miércoles, junio 29, 2016

Esteban Fernández: GHOSTBUSTER: LA FANTASMAGÓRICA CUBA


GHOSTBUSTER: LA FANTASMAGÓRICA CUBA

Por Esteban Fernández
28 de junio de 2016

Cada vez que escribo un artículo  sobre la Cuba de ayer salen algunos ignorantes  de nuestro bello pasado a echarme con el rayo y llamarme “dinosaurio” o me acusan de “vivir en el pasado”. Sin embargo, semana tras semana CNN pone programas especiales dedicados a enaltecer y recordar las diferentes décadas pasadas. Yo disfruto esos programas, es más, yo sería capaz de escribir un artículo (sin  haber vivido aquí en esa época) sobre los años 50’s e indicar que fueron mejores que el actual 2016. Pero cuando escribo de la Cuba real, la que ustedes y yo disfrutamos (con aciertos y defectos) para algunos tal parece que les hablo de un fantasma que los espanta.

Entonces, como era de esperar una dama hace un comentario negativo a mi escrito “Cuba Hermosa y Primorosa” en Nuevo Acción. No entiendo bien la queja pero ya estoy acostumbrado a que las personas que nacieron y se criaron dentro del castrismo salten quejumbrosos  porque su desconocimiento de nuestro pasado glorioso provocado por el adoctrinamiento violento logran que muchos crean que todo lo que pasó en Cuba antes del castrismo fue desastroso y que Cuba era un gigantesco prostíbulo lleno de latrocinios, politiquería y racismo

Los norteamericanos, ninguno, me discutiría si dijera que los años cincuenta en los Estados Unidos fueron maravillosos hasta que llegaron las protestas de los Hippies durante la guerra del Vietnam y comenzaron a descomponer a la sociedad norteamericana. CON LA PROPUESTA DEL AMOR LIBRE Y LA PROMISCUIDAD SEXUAL INTENTARON CONVERTIR A U.S.A. EN UN MONUMENTAL BURDEL.  Nadie saldría a contradecirme porque ellos vivieron esa etapa y los que no la vivieron no tuvieron unos tiranos tapando el sol con un dedo quitándole a la juventud su pasado glorioso y bello.

Pero desgraciadamente eso fue lo que pasó en Cuba a finales de esos años 50’s: la revolución se robó e intervino todo en Cuba, pero bajo ningún concepto ese es su peor crimen, lo increíble es que le han robado a la juventud cubana SU PASADO. Ni idea tienen de que Cuba fue uno de los primeros países del mundo en recibir los televisores y que el peso cubano estaba por encima de dólar. Parece que desean que yo incluya en mis escritos a los Van Van, a Los muñequitos rusos y a Pello El Afrokán.

Usted le pregunta a un cubano menor de 50 años: “¿Tú sabes que en nuestro país hubo un programa de televisión llamado ‘Aquí todos hacen de todo’ y que el juez era Arturo Artalejo?” y responde: “Arturo… ¿qué?”

Una dictadura que ha logrado que la gente no sepa quiénes fueron Trespatines, ni Chicharito, ni Mamacusa, ni Rosendo Rosell, ni Gaspar Pumarejo, ni Otto Sirgo, ni Minín Bujones, ni Manolo Coego, ni Carlos Badías, ni Edmundo Amorós.

Usted pregunta: “¿Alguna vez escuchaste hablar del Cabaret Regalías o de Jueves de Partagás?” y dicen: “Creo que mi abuelita mencionó eso una vez”. No saben quiénes fueron Roberto Ortiz, ni el “Jiquí” Moreno, ni Carlos Paula, ni Camilo Pascual, ni Pedro Ramos. Ni los libros ni los periódicos han mencionado a Orestes Miñoso ni a Kid Chocolate, ni a Kid Gavilán en casi 60 años.

Hasta los sagrados nombres de nuestros equipos de béisbol como Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao son “un misterio del oprobioso pasado”. En una Cuba libre hay que repartir miles de libros del desaparecido Ángel Torres. A los políticos los tiraron a todos en un saco de “ladrones y malversadores” y jamás mencionan a ninguno de ellos a no ser en una crítica colectiva.

El único individuo que la gente puede reconocer su nombre es Fulgencio Batista y eso es porque la tiranía lo necesita para justificar sus inicios de alguna manera.

Y no saben quiénes fueron Carlos Prío, ni Grau San Martín, ni Menocal, ni Machado, ni Tony Varona, ni Carlos Hevia, ni inclusive Pardo Llada. ¡No hay un solo cubano menor de 40 años que pueda decir el nombre de un solo Vicepresidente de la nación! ignoran quiénes fueron los ex jefes del Ejército, ni saben de Agapito Mayor, ni Rafael Noble, ni Willy Miranda, no saben que existió allí un Tito Hernández, desconocen que hubo un polifacético comediante llamado Jesús Alvariño, y tampoco conocen a Rolando Ochoa, ni Eduardo Egea, ni Armando Roblan.

No saben nada de Carlos Márquez Sterling, ni de Guas Inclán, desconocen a Mimí Cal y a “El Jiníguano”; no han escuchado jamás el nombre de Miguel Ángel Quevedo y no tienen ni la menor idea de que fue el director de la revista “Bohemia”.

Nombres de famosos escritores y periodistas como Gastón Baquero, Sergio Carbó, Humberto Medrano, José Ignacio Rivero, les son totalmente ajenos. ¿Quiénes fueron Rolando Laserie, Gustavo Roig, Andrés Fleitas, Herminio Portell Vilá, Perico Formental, Aureliano Sánchez Arango, Lilia Lazo, Blanquita Amaro, Alberto González Rubio, Luis Conte Agüero, Adolfo Luque, Adolfo Otero? No saben.

