Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Si mal no recuerdo hace ya algunos años (más de una década) en la Casa Taller de Pedro Pablo Oliva, en Pinar del Río, se ofreció Internet gratuita, aunque el número de usuarios era muy limitado pero el pintor Pedro Pablo fue el primero y eso es bueno destacarlo.
Sobre los Wifi en Cuba es bueno señalar que para tener acceso hay que tener una cuenta en NAUTA la cual exige toda una serie de datos personales, lo cual es algo común en el mundo, pero sucede que NAUTA es una compañía totalmente controlada por la dictadura y consecuentemente la dictadura puede conocer los sitios que visita los navegadores y tomar represalias. Es de esperar que diferentes maneras de burlar esa vigilancia se irán conociendo y expandiendo con el tiempo, pues la curiosidad motivará a muchos. Los experimentados ¨hackers¨ que vivan o visiten Cuba serán muy apreciados por parte de los navegadores que busquen libertad en su navegación.
Sobre el entusiasmo desatado es algo que vivimos todos los cubanos que llegamos por primera vez a un país libre y deseábamos conocer y navegar por esa cosa que conocíamos ¨de oidas¨ aunque fuéramos en Cuba especialistas vinculados a la Computación.
*********
Pinar del Río vuelve a la vida con Internet
Por JUAN CARLOS FERNÁNDEZ
Pinar del Río
Julio 15, 2015
Desde hace mucho tiempo la ciudad de Pinar del Río languidecía al caer la tarde. La céntrica calle Martí se quedaba en la más absoluta desolación y solo los sábados cobraba vida con grupos de jóvenes que vagaban sin rumbo fijo. Sin embargo, desde principios de este mes el panorama ha cambiado, con la instalación de una red inalámbrica para navegar por Internet a cargo de la Empresa Estatal de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa).
El servicio wifi le ha cambiado el rostro a la céntrica avenida pinareña, en las cuatro cuadras que van desde el parque de la Independencia hasta la tienda La Chiquita. Ahora es un hervidero de personas con móviles, tabletas, laptops y cuanto artilugio tecnológico sirva para acceder a la web. A cualquier hora de la mañana, la tarde o la noche, el lugar se muestra abarrotado.
Familias enteras conversan vía Skype con sus familiares en el extranjero. Los estudiantes bajan información que les sirva para su próximo curso, los jóvenes que recién se estrenan en la gran telaraña mundial crean sus perfiles en Facebook y cientos de personas leen, buscan, hurgan y saltan de una página a otra. Nadie quiere quedarse sin su kilobyte. Los trucos se comparten a viva voz y si alguien encuentra la manera de optimizar el tiempo de conexión, la noticia corre de boca en boca.
Conmoción, sacudida o fenómeno social, lo cierto es que todos coinciden en que esta ciudad ya no es la misma desde el primero de julio. El parque donde hasta hace dos semanas sólo pernoctaban borrachos y vagabundos ha sido tomado por familias enteras que se reúnen alrededor de una pantalla.
La rebaja del costo de conexión por hora, aunque todavía alejada del alcance de los salarios, ha motivado que muchos prueben eso que llaman "interné". Ahora, a dos pesos convertibles la hora, los pinareños se suman a muchos cubanos a tomar los espacios donde se han instalado los 35 puntos wifi que acaban de inaugurarse a lo largo del país.
Un mes antes de quedar habilitado el servicio en Pinar del Río, se colocaron las antenas para la conexión y, hace apenas dos semanas, se probó el ancho de banda con unas 120 personas conectadas al mismo tiempo. El fin de semana pasado el fenómeno se disparó y amenaza con revolucionar toda la ciudad.
Alejandro, un joven universitario que ya ha probado el servicio un par de veces, comenta a 14ymedio: "Este es el mejor regalo de vacaciones que podía imaginar, este es mi mejor verano". Con una tableta en la mano, navega por redes sociales como Twitter y ve vídeos en Youtube, mientras revisa su correo y busca información sobre temas que le interesan. El apetito informativo es grande.
Como el amor, Internet no tiene edad y Leopoldina, de 60 años, casi llora de alegría mientras se reencuentra por videoconferencia con un hijo emigrado al que no veía desde hacía diez años. "Mi'jo, qué bonito estás y qué linda está tu casa. Todo el barrio te manda saludos y besos", repite la señora, todavía un poco extrañada de que esa "caja con teclas" le haya devuelto a su "niño".
Cerca del lugar un grupo de jovencitas buscan amigos en Facebook. Las risas cómplices y los murmullos al oído completan el cuadro. A pocos metros otra chica, sentada en un portal, chatea con una amiga en Estados Unidos. En medio de una calle con poca iluminación, en su rostro se refleja el resplandor del móvil. "Para nosotros, que no teníamos nada, esto es muy bueno", explica la joven sin apartar la mirada de la pantalla. "El precio es alto y mucha gente no puede pagar el equivalente a 50 pesos por hora, pero espero que más adelante lo bajen", dice con ilusión.
En el parque de la Independencia la conectividad es todo un espectáculo. Los altavoces reproducen a cada hora un reggaetón, mientras cientos de jóvenes están por todos lados, unos conectados a la red, otros bailando.
Los amantes del béisbol, en la Peña del Parque del Bosque, ahora consultan en la web los últimos resultados de los jugadores cubanos en las Grandes Ligas. Al minuto se enteran de las recientes fugas en el tope contra los Estados Unidos y sus comentarios contrastan con el silencio de la prensa oficial sobre esos asuntos. "Ya no hace falta que digan nada, que nos expliquen. Aquí tenemos ya información al día", grita a voz en cuello un fanático.
La gente, a pesar de los costos, hace de tripas corazón y vive la experiencia de acceder a una vasta diversidad de información. "Es una sensación de libertad que nunca antes había experimentado, brother", se entusiasma Geddy Carlos, sentado junto a ocho jóvenes que comparten una aplicación con la cual todos se enlazan a través de una única cuenta y así ahorran dinero. "El cubano siempre busca la manera de salvar los obstáculos", apunta Andy, unos de los conectados a la peculiar red que forman todos estos muchachones pegados a sus laptops. Una pareja joven, a su lado, salta de El Nuevo Herald al Diario de las Américas y antes de desconectarse, echan un ojo a El País. Por el brillo del led rojo que parpadea en la memoria USB, se nota que están haciendo copia de todo lo que leen.
"¡Mira lo que dicen aquí de Antonio Castro en Turquía!", se sorprende un joven en un murmullo, y una avalancha de amigos le cae encima para mirar la página que aparece en la pantalla. Se acerca la medianoche y los parques siguen llenos. Pinar del Río parece no querer irse a dormir.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home