martes, junio 03, 2014

Humorismo. Esteban Fernández : LA TÁCTICA DEL MENOSPRECIO


 LA TÁCTICA DEL MENOSPRECIO

Por  Esteban Fernández

Vamos a ver si me puedo explicar: al cubano jamás logramos que se auto incrimine acusándolo de haber hecho algo indebido. La forma correcta es decirle burlonamente que “él no es capaz de hacerlo”. ¿Nos estamos entendiendo? Bueno, entonces voy a ser más explícito: Lo que hay que hacer es menospreciarlo y ahí es cuando canta más que un canario. Esa técnica no falla.

Por ejemplo, hay un matrimonio de ancianitos que han estado juntos desde la escuela primaria, se quieren, se adoran, se respetan y todavía lucen estar muy enamorados. El viejo le ha sido eternamente fiel a su esposa. ¿Qué lindo suena eso, verdad?...

Quede claro que si usted acusa vehemente al viejo de que en algún momento le fue desleal a su señora recibirá eso como un insulto y es capaz de quererse fajar con quien le levanta esa calumnia. No, esa no es la manera de sacarle información valiosa, entonces debemos utilizar otro método para que suelte prenda…Eso en inglés se llama "reverse psychology".

Hacemos un aparte con él y le decimos: “Contra, Emeterio, es increíble que mientras yo he tenido 20 aventuras con 20 mujeres diferentes, me he casado tres veces,    tu estás cargando a retortero con doña  Eulalia desde hace 50 años”…

El viejo nos observa fijamente, mira para todos lados, lanza una socarrona sonrisa y nos dice: “Si tu supieras que yo tengo lo mío, no vayas a creer que todo lo que brilla es oro, yo a través de mi vida he tirado cientos de canas al aire”…

Todavía no hemos logrado una prueba fehaciente de sus fechorías e insistimos: “No digas mentiras Emeterio que la única mujer con la cual tu te has acostado es con Eulalia” Y pa’que fue aquello, ahí mismo el respetable veterano comienza a hablarnos desde la etapa en que -ya comprometido para casarse con Eulalia- era conocido en el Barrio de Colón como “El sultán de la estaca” hasta ayer mismo que estaba ligando a la empleada del Sedano que está preciosa y tiene 42 años. Alberto Yarini era un comebola comparado con él. Y termina diciendo: “Lo que sucede es que yo siempre he sido muy reservado, he sabido nadar y guardar la ropa”… Eulalia, que ha escuchado la conversación, hace una seña con el ojo y dice: “¡No le hagan caso que está delirando!”..

En política es lo mismo, comencemos por la época de Batista cuando la mayoría de los guardias y los policías estaban desesperados por repartir leña. Al parque llegaba un joven el cual era conocido como "Ricardito ladilla" que presumía de ser revolucionario. Y a los cinco minutos ya todos los jodedores se ponían de acuerdo para buscarle la lengua y le decían: “Chico, no hables más basura que tu no le has tirado ni un hollejo de naranja contra el gobierno”… Y ahí mismo y a voz en cuello Ricardito Hernández comenzaba a hacer alardes de la bombas que había puesto en Güines, Melena, San Nicolás y San José de las Lajas.

Cuando un cubano cae preso el interrogador no obtiene nada acusándolo de traficante. Pero si le dice: “Suéltenlo que el tipo este no tiene pantalones para vender perico”… Y en ese instante el compatriota -aunque sea inocente- dice que Griselda Blanco y Pablo Escobar eran unos niños de seno comparados con él. Grita: "¡Ustedes no me conocen bien, en La Habana yo era el lugarteniente de Santo Trafficante!"

La forma de conseguir una confesión firmada y vociferada de un correligionario nuestro es diciéndole cosas como: “Tu no sabes nadas de eso, a ti te falta valor para hacer eso, tu no estás en nada”…

Hace poco me presentaron a un señor “de origen cubano” y me advirtieron que era extremadamente pacifico, acomodado, americanizado, que inclusive no sabe que en California existió un periódico llamado 20 de Mayo, que ha vivido completamente de espaldas a la tragedia nuestra, y parece que el individuo escuchó cuando me dijeron: “¡Mira, Estebita, este hombre no le ha disparado ni un chicharo al castrismo en 55 años!”. Y ahí mismo el tipo lanzó una perorata combativa dejando chiquito a mi gran amigo y hermano de luchas Orlando Atienza en su distinguida  y valerosa  actuación en Bahia de Cochinos.

Para resumir, al cubano no se le debe dar una galleta para que hable sino que hay que decirle: “¿Qué pasa, tienes miedo a hablar?” y ahí hay que darle dos galletas para que se calle.