martes, octubre 20, 2015

Juan Jesús Aznarez del diario español El País: Luis Alberto Rodríguez, ex yerno de Raúl Castro, el hombre más buscado de Cuba

Tomado de http://economia.elpais.com

El hombre más buscado de Cuba

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El general Luis Alberto Rodríguez, yerno de Raúl Castro, media en los negocios en la isla
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Por Juan Jesús Aznarez
 Madrid
 18 OCT 2015

Las angelicales Carole Bouquet y Ángela Molina no serían ese oscuro objeto del deseo que emparejó a Luis Buñuel con los grandes del clasicismo surrealista si algún valiente reeditara en Cuba la corrosiva película. Ese oscuro objeto del deseo, en el que ambas interpretan a la inasible Conchita y Fernando Rey, al agónico burgués que la pretende. La lencería y candor de las chiquillas son perturbadores cinturones de castidad en el filme de 1977 sobre la metafísica existencial y la incomunicación. El luminoso objeto del deseo en Cuba son los negocios y el indubitable protagonista del remake sería el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, el deseado, para más señas yerno de Raúl Castro.

Idealizando presente y futuro, tratando de olvidar un pasado insatisfactorio y represor, como el atormentado Mateo en la obra del genial aragonés, los inversores extranjeros seducidos por el nuevo rumbo de la perla del Caribe cortejan al hombre que abre o cierra puertas al mando de GAESA, el Grupo de Administración de Empresas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el conglomerado más potente de la isla. Todos quieren asociarse con el jefe militar que matrimonió hace 20 años con Deborah Castro, licenciada en ingeniería química y madre de sus dos hijos. No resulta fácil la convergencia porque el personaje es esquivo.

(Luis Alberto Rodríguez López- Callejas junto a familiares. foto de archivo)


Esquivo a las cámaras

Nutrido por el secretísimo y la ocultación ya que el enemigo yanqui todo lo aprovecha, el misterioso y eficaz administrador trabaja y vive en la penumbra, sepultado por informes económicos y confidenciales, tratando de separar el grano de la paja entre los dosieres y proyectos amontonados en su despacho. Inmisericorde con los funcionarios sobornados por el socio capitalista, el presidente de la corporación uniformada controla las principales cadenas de distribución de la isla, las playas de Varadero, las parcelas edificables, las concesiones hoteleras y la conversión del puerto de Mariel en un emporio de contenedores y servicios, con miles de millones de dólares de inversión extranjera.

Apenas hay datos sobre el pretendido. Padre de Raúl Guillermo y Vilma, nietos del gobernante cubano, tiene cincuenta y cinco años, mandíbula cuadrada, ojos claros y una mentalidad disciplinada y obediente, acorde con su formación castrense. Haberle visto jurando bandera, mesándose los cabellos o partiendo la tarta nupcial permitirían adivinar si es volcánico o risueño, prefiere el ron o el whisky, la salsa o el pasodoble, Silvio Rodríguez o Beethoven, el rublo o el dólar. Pero el descifrado gestual es misión imposible porque apenas hay imágenes y vídeos susceptibles de disección. No se prodiga y la prensa oficial lo retrató de cartón piedra, lejano, frecuentado en la cumbre, en las alturas del partido y del ejército. No en vano su padre es el general retirado Guillermo Rodríguez del Pozo, conocido como Gallo Ronco, porque su chorro de voz no es precisamente aflautado.

(General de Brigada Luis Alberto Rodríguez López-Callejas. Foto reciente)

El merodeo del capital internacional sobre su persona fue creciendo conforme ganaba en competencias desde que su país, constitucionalmente marxista leninista, franqueó el paso a las herramientas capitalistas en la gestión de las empresas estatales, la parte del león. Los hombres de negocios saben de este funcionario inteligente y astuto. Cuando nace una sociedad mixta importante, tratan de brindar con el entorchado gerente, estrecharle la mano, y palmearle el hombro si fuera posible porque eso sería el súmmum, pero es refractario al compadreo y delega en terceros.

