Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
"Estoy convencido de que el régimen castrista no cambiara hacia una democracia con libertad. Ha demostrado esta resistencia al cambio, a perder el control absoluto sobre el pueblo y sus prebendas, desde que el tirano rechazó las sugerencias de Mijaíl Gorbachov con motivo de su viaje a La Habana en abril de 1989".
Dr. Oscar Elías Biscet, Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos y del Proyecto Emilia
Si no contáramos con ningún otro detalle sobre la vida azarosa y heroica de Oscar Elías Biscet, solamente el párrafo que encabeza este trabajo sería suficiente para darnos cuenta de los principios sólidos, el carácter íntegro y el valor personal de este genuino opositor cubano. Sus palabras no dejan duda alguna de que Biscet nunca ha sido ni podría haber sido jamás un disidente--para disidir hay que haber estado alguna vez de acuerdo--porque en ningún momento ha sido miembro del partido, funcionario gubernamental o prestado servicio en las fuerzas armadas.
Biscet no habla en generalidades, no elogia cambios cosméticos, no especula sobre transiciones ficticias echadas a rodar por el régimen, no esconde sus opiniones sobre los represores, ni acepta otra solución que no sea la de una absoluta libertad sin tiranos. Es un opositor de cuerpo entero. Habla el lenguaje directo y sincero que merece un pueblo que ha sido víctima de la mentira y del engaño por tanto tiempo. Por eso los diablos lo temen y se empecinan en mantenerlo preso en la gran cárcel que sigue siendo Cuba a pesar de las falsas liberaciones de presos políticos.
Y, hablando de liberaciones de presos, en marzo del 2011 fueron finalmente puestos en libertad los 52 presos restantes del grupo de 75 que habían sido condenados durante la llamada Primavera Negra de marzo del 2003. El cardenal Jaime Ortega Alamino y los socialistas españoles aparecieron como gestores de un acto humanitario cuando en realidad le tiraban una tabla de salvación a un régimen satánico acosado por una opinión internacional que finalmente despertaba a sus fechorías.
Biscet y otros doce compañeros de cautiverio permanecieron en Cuba y se negaron a aceptar el destierro forzoso a España que era parte de la componenda. Con la mirada del mundo sobre ellos, los tiranos se tragaron la píldora pero sólo por el momento. Los puso en una lista negra que los condenaba a la gran cárcel virtual que exige un permiso del gobierno para salir del país. Que yo sepa, y por razones que desconozco, dos miembros de dicha lista han logrado salir de Cuba pero con la condición de que no pueden regresar a ella. Como era de esperar y como hemos comprobado ahora, ni Biscet aceptaría esas condiciones ni el régimen se arriesgaría a hacer excepciones con un adversario tan temido.
¿Quién es este hombre que con la única arma de su amor a la justicia y a la libertad amedrenta a una satrapía despiadada y armada hasta los dientes? Muy breve pero muy necesario para disipar las patrañas que la tiranía lanza contra quienes la combaten, baste decir que la vida de Biscet es un compendio de servicio a la patria. En 1985 obtuvo su título de Doctor en Medicina en la especialidad de medicina interna. En 1987 comenzó a ejercer su profesión y a dar clases de medicina en el Hospital Obstétrico-Pediátrico de Hijas de Galicia en La Habana.
En 1997, fundó la Fundación Lawton de Derechos Humanos y, durante 10 meses, llevó a cabo una investigación clandestina donde fueron documentados con estadísticas extraoficiales los procedimientos de aborto bajo el régimen comunista. El 3 de noviembre de 1999, fue arrestado por primera vez y acusado oficialmente de delitos tales como “deshonrar los símbolos nacionales”, “desorden público” e “incitar a conducta delictiva”.
A finales del 2002, y después de cumplir una sentencia de tres años, el Dr. Biscet fue puesto en libertad y se le permitió regresar a su hogar. Sólo un mes más tarde, fue arrestado de nuevo y condenado a veinticinco años de cárcel muchos de los cuales cumplió en condiciones de total incomunicación en una prisión de la provincia de Pinar del Río. Finalmente, fue puesto en libertad condicional en el mes de marzo de 2011. En total, doce años en una de las prisiones más degradantes, despiadadas y tenebrosas que ha conocido América.
Pero, como este hombre que ha jurado que jamás saldrá de su patria, no parece dispuesto a darse por vencido, el nueve de enero del 2013 fundó el Proyecto Emilia. Un documento valiente en que el Dr. Biscet y una decena de opositores al régimen comunista, denunciaron la opresión y las violaciones de los derechos humanos, así como demandaron una transición a un sistema de democracia representativa.
Al mismo tiempo, quienes hemos hecho una profesión de la lucha contra los regímenes represivos sabemos que la rebeldía frente a ellos se paga muy cara. Ahora la tiranía castro-estalinista le ha pasado la cuenta y, al mismo tiempo, se asegura de que no se escuche su voz de denuncia sin miedos y sin subterfugios. Biscet no saldría a hablar tonterías sino a desnudar a la tiranía para que el mundo la contemple en toda su maldad intrínseca. Por eso le han negado el permiso para asistir a la ceremonia de conmemoración del 50 aniversario de la creación del premio de la Medalla Presidencial de la Libertad, instaurado por el Presidente John F. Kennedy en 1963.
