martes, abril 19, 2016

¿Era Nelson Mandela plattista?. Marlene Azor Hernández: Respuesta al artículo del profesor Farber “Contra el platismo. Réplica al artículo de Marlene Azor”


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Sobre la lndependencia  de un pueblo José Martí escribió:

"... La independencia de un pueblo consiste en el respeto que los poderes públicos demuestren a cada uno de sus hijos. En la hora de la victoria sólo fructifican las semillas que se siembran en la hora de la guerra. Un pueblo, antes de ser llamado a guerra, tiene que saber tras de qué va, y adónde va, y qué le ha de venir después. Tan ultrajados hemos vivido los cubanos, que en mí es locura el deseo, y roca la determinación, de ver guiadas las cosas de mi tierra de manera que se respete como a persona sagrada la persona de cada cubano, y se reconozca que en las cosas del país no hay más voluntad que la que exprese el país, ni ha de pensarse en más interés que en el suyo."  ("Carta a J.A. Lucena.", New York, 9 de octubre de 1885. Tomo 1. Página 186.)

Luego para Martí la independencia no solamente no existía cuando una Metrópoli no respetaba los derechos de los habitantes de la Colonia; tampoco se era independiente cuando los poderes públicos de una nación, desempeñados por nacionales o por extranjeros, no demostraban respeto hacia cada uno de sus hijos. Observemos que ese respeto, según Martí, debía ser para cada uno de sus hijos y no para una parte, pues el concepto de pueblo para Martí no era sectario:

¨ Un pueblo es composición de muchas voluntades, viles o puras, francas o torvas, impedidas por la timidez o precipitadas por la ignorancia. Hay que deponer mucho, que atar mucho, que sacrificar mucho, que apearse de la fantasía, que echar pie a tierra con la patria revuelta, alzando por el cuello a los pecadores .... hay que sacar de lo profundo las virtudes ..¨.

Consecuentemente,  el pueblo cubano bajo la tiranía Castrista no es un pueblo con independencia.


La experiencia latinoamericana en lo relativo a las luchas intestinas y fratricidas que siguieron a la liberación del yugo español de ciertas naciones de América del Sur y la desconcertante experiencia de ver que varios de sus libertadores se convirtieron posteriormente en dictadores de sus pueblos, dejaron en Martí una impronta tal, que él prefería que Cuba siguiera siendo colonia española, antes de que cayera en manos de caudillos:

¨Y no quiero a mi patria ¡no! víctima de capataces. La prefiero esclava de los demás a verla esclava de sus hijos.¨ (citado por Pichardo, 189)

(Hortensia Pichardo, José Martí-Lecturas para los niños. Ciudad de La Habana. Editorial Pueblo y Educación, 1990. Tomado de la Edición de la Editorial Oriente, 1985)

Luego José Martí, que era antianexionista,  prefería  que Cuba no fuera independiente a que  a ella la sometiera una satrapía de cubanos.

La tiranía de los Castro  prefirió en los años 90s del pasado siglo XX que el ya difunto Cintio Vitier escribiera un libro para los niños y adolescentes cubanos  sobre las ideas de José Martí, que  publicar y distribuir  el de Hortensia Pichardo, pese a que la destacada historiadora    cubana  simpatizó con la Revolución y falleció en Cuba pues  había que podar las ideas del Apóstol de la Independencia cubana.

Hortensia Pichardo Viñals (1904-201)era  Doctora en Ciencias Históricas, se había graduado antes del  triunfo de la revolución como  Doctora en Pedagogía y en Filosofía y Letras. Alcanzó la categoría honorífica de Profesora de Mérito de la Universidad de La Habana. En su juventud obtuvo el título de  Maestra Normalista; ejerció también como  Especialista en Ciencias Geográfico-Históricas y alcanzó las distinciones de  Heroína del Trabajo de la República de Cuba y el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas (1995).

La tiranía Castrista tampoco es socialista ni el pueblo cubano  es un pueblo libre; veamos:

La socialista Rosa de Luxemburgo expresó hace casi un siglo:

"La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que éste sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente. No a causa de ningún concepto fanático de la "justicia", sino porque todo lo que es instructivo, totalizador y purificante en la libertad política depende de esta característica esencial, y su efectividad desaparece tan pronto como la "libertad" se convierte en un privilegio especial" (La revolución rusa, Madrid, Castellote, 1975 , p. 209-210) .
.........
.........
¨... La vida pública de los países con libertad limitada está tan gobernada por la pobreza, es tan miserable, tan rígida, tan estéril, precisamente porque, al excluirse la democracia, se cierran las fuentes vivas de toda riqueza y progreso espiritual. (...).Toda la masa del pueblo debe participar. De otra manera, el socialismo será decretado desde unos cuantos escritorios oficiales por una docena de intelectuales" (La revolución rusa, Madrid, Castellote, 1975 , p.210-211)
**************************
Tomado de http://www.cubaencuentro.com

¿Era Nelson Mandela plattista?