Inclusive la historia “moderna”, la única que el gobierno acepta e inculca, la historia que comienza con el desembarco del “Granma”, esa también está llena de lagunas, de misterios, de nombres eliminados y tachados. Borrados del mapa histórico han sido Huber Matos, Pedro Luis Díaz Lanz, Manolo Ray, José Miró Cardona, William Morgan, Jesús Carreras, Raúl Chibás, Felipe Pazos, Nino Díaz. Cuando se habla de la famosa batalla del Uvero ignoran increíblemente a Jorge Sotús. El primer Presidente que tuvo la revolución, Manuel Urrutia y Lleó no existe en la historia contemporánea cubana

Es una amnesia colectiva a la cañona (un crimen de lesa humanidad) que solo permite reconocer a varios nombres como los de Fidel, Raúl, el Che, Alicia Alonso, Rosita Fornés y quizás alguno que otro artista o deportista del pasado que se vistió de miliciano.

Y lo más triste del caso es que llegan aquí y en lugar de desintoxicarse y aprender se ponen bravos con quienes intentan de buena voluntad brindarles informaciones del pasado que ellos desconocen.

Lo primero que debían hacer los recién llegados es leer el libro de Tony de la Cova dedicado al ataque del Moncada, el de Ángel Torres dedicado al béisbol cubano, el de Rosendo Rosell sobre la farándula cubana, “Son y Sazón” de María Argelia Vizcaíno, “Contra toda esperanza” de Armando Valladares y sobre todo “Cuba Mito y Realidad” de Juan Clark.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
 Para adquirir el libro Cuba, Mito y Realidad
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Profesor Dr.  Juan Clark (1939-2013)

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Gracias,

Professor Juan M. Clark Foundation, Inc.
Clara De León Clark (Presidenta)
José A. Clark (Tesorero)
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Tomado de http://herenciaculturalcubana.blogspot.com/

Juan Clark, Cuba scholar and Bay of Pigs vet, dies

 By Juan O. Tamayo
jtamayo@ElNuevoHerald.com
Published in The Miami Herald
 Thursday, February 28, 2013

Juan Clark fought for a democratic Cuba as a paratrooper in the Bay of Pigs invasion and then in academia, by chronicling the lies of the Castro revolution and the stories of waves of exiles arriving on U.S shores.

Clark, professor emeritus of sociology at Miami Dade College, died Wednesday at the age of 74, said his brother, Jose Benito Clark, a member of the infiltration teams sent ahead to prepare the way for the Bay of Pigs invasion.

Just two years ago, Clark had smiled as he recalled how his group of Brigade 2506 fighters, hungry after hiding for four days in the swamps near the site of the disastrously failed CIA-backed invasion, had captured a small pig.
   
To avoid the noise of a gunshot, another brigade member strangled the animal while muttering, "Forgive me, God! Look what Fidel Castro has driven me to do!” Clark recalled in an interview for a report marking the 50th anniversary of the 1961 invasion.

“Juan was one of the most prominent members of the paratrooper units, very beloved by all and a very intelligent man,” said former brigade president Felix Rodriguez. “He was a great companion, a great friend and an eternal fighter for the freedom of Cuba.”

(Cuba, Mito y Realidad, autor Juan Clark)

“This is a day of great sorrow for Miami Dade College,” said MDC President Eduardo Padrón. Clark “defended his principles, first with gun in hand and later with the power of the word and an unbreakable civic commitment.”

Clark’s greatest contribution to the struggle over Cuba may well have been his Spanish-language book, Cuba, mito y realidad: Testimonios de un pueblo, published in 1990. Through personal stories, he chronicled the myths and realities of life in Cuba.

While Fidel Castro cultivated the myth of a Robin Hood revolution dedicated to helping the poor in Cuba and abroad in the early 60s, Clark noted that the Cuban security apparatus was keeping about 60,000 peaceful political opponents in prison. Comparing the populations of Cuba and the United States at the time, that would have amounted to at least 1,410,000 American political prisoners, he wrote in the book.

Clark parachuted into Cuba several miles inland from the beach landings at the Bay of Pigs and was a member of a mortar crew that helped block the advance of Castro’s troops until they ran out of ammunition and were forced to retreat.

Eventually captured along with 1,173 other brigade members, he spent about 20 months in Havana prisons until Castro was paid the $53 million ransom that he demanded and freed most of the invaders.

Cubans on the island would never again pose a challenge to Castro, Clark told The Miami Herald for the 50th anniversary report.

“This castrated the spirit of rebellion”’ against Castro in Cuba, he said.

When he returned to the United States, he enrolled at the University of Florida to study sociology and later was the first academic to detail the waves of Cubans that went into exile in the United States and other countries.

He also wrote two books on the Catholic Church in Cuba, and last year was responsible for a chapter in a new book, Cubans: An Epic Journey, on the struggles to free Cuba.

“Juan was a great spokesman for the brigade. He was a well-educated man who could intelligently explain why the Bay of Pigs invasion happened, why it failed and why it mattered — and as a professor, he often explained it to the younger generation,” said Julio Gonzalez Rebull, a fellow brigade veteran.

And as recently as Monday, he told The Miami Herald he did not believe Cuban President Raúl Castro’s promise that he would leave power in five years.

“I think many people were eager to see the end of the system and unfortunately that hasn’t happened,” Clark said.

He is survived by his widow, Clara de Leon, and sons Juan and Jose Alberto Clark. Funeral arrangements are pending.

Miami Herald staff writer David Ovalle contributed to this report.