Aldo Rosado-Tuero sobre el perdón presidencial de Barack Hussein Obama a los tres espías de la red Avispa que atentaron contra la seguridad de los EE.UU. y la liberación de Alan Gross injustamente encarcelado en Cuba
Por Aldo Rosado-Tuero
17 de diciembre de 2014
Cuando los sesudos autonombrados—y titulados por los canales de televisión—“analistas políticos” y los “cubanólogos” especulaban que los editoriales del New York Times eran pagados por el régimen cubano, nosotros estábamos persuadidos de que nada de eso era verdad. La actitud asumida por el NYT y otros órganos de prensa, no era más que en cumplimiento de una orden bajada desde el CFR, y las altas esferas del partido Demócrata, para preparar a la opinión pública y lograr que cuando se anunciara el infame arreglo, Barack Obama tuviera menos oposición.
La mojiganga que hemos venido denunciando a voz en cuello está en pleno y apresurado proceso, porque hay que salvar a la tiranía castrista antes de que termine el mandato de Obama, ya que las perspectivas de que los Demócratas puedan ganar las próximas elecciones presidenciales son muy remotas.
Una vez más nuestros críticos tienen que meter la cabeza en un cubo y la lengua en sus fétidos traseros, ya que todo lo que hemos venido profetizando se está cumpliendo. Y no es que seamos adivinos. Simplemente es que estamos bien claro en las realidades de la política internacional, en los tejemanejes de la politiquería barata de los títeres cubanos que por plata bailan al son que le tocan los que manejan los dólares; y en las intenciones de los que implementan el establecimiento del Nuevo Orden Mundial.
Ahora ¿Qué dirán los que decían que exagerábamos, que somos unos extremistas fanáticos?
Solo nos queda preguntar: ¿Qué va a hacer el exilio duro, los que no nos vendemos, ni nos cansamos ni nos rendimos?
Tal vez a muchos se les caigan “las alas del corazón” y se retiren definitivamente de la lucha. Yo no. A mí—y estoy seguro que a unos cuantos más como yo—esto me da más ánimos, pues es la prueba de que estoy en lo cierto y transito el camino correcto. Volverán los tiempos difíciles de cuando teníamos visitas del FBI a cada rato, cuando descubríamos micrófonos ocultos en nuestros hogares, pero eso no nos arredra, como no nos atemorizó en aquella dura etapa en que se le sonaba el cuero a los enemigos de la libertad de Cuba y de sus cómplices.
Recuerden lo que he repetido por mucho tiempo: “NADA ESTARÁ PERDIDO MIENTRAS LA PATRIA ARDA SECRETAMENTE EN ALGUNOS CEREBROS ATREVIDOS”.
Esto es solamente un oscurecimiento del cielo que solo arredrará a los cobardes y desanimará a los pusilánimes. Los de corazón de patriota, los que ponen la patria y la Nación sobre los intereses personales—aunque seamos una ínfima minoría—no nos vamos a rendir. Ahora tenemos que redoblar los esfuerzos, las campañas de denuncia y alentar la militancia. La memoria de nuestros hermanos caídos nos impide la rendición y el olvido de sus nombres y su sacrificio supremo.
Desde ahora estamos llamando a nuestros hermanos de siempre a abandonar sus cuarteles de invierno y a salir a la palestra, a acompañarnos en las trincheras del sacrificio para orgullosos dar la cara alegremente ante el mundo, porque aunque no triunfemos o veamos el lejano triunfo, al menos estaremos salvando el honor de Cuba.
Cada cubano de vergüenza que ame a su patria y que aunque ya no piense nunca más regresar allá, tiene la obligación moral de demostrar públicamente que no acepta la traición de los supuestos amigos, ni la rendición de los agotados, los mercenarios y los ”carpetbaggers” que han cooperado y alentado esta jugada sucia y artera que le ha dado a Fidel Castro la gran satisfacción de su vida, al poder demostrarle a los cubanos, que una vez más se volvió a salir con el gusto de lograr lo que tanto prometió: el regreso de los miserables espías que contribuyeron al asesinato de los muchachos de Hermanos al Rescate.
Es hora de que nuestro exilio demuestre en las calles su repudio a este acto de rendición incondicional de Barack Obama. Se impone demostrar una vez más que no somos la minoría que pretenden hacer ver los quintacolumnistas, los dialogueros y los obamistas.
¿Dónde queda el dolor de los familiares de los pilotos asesinados vilmente por orden del propio Raúl Castro? ¿Guardarán ellos su hondo dolor detrás de las puertas de sus hogares, o saldrán a la calle a liderar las protestas que deben de estremecer a Miami?
Esta jugada traidora a la libertad de Cuba, no es más que el comienzo de lo que viene: El nuevo “Zanjón” y la repetición del Tratado de París. Alistémonos desde ahora mismo para reeditar un nuevo “Baraguá”.
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Espionaje. La desarticulación de la Red Avispa IV. La Operación ¨Escorpión¨o derribo de las avionetas civiles desarmadas de Hermanos al Rescate en 1996
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Audio del derribo de aviones de "Hermanos al Rescate" 24/02/1996
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