viernes, noviembre 13, 2015

CUANDO UN AMIGO SE VA. Alfredo M. Cepero sobre el fallecimiento de Efraín Canella


Tomado de  http://www.lanuevanacion.com/articles.aspx?art=6055

CUANDO UN AMIGO SE VA

Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
11-10-2015  

"Mi cariño es cariño a ras del suelo,
pero como al fin y al cabo soy tu hijo
no me cierres las puertas de tu Cielo."
Efraín Canella.

Desde Asturias me llegó la semana pasada una noticia que, aunque esperada, no dejó de ser dolorosa. Juan José Panizo Izaguirre me notificó el fallecimiento de mi amigo, compatriota, coterráneo y colega Efraín Canella. Aunque unos años mayor que yo, Efraín y yo crecimos en Amarillas, un pueblito de 2,000 habitantes, fértil tierra colorada y cañas de dulcísimo guarapo ubicado al sur de la llanura de Colón, en la provincia de Matanzas. Las imágenes, sonidos y luces de aquella campiña ejercieron un hechizo imborrable en la mente y el corazón de aquel hombre bueno y sensible devenido en bardo campesino. Recuerdo que cuando una vez le dije: "Tu eres el cantor de Amarillas", me contestó con aquella humildad de los bendecidos de Dios: "Tú también eres poeta y eres de Amarillas". Yo recibí el elogio con la emoción de estar en presencia de un verdadero amigo.

Aunque amaba con intensidad a la Asturias donde, junto a su querida María Dolores, había fundado familia ejemplar de cinco hijos y nueve nietos, Efraín llevó a Cuba en su corazón hasta el mismo momento de su despedida. No sé si fue el más asturiano de los cubanos pero digo con toda certeza que fue el más cubano de los asturianos. Cuando le hablaba de la cita obligada que tendríamos el día de la libertad en nuestro terruño de Amarillas, me decía: "Alfredito a mí se me acaba el tiempo". Lo mismo le dijo a Juan José Panizo unos días antes de su muerte.

Por otra parte, este hombre no era sólo un poeta de inspiración y elocuencia. Era un hombre de hacer y fundar. Exiliado de Cuba sin más recursos que su intelecto y su espíritu de lucha se hizo abogado en Asturias y ejerció de juez durante muchos años. Cuando lo fui a ver hace cuatro años, porque según él quería que nos diéramos "un abrazo antes de morir", me hospedé en su vivienda de Gijón, visité su casa en Oviedo y comí manzanas en su finca cercana a la villa de Laviana. Aunque con sus 14,000 habitantes era mayor que Amarillas, me pareció que, en la mente de Efraín, Laviana era la Amarillas que ya presentía que no volvería a ver.

Pero el elemento más cautivador y edificante de su personalidad fue su militancia cristiana y su total dedicación a la defensa de la libertad humana y de la vida de los no nacidos. Fue así como formó filas junto a Juan José Panizo, Director del Centro Internacional para la Defensa de la Vida, en la gigantesca batalla de enfrentarse a la política abortista de los gobiernos de izquierda en España. Y mirando siempre a su Cuba y a sus dolores, Efraín tomó nota de la lucha de la Fundación Lawton de Derechos Humanos y del Dr. Oscar Elías Biscet contra el aborto indiscriminado en el infierno castrista. De hecho, el museo de CIDEVIDA en la histórica ciudad de Tordesillas ha dedicado una sección a las labores que sigue llevando a cabo dentro de Cuba la Fundación Lawton.

Aunque hombre de ademanes pausados, Efraín fue un soldado de Cristo y de la lucha por la libertad de Cuba en una España oficial que simpatiza con los tiranos Castro. En la tradición de los asturianos que le rezan a la Virgen de Covadonga y que liderados por Pelayo pararon a los moros en el año 722 en su intento de dominar a Europa, Efraín se mantuvo siempre firme frente a los malvados de nuestro tiempo. Como para sus antecesores astures, para Efraín: "España es Asturias y el resto fue tierra conquistada".

Por eso, presentó en cuatro ocasiones la candidatura del Dr. Biscet para el Premio Príncipe de Asturias y no hubo marcha multitudinaria donde Efraín no llevara fotos y pancartas pidiendo su libertad y denunciando al régimen que lo mantenía preso. Por eso, junto a sus colegas de CIDEVIDA y a la familia de Miguel Gámez, sirvió de anfitrión durante varios meses a la esposa del Dr. Biscet. Allí Elsa recibió no sólo atención médica sino la solidaridad incondicional de hermanos cristianos que le permitió recuperarse en cuerpo y espíritu. Sé que hablo por el Dr. Biscet cuando digo que él se siente eternamente agradecido.

Otra expresión de su amor a Cuba fue su admiración por José Martí. En sus cartas siempre se despedía con un peculiar abrazo. No un simple abrazo ni un abrazo cubano. Un "abrazo martiano". Como Martí, Efraín era hijo de españoles pero amaba y actuaba con corazón cubano. Su padre, que peleó contra los cubanos en la Guerra del 95, le decía a un Efraín niño: “Yo cumplí mi deber como español, pero los cubanos tenían la razón.” Como el de Martí, el corazón de Efraín era lo bastante grande para que en él cupiesen Cuba y España. Fue el apóstol de nuestras libertades quién dijo: " La guerra se hace contra España, no contra los españoles". Como Martí, Efraín denunció la maldad sin odiar a los malvados, porque en su diccionario de cristiano no existía la palabra odio.

Y en lo referente a su militancia cristiana, no había carta que me llegara de Efraín que no viniera acompañada por alguna postal religiosa. En una de ellas me adjuntó una imagen del Sagrado Corazón de Jesus con una inscripción que era expresión de su culto a la amistad. La misma rezaba: "El amigo que nunca falla".

En lo que a mí respecta, he escrito este artículo con sentimientos ambivalentes. Por una parte, se me ha ido un amigo con quién compartía la fe en Cristo, los dolores de la esclavitud cubana y la esperanza de que un día fuera nuevamente libre y soberana. Siento la pena de no volver a verlo en la Tierra. Experimento la incertidumbre de la vida actual y la certidumbre de mi propia mortalidad. Y me pregunto si a la hora de la despedida final tendré yo su misma fe en la vida eterna.

Por la otra, estoy seguro de que en sus momentos finales Efraín no tuvo la menor duda de que su amigo Jesus no le fallaría y nunca le fallará. Y eso me da la tranquilidad de que, cuando me llegue la hora de la despedida en la Tierra, mi amigo Efraín me estará abriendo las puertas que conducen a la vida eterna.

Para "Lamento de un Guajiro en Asturias", un canto de amor de Efraín a su tierra cubana, sugiero pinchen en el enlace a continuación: