX, pero creo que al final su suma algebraica es positiva, y eso es loable.
 
La posición de MC es complicada, porque finalmente pertenece a la familia en el poder, y que posiblemente seguirá siendo un factor de poder por mucho tiempo en su condición de clan político y económico. Su propia suerte política depende de la suerte de la familia, de la que es relacionista pública, su mejor cara. Pero cuando intenta, como ahora, lavar la cara del clan Castro fabulando sobre sus bondades, situándose incluso por debajo de lo que el propio Fidel Castro ha dicho, ofende la inteligencia de sus lectores. Y de paso palea cieno sobre las memorias de las miles de víctimas de una represión homofóbica que sí fue política oficial y tiene que ser condenada como tal en nombre de la verdad.
 
Creo que la chica de Raúl Castro perdió la oportunidad de decir algo respetable. O de callarse, que en política el silencio tiene tanto valor como en la música. O por lo menos de buscarse un entrevistador más aventajado. Los hay en todos los periódicos provinciales, y además que Lamrani tiene mala vibra. Es como un rey Midas, pero que convierte todo en caca, mucha, mucha caca. Y si alguien lo duda, vean en que terminó esta entrevista de Mariela Castro.

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