Arresto de Luis Inacio Lula da Silva en Brasil salpica a la presidenta Dilma Rousseff y a la dictadura totalitaria de los Castro de Cuba
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Arresto de Lula da Silva salpica a Dilma Rousseff y al régimen cubano
DDC
Miami
5 Mar 2016
Tras la noticia del arresto del expresidente de Brasil Luis Inácio Lula da Silva, ligado a un grave caso de corrupción que involucra a la empresa constructora más grande de Latinoamérica, Odebrecht, los nexos que pudieran existir entre el escándalo de esta multinacional y Dilma Rousseff, la actual presidenta del gigante sudamericano, saltan a la vista.
"Ella (la presidenta Rousseff) está involucrada con toda la corrupción que investigan", dijo en declaraciones a Diario Las Américas, el investigador y académico cubano Frank Díaz-Pou.
Odebrecht tuvo "una fuerte presencia" en el sur de la Florida en tiempos recientes y aún ejecuta proyectos de menor envergadura en esta sección de los Estados Unidos, aseguró Díaz-Pou y añadió que esta compañía ha obtenido millones de dólares en contratos de obras civiles en Miami-Dade y otros condados floridanos, "a través de reconocidos lobistas y por sus buenas relaciones, principalmente, con los comisionados y dirigentes políticos de otras épocas".
De acuerdo con la publicación, entre las obras ejecutadas por Odebrecht se cuentan el Metromover, el American Airlines Arena, el Centro Adrienne Arsht para las artes escénicas, las terminales Norte y Sur del Aeropuerto Internacional de Miami, el estadio de fútbol de la Universidad Internacional de la Florida, el refuerzo de los muelles del Puerto de Miami y una nueva pista en el Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale-Hollywood, entre otras.
Por los mismos delitos que investigan a Lula da Silva, las autoridades brasileñas capturaron en junio del 2015 al presidente de la compañía Odebrecht, Marcelo Odebrecht, junto con otras 12 personas, bajo sospechas de sobrecostos en proyectos realizados en Petrobras y el uso del dinero "sobrante" para sobornar a ejecutivos y políticos, entre otros actos ilícitos.
Presencia en el sur de la Florida
La primera obra de Odebrecht en Miami fue el Metromover. "Eso fue en la época de Jorge Mas Canosa (en 1991), quien se ganó esa licitación y por ser tan grande el contrato, trajo a esta compañía desde Brasil para realizar las obras. Nadie los conocía en ese momento", dijo Díaz-Pou entrevistado por Diario Las Américas.
De acuerdo con las declaraciones ofrecidas por el académico, "Odebrecht ha recortado su presencia en Estados Unidos, pero anteriormente ellos tenían muy buenas relaciones con los comisionados y la clase dirigente de hace 10 o 20 años, y sus maneras de conseguir los contratos generaron grandes escándalos en la ciudad".
Tras ahondar en su apreciación, Díaz-Pou señaló que "ellos, después de ser traídos por Mas Canosa, se volvieron más independientes y empezaron a crecer de una manera importante, teniendo un equipo de lobistas que estaban detrás de los grandes contratos de obras".
Según lo expresado, el grado de expansión de Odebrecht fue vertiginoso. “En esos días estaba al frente de la compañía Marcelo Odebrecht (hoy preso por el mismo escándalo que involucra a Lula Da Silva), nieto del fundador de esa empresa "poderosa" en Brasil. A pesar de su corta edad, (21 años) él comenzó a manejar algunos proyectos", explicó.
Para Díaz-Pou, el ensanche de la compañía la condujo a ganar licitaciones en otros estados y ciudades de los Estados Unidos. "Ellos se fueron expandiendo a otros lados como las Carolinas y después empezaron a buscar otros lugares en donde pudieran obtener mejores ventajas en sus millonarios contratos", aseveró.
La brújula apuntó hacia Cuba
A su turno, el comisionado de Miami-Dade y exalcalde de Miami, Xavier Suárez, dijo que, en efecto, "esa compañía logró ganar varios contratos y realizaron obras importantes en la ciudad, pero a raíz de su acercamiento con Cuba, y específicamente en el proyecto de expansión del puerto habanero del Mariel, empezó a caer mal entre los cubanos de Miami".