***********
Respuesta al artículo del profesor Farber “Contra el platismo. Réplica al artículo de Marlene Azor
***********

Por Marlene Azor Hernández
México DF
19/04/2016

El profesor Samuel Farber, defiende el supuesto “principio fundamental” de separar la defensa de la autodeterminación de los pueblos, de la violación de los derechos humanos por los gobiernos nacionales contra sus poblaciones. Esta aberración de la izquierda sesentera sigue siendo para el profesor un principio incuestionable. En ese sentido el pedido de Nelson Mandela a partir de los años 90 del siglo pasado, a boicotear al gobierno sudafricano por EEUU, los gobiernos africanos, la comunidad europea y todos los organismos internacionales, no solo con pronunciamientos sino con sanciones económicas, políticas y militares, llamar al boicot general contra el gobierno del apartheid, podría ser clasificado por el profesor Farber como “el plattismo” de Nelson Mandela en el entendido que el líder sudafricano pedía y alentaba la intromisión de todos los gobiernos en los asuntos internos del Gobierno sudafricano.

¿Era Nelson Mandela plattista? ¿Es que el apartheid sí exigía el concurso de la comunidad internacional empezando por los propios EEUU y el totalitarismo cubano no? Si la respuesta es sí para Sudáfrica y no para Cuba, esa doble moral para enjuiciar ambos sistemas opresivos y represivos no tiene la mínima ética política para ser defendible en ningún discurso político, ideológico o académico.

Si históricamente la progresía internacional ha separado la soberanía nacional de los atropellos internos de los Estados contra sus ciudadanos, no queda otra cosa que cuestionarse la historia que no tiene una sola posibilidad de realización sino múltiples y unir las demandas internas con las externas so pena de que quedar en una ruptura que sólo ayuda a los gobiernos dictatoriales sean sultanatos, monarquías, gobiernos totalitarios como Cuba contra sus ciudadanos, dejando a los gobiernos impresentables como el cubano erigirse en una salvaguarda que traiciona los intereses y necesidades de la población sometida al arbitrario poder de medio siglo, sin elección.

(Samuel Faber)

No he encontrado en esa progresía internacional, en la cual el profesor Farber se apoya, las críticas al neocolonialismo soviético durante su existencia 1972-1989 en Cuba sino un silencio vergonzoso y un apoyo sistemático a un “dictador mesiánico” que por sus políticas erráticas ha dejado el país devastado y a sus ciudadanos sometidos a súbditos todo a nombre de “la soberanía nacional” y el “socialismo”[1].

Todos los intelectuales, activistas, gobiernos y organizaciones no gubernamentales que han roto relaciones con el gobierno cubano desde el proceso político contra el intelectual Heberto Padilla, o frente al apoyo de Fidel Castro a la invasión de los tanques soviéticos en Checoslovaquia en 1968, o que han denunciado los atropellos de ese gobierno a sus ciudadanos, contra la Primavera Negra de 2003, contra el asesinato de tres jóvenes balseros, también en el 2003, han sido tachados de “liberales” —demonio mortal para el gobierno cubano— “capitalistas”, “imperialistas” y nuevos “colonizadores”. Frente a una izquierda “ciega” y que expresamente le da la espalda a la población cubana no queda otro remedio que la revisión, el cuestionamiento y la denuncia.

Mantener la “sospecha” sobre los demócratas cubanos que utilizan el Congreso de EEUU, o cualquier otra plataforma que los invite a pronunciarse contra las deplorables condiciones de la acción cívica en Cuba o contra los atropellos que reciben todos los que intentan hacer cambios en la Cuba totalitaria y oponerse a los financiamientos de acuerdo a su origen es mantenerse anclado en un “purismo ideológico” que desconoce el respeto a los demócratas cubanos. Todos son considerados, si tienen relación con el gobierno de EEUU, como no patriotas y marionetas “del que paga”. Poco respeto por una oposición de todos los signos ideológicos a la que se le pretende “encuadrar” de nuevo en un “corset ideológico” que nos ha traicionado a todos los cubanos. Ni el gobierno cubano es de “izquierda” ni es “socialista” ni es “independiente”.

(Nelson Mandela)

Plantearse ser absolutamente independiente hoy es una falsedad histórica y real, reconozcamos la diversificación de las dependencias y permitamos que no sólo los gobiernos sean interdependientes sino también y en primer lugar los ciudadanos para establecer relaciones con gobiernos, organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales sobre todo en las condiciones de una dictadura militar y totalitaria como la cubana.

En la situación del totalitarismo cubano, los demócratas cubanos, todos y la población en general no tienen las mínimas condiciones para ser autosustentables y necesitan el apoyo moral, material y político de gobiernos, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales. Como Nelson Mandela requerimos el apoyo de toda la comunidad internacional contra el gobierno cubano, de lo contrario la inserción de Cuba al mercado internacional ya se está dando en las peores condiciones de capitalismo “salvaje y platanero” sin derechos ciudadanos ni sindicales, con la apropiación del erario público por una élite corrupta, no transparente e incontestada, y con una represión y pobreza galopante que el gobierno no publica, como lo reafirma el VII Congreso del PCC cubano.

[1] Marlene Azor Hernández, “La izquierda y su relación con la revolución cubana”. Revista Nexos México #397, enero 2011.