miércoles, diciembre 16, 2015

Otro 17 de diciembre y pa’ lante. Orlando Luis Pardo Lazo: Durante el último año se incrementaron las agresiones, detenciones y la censura en Cuba, pero en compensación se abrió la embajada de Estados Unidos en la isla

Tomado de http://es.panampost.com

Otro 17 de diciembre y pa’ lante

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Durante el último año se incrementaron las agresiones, detenciones y la censura en Cuba, pero en compensación se abrió la embajada de Estados Unidos en la isla
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Por Orlando Luis Pardo Lazo
 14 diciembre, 2015

Un presidente norteamericano no intervencionista, un papa católico peronista, y un dictador revolucionario de ultraderecha aupado por la izquierda latinoamericana: semejante carambola criminal por fuerza tenía que resultar infalible.

Y lo ha sido. A la vuelta de un año exacto del 17 de diciembre de 2014, el régimen cincuentenario de los hermanos Castro, en Cuba, tiene garantizada la estabilidad, las subvenciones foráneas al por mayor, la condonación de sus mil y una deudas impagables, y hasta una sucesión dinástica transgeneracional con miras al 2018 (año en que, si no fallece antes, dada su delicada edad, el general Raúl Castro depondrá todos sus cargos designados a dedo en el 2006 por su hermano mayor).

Seamos, pues, humildes: el castrismo tenía razón con imponerse mediante la violencia; la revolución cubana era históricamente una necesidad; el capitalismo sigue siendo un fraude condenado al fracaso; y Fidel Castro ha sido un visionario de toda esta verdad.

Seamos también justos con el pueblo cubano: somos muy descreídos, conformistas, ingratos, perezosos y escapistas. No nos merecimos ser el pueblo elegido para protagonizar la saga socialista de la utopía. Al primer descuido, traicionamos a las masas propietarias de los medios de producción en la isla, sólo para ir a refugiarnos bajo el manto mercantil del aire acondicionado de Hialeah.

Del cumpleaños 78 al cumpleaños 79 del papa Francisco (de ahí la selección del 17-D como fecha), en estos 365 días de coqueteo entre la élite militar de La Habana y los magnates de las corporaciones globales en New York —gracias a la idiotez ideológica de Washington—, y a pesar de las críticas de los recalcitrantes que insisten con su lenguaje deslenguado en llamar tiranía a la tiranía, sí se ha avanzado muchísimo en el pacto secreto entre los poderosos de Cuba y Estados Unidos.

Insistir en el tema de las libertades fundamentales, así en la isla como en el exilio, es un sinsentido contraproducente a esta hora: quienes hemos vivido 57 años con todos los derechos humanos secuestrados, no deberíamos mostrarnos tan impacientes en el instante de la auto-transición hacia un poscastrismo de Estado.

Durante el último año, creció exponencialmente el número de detenciones arbitrarias, golpizas y encarcelamientos sin cargos ni juicios. Y la censura en Cuba se hizo tan descarada que incluso siquitrilló a artistas con reconocimiento oficial como Tania Bruguera y Juan Carlos Cremata.

Pero, poniendo las cosas en la balanza, ya hay por fin embajadas de ambos países en sus respectivas capitales (cuyas puertas se han ido clausurando de cara a la sociedad civil y la disidencia cubana) y basta con este “hito” para excitar la histeria con complejo de culpa de la academia y la prensa norteamericana.


También ya se pueden mandar SMS y correo postal directo a la isla de los desconectados (para que la policía política los monitoree con insultante impunidad), a pesar de que el Ministerio de la Informática y las Comunicaciones de Cuba se empeña en no ofrecer internet privada a la población, sino únicamente colectivizada: no quieren el dinero de los usuarios, quieren su sumisión de opinión.