miércoles, junio 24, 2015

Alfredo M. Cepero:BARACK H. OBAMA Y DIOSDADO CABELLO, UN DIÁLOGO ENTRE DELINCUENTES.


OBAMA Y CABELLO, UN DIÁLOGO ENTRE DELINCUENTES
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De haber nacido en los Estados Unidos, Raúl Castro, Nicolas Maduro y Diosdado Cabello no habrían sido otra cosa que capos de alguna mafia de narcotraficantes de las que proliferan por estos días en Los Angeles, Miami, Nueva York o Chicago.
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Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
6-22-2015


En la semana que acaba de transcurrir los principales rotativos de Estados Unidos y de la América Hispana dieron cuenta de una reunión en Haití entre el Embajador Thomas Shannon, Consejero Especial del Secretario de Estado John Kerry, y el Presidente de la Asamblea Nacional Venezolana, Diosdado Cabello. Analistas políticos que han seguido de cerca las tormentosas relaciones entre Washington y Caracas en los últimos 20 años no podían dar crédito a sus ojos y oídos. Desde su aparición en el escenario político venezolano Hugo Chávez utilizó los improperios más vulgares y las frases más soeces para referirse a los Estados Unidos y a sus gobernantes, primero George W. Bush y después Barack Obama. Su obtuso discípulo, Nicolas Maduro, lo ha imitado pero sin la chispa y el carisma de su estrambótico mentor.

Por su parte, políticos de la estatura del Senador Marco Rubio y de la Congresista Ileana Ros-Lehtinen mostraron su indignación y su asombro ante lo que muchos califican de inexplicable torpeza. Rubio argumentó que la reunión había servido "para aumentar la confusión reinante sobre la política de Washington hacia el régimen de Nicolás Maduro, al permitir un encuentro que sirvió para dar un manto de legitimidad a Cabello". La Congresista Ros-Lehtinen fue más cáustica cuando afirmó: “Cabello es uno de los principales violadores de derechos humanos en Venezuela y esta reunión demuestra que la Administración Obama sigue su dirección equivocada y peligrosa en nuestro hemisferio".

Para muchas personas con decencia y principios esta conducta de Obama no tiene explicación ni sentido. ¿Cómo es posible que el presidente de una nación donde predominan la constitución y las leyes ordene a su representante que se reúna con un tirano corrupto y despiadado como Diosdado Cabello? Sobre todo cuando existen pruebas fehacientes de que Cabello es el capo de una mafia que no sólo trafica en estupefacientes sino asesina estudiantes, golpea mujeres y encarcela adversarios a la manera de Vito Corleone. Investigaciones sobre las actividades de narcotráfico de Cabello por organismos como el FBI y la Fiscalía Federal de Estados Unidos han sido divulgadas por una serie de diarios estadounidenses -incluyendo The Wall Street Journal, The New York Times, The Washington Post y el Nuevo Herald- así como por el español ABC.

Yo, por mi parte, digo que la conducta de Obama si tiene explicación. Tampoco me asombro ni considero esta iniciativa de Obama como una torpeza de la que no estuvo consciente. No me asombro porque he dedicado bastante tiempo a estudiar y analizar los orígenes y la conducta de este personaje para saber que es capaz de cualquier bajeza con tal de lograr sus metas. No creo que su acercamiento a Maduro a través de un delincuente como Cabello haya sido una torpeza sino la acción de un hombre empecinado en dejar el legado apaciguador de una izquierda para la cual los Estados Unidos son un imperio detestable al que hay que cortarles la alas. Todo lo hace a propósito y con total consciencia de lo que hace. Abandonó a sus amigos mientras apaciguó a sus enemigos y terminó aborrecido por los primeros, humillado por los segundos y el hazmerreir del mundo. Por desgracia, cuando el mundo se burla del presidente de los Estados Unidos se burla también de la nación que durante más de un siglo ha derrocado tiranos y defendido la libertad en todos los continentes sin adueñarse de los territorios liberados.

Para entender a Obama y su estrecha relación con los Castro, los Maduro y los Cabello hay que echar una mirada a una parte de su pasado que ha escondido una desprestigiada prensa de izquierda y desconocido la mayoría ignorante que lo ha puestos dos veces en la Casa Blanca. No el Obama que fumó marihuana y fue un estudiante mediocre cuyas notas son mantenidas en la oscuridad. No el Obama que hizo carrera como organizador comunitario promoviendo la confrontación entre pobres y ricos, negros y blancos. Todo eso merece investigación y análisis pero yo hoy quiero hablar del joven oportunista y el hombre sin escrúpulos que trepó a la notoriedad y la opulencia utilizando la influencia y los recursos de gente de la peor ralea.