Este premio, que han recibido personalidades como Martin Luther King, Lech Walesa, Nelson Mandela y Margaret Thatcher, no tiene connotación ideológica sino se otorga como reconocimiento a aquellos que se han destacado en el servicio a sus semejantes en cualquier actividad de la vida humana. Biscet lo recibió en el 2007, mientras se encontraba todavía en la cárcel, por decisión del Presidente republicano George W. Bush.
Siguiendo el protocolo y con motivo de conmemorarse el medio siglo de su instauración el Presidente demócrata Barack Obama invitó al doctor Biscet y a su esposa Elsa a la ceremonia que tendrá lugar el próximo 20 de noviembre en el Smithonian Museum, en Washington D.C. Solamente otros dos cubanos, el Dr. Pedro Greer, Jr y el músico Arturo Sandoval han sido objeto de tal honor.
Este 20 de noviembre Biscet fue el gran ausente en una ceremonia pletórica de significado que sin dudas habría servido de paliativo a las heridas físicas y emotivas que le fueron causadas por la tiranía en sus 12 años de prisión. Otro momento de felicidad que le robaron los tiranos como fue antes la separación de sus hijos, de su esposa, de sus padres y de sus amigos.
Pero, aunque susceptible a todas esas emociones, el Biscet que yo conozco no se alimenta de elementos externos sino de su mundo interior. Un mundo donde reside la fuerza inagotable de sus principios y de su vocación de servicio al pueblo por el cual ha sacrificado lo mejor de su juventud. Eso jamás se lo podrán arrebatar los tiranos.
******
DICTADURA CUBANA IMPIDE VIAJE DE BISCET A WASHINGTON
Wilfredo Cancio Isla
Diario Las Américas
El disidente y su esposa están invitados por Barack Obama a una ceremonia en la Casa Blanca.
El Gobierno cubano impidió la salida del país al conocido disidente Oscar Elías Biscet, quien está invitado por el presidente Barack Obama a una ceremonia en la Casa Blanca, la próxima semana.
“Me presenté en las oficinas donde atienden estos asuntos y me informaron que no podían actualizarme mi pasaporte, porque tenía una causa pendiente”, dijo el viernes Biscet en conversación telefónica con DIARIO LAS AMÉRICAS. “Simplemente, este Gobierno no quiere dejarme salir”.
El doctor Biscet, de 52 años, y su esposa, la activista Elsa Morejón, se encuentran invitados por Obama a la ceremonia de premiación de la Medalla Presidencial de la Libertad, que tendrá lugar el próximo 20 de noviembre en Washington.
Este año se conmemora el 50 aniversario de la orden ejecutiva que firmó el presidente John F. Kennedy estableciendo la distinción. Morejón sí recibió el permiso y viajará a Miami el próximo lunes. Entre las 16 luminarias de la política, las ciencias y las artes que serán premiadas este año se halla el trompetista cubano Arturo Sandoval.
“Lo importante es que el Presidente Obama miró hacia Cuba y hacia los cubanos, y que se ve su interés en exaltar al movimiento cívico cubano”, manifestó el disidente, que preside la Fundación Lawton de Derechos Humanos.
Biscet recibió el galardón en 2007, cuando aún se encontraba encarcelado con una sanción de 25 años. Fue condenado en la llamada Causa de los 75 y liberado con una licencia extrapenal en marzo de 2011 como parte de las negociaciones de la Iglesia Católica y el Gobierno de España con el régimen de Raúl Castro.
La mayoría de los prisioneros de la Primavera Negra marcharon al exilio en España y Estados Unidos, pero Biscet figuró entre los que optaron por permanecer en la isla. De acuerdo la nueva política migratoria, en vigor desde el pasado enero, los ciudadanos con causas pendientes no pueden viajar fuera del país.
Sin embargo, las autoridades cubanas han permitido la salida de los exprisioneros que pidan salida definitiva. “Eso mismo le pregunté a la oficial del Ministerio del Interior que me atendió, sobre los que han salido con carácter definitivo y no les han puesto objeción, y se quedó callada”, relató Biscet. “Y yo no me voy a ir de Cuba”.
Acerca de la posibilidad de entablar una demanda ante los tribunales para reclamar el derecho a viajar, Biscet dijo que no considera esa opción, pues no confía en el sistema judicial. “En el caso mío particular, ni en las situaciones más difíciles que tuve apelé decisiones ante los tribunales, porque no confío en el sistema”, consideró. “El sistema de justicia responde al Gobierno y a la Seguridad del Estado, que son los que en definitiva lo deciden todo y tienen la última palabra sobre mi caso”.
La Medalla Presidencial de la Libertad es el mayor honor civil que se otorga en Estados Unidos a personalidades que han hecho contribuciones meritorias a la seguridad o a los intereses nacionales, a la paz mundial y a la cultura, o por sus esfuerzos personales en la esfera pública o privada.
1 Comments:
Mientras más los leo o escucho más se alinean nuestros pensamientos
Publicar un comentario
<< Home