lunes, mayo 02, 2016

¡ÑOOOOOOOO!. Esteban Fernández sobre la letra Ñ: me voy a ver una película con Anñelina Ñoli


¡ÑOOOOOOOO!

Por Esteban Fernández
2 de mayo de 2016

Si me preguntan: ¿Por qué los cubanos utilizamos tanto la letra Ñ? yo les respondo: “¡Ño Ñe ÑoÑo Ñé!” Y si usted todavía no coge la honda se lo traduzco a ¡Yo que coño sé! Tampoco sé porqué cuando vemos a una mujer escultural el primer piropo que nos viene a la mente es ¡Ñoooooooo!

Posiblemente la diferencia más grande entre los americanos y los cubanos es LA LETRA Ñ. Ellos la desconocen y nosotros la utilizamos demasiado.

Honestamente yo no sé quién les dio permiso a ellos para ignorar esa letra y cambiar apellidos y llamarle Fandino a Carlos Fandiño, y Gavina a los hermanos Gaviña…Y lo peor es cuando hablan español y quieren saber la edad que tenemos y nos preguntan:- ¿Cuantos ANOS usted tener?. Yo respondo UNO.

Mientras tanto, a nosotros no encanta utilizar la Ñ y hasta inventamos palabras con esa letra. De eso me di cuenta casi desde que nací, porque a los 10 años cuando le preguntaba llorando a mi madre: “Mami, ¿puedo ir solo a bañarme al Mayabeque?” y ella le decía a mi padre:”Mira, Esteban, tu hijo es un ñorito” y si yo insistía en la lloradera entonces mi padre me decía: “Oye, chico, no ÑOÑEES más, déjate de Ñoñerías”. Y cuando mi hermano se negaba a hacer algo usaba la palabra: “Ñinga”. Yo le decía “Carlos Enrique, súbete ahí” y él me respondía: “Ñinga, súbete tú”

Y en el barrio había un muchacho guapetón, y cuando alguien quería preguntarme si yo le tenía miedo a Antonio me decían: “¿Tú le tienes ÑAO a Ñiquito?”… Y para seguir con la Ñ yo les contestaba: “Yo no le tengo Ñao ni a los ÑAÑIGOS”. El problema era que Ñiquito le había dado un piñazo en la nariz a su primo Ñongo y la tiene aplastada y le decían “el Ñato” y de paso le hizo una tremenda Ñañara en la frente y quedó todo Ñengo.

La famosa canción era Yenyere Cubambara pero les juro que cuando la ponían por la radio esa pegajosa melodía yo lo que escuchaba era a Celia Cruz cantando: “Ñeñerecumá las buenas noches, Ñeñerecumá ¿cómo está usted?”… Y le preguntaba a mi madre “¿Qué cosa es eso de Ñeñerecumá?… Y me contestaban: “¿Por qué siempre tú usas la ñ innecesariamente? es YENYERE CUMBARA, eso es más viejo que Ñañaseré”.

Y del tipo bruto decían que era un Ñame, y si el Ñame trabajaba en una oficina entonces decían que era un Ñame con corbata. Y usted preguntaba “¿Cómo se llama el viejo que vive al doblar de la calle?”. Y si el anciano ya había fallecido nos contestaban: “¡Se Ñamaba!”. Y yo insistía: “¿Ñámpiti Gorrión?”

Y si el campesino era de monte adentro entonces la gente decía que es un guajiro Ñongo. Y en el mismo instante en que la paloma se le subió al hombro de Fidel, en enero del 59, mi padre se levantó del sillón, lo señaló con un dedo y me dijo :”¡Este tipo Ñangara!“.

Y cuando el cubano tiene un defecto al hablar entonces multiplica las EÑES por mil. Había un personaje muy interesante en mi pueblo con ese problema, y todo el mundo le decía MUÑUÑUNGO.

Muñuñungo me decía: “Ña ño ñamé a Ñeo y Ñeo ñice que Ño”… Y como ya yo estaba acostumbrado a su “idioma” lo entendía y le contestaba: “Y ¿por qué Cheo se niega?”… Y él me ripostaba: “Ño ñe ñoño ñé”. Y yo insistía: “Chico, vuelve a llamarlo” y en el colmo de la desesperación me gritaba: “Ñañalo Ñu Ñabrón!” .

El pobre, él estaba loco por venir para la Ñuma, pero como se enteró de que aquí no se usa la letra Ñ tenía miedo a quedarse mudo en el destierro. Y la verdad es que le hubiera sido muy difícil la vida en este país, porque hasta yo paso trabajo, fíjese que yo a los Johns les digo Ñons y a los Jims les digo Ñims y a los James les digo Ñems.

Y ¿ alguna vez usted ha tratado de hablar con un sordo mudo norteamericano? Esa es la cosa más difícil del mundo, porque ellos no tienen (que yo sepa) un signo para la Ñ, y además no pueden leernos los labios cuando pronunciamos la Ñ. Yo tuve una compañera de trabajo en la A.T.T. sordo muda que se estuvo siete años tratando de averiguar por qué cuando yo me ponía bravo o me daba un golpe gritaba: ¡coÑoooooo su madre!”. Es más, ni cuando yo trataba de decir su nombre ella me entendía porque se llamaba Janet y yo le decía Ñane.

Y ahora los dejo que me voy a ver una película con Anñelina Ñoli