jueves, diciembre 04, 2014

Miriam Celaya desde Cuba. Un encuentro “clandestino” con Ernesto Londoño editorialista del New York Times NYT

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Ernesto Londoño visitó  los locales del diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, y el local de la organización OnCuba del empresario, que no patriota, Hugo Cancio  ¿ Por qué no se entrevistó con el colectivo del  semanario Primavera Digital, de mucho más larga data de creación y publicación que 14yMedio, o con el colectivo de Convivencia, que dirige Dagoberto Valdés Hernández, en la ciudad de Pinar del Río ?
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Un encuentro “clandestino” con Ernesto Londoño

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Nos reunimos con el editorialista del New York Times en un espacio tan “neutral” como el hotel Saratoga. En fuerte contraste con su estancia en el periódico Granma, la reunión tendría un corsé (¿embargo?) impuesto precisamente desde el paladín anti-embargo, el NYT. ¡Vivir para ver!
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Por Miriam Celaya
diciembre 2, 2014

LA HABANA, Cuba -El joven periodista Ernesto Londoño debe sentirse profesionalmente muy gratificado: no solo ha logrado levantar una enconada polémica mediática en las últimas semanas a partir de sus insólitos editoriales aparecidos en el New York Times (NYT), a favor de un acercamiento entre los gobiernos de EE UU y Cuba, aupando el levantamiento del Embargo, entre otras propuestas a tono con el discurso oficial cubano; sino que por estos días anda en un “viaje de trabajo” en la Isla y ha sostenido varios encuentros con algunos medios, entre ellos el más oficial de todos, el Granma, en cuya sede fue cordialmente recibido el pasado lunes 24 de noviembre por el equipo de redacción, encabezado por su director. Londoño publicó varias fotografías de la ocasión en su cuenta de Twitter.

Por su parte, el martes 25 la revista OnCuba lo recibió en su sede de La Habana, donde “dialogó, preguntó y respondió a nuestras inquietudes”, según entrevista publicada por la referida revista, en la que se afirma que Londoño se encuentra realizando un trabajo de investigación que le permitirá continuar desarrollando el tema Cuba en el NYT. La página abundó en fotografías que testimonian el encuentro, donde se muestra un Londoño risueño y distendido.

(Ernesto Londoño )

Y en efecto, todo indica que la intención de Londoño y de sus jefes editoriales es recopilar la mayor cantidad de información posible de sectores de opinión muy diversos en este controvertido viaje. Al menos así lo evidenció su llamada telefónica del viernes 28 a la directora de 14ymedio.com, Yoani Sánchez, solicitando reunirse con ella, quien aceptó realizar un encuentro en el que debían participar además otros miembros del equipo, entre ellos el editor jefe, Reinaldo Escobar; los reporteros Luzbeli Escobar y Víctor Ariel González; la responsable de la página cultural, Rachel Vázquez; y los columnistas Eliecer Ávila y esta escribidora, Miriam Celaya. La premura del encuentro impidió la presencia de los corresponsales de provincias.

Hotel Saratoga, ¿un espacio “neutral”?


El sábado 29 de noviembre, a las 11 de la mañana, previo acuerdo de ambas partes, nos reunimos con Ernesto Londoño en un espacio tan “neutral” como el mezzanine del hotel en que se hospeda, el Saratoga, sito en Prado y Dragones, justo frente a la Fuente de la India y aledaño al Parque de la Fraternidad y al Capitolio, y desde el cual en ocasiones (cuando es forzoso) algunos nos conectamos a Internet por el astronómico precio de 12 CUC la hora, para sufrir la angustia de un servicio lento y repleto de “bloqueos”. De hecho, casualmente, durante nuestra conversación de cerca de tres horas con Londoño no hubo conexión.

A nuestro alrededor, el mal disimulado movimiento de los agentes de la policía política en sus ridículos personajes de “huéspedes”, empleados o clientes de la cafetería del lugar, nos recordaba que bajo regímenes totalitarios la neutralidad siempre es una quimera. Tampoco en todo ese tiempo se nos acercó siquiera una camarera para preguntarnos si deseábamos ordenar al menos un café; algo notorio en un país en el que los nativos no podemos permanecer sentados ocupando una mesa si no vamos a “consumir”.

De cualquier modo, todo aquel despliegue policial fue un desgaste inútil: allí los desobedientes no fuimos a compartir secretos ni a fabricar componendas, sino a expresarnos tan libremente como solemos hacerlo en nuestros textos, así que no nos tomamos siquiera el trabajo de bajar la voz.

La primera impresión, tras las presentaciones con el periodista-revelación del momento, fue decepcionante: Londoño no podría responder a las preguntas que cada uno de nosotros le tenía preparada porque para ello “debía solicitar la aprobación” de sus jefes del NYT. El requisito imprescindible sería que se las enviásemos por escrito y esperásemos la respuesta. Tampoco podríamos tomarle fotografías durante el encuentro. Cualquier criterio que él expresara personalmente en aquella reunión no debía ser publicado por nosotros.

Súbitamente, lo que pensamos sería un encuentro entre colegas de dos medios diferentes en el que intercambiaríamos opiniones y debatiríamos sobre temas de interés crucial para los cubanos, se había convertido en una cita “clandestina” con cierto sabor a adulterio, una suerte de conspiración mediática destinada a nutrir y diversificar el conocimiento (de él) sobre la realidad cubana, pero sin que divulgáramos sus puntos de vista, sus motivaciones sobre nuestro país o a dónde se dirigía su interés.

En fuerte contraste con su estancia en el periódico Granma y su visita a la revista OnCuba, la reunión con 14ymedio tendría un corsé (¿embargo?) impuesto precisamente desde el paladín anti-embargo, el NYT. ¡Vivir para ver!

No obstante, allí acordamos que los representantes de 14ymedio.com le ofreceríamos a Londoño nuestras opiniones acerca de todo lo que le interesara co