jueves, marzo 21, 2013

Nicolas Águila: Los militantes del PCC no deciden nada



Los militantes del PCC no deciden nada

Por  Nicolas Águila
07 Mar 2013

Se viene propalando, en medios digitales del exilio cubano, la falacia de que en la Isla los comunistas de base son depositarios de poder decisorio real.Nada más falso. Los militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC), lo mismo que sus cuadros y dirigentes locales, ejercen su autoridad y mando solo de manera puntual y hacia abajo, no pocas veces autoritariamente, pero nunca hacia arriba y en lo que atañe a los asuntos nacionales más importantes.

No hay que tomarse tan en serio, o al pie de la letra, el artículo 5 de la Constitución castrista que proclama al PCC como “la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”. En los regímenes totalitarios de partido único, comunistas o de otro signo, el poder absoluto es por fuerza unipersonal. Se concentra en manos del dictador y, en menor medida, entre una selecta camarilla incondicional al líder.

“El Führer es el Partido y el Partido es el Führer”, era una divisa hitleriana descarnadamente franca que, mutatis mutandis, es aplicable al caso de Cuba, donde Castro es el Partido y el Partido es Castro. Primero lo fue Fidel Castro y ahora su hermano menor y sucesor dinástico.

De ahí que afirmar, por ejemplo, que el derecho a elegir el núcleo duro del poder en Cuba es privilegio de los 800 000 miembros del PCC, que representan apenas el 7% de la población, resulte muy inexacto.* De hecho, se aleja radicalmente de la verdad. Esa afirmación supondría, al menos, la existencia de un cierto grado de democracia real interna en el Partido con respecto a la elección de la cúpula partidista.

Solo que la cruda realidad demuestra que ni los comunistas de base ni los de niveles intermedios, y ni siquiera los miembros del Comité Central (CC), pueden elegir libremente a los integrantes del Buró Político (BP).

Las bases eligen los delegados al Congreso del PCC, pero estos ni pintan ni dan color. En la práctica no tienen potestades o competencias para proponer ningún candidato al CC. De hecho no deciden nada. Asisten al cónclave partidista (recordemos que ‘cónclave’ significa ‘con llave’, o sea a puertas cerradas) solo para votar sí o sí por una candidatura al CC propuesta por el BP, es decir por Raúl Castro (RC) y algunos de sus camaradas más cercanos.

Una vez elegido el nuevo CC, se retiran del local los delegados no electos (así como los miembros del CC no reelectos) para que el CC, ya parcialmente renovado, vote automáticamente la candidatura al BP que le propone ¡el mismo BP!, incluyendo al primero y segundo secretarios.

Por otro lado, la cúpula del PCC no renuncia previamente, como sería de rigor en un congreso de esa naturaleza. De manera que, durante el evento de renovación partidista, RC no deja de ocupar su cargo de primer secretario ni un solo minuto.

Y lo mismo cabe decir de los ‘históricos’ inamovibles, conocidos despectivamente como ‘mayimbes’, que se renuevan eternamente en el cargo. Mantienen intactos, durante todo el proceso, su control y ascendiente político sobre el rebaño corderil conformado por los delegados al Congreso.

Ergo, la masa proteica y multiforme que integran los 800 000 militantes del PCC, repartidos por todo el territorio nacional, no tiene ningún poder decisorio, ni siquiera por delegación, para elegir al CC y el BP, mucho menos a sus 1º y 2º secretarios. Los delegados al último Congreso no eligieron realmente a RC al frente del PCC, a no ser en la votación pro forma de una elección amañada. RC resultó ‘reelegido’ como máximo dirigente entrante sin haber sido antes líder saliente y, para más inri, en su doble condición de postulante y candidato a la vez. Un contrasentido total. O dicho en román paladino, él mismo se reeligió por su cara dura y sus cuatro estrellas de general postalita. Y pare de contar.

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* La idea de que los militantes de base eligen a sus dirigentes nacionales fue expuesta en el artículo de Roberto Álvarez Quiñones, por lo demás acertado y esclarecedor, “¿Quiénes mandan de verdad en Cuba?” . Asimismo, se ha tomado de esa fuente la demografía relativa al PCC (800 000 militantes, para un 7% de la población). Curiosamente, en reciente entrevista /, Eliécer Ávila, aporta datos demográficos diferentes, al parecer inexactos, sobre el PCC (2000 y pico de militantes, para un 6% de la población).