(Raul Castro, Luis Inacio Lula da Silva y Fidel Castro. foto de archivo)
Refrendando lo indicado por Suárez, el académico Díaz-Pou aseguró que "aquí se armó un gran escándalo entre la clase política al enterarse del proyecto del Mariel, que tenía como contratista a una subsidiaria de Odebrecht, lo que ocasionó que muchos pidieran que se fueran".
De tal suerte, la Legislatura de la Florida aprobó una ley, en 2012, que prohíbe a los gobiernos locales y al estatal la contratación de empresas que mantengan vínculos comerciales con el régimen de La Habana, en proyectos por valor superior a un millón de dólares.
"Esa compañía entró a Cuba gracias al presidente Lula da Silva, que fue la persona clave en establecer la presencia de la empresa Odebrecht en la Isla e hizo innumerables viajes a Cuba con Marcelo Odebrecht, retenido desde hace varios meses en Brasil por operaciones fraudulentas con Petrobras", afirmó Díaz-Pou.
El hoy encarcelado presidente de Odebrecht dijo en su momento al propio Diario Las Américas que "Cuba es el único país en el que abrimos y crecimos bajo el Gobierno de Lula, y donde tenemos que decir que la relación con Lula ayudó mucho".
De acuerdo con las declaraciones de Díaz-Pou, en este escándalo que vincula a la compañía constructora, a su presidente y al expresidente de Brasil Lula da Silva, también habría otra personalidad "que vale la pena investigar": la presidenta actual de Brasil, Dilma Rousseff.
"La señora Dilma, al inaugurar las obras del puerto del Mariel, saludó a Raúl Castro y al general Rodríguez López Callejas, yerno del gobernante cubano. Y lo más curioso de todo, por decir algo, es que los dineros del banco brasileño que financió el proyecto fueron aprobados por la misma señora Rousseff, cuando se desempeñaba en la junta directiva del banco. Ella está involucrada con toda la corrupción que investigan", afirmó.
En paralelo a la denuncia del cubano, un exdirector de Petrobras afirmó hace poco más de un mes que el expresidente Lula da Silva y la actual jefa del Estado, Dilma Rousseff, habrían nombrado cargos en esa compañía, y sus subsidiarias, "para devolver favores".
La presidenta Rousseff encabezaba el consejo de administración de Petrobras cuando ocurrieron algunos de los hechos ahora indagados, pero ha dicho que se enteró de los mismos "cuando salieron a la luz pública" y se mostró partidaria de apoyar la acción de la justicia, "cualquiera que sea su resultado".
Díaz-Pou manifestó que "estas personas de dudosa reputación miran hacia Cuba porque esa es una sociedad cerrada, que nadie la vigila, en donde los Castro y sus familiares son los que mandan en todo. Aquí en la Florida ya no les era rentable (a Odebrecht) mantenerse muy activos".
En meses recientes, una publicación brasileña acusó al exmandatario Lula da Silva de actuar "en Cuba como patrocinador de la mayor firma de ingeniería de Brasil, Odebrecht, que construyó una terminal de contenedores en el puerto de Mariel de la isla".
El medio, que tituló en su portada "Nuestro hombre en La Habana", con una foto del líder del Partido de los Trabajadores y el general Raúl Castro, hizo énfasis en los numerosos viajes que realizó Lula da Silva, a la Isla, después de haber dejado la presidencia del país.
"Lula da Silva fue el que financió esas obras del Mariel para hacer negocio con los Castro y por eso viajaba constantemente a la Isla", subrayó el académico cubano.
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Parte I
Parte II
Tomado de http://internacional.elpais.com
La fiscalía de Brasil acusa a Lula de enriquecerse con la corrupción
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El expresidente de Brasil fue convocado a declarar por beneficiarse de la trama corrupta de la petrolera Petrobras
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Por Raquel Seco
São Paulo
5 MAR 2016
No es fácil sorprender a los brasileños en tiempos de escándalos continuos de corrupción. Pero el viernes pasó lo impensable: Luiz Inácio Lula da Silva, el que fue el presidente más popular de la democracia de Brasil, la cara mediática del Partido de los Trabajadores (PT), el gobernante que sacó a 30 millones de personas de la pobreza, recibió el golpe más duro de su carrera y protagonizó el peor capítulo de la crisis del Gobierno de 12 años del PT. A las seis de la mañana del viernes, la policía llegó a la casa de Lula en São Bernardo (a 20 kilómetros de São Paulo), la registró y se lo llevó a declarar por supuesta corrupción.
Durante tres horas, el expresidente fue interrogado sobre su presunta participación en una trama corrupta que desangró durante años la petrolera estatal Petrobras. Aún sin tiempo para recuperarse del impacto de ver al presidente más popular de la democracia en esa coyuntura, los brasileños vieron por primera vez una acusación formal contra Lula, al que últimamente cercaban sospechas de corrupción, pero contra el que los investigadores no se habían pronunciado públicamente con tanta dureza como ahora. La fiscalía lo acusa de ser “uno de los principales beneficiarios” de un sistema de desvío de dinero en Petrobras (entre 2004 y 2012, supuestamente salieron 10.000 millones de reales, unos 2.400 millones de euros) para favorecer a empresas corruptas.
La macrooperación policial del viernes, bautizada como Aletheia en referencia a la expresión griega “búsqueda de la verdad”, fue a lo grande: 200 policías y 30 auditores de Hacienda cumplieron órdenes judiciales en los Estados de São Paulo, Río de Janeiro y Bahía desde primera hora. Lula reaccionó indignado en una conferencia de prensa después del interrogatorio forzoso, afirmando que se sintió “prisionero”.
“No temo nada”
“Soy víctima de un espectáculo mediático. Si querían oírme solo tenían que haberme llamado y yo habría ido, porque no debo nada a nadie y no temo nada”, dijo, con rostro cansado y rodeado de simpatizantes que lo vitoreaban en la sede del Partido de los Trabajadores (PT). “Si encuentran en mi cuenta un solo real que hable contra mi conducta, no merezco ser de este partido”, insistió.
Los investigadores sospechan de una reforma de dos viviendas que frecuentaba Lula, pagadas por las constructoras Odebrecht y OAS, como una vía por la que el político recibió beneficios ilícitos. Las dos empresas ya estaban implicadas en la trama de corrupción de Lava Jato, y pagaron, según los investigadores, electrodomésticos y muebles de una casa de campo y un apartamento de lujo. Lula siempre ha insistido en que no tiene relación con estas reformas, porque los inmuebles no son suyos. Los fiscales también apuntan a donaciones y pagos de conferencias a Lula por parte de empresas investigadas en el caso Lava Jato.
La fiscalía ha sido durísima con el exsindicalista en el comunicado publicado este viernes: “Dentro de una República, incluso las personas ilustres y poderosas deben estar sujetas al escrutinio judicial cuando hay fundadas sospechas de actividad criminal, que se apoya, en este caso, en decenas de testimonios y amplias pruebas documentales”.
Además del domicilio de Lula, los agentes visitaron también la vivienda de su hijo, Fábio Luiz da Silva, conocido como Lulinha, en São Paulo. Mientras tanto, simpatizantes y detractores de Lula ya intercambiaban insultos y hasta golpes en las inmediaciones del edificio donde vive Lula y del aeropuerto de Congonhas, donde declaraba y que fue elegido por motivos de seguridad. Un ejemplo más de la fuerte polarización que vive este país.
La crisis política ya forma parte del día a día del brasileño, especialmente desde que la heredera de Lula, Dilma Rousseff, fue reelegida por segunda vez en noviembre de 2014. El Gobierno solo tiene un 11,4% de aprobación popular, según las encuestas más recientes, y la presidenta afronta un proceso de destitución desde el año pasado y una Cámara de Diputados hostil que bloquea sus medidas. Se enfrenta, además, a una economía en recesión.
El jueves fue publicado el dato del Producto Interior Bruto (PIB) en 2015 y las noticias fueron pésimas: la economía nacional se contrajo un 3,8% con relación al año anterior, según estimaciones del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Es el peor resultado desde 1996, y la tendencia apunta a que 2016 sigue por el mismo camino.
Puede que su popularidad no sea la de antes (poco más de un 50% de aprobación, frente al 80% de sus mejores tiempos), pero Lula se perfilaba hasta ahora como candidato probable para las elecciones de 2018. Sobre todo, porque Rousseff nunca ha mostrado el carisma de su predecesor. “Yo fui mejor que todos los otros presidentes de este país”, dijo el político de 70 años tras ser detenido.
El “héroe del pueblo brasileño”, como le llama el PT, no quiere rendirse sin pelea, e incluso anunció que piensa viajar por Brasil en una especie de campaña electoral para proclamar su inocencia y defender su legado. El viernes clamó: “Lo que pasó tenía que pasar para que el PT levantase la cabeza. Vamos a empezar de nuevo”.
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