viernes, octubre 03, 2014

'Eau de toilette' revolucionaria. Cuba. Joan Antoni Guerrero Vall sobre los perfumes con los nombres de Ernesto Che Guevara y Hugo Chávez

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Desde hace décadas en las tiendas del área dolar, ya sea en hoteles o fuera de ellos, el Estado Castrista ha estado vendiendo ¨pulovers¨( camiseta, remera, polo, etc.), llaveros, cuadros de pintura, etc. con la figura del Che Guevara.  ¿ No se afecta el símbolo cuando está en esos objetos?
Posiblemente haya gato encerrado detrás de esa prohibición.
**************

 'Eau de toilette' revolucionaria

*******
Si tan preocupados están en la explotación comercial de sus símbolos, se tendría que conocer hasta qué punto el régimen saca partido de los beneficios económicos de este capital simbólico.
*******


Por Joan Antoni Guerrero Vall
02.10.2014

El capítulo reciente de Labiofam y los perfumes Hugo y Ernesto revelan que ya en la revolución cubana, o al menos en un sector de ella, se piensa en clave de mercado. El comunismo cubano presenta, pues, una bicefalia interesante: mientras sermonea con discursos políticos de izquierdas de cara a la galería, sus estructuras empresariales estatales se dedican a hacer lo que hace cualquier empresa en el capitalismo, buscar fórmulas para ganar más dinero.

La noticia surgió a través de la agencia AP y pronto obtuvo resonancia en medios internacionales. El comunismo cubano se lanzaba a producir perfumes usando los nombres de dos viejas glorias de su santoral, el ex presidente venezolano Hugo Chávez (alrededor del cual tanto en Cuba como en Venezuela se ha intentado construir un mito cuestionable) y el guerrillero argentino Ernesto Che Guevara (símbolo inequívoco de la industria del merchandising y de los chiringuitos de souvenirs del mundo entero: con la cara del Che se ha hecho de todo).

De lo sucedido se extrae también otra conclusión y es que el gobierno cubano gestiona el patrimonio simbólico de la revolución como una auténtica devoción religiosa en la que hombres de carne y huesos y de historiales cuestionables son prácticamente convertidos en seres intocables, ni tan siquiera para ponerle nombre a un eau de toilette.

La idea en sí, valorada como jugada comercial y dejando a un lado el aspecto político –y filias y fobias que cada uno pueda tener respecto a los personajes- merece un aplauso, pues está claro que el mercado no demanda perfumes con el nombre de Chávez o el Che, pero muy probablemente existe una gran masa de clientes potenciales dispuestos a adquirirlos. Así pues, la jugada de Labiofam es más bien digna de elogio. Y el gobierno cubano quizás debería acostumbrarse a este tipo de iniciativas, porque el mercado hace dinero no solo con bienes de consumo básicos, también con bienes de consumo que son inútiles y totalmente prescindibles.

Por otro lado, si tan preocupados están en la explotación comercial de sus símbolos, se tendría que conocer hasta que punto el régimen saca partido de los beneficios económicos de este capital simbólico.

El gobierno cubano también debería agradecer la banalización de imágenes como la del Che, profusamente usada en todo tipo de objetos comercializados en todo el mundo, porque ha contribuido en cierta manera a dulcificar más al régimen cubano. Pues la omnipresencia del Che en tiendas de recuerdos en las principales capitales de todo el mundo (incluso en venta en Miami, según he podido comprobar en alguna ocasión) no hace más que trabajar a favor del régimen de La Habana, en su interés por maquillar con heroísmos la historia de un proyecto político devenido en organización mafiosa, conculcadora de los derechos fundamentales de millones de personas. Una historia que huele, que huele mal, así que perfumes le harán falta, llámenle Hugo o llámenle Ernesto.