EL CUBANO ES COMO ES
Por Esteban Fernández
26 de mayo de 2016
El domingo pasado yo estaba de visita en una casa y alguien encendió el televisor y en todos los canales estaba Donald Trump hablando y ahí enseguida todos los cubanos formamos una tremenda discusión sobre Trump. Pero no era la discrepancia normal de los que les gusta y no les gusta Donald Trump.
Oh no, esa pelea entre cubanos era diferente, estábamos divididos entre los que decían: “Qué va, de eso nada, si yo fuera Trump diría esto y esto otro” y los otros diciendo: “Tiene razón, eso yo lo he dicho toda la vida, eso es viejo”.
Es decir que “unos somos mentalmente superiores a Trump” y los otros pensamos que “las ideas de Trump nosotros las tenemos desde hace un siglo”. En resumen: LOS CUBANOS SOMOS LA CANDELA Y NOS LAS SABEMOS DE TODAS TODAS.
Sí, damas y caballeros, los cubanos somos bárbaros. Ningún cubano acepta ser miedoso ni cobarde. Nosotros no le tememos a nada, todos tenemos un tremendo historial de valor que no lo brinca un chivo. Nunca le hemos hecho caso a la frase de que es mejor decir: “Aquí corrió un cobarde que aquí murió un guapo”. Sin embargo, estamos vivos todavía.
No somos feos. Jamás yo he conocido un compatriota que acepte su fealdad. Es más, por muy horripilante que sea un cubano siempre lo podemos escuchar quejándose de la fealdad de otros. Y lo oímos decir “¡Ñoooo que feo está el tipo ese, compadre, le mete miedo al susto!”. Y si quedamos mal en la foto es la culpa del fotógrafo.
Todos los cubanos en el pasado, y en el presente, hemos estado rodeados de mujeres preciosas. Casi nunca un cubano reconoce que una vez se acostó, o tuvo una relación, con una mujer fea. Los esperpentos se los dejamos a otra gente.
No somos brutos. Entre nosotros nadie reconoce ni dice estas palabras:“¡Yo soy muy torpe!”. Mientras más tonto es el cubano más inteligente y pícaro se considera ser.
Ninguno, desde luego, dice que fue un “maleta” jugando a la pelota. A mí me parece que todos los cubanos consideramos que el único motivo por el cual “Perico” Formental era líder de los bateadores con su promedio perenne de “300” era porque no nos dieron un chance a nosotros de batear “400” y porque se presentó primero que nosotros (o se levantó más temprano) en los campos de entrenamiento. Yo nunca he conocido a un compatriota que no diga que “no llegó a las Grandes Ligas porque se lesionó una rodilla o un tobillo”
Ninguno está gordo. Estamos robustos y fuertes pero gordo de eso nada, los que parecen “unas ballenas” y “lucen unos elefantes” son los demás gordos del planeta. Nosotros no. Si vemos a algunos “entrados en carnes” es, según ellos, porque tienen un problema de tiroides.
Los cubanos tampoco nos ponemos viejos. Nos gusta decir que “estamos acumulando juventud” En realidad todos creemos que “estamos igualitos” a los 80 que cuando teníamos 40.
Tampoco los cubanos necesitamos “Viagra”, ni “la bombita” de Andrés García, ni nada parecido. No importa la edad que tenga un cubano se sigue creyendo ser “un caballo semental”. Y las esposas cubanas ayudan siempre diciéndole a la gente: “¡No, de eso nada, el viejo está entero, todavía sopla!”.
Los cubanos fuimos, somos y seremos siempre tremendos bailarines. Todos creemos que cuando suenan un buen rumbón podemos superar a Bacallao el bailarín de la orquesta Aragón y a Tabenito el de la Sensación. Es posible que en la pista de bailes estemos haciendo 20 ridículos pero nos creemos que junto a la mujer que nos acompaña estamos dejando chiquitos a Ana Gloria y Rolando.
Expertos todos en política internacional. En media hora, parados en una esquina podemos resolver los problemas internos de nuestro país, de Venezuela, de Bolivia, de Nicaragua y tumbar a Maduro, a Evo Morales y a Daniel Ortega. Eso es fácil para cualquiera de nosotros. Y si nos lanzan la envidiosa pregunta: “¿Entonces por qué no han tumbado a Fidel?” ahí la respuesta es obvia: “Por la sencilla razón de que el H.P. es cubano igual que nosotros”
Como militares somos unos genios. Dígame la verdad: si usted es cubano ¡cuánto tiempo haría que ya usted hubiera ganado la guerra de Irak, invadido a Irán, barrido del mapa a todos los coreanos comunistas, y los Marines hace rato que hubieran estado caminando campantes por Caracas. Dwight D. Eisenhower y George S. Patton fueron militarmente inferiores a cualquiera de nosotros los cubanos. Creo está demás decir que si usted fuera presidente de U.S.A. hace mucho rato que le hubiera dado la orden a los Navy Seals de atacar Punto Cero y La Coronela.
Todos somos magníficos médicos y mejores farmacéuticos. ¿Cuántos profesionales usted conoce que tengan dos doctorados en medicina y en farmacia al mismo tiempo? La respuesta es: todos y cada uno de los cubanos. Y encima de eso todos somos mecánicos, carpinteros, pintores, escritores, oradores, abogados, poetas, musicólogos, y a la hora de contar un chiste somos 20 veces mejores que Guillermo Álvarez Guedes. Todavía no ha nacido el cubano que no sea capaz de escapársele a Tamakún por debajo del turbante, y a la hora de la hora poder pintar Coca Colas en el aire.
Y toda la discusión del domingo la terminó un viejo cubano que se paró frente al televisor, señaló a Trump con un dedo y le gritó: “¡Chico, tú’táloco, tú’tá esquivocao” y ahí fue cuando todo nos reímos de nosotros mismos que es una de las grandes cualidades cubanas.
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