Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
NADA NUEVO. ¿QUÉ SON LOS PERSONAJES ¨HISTÓRICOS¨ AUTORIZADOS POR EL HISTORIADOR DE LA CIUDAD EUSEBIO LEAL?
EUSEBIO LEAL FUE QUIZÁS EL INICIADOR DEL FRAUDE:
Me disgusta mucho cuando Eusebio Leal altera y manipula la historia
por oportunismo y para su beneficio particular. Lo anterior, en lo
relativo a la alteración y a la manipulación de la historia, lo voy
ejemplificar, pero la posible ejemplificación no se agota con ese
ejemplo:
Si mal no recuerdo, alrededor de los años 30s del siglo pasado, hubo
un fuerte debate académico en la Academia de Ciencias de Cuba de aquella
época, entre Don Fernando Ortíz y Emilio Roig de Leuchsering sobre la
existencia o no, de una ceiba cuando se fundó la ciudad de La Habana
en el lugar que hoy está situada dicha ciudad, pues ese fue el tercer
asentamiento de la ciudad (el primero había sido en la costa sur de la
provincia de La Habana cerca del río Mayabeque y el segundo, si mal no
recuerdo, cerca del río Almendares). Don Fernando Ortíz era de la
opinión de que esa supuesta ceiba había existido en el lugar y en el
momento donde y cuando se celebró el primer cabildo y la primera misa;
Emilio Roig de Leuchsering negaba esa existencia. Ambos en varias
exposiciones, réplicas y contraréplicas (quedanron su argumentos
científicos en formas de artículos) defendieron sus puntos de vista y
el punto de vista más aceptado fue el de Emilio Roig de Leuchsering,
quien sería años después el supuesto tutor intelectual de Eusebio Leal,
al go que parece que no fue verdad según lo expone Francisco Escobar en
un artículo que añadiré al final del artículo de Juan Juan.
No he conocido que nuevos argumentos de la ciencia histórica le hayan
quitado la razón a Emilio Roig de Leuchsering sobre la no existencia de
dicha ceiba; sin embargo, su discípulo (después de muerto su mentor)
retomó la existencia de esa ceiba y la utilizó y utiliza con fines
turísticos para llenar los caudales de su bolsillo y el de la tirania
que tanto defiende.
Los que hemos viajado por la Peninsula de Guanahacabibes rumbo al cabo
de San Antonio (un territorio bastante virgen) hemos visto que no hay
ceibas cerca de la costa y que las que existen un poco más alejadas de
la costa son de baja altura y raquíticas; el agua salobre mata a
las ceibas al penetrar por sus raices.
Con las pocas ruinas que quedan de la antigua muralla de La Habana que resguardaban a
la ciudad ocurrió algo parecido cuando Eusebio Leal mando quitarles el
revestimiento que tenían para que parecieran más antiguas a los turistas. Recordemos
que la pirámide de Keops estaba revestida y que fueron ciertos
conquistadores, muchos siglos después, los que le quitaron a las
piramides el revestimiento para utilizar el material en nuevas
construcciones; en la piramide de Keops solamente queda revestida una
parte cercana a la cúspide. ¿Eusebio Leal conocería en ese entonces el ¨cemento romano¨?
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Tomado de
http://www.martinoticias.com/
Falsa danza taína en Cuba escandaliza a intelectual aborigen de Canadá
"Taíno" en la "aldea" Guamá soplando en un cobo o caracol (fotuto en lengua taína).
Martinoticias.com
junio 04, 2016
Con pelucas, la piel pintada, y las mujeres con los pechos al aire, los participanes escenificaron un dudoso rito indocubano sobre la fuerza de un río.
Durante décadas los intelectuales orgánicos del castrismo criticaron el pintoresquismo como un producto seudocultural. Pero ahora lo que cuenta es el cash, y la industria turística, que las autoridades quieren se convierta en locomotora de la economía aprovechando el río revuelto del deshielo con EE.UU., no vacila en echar mano a la seudocultura como anzuelo para turistas incautos.
Resulta que en ese empeño han “resucitado” a una raza de la que apenas quedan descendientes (en la Sierra Maestra) y de cuya cultura sólo se dispone de algunos restos de artefactos y lo narrado en las crónicas de Indias.
A un grupo de vacacionistas de Canadá, Alemania, Rusia, Francia y Chile, que visitaban Varadero en la provincia de Matanzas los llevaron en jeeps para iniciar un recorrido de media hora en bote (aparentemente por el Parque Nacional Ciénaga de Zapata). Se detuvieron en un pequeño bar-restaurante y les dijeron que tenían algo especial para ellos en el muelle.
Uno de los presentes describe la escena en la publicación Now Toronto https://nowtoronto.com/news/my-cuba-red-alert/:
“Ese algo fue la presentación de una danza indígena a cargo de dos hombres y cuatro mujeres con pintura corporal y largas pelucas negras idénticas. Una de las mujeres estaba acostada en el muelle, y un bailarín se acercó a ella e hizo ciertos pases de manos mágicos sobre ella mientras el resto cantaba y bailaba. Cuando ella volvió a la vida, los seis procedieron a agradecer a los dioses escenificando más danzas extrañamente contemporáneas ante los turistas. Luego les dