Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
He notado que en las televisoras en idioma español del sur de la Florida se han dado gracias y felicidades por el Día de Acción de Gracias, pero no he oido, hasta ahora, la palabra DIOS ni otra semejante. Debemos respetar que un ateo o agnóstico no haga alusión a Dios, pero es extremadamente raro que no la haya oido en tantos programas, anuncios y noticieros que he visto en estos días.
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En este día nacional de dar gracias a Dios, le deseamos muchas bendiciones y felicitaciones. A continuación le ofrecemos el texto de la Proclamación Presidencial de Abraham Lincoln en 1863, institucionalizando la fecha.
Saludos afectuosos,
Julio M. Shiling
Proclamación del Día de Acción de Gracias de Abraham Lincoln 1863
El año que está llegando a su fin ha estado pleno de bendiciones con fértiles campos y benéficos cielos. A estos bienes, que tan constantemente disfrutamos por lo que somos propensos a olvidar la fuente de la que vienen, se han sumado otros que son de una naturaleza tan extraordinaria que inevitablemente penetran y suavizan incluso el corazón habitualmente insensible a la siempre vigilante providencia de Dios Todopoderoso.
En medio de una guerra civil de magnitud y gravedad iniguables que a veces parecía invitar y provocar a la agresión de estados extranjeros, se ha mantenido la paz con todas las naciones, se ha mantenido el orden, se han respetado y obedecido las leyes y la armonía ha prevalecido por doquier excepto en el escenario del conflicto armado, aunque ese escenario se ha contraído grandemente debido al avance de las fuerzas militares y navales de la Unión.
La necesaria desviación de riqueza y fortaleza de los campos de la industria pacífica hacia la defensa nacional no han detenido el arado, el transporte o el barco; el hacha ha ensanchado los límites de nuestros asentamientos; y las minas, tanto de hierro y carbón como las de nuestros metales preciosos, han rendido incluso más abundantemente que antaño. La población ha crecido firmemente a pesar de las pérdidas en el campo, el sitio y el campo de batalla, y el país, regocijándose en el conocimiento de una mayor fortaleza y vigor, se permite esperar una continuidad de años con un gran aumento de libertad.
Ninguna mente humana ha diseñado ni ninguna mano mortal ha construido estas grandes cosas. Son los gentiles dones del Altísimo que, aunque se molesta con nosotros por nuestros pecados, a pesar de todo tiene muy presente la misericordia.
He creído adecuado y apropiado que tales dones deberían ser reconocidos solemne, reverente y agradecidamente con un solo corazón y al unísono por todo el pueblo americano. Por tanto, invito a mis conciudadanos en cualquier lugar de Estados Unidos y también en tierras extranjeras, a señalar y guardar el último jueves de noviembre próximo como un día de acción de gracias y alabanza a nuestro Padre benefactor que mora en los cielos.
Y les recomiendo que, mientras hacen las ofrendas en justicia a Él debidas por tan singulares salvaciones y bendiciones, también encomienden, con humilde penitencia por nuestra perversidad y desobediencia nacionales, a Su amoroso cuidado a todos los que hoy son viudas, huérfanos, deudos o dolientes de la lamentable lucha civil en que estamos inevitablemente involucrados y que fervientemente imploren la intervención de la mano del Todopoderoso para restañar las heridas de la nación y restablecerla tan pronto como esto coincida con el propósito divino para el pleno disfrute de paz, armonía, tranquilidad y unión.
© Traducción de Alberto Río y Miryam Lindberg
Heritage Libertad
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FELIZ CUBAN THANKSGIVING
Por Esteban Fernández
29 de noviembre de 2013
Sin lugar a dudas el Thanksgiving es la costumbre de este país que más
nos ha gustado a los cubanos exiliados. Nos encanta esa bella tradición,
la hemos aceptados y la hemos agregado a nuestras celebraciones.
Darle
Gracias a Dios (aparte de en todo momento) determinado día es algo
lindísimo. Bueno, pero si bien, como les dije, nos encanta el
Thanksgiving desde el primer momento el pavo desabrido no nos apetece
tanto.
Y entonces nos hemos encaprichado en darle sabor cubano al
pavo. Es más, hasta la palabra pavo nos suena extraña porque para
nosotros eso es guanajo. Y lo primerito que le agregamos al Thanksgiving
es LA NARANJA AGRIA.
Y entonces le dedicamos horas a los
“apreparos” del pavo. Es decir, le decimos a la esposa: “Mi amor, adoba
el pavo igualito que si estuvieras haciendo una pierna de puerco”. Eso
es increíble porque si lo que queremos es que sepa a carne de puerco
¿por qué mejor no compramos y hacemos un pernil y sanseacabó?...
Entonces
eliminamos la mayoría de los alimentos con que los americanos rodean al
pavo y nosotros le agregamos más o menos los mismos (congrí, yuca,
plátanos maduros fritos) que utilizamos el día de
nochebuena. Es como si
el Thanksgiving fuera un anticipo, una “práctica” de lo que será la
cena navideña.
Ustedes no me lo creerán pero hace unos años
recuerdo que al Thanksgiving invitaron a un viejo cubano que había
quedado viudo recientemente y este me dijo: “Chico, todo estuvo muy
bueno, pero se les olvidó servir unos cuantos chatinos”. Yo me quedé un
poco sorprendido sin saber que responder porque yo no les llamo
“chatino” sino “plátanos verdes a puñetazos”...
Los cubanos que
hemos enviado a nuestros hijos y nietos a colegios religiosos nos
ponemos dichosos ese día porque utilizamos a los muchachos para que
digan unas palabras antes que comencemos a
comer. Nada me enorgullece
más a mí que ver a mis nietos Andre, Jaxon y Lissete levantarse y darles
gracias a Dios en nombre de todos los presentes.
A mí
personalmente me cae como una patada el Halloween. Eso de los muchachos
pedirle caramelos a extraños no me agrada en lo absoluto, pero para mí
el día más precioso del año es el Thanksgiving, día donde se reúne toda
la familia y se pasan momentos tranquilos, pacíficos, bellos, de
confraternidad y de agradecimiento al Ser Supremo.
Si usted me
pregunta ¿qué costumbre ajena te gustaría llevar a Cuba el día de mañana
cuando seamos libres? Yo creo que no lo pensaría ni un segundo y
respondería: el Thanksgiving. Y yo estoy seguro que así será. No tengo
dudas de eso, porque si no somos nosotros serán nuestros herederos, los
que han nacido y se han criado aquí, quienes con toda seguridad llevaran
esa preciosa tradición a tierras cubanas.
Y no me sorprendería
(así son las cosas de la vida) que ese día allá en Cuba libre en lugar
de “frijoles negros y yuca” se pongan a querer comer el pavo desabrido
con “mash potatos”, boniatos de lata y maíz.
Desde luego, allí
estaremos nosotros insistiendo en “¡Caballero, échenle más naranja
agria, pónganle bastante ajo a ese guanajo, si no lo adoban bien desde
la noche anterior no va a saber a nada!”. Y allá veremos a los nietos
diciendo: “Don’t worry abuelo, next month, el día 24, abres un hueco en
el patio y haces el lechón como a ti te gusta”. A mis lectores les deseo
un feliz Thanksgiving cubano.
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