“El trato con los militares es más difícil que con los civiles, pero son los que mandan en Cuba”, comenta un ejecutivo español, que cita sus viajes a España, donde residen allegados del matrimonio. Siempre recóndito y enigmático porque sabe más que Lepe al compartir mesa, mantel y oficina con un suegro mandamás, habla lo justo. El vértice revolucionario nunca fue una cotorra: es una tumba, pero si hay suerte en el descenso hacia la base de la pirámide castrense puede escucharse algún monosílabo.

La clausura del hombre más deseado por los inversionistas a estadounidenses contrarios al embargo es fecunda pues alumbró una nueva modalidad de trabajo por cuenta propia: el alcahuete autónomo que ofrece su servicio al empresario impaciente y primerizo. Promete guiarle por los vericuetos que encaminan hacia las dependencias del dilecto. En ellas estudia ofertas, y aprueba o rechaza hoteles en los cayos, campos de golf en Trinidad, grúas en Matanzas, inodoros en La Habana y bobinas en Ciego de Ávila. La generosidad o tacañería del empresario apresurado, manifestada en la calidad y cuantía de las comilonas y propinas anticipadas al charlatán, determina su facundia. Es el floreciente timo del facilitador cubano.

Nada que hacer porque el administrador de guayabera y galones no se casa con nadie. Ya lo hizo con la hija del jefe, aunque la radio bemba cubana dice que se divorció. Rodríguez pasó a formar parte del círculo íntimo del mandatario, entonces ministro de Defensa, que lo arrimó a su fiel amigo Julio Casas, un general exigente en la contabilidad de ingresos y gastos. Había que atajar manu militari el despilfarro de los recursos nacionales y la improductividad de las empresas públicas, casi todas. La moralina del Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias de mediados de los ochenta, las invocaciones a la conciencia revolucionaria de los trabajadores, había resultado un brindis al sol.

Poder creciente

(Edificio Central de GAESA)

Al frente de la tentacular GAESA creció el poder del general, que relevó a Casas bastante antes de su fallecimiento, en 2011. Los números sobre el poderío de la agrupación cívico castrense a su cargo varían, según las fuentes y las adivinanzas, porque la transparencia es un arcano en la mayor de las Antillas. La agencia estadounidense Bloomberg calcula que controla al menos 57 compañías y sus ramificaciones y entre el 50% y el 80% de la recaudación empresarial en Cuba. Redes de restaurantes, flotas de vehículos, componentes electrónicos, importaciones, proveedores, cadenas hoteleras, etcétera, etcétera, constituyen el imperio del general.

El protagonista de la reedición cubana de Ese oscuro objeto del deseo, pues, cambiaría de género para llamarse Luis Alberto, el diáfano objeto de la pasión empresarial. La adaptación caribeña abordaría las angustias de quienes le rondan, los estragos de la frustración y la espera, la sensación de que el ser amado juega con sus sentimientos. El general, sabe de los requiebros, pero no tiene corazón, sólo un polígrafo con calculadora que palpita amorosamente cuando le cuadran los números y el perfil de los pretendientes.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
GAESA es el mayor conglomerado de empresas de la economía cubana bajo el control del Ministerio de las Fuerzas Armadas (MINFAR), (GAESA no publica estados financieros). López-Callejas supervisa el mega-proyecto del puerto del Mariel y es miembro del Comité Central del Partido Comunista.

    Empresas del Conglomerado Controladas
    por GAESA S.A. y la FAR
  •     Gaviota S.A.: promoción y venta de servicios hoteleros y turísticos.
  •     CIMEX (Comercio Interior, Mercado Exterior): la mayor corporación comercial de Cuba. Posee negocios inmobiliarios, depósitos bancarios, tiendas de comercios minoristas (más de 250 tiendas), centros comerciales, restaurantes de comida rápida, gasolineras, etc.
  •     Servicio Automotriz S.A.: renta de autos para turistas, reparaciones de autos y estaciones de gasolina.
  •     Aero Gaviota: encargada del turismo y aerolíneas.
  •     Tecnotex: importación/exportación tecnología y servicios.
  •     Almacenes Universal: en Wajay, Mariel, Cienfuegos y Santiago.
  •     Almest: bienes raíces y servicios turísticas.
  •     Antex: consultoría técnica y operaciones comerciales en África.
  •     Agrotex: agricultura y ganado.
  •     Sermar: exploración de aguas cubanas y reparaciones navales (astilleros).
  •     Servicio la Marina: da seguridad y mantenimiento al personal de apoyo de GAESA (parte del personal pertenece al departamento M-6 de la Dirección de Inteligencia).
  •     Geocuba: geodefia y cartografía.
  •     Cubanacán: grupo hotelero.

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Tomado de https://www.cubanet.org/

Militares en la economía, un caso de secuestro

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Empresas como Habanos S.A. o ministerios como Turismo siempre han sido presididos por militares de alto rango
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Por  Ernesto Pérez Chang
La Habana
julio 15, 2015

LA HABANA, Cuba. -Aunque fuera de Cuba algunos se arriesgan a suponer que entre un 70 u 80 por ciento de la economía cubana está en manos de los militares, nadie que no tenga acceso a los informes secretos del Estado sabe con exactitud cuántas empresas, con sede en territorio nacional y disfrazadas de civiles, tributan directamente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y al Ministerio del Interior (MININT), ni cuántas de las compañías registradas fuera de la isla por ciudadanos extranjeros vinculados a los gobernantes cubanos, ya sea por lazos afectivos o familiares, son la fachada de una amplia red financiera para satisfacer los antojos y los excesos de una “dinastía de izquierda” que se niega a traspasar el poder.

Para los cubanos que saben del día a día y de cómo funcionan las cosas dentro de nuestras fronteras, hablar de porcentajes resulta risible cuando se sabe que la totalidad de los ministerios y de las empresas estatales están dirigidas por militares, exmilitares, o personas que han recibido entrenamiento en las escuelas de preparación para los “cuadros de dirección” del Partido Comunista e incluso en las academias de inteligencia de la antigua URSS.

Por ejemplo, empresas consideradas insignias como Habanos S.A. o ministerios estratégicos como Turismo o Azúcar, Transporte o Industria Básica, siempre han sido presididos o co-presididos por militares de alto y mediano rango, mucho más entrenados para acatar órdenes del mando superior que para generar ideas.

De igual modo sucede con las telecomunicaciones y el acceso a internet, dos monstruos de la modernidad temidos por la dirigencia cubana que nunca ha dudado en señalar al libre acceso a la información como a su más poderoso enemigo. En consecuencia, es fácil deducir que cualquier corporación extranjera relacionada con estos campos que decida invertir en Cuba deberá estar dispuesta a liberar sus informaciones y datos privados cada vez que las autoridades cubanas, bajo el pretexto de la “Seguridad del Estado”, lo decidan y, además, deberá tolerar el ser espiada o aceptará formar parte de acciones de espionaje a escalas no imaginadas. Este procedimiento no es necesario que se filtre de algún documento confidencial, es simplemente una práctica a la que el gobierno cubano jamás renunciará.
( General de Brigada Luis Alberto Rodríguez López'Callejas, yerno del tirano Raúl Castro Ruz y  cabeza principal de GAESA (Grupo de Administración Empresarial, S.A.) del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, MINFAR)

A ese mismo sector de inversiones altamente controlado, pertenece todo cuanto implique trabajos de cartografía o exploración territorial, como es el caso de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, que desde los inicios ha sido un proyecto dirigido directamente por los militares.

Según nos revela un exfuncionario estatal que ha decidido mantenerse en el anonimato por cuestiones de seguridad, la mayor parte de las fuerzas de dirección y de mano de obra especializada contratadas en la construcción del megapuerto provienen de unidades militares, o son oficiales retirados o en activo, de modo que cualquier negociación entre una empresa extranjera interesada en invertir en el lugar pasa por la supervisión del Alto Mando de las FAR.

