El manual del perfecto dictador
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El manual del perfecto dictador latinoamericano siempre tiene un capítulo en lo importante que es censurar a la prensa libre.
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Por Guillermo I. Martínez
junio 21, 2013
Silenciar a la prensa es un paso esencial para poder coartar la libertad de expresión e impedir el desarrollo de la democracia.
Eso era mucho más fácil de hacer cuando gobernaban los caudillos en el Siglo XX.
Ellos se jactaban de lo que hacían. Ahora con dictadores que manipulan los procesos electorales e imponen leyes mordaza a la prensa la batalla por la libertad de expresión es más difícil.
Los hermanos Castro en Cuba perfeccionaron el nuevo sistema. Ellos se apoderaron de todos los medios de comunicación y crearon diarios revistas y estaciones de radio y televisión manejadas por adeptos al régimen. Los hermanos Castro controlan todo.
Pero la censura en Cuba no fue una invención de Fidel Castro. Con anterioridad los gobernantes autoritarios imponían censura previa en momentos difíciles y la eliminaban cuando las cosas mejoraban. Ahora no hay prensa libre, punto final. El que se atreva a violar la censura en medios electrónicos corre el peligro que le entren a golpes o que lo encarcelen.
De acuerdo a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Cuba tiene la censura más férrea en el continente. Después vienen los países del ALBA que también regulan lo que se difunde, pero lo hacen con leyes hechas a la mediad para cada país. Lo importante es impedir a la oposición acceso a la información que perjudique a los gobernantes.
Los seis países mayores del ALBA son los peores violadores de la libertad de expresión en el continente después de Cuba. Ellos son: Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Argentina.
“En estos países (las leyes de censura) están hechas a la medida”, dijo Julio Muñoz, Director Ejecutivo de la SIP.
Por ejemplo: veamos lo ocurrido en Ecuador esta semana pasada. Rafael Correa, quien presume ser otro Hugo Chávez le pidió a la Asamblea Nacional, controlada por el partido de gobierno, que pasara una ley que permitiera que el gobierno determinara que podía publicarse o transmitirse en todos los medios del país.
Ecuador, bajo Correa, lleva años persiguiendo a la prensa libre. Trataron de cerrar El Universo de Guayaquil con una multa millonaria porque un columnista, que hoy se ha exiliado y vive en el sur de la Florida había publicado un trabajo crítico del gobierno. El Universo se salvó porque Correa se atemorizo ante el aluvión de protestas que le llegaron de todas partes del mundo.
Por eso es que hoy Ecuador tiene una nueva Ley Mordaza, en lo que se crea un nuevo delito, el de “linchamiento mediático”. También creó un Consejo de Regulación de medios que tiene la última palabra en cuestiones de los que se puede divulgar y lo que no debe ser del conocimiento público.
Venezuela por fin hizo que los dueños de Globovisión tuvieran que vender a un grupo adepto al gobierno.
Argentina mantiene firme su presión a Clarín el diario mayor del país y además es propietario de numerosos sistemas de cable por todo el país. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dice que quiere eliminar un monopolio. Los que quiere hacer es crear un monopolio gubernamental – parecido al que impera en Cuba.
Nicaragua y Bolivia son menos rígidos, pero ni Evo Morales, ni Daniel Ortega tienen mucha paciencia con los que se atreven a cuestionar al gobierno.
La meta en todos estos países es facilitar la permanencia en el poder del que gobierna. Ellos no son generales, pero pasan leyes que permiten la re-elección y después hacen comicios en los cuales todo está en orden para garantizar su permanencia en el poder.
En algunas elecciones solo hay que hacer algunos retoques al sistema. En otros, como lo ocurrido a la muerte de Chávez en Venezuela, tienen que ser más burdos. No hay duda de que las elecciones del 14 de abril fueron un escándalo por la forma burda en la que Nicolás Maduro, heredero nombrado a dedo por Chávez, tuvo que robarse los comicios. Las trampas fueron grandes y obvias. Pero después de decir que permitirían el recuento de los votos se han negado a hacerlo. Henrique Capriles protesta dentro y fuera de Venezuela. Maduro gobierna a pesar de sus constantes y graves errores.
Ya todos los presidentes de por vida han aprendido la lección. Hay que censurar a los medios de prensa para poder imitar a Fidel Castro y a su hermano Raúl que gobiernan en Cuba hace más de medio siglo.
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