lunes, febrero 01, 2016

Julio M. Shiling: José Martí ¿Comunista?

Tomado de http://www.martinoticias.com


 Martí ¿Comunista?

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José Martí jamás fue o podía haber sido socialista, o mucho menos, comunista. Su crítica directa a las pretensiones socialistas está claramente expuesta.
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Por Julio M. Shiling
enero 31, 2016

Lo que hay hoy en Cuba, sus instigadores nos han dicho, comenzó en el acometimiento de un cuartel en Oriente. La responsabilidad intelectual de la monstruosidad que derivó de aquel ataque al Moncada, se la han atribuido a José Martí. ¿Cuánta verdad correlacionar podrá ver en dicha afirmación?

La revolución castrista está sustentada sobre una base de mentiras. Cuba es el único caso en el mundo, donde el comunismo alcanzó el poder negando insistentemente, su esencia marxista. La necesidad metodológica, para insertar en praxis el socialismo “científico” de Marx y Engels, institucionalizó el embuste. Esto se agudizó, sin dudas, dado las directivas excéntricas del capataz de la versión criolla: nacionalismo falso, antinorteamericanismo despiadado y anticapitalismo hipócrita. La falsificación de los datos, de la historia y de los hechos, ha sido parte del modus operandi del castrismo. En nada han escatimado al mentir los comunistas cubanos. Era de suponer que la figura insigne de Cuba no escaparía la embestida trolera.

José Martí jamás fue o podía haber sido socialista, o mucho menos, comunista. Su crítica directa a las pretensiones socialistas está claramente expuesta. Más aún, el Maestro rechazó estructuralmente las premisas imperiosas que sustentan la teoría de su contemporáneo, Karl Marx. Martí creía en la concordia de las clases sociales, no en una pretendida lucha. La economía y las relaciones de producción eran, para el autor del Manifiesto Comunista, el factor determinante en la vida del hombre. Esta conceptualización era absurda para el Apóstol. En el rico léxico escrito de Martí, la palabra “economía” sólo se encuentra catorce veces. Esto representa una diferencia dramática con el uso de la palabra “libertad”, que aparece en trescientos cuarenta y seis instantes.

(Foto y composición añadidas al artículo por el bloguista de Baracutey Cubano)

De no haber estado informado sobre el socialismo, no se le puede achacar a Martí. Había en 1886, treinta y cuatro publicaciones socialistas (cinco de ellas eran diarios) en los EE UU. El Maestro era un lector prolífico y responsable. Ya en la tierra de Lincoln había también, desde 1852, un partido comunista que había sido fundado por un alemán llamado, Joseph Weydemeyer. Lo que más le chocaba al Apóstol de los esquemas socialistas (en todos sus variantes) se sintetiza en cuatro puntos: (1) la demagogia enmascarada de su liderazgo, utilizando diatribas hipócritas para engatusar a los pobres y alcanzar el poder político; (2) el precio social y cultural de subordinar al individuo a un colectivo; (3) la fomentación de un Estado cíclope, burocrático e invasor; (4) y el atropello a la libertad para implantar esas ideas “confusas”.

Su “antinorteamericanismo” es otra de las tergiversaciones del castrismo y su intelectualidad cortesana. El llamar a los EE UU, la “… sociedad más libre y grande en la Tierra”, descalificaría a Martí de semejante calificativo. La crítica selectiva de aspectos de una sociedad, en una época particular, no equivale a sentir desdén por ella. El Apóstol entendía que la democracia estadounidense era un fenómeno imperfecto pero perfectible. El crecimiento económico impresionante que el capitalismo y la Revolución Industrial evidenció en el siglo XIX en su mejor ensayo, los EE UU, trajo como era de suponer, problemas de adaptación social, dado la magnitud del proceso. Martí observó eso y sugirió avenidas de un mejoramiento sistémico, pero nunca abogó, ni siquiera implícitamente, por su desmantelamiento y sustitución con el delirio socialista. Esto es aún más escandaloso cuando los que hacen esas aseveraciones falsas de intentar conectar a Martí con el marxismo, ocultan aserciones que plasman la admiración del Maestro por los EE UU, su sistema político y económico y su repudio por el socialismo.

