Adalides de la confrontación. Jorge Olivera Castillo desde Cuba: El hacha de la guerra contra EEUU sigue en pie en los medios y consignas oficiales.
Adalides de la confrontación
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El hacha de la guerra contra EEUU sigue en pie en los medios y consignas
Por Jorge Olivera Castillo
La Habana
11 Ago 2015
Con la nueva jornada de reafirmación revolucionaria que prepara la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), se actualizarán los mensajes que evocan al bolchevismo caribeño con sus puntas de lanza contra el capital y la democracia representativa.
El motivo para que vuelvan a brillar las luces de la ortodoxia ideológica del modelo cubano, en todo el país, radica en la celebración del Día Internacional de Juventud, este 12 de agosto.
La conmemoración será una especie de exaltación al unipartidismo, a la criminalización del disenso y a todo intento de quebrar el orden que los jerarcas del poder impusieron y defienden con el uso de la fuerza en todas sus manifestaciones.
En la agenda de convocantes y convocados, aparece en mayúsculas el homenaje a Fidel Castro en su 89 cumpleaños, a celebrarse el 13 de agosto, y una amonestación al secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, que vendrá a izar la bandera en la legación de su país en La Habana, al día siguiente.
Sobran las lecturas sobre la vigencia del atrincheramiento por parte del régimen que encabeza el general-presidente frente a un acercamiento que por momentos parece virtual.
Por las radioemisoras, sobre todo las que abarcan un mayor espectro en el éter, son cada vez más frecuentes las alusiones directas contrarias al deshielo que comenzó el 17 de diciembre.
Las notas de comentaristas y voceros todavía tienen mucho que ver con el odio y la desconfianza hacia Washington.
Apenas hay matices en el tono y el contenido de las acusaciones por una política a la que Obama decidió echarle tierra y darle pisón.
Para fundamentar las descalificaciones se busca con lupas en los libros de historia los desencuentros ocurridos desde finales de 1898 hasta el 16 diciembre del año pasado. En la tarea no faltan las hipérboles con sus cuotas de resentimiento.
Por eso es que se hace difícil comprender el optimismo sobre una reconversión parcial de los postulados del actual régimen.
En general, prevalece la tendencia a exacerbar los elementos nacionalistas y las viejas frases que convierten a Estados Unidos en un monstruo al que hay que enfrentar y destruir.
Esa es la esencia de una política cuyo final está indisolublemente ligado a uno o varios desenlaces biológicos.
De la suma de hechos que han tenido lugar desde el pistoletazo de arrancada hacia la normalidad de las relaciones bilaterales, se colige que las líneas maestras de la confrontación son a prueba de averías que no puedan ser reparadas con urgencia.
Los gestos corteses y el lenguaje contemporizador en las pláticas de alto nivel son puro attrezzo.
El hacha de la guerra sigue siendo el instrumento por excelencia de la gerontocracia.
La paz con el enemigo será un asunto a concretarse con los herederos. ¿Alejandro Castro Espín? ¿Marino Murillo? ¿Miguel Díaz-Canel?
Lo de menos es teorizar sobre la identidad de quienes supuestamente estarían obligados a ser menos intolerantes y pragmáticos en el usufructo del poder.
La mayor preocupación estriba en que las posturas excluyentes continúan, con todo lo que esto significa fronteras adentro.
A las puertas está la revalidación de los códigos represivos y el aumento de las suspicacias en torno a la voluntad del Gobierno de otorgarle mayor dinamismo a la apertura económica.
Los jóvenes comunistas están listos para darle una lección a Obama y Kerry de que en Cuba habrá dictadura por varios años más.
A juzgar por los hechos, parece que tienen toda la razón.
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