jueves, octubre 22, 2015

r Esteban Fernández: HOLLYWOOD Y SUS ESTRELLAS ROJAS


HOLLYWOOD Y SUS ESTRELLAS ROJAS

Por Esteban Fernández
Octubre 21 de 2015

Si usted no habla inglés o no le interesa el cine -y es anticomunista- entonces usted es una persona dichosa. Porque de lo contrario sufriría como  sufro yo (un ferviente admirador de la cinematografía desde que tengo uso de razón)  ya que en un 90 por ciento los artistas  de este país son la bazofia del planeta.

Yo les aseguro a ustedes que  hay más liberales y tontos útiles dentro de la farándula norteamericana que en el Comité Central del Partido en La Habana. Allá son unos arrastrados aquí  son multimillonarios comprando sogas para sus pescuezos.

En Cuba los comunistas -después de palpar el desastre imperante y promovido por ellos- no son más que unos descarados  aferrados a sus prebendas mientras aquí los comunistas de Hollywood son iguales o peores que los de allá y están haciendo una labor de zapa de incalculable magnitud.

Enumerar a los izquierdistas hollywoodenses me llevaría más que un escrito y tendría que hacer una enciclopedia. Mucho más sencillo sería nombrar  a los que son conservadores que en realidad no llegan ni a 10.

Bueno, lo cierto es que quizás los que piensan como nosotros sean muchos más pero andan tapiñados por terror a ser atacados o en el mejor de los casos ignorados a la hora de obtener un trabajo fílmico o inclusive hasta para ser invitados a una fiesta o reunión entre los compañeros del gremio. Ni de “extras” consiguen pincha.

Encima de eso  no solamente tenemos que padecer y comprobar la veta roja de los intérpretes sino que son las propias películas y los temas desarrollados  los que -a menudo, a lo descarado y otras veces subrepticiamente- derraman el veneno entre los que van a ver una “inocente” película.

Precisamente ayer fui a ver “Bridges of Spies” con Tom Hank que es uno de mis actores preferidos. Se trata de un acontecimiento histórico durante la guerra fría donde el gobierno norteamericano logra canjear al coronel espía soviético “Rudolph Ivanovich Abel”  por el piloto norteamericano del avión de reconocimiento U-2, Francis Gary Powers.

Está demás decirles que al desmadrado espía soviético lo pintan como un viejito inofensivo, tranquilo y hasta simpático que hace reír a todos los asistentes al cine. Menos a mí, desde luego. En otras palabras, que cuando usted vea que actualmente Obama cambia a cinco perversos talibanes por un desertor o a cuatro espías cubanos por un viejo judío y cómplice, debe saber que eso no lo inventó Obama sino que las cadenas de la ignominia y traición a los intereses nacionales viene de lejos.

El abogado que logra el intercambio del coronel ruso por el aviador -interpretado por Tom Hank-  no es ni más ni menos que James B. Donovan el que consiguió con Castro el intercambio de los brigadistas por un montón de millones de dólares, tractores y arados. ¿Se acuerdan de este personaje incrustado en la historia cubana y que no sabíamos que huevo lo puso? Bueno, pues ahí lo podemos ver “en Cinemascope y a todo color” como decíamos en Cuba.

Y no son solamente las películas serias y dramáticas las que nos traen un mensaje engañoso y de rendición sino que las comedias y hasta los muñequitos para los niños en algún segmento nos disparan el sermón “ñangarón”.

Observe usted que ahora  mismo el candidato socialista por el Partido Demócrata, Bernie Sanders, tiene tremendo apoyo dentro de la claque rojiza de Hollywood comenzando por Susan Sarandon, Mark Ruffalo, Will Farrell y Danny DeVito.   Mientras la cantante Beyoncé, el ex futbolista “Magic” Johnson, Ariana Grande, Snoop Dogg  y un burujón más están del lado de la bruja Hillary quien para competir con Sanders ahorita se declara “marxista-leninista” con el objetivo de ganar las elecciones con el benéplacito de la claque peliculera.

Yo les aseguro que si los dictadores Nicolás Maduro y Raúl Castro asistieran a los premios Oscar o los Emmy serían recibidos con una ovación cerrada y  todos puestos de pie. Pero si se atrevieran a desfilar por la alfombra roja Jeb Bush, o Donald Trump, o Marco Rubio serían abucheados y hasta huevos cluecos les tirarían. Y estemos claros en que si se apareciera el enclenque tirano Fidel Castro entonces Oliver Stone y Sean Penn lo llevarían cargado en sus brazos.

Una de las figuras más odiadas en los Estados Unidos fue y sigue siendo el senador Joe McCarthy quien en el pasado trató de limpiar a Hollywood de la estulticia comunista. Fueron aquellos lodos rojos los que trajeron la podredumbre actual. Este hombre es considerado un monstruo por obra y gracia de la propaganda subversiva en este país. Y por lo tanto yo pienso ¡Cuanta razón tenía y cuanto lo necesitamos ahora!