La obra de Martí lo defiende grandilocuentemente contra el paralelismo infame que vincula el ideario martiano con el proyecto comunista. El castrocomunismo no logrará extender la difamación a la figura insigne de Cuba, más allá de su estadía conminada en el poder. ¡Que pesadilla! Tantos años de vilipendio.

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MARTÍ: UN ACERCAMIENTO PUNTUAL
(Fragmento)

Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso

    "El animal anda en manadas; el hombre con su pensamiento libre."
    J. Martí (Tomo II, 52)


    Martí, un hombre real

    José Julián Martí y Pérez ha sido una de esas personalidades de la historia de las que muy pocas veces se ha hecho una valoración objetiva y real.

    La persona de José Martí fue deshumanizada (sobre todo después de su muerte) por parte de sus adoradores, los cuales no deben confundirse con aquellas personas que lo veneran, o sea, que le ofrecen un culto de veneración: amor y respeto. José Martí fue una persona con muy admirables, altos y positivos principios éticos que acompañaba con su actuar, pero no fue un santo; no fue perfecto como tampoco lo somos ninguno de nosotros. Recordemos que, a los cristianos, la santidad nos la da Dios como gracia, pues ninguno de los seres humanos llegamos por nuestros méritos a ella; en nuestra vida a lo más que llegamos, con la ayuda de Dios, es a una santidad ¨aproximada¨ e imperfecta. No está demás señalar que los cristianos solamente debemos darle culto de adoración a Dios, el cual es un Dios único y trino que frecuentemente identificamos con Cristo: la Persona divina del Hijo hecho hombre; Verdad y Vida y el único Camino para llegar al Padre.

    Martí y el socialismo

    Pero si su persona ha sido manipulada y reducida en toda su riqueza y complejidad humana mediante sensibles silencios, su ideario ha sido aún más usado, manipulado y podado de incómodos señalamientos; aunque hay determinados períodos de nuestra historia patria donde esto se ha manifestado más que en otros. Algunos ejemplos los podemos ver en su carta del 29 de mayo de 1883. En dicha carta Martí habla positivamente del fundador del marxismo pero desecha los métodos propuestos por Marx basados en la lucha de clases.

    ¨ Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas, se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde, y espante¨ (Tomo 9, 388)
    y escribe más adelante:

    ¨ Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa ¨ (Tomo 9, 388)
    advierte:

    ¨… Son los rusos el látigo de la reforma: mas ¡no!, no son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimiento al mundo nuevo: ellos son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia , que pudiera dormirse: pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador¨ (Tomo 9, 388-389)

    En su crítica sobre la obra ¨ La Futura Esclavitud¨ de Herbert Spencer, Martí también plantea sus objeciones sobre el socialismo; una de esas objeciones es:

    ¨…De ser siervo de sí mismo, pasará el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios.¨(Tomo 15, 391)

    En sus cartas públicas y personales nuestro Apóstol también hace fuertes críticas al socialismo; estas cartas han sido muy poco divulgadas en nuestro país. En la carta al Director de La Nación del 9 de enero de 1890 plantea:

    ¨…Cada pueblo se cura conforme a su naturaleza, que pide diversos grados de la medicina, según falte este u otro factor en el mal, o medicina diferente. Ni Saint-Simon, ni Karl Marx, ni Marlo, ni Bakunin. Las reformas que nos vengan al cuerpo. ¨ (Tomo 12, 378)

    Y en la carta personal a Fermín Valdés Domínguez de mayo de 1894 señala:

    ¨…Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras:-el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, - y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados…¨(Tomo 3, 168)