“Toda la información es tratada como secreto militar y los principales dirigentes del proyecto son militares. ¿Quién de los que trabaja allí no sabe que no se trata de una obra ciento por ciento civil? Nada en Cuba lo es. (…) Los militares siempre han sido mucho más corruptos que los civiles, lo que pasa es que ellos operan con licencia del propio gobierno, les dan cordel, como decimos los cubanos, para cuando estalle un escándalo cortar cabezas con facilidad y sin ensuciarse. Esa ha sido siempre la estrategia del gobierno que sabe oler la pólvora a mil kilómetros y ponerse a salvo. ¿No fue lo que hizo con Ochoa cuando la causa 1. Es lo mismo que ha hecho siempre, con todos esos empresarios mexicanos, italianos, chilenos, canadienses que primero fueron amigos íntimos y hasta más que amigos y más tarde encarcelados y sancionados por corruptos. (…) Yo me fui del Mariel porque vi muchas cosas turbias y hay que saber cuándo uno es el lado más débil de la soga”, confiesa este exfuncionario que además fue miembro de las Fuerzas Armadas.

Para ningún cubano es un secreto que la única vía para aspirar a ocupar un cargo de director general, gerente, presidente, vicepresidente de cualquier firma comercial es requisito indispensable estar o haber estado vinculado directa o indirectamente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Las más recientes discusiones y proyectos de leyes analizados en el Senado y el Congreso de los Estados Unidos y que prohibirían comerciar con entidades de la isla dirigidas por oficiales o ex oficiales, han desatado un plan de desmovilización en las Fuerzas Armadas de Cuba y un proceso de “blanqueamiento” de los expedientes de aquellos que dominan las cúpulas de los más importantes ministerios y empresas cubanas, según ha revelado una fuente anónima vinculada al proceso.

Teniendo esto en cuenta, la política de los Estados Unidos no forzará a un repliegue de los militares en las empresas sino a un proceso de enmascaramiento mucho más sutil. Los mandos militares de la isla no renunciarán a la estrategia que los ha llevado al secuestro total de la economía nacional.

Aunque no fidedignos por los cientos de datos que ocultan, los balances de los resultados que las propias empresas revelan en las noticias aparecidas durante todo el año 2014 y lo que va del 2015 en diarios como Granma o Juventud Rebelde, permiten calcular que las Fuerzas Armadas funcionan como un gran monopolio que tiene en sus manos cerca del 90 por ciento de las importaciones y exportaciones, las transacciones en divisas al por mayor y más del 70 por ciento de las ganancias relacionadas con el turismo y de los servicios asociados con este.

Los principales grupos empresariales se encuentran en manos de altos oficiales y sus máximas estructuras de dirección responden directamente a familiares de Raúl Castro, como el intocable General Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, al frente de GAESA (Grupo de Administración Empresarial, S.A.), un verdadero pulpo que se ha propuesto absorber el ciento por ciento de las empresas nacionales que más capitales ingresan.
 
(Sede de GAESA)
 
A GAESA pertenecen operadoras de turismo como Gaviota S.A. y Cubanacán, más todas sus dependencias; importadoras-exportadoras como Tecnotex, protagonista de numerosos escándalos de corrupción; Almacenes Universal y absolutamente todas las Zonas Francas del país, incluyendo las que serán abiertas en el Mariel. El poder del yerno de Raúl Castro se extiende a todos los sectores, de modo que directa o indirectamente, cualquier negociación con una empresa cubana, por pequeña que sea, lo involucra.
 
Los avances en la flexibilización del embargo y la posible normalización de los intercambios comerciales entre los Estados Unidos y Cuba, han disparado las alarmas entre aquellos que conocen bien el carácter militar de la economía cubana, diseñada no para lograr la prosperidad y el bienestar de los cubanos sino para fortalecer los mecanismos de control absoluto del gobierno sobre los ciudadanos y consolidar un esquema financiero donde todos los ingresos de la nación son administrados como verdaderas cuentas personales que les garantizarían a los dirigentes y a sus familiares un mecanismo de conservación o de escape en caso de emergencia política.