Richard y sus cosas del mar
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Richard Blanco se ha convertido en el poeta de la corte de Obama.
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Por Nicolás Águila·
17 agosto, 2015
La composición, pujada por encargo y a la medida de la ocasión, se titula ‘Matters of the Sea’ y la han traducido, creo que atinadamente, como ‘Cosas del mar’, aunque el asunto nada tenga que ver con la riqueza de la fauna marina u otros temas marineros al uso. Se queda en la gastada metáfora rubendariana del caracol y el eco de las dianas marinas, muy demodé, del tipo: “Todos hemos apoyado caracoles a nuestros oídos. / Escucha de nuevo el eco”. ¿Caracolas dialogantes o dialogueras? No nos duermas con canciones de cuna, tricky Dicky.
Lejos de lo vanguardista, lo posmoderno o lo ultimillo post-post, el poema de Blanco no puede ser más conservador en lo que respecta a lo técnico y formal. Diría más, es un texto ultraconservador y antediluviano en cuanto a la forma. Solo que esa es mi opinión radical, seguramente sesgada y apriorística. Pero pongamos que sea una genialidad, lo nunca visto, el non plus ultra, la hostia y la repera, y me seguirá pareciendo de lo más abominable.
Que un cubanoamericano cante a ese mar con “horizonte compartido” por las dos orillas, o sea el estrecho de la Florida, es decir nuestro Estrecho por antonomasia, y que pase por alto olímpicamente los miles y miles de balseros que han perecido en el intento de cruzarlo en busca de libertad, es de una insensibilidad monstruosa. El Estrecho no es ese mar de “lúcidos azules” que pinta Blanco con su paleta daltónica. Es un cementerio líquido y gris repleto de náufragos que no llegaron a la meta. No intentes blanquear esos sepulcros, Richard, porque te queda muy corto el apellido.
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(en ese post se encuentra la versión original en idioma Inglés)
agosto 14, 2015
El escritor estadounidense de origen cubano Richard Blanco, conocido por haber recitado una obra durante la toma de posesión del segundo mandato de Barack Obama, leyó el poema "Cosas del mar" en el acto de izado de la bandera de Estados Unidos en La Habana.
Martí Noticias ha traducido la obra, que el propio poeta ha calificado como "uno de los poemas más complejos y emocionales que he tenido que escribir jamás".
El poeta Richard Blanco recita un poema en la Embajada de EEUU en Cuba.
"Cosas del mar"
El mar no importa,
Lo que importa es esto.
Todos somos del mar entre nosotros,
Todos nosotros.
Una vez y aún ahora, el mismo niño
Que se maravilla ante una estrella de mar,
Escucha los caracoles vacíos,
Esculpe sueños en castillos imposibles.
Todos hemos sido amantes,
De la mano paseando por cualquiera de nuestras orillas.
Nuestras huellas,
Como un espejismo de nosotros mismos,
Se desvanecen en olas que no conocen su origen
O no les importa en qué país se rompen,
Se rompen.
Nos bendicen y regresan al mar,
Hogar de todos nuestros deseos silenciosos.
Nadie es el otro para el mar,
Seamos apartada isla o vasto continente.
Recuerda a nuestros abuelos,
Sus manos enterradas profundamente
En la tierra roja o marrón
Plantando árboles de arce o mango
Que los sobrevivieron.
Nuestras abuelas,
Contando los años mientras desempolvan fotos del día de su boda,
Esos desgastados rostros de familia todavía vivos,
Ahora sobre nuestras cómodas.
Nuestras madres,
Enseñándonos cómo leer en español o inglés,
Cómo atar nuestros zapatos,
Cómo recolectar los colores del otoño,
O morder una guayaba.
Nuestros padres,
Fatigados por el peso de las nubes,
Marcando reloj en las fábricas
O cortando caña de azúcar
Para ganar una nueva vida para nosotros.
Mis primos y yo ahora admirando los mismos cielos
Sobre rascacielos o fincas,
Esperando que el tiempo se detenga
Y comience otra vez.
Cuando la lluvia cae
Limpia su camino hacia el río o la calle,
De vuelta al mar.
No importa qué himno cantemos,
Todos hemos caminado descalzos y con el alma al desnudo,
Entre los altibajos del llanto de la gaviota.
Hemos proferido nuestras penas y esperanzas
Al mar.
Nuestros labios bendecidos por la misma rociadura de viento salado,
Hemos acariciado memorias y arrepentimientos
Como piedras en nuestras manos que no podemos arrojar.
Pero, pero...
Todos hemos apoyado caracoles a nuestros oídos
Escucha de nuevo el eco.
Hoy, el mar sigue diciéndonos
El fin de todas nuestras dudas y miedos
Es admirar a los azules lúcidos de nuestro horizonte compartido
Para respirar, juntos,
Para sanar, juntos.
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