Esteban Fernández : “EL CAPITÁN MARAVILLA”
Mientras tanto en Güines se apareció un personaje extremadamente pintoresco e interesante, se llamaba Filiberto Navarro -y la gente en mi pueblo comenzó a llamarlo “El Capitán Maravilla”- y se puso al frente de la policía local. Tenía fama de abusador -yo creo que él mismo se la había dado- pero al poco tiempo nos dimos cuenta que era simplemente un alardoso fanfarrón.
Pero traigo a colación a “Maravilla” por haber sido la persona que mejor refleja -con claridad meridiana en mi memoria- la preocupación nuestra de no ser tildados como batistianos antes los ojos de los estudiantes revoltosos.
La cuestión fue que una tarde mi mejor amigo Milton Sorí y yo salimos del parque y nos encaminábamos hacia nuestros hogares. De pronto el Jeep de “Maravilla” acompañado por dos policías y un civil dio un frenazo a nuestro lado. Se tiró con la macana en sus manos. Nosotros casi nos orinamos en los pantalones.
Nos preguntó nuestros nombres. Yo dije: "Soy Esteban Fernández Gómez" y me sonreí cuando Milton simplemente dijo “Milton Sorí” evitando dar su segundo apellido -Marín- porque (a pesar de no tener lazos familiares con los famosos hermanos) sus apellidos “Sorí Marín” eran tabú para los cuerpos policíacos.
Cuando más asustados estabamos “Maravilla” nos puso las manos sobre nuestros hombros y le pidió al civil que bajara del Jeep y nos dijo: “El señor es un fotógrafo del periódico “Pueblo” de La Habana y nos va a tirar una foto para que todo el mundo pueda ver lo mucho que me quiere la juventud de esta Villa”.
Ahí fue de verdad cuando nos entró el pavor a nosotros, nos imaginamos que si la foto era publicada no volveríamos al Instituto sin ser calificados como “admiradores de los esbirros”.
Nos miramos, nos sonreímos, nos quitamos las manos de "Maravilla" de encima de nuestros hombros y salimos corriendo desaforadamente por toda la calle Máximo Gómez.
Cuando llegamos jadeantes al “Edificio Partagás” donde yo vivía le dije a Milton: "Oye ¿por qué tu sigues corriendo al lado mío?" y me contestó: “Ñoo, tienes razón, es verdad, pasé mi casa desde hace cuatro cuadras”
¿Quieren oír el final de la historia? Ganaron los fidelistas, prohibieron terminantemente las huelgas, creo que “Maravilla” estuvo unos años preso acusado de haber amenazado de muerte al periodista Diego Vicente Oliver en Ciego de Ávila, los militantes del Partido se adueñaron del Instituto de Segunda Enseñanza -ahora llamado “Juan Borrell”- los que no simpatizábamos con la dictadura fuimos expulsados del centro de estudios y ¿qué pasó con Ibrahim Rivero? Bueno, seguía visitando periódicamente nuestro plantel pero ahora con su uniforme verde olivo y los grados de teniente del Ejército de la recién estrenada tiranía.
Y por esas vueltas que da la vida aquí en California fui íntimo amigo del Dr. Octavio R. Costa quien era el Director de "Pueblo" aquel periódico al que tanto le huí para que no publicara mi foto..
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