Obama empezó su carrera política como candidato a la legislatura del estado de Illinois en la casa de los terroristas convictos, confesos y orgullosos de serlo, Bill Ayers y Bernardine Dohrn. En una entrevista con medios oficiales de Irán, Ayers manifestó que "los Estados Unidos son una nación terrorista que son, al mismo tiempo, el mayor promotor de la violencia en el mundo y la mayor amenaza a la paz mundial". Y, con objeto de aumentar su capital político en la comunidad negra, Obama asistió durante 20 años a la Trinity United Church of Christ, en Chicago, liderada por el vitriólico pastor, Jeremiah Wright. Un hombre que, en un sermón pronunciado en 2003, dijo: "Dios maldiga a América por tratar a nuestros ciudadanos como menos que humanos. Dios maldiga a América mientras ella siga actuando como si fuera Dios y como si fuera la potestad suprema".

En algún momento de 2003, Obama, por entonces senador en la Cámara Alta del Estado de Illinois, coincidió con su amigo terrorista Bill Ayers en un homenaje en honor de Rashid Khalidi, ex vocero del maestro de terroristas Yasser Arafat. El homenaje fue patrocinado por la Cadena de Acción Árabe Americana, fundada por el propio Khalidi y su esposa Mona, con credenciales propias como traductora de la Agencia de Noticias de Yaser Arafat. Ahí tienen la explicación a la animosidad de Obama hacia el estado de Israel, que nada tiene que ver con su supuesta antipatía personal hacia Benjamin Netanyahu. Pero lo que sí es inaudito es que el diario Los Ángeles Times se haya negado hasta el día de hoy a mostrar la cinta de video que tiene en su posesión con los extravagantes elogios de Obama hacia su amigo Rashid Khalidi.

Pero si turbias fueron sus relaciones en los ámbitos político e ideológico, corruptos fueron sus contactos con figuras notorias del bajo mundo de Chicago, la ciudad con el dudoso honor de haberse hecho famosa por las truculentas tropelías de Al Capone. En 2005, el recién electo Senador Federal por el Estado de Illinois, Barak Obama, y su esposa Michelle se sentían incómodos en un pequeño apartamento comprado en 1993 por $277,500, donde habían vivido durante los 8 años en que Obama había sido legislador estatal.

Los ya flamantes Obama, pusieron entonces sus ojos en una lujosa mansión de 6,400 pies cuadrados, seis recámaras, seis baños, cuatro chimeneas y una bodega con capacidad para 1,000 botellas de vino. Estaba ubicada en el 5046 de S. Greenwood Ave. en la exclusiva barriada de Hyde Park, en Chicago y los dueños pedían 1.95 millones por la propiedad. El problema, los Obama no tenían dinero para financiar su extravagante gusto. La solución, acudieron a su amigo Tony Rezko, un magnate con millonarias inversiones en casas para familias pobres que eran mantenidas en condiciones deplorables.

Por medio de una serie de manipulaciones fraudulentas y utilizando el nombre de la esposa de Rezko, la mansión de Greenwood Avenue terminó en manos de los Obama. El resultado, Tony Rezko fue condenado a diez años de cárcel por corrupción y extorsión contra los mismos pobres que Obama decía y todavía dice defender. Los Obama fueron premiados con ocho años de vivienda gratuita en la Casa Blanca. ¡Only in America! Sólo en América un personaje sin otra virtud que la diarrea verbal pudo trepar a base de arrogancia, corrupción y mentiras del bajo mundo de Chicago a la mansión donde muchas veces se deciden los destinos del mundo.

Mirado a través del lente de los antecedentes de Obama podemos explicarnos sus negociaciones y contactos con individuos de la peor calaña sin ser perturbado por consideraciones morales o éticas. De haber nacido en los Estados Unidos, Raúl Castro, Nicolas Maduro y Diosdado Cabello no habrían sido otra cosa que capos de alguna mafia de narcotraficantes de las que proliferan por estos días en Los Angeles, Miami, Nueva York o Chicago. Obama se siente cómodo entre estos delincuentes porque, en última instancia, él es una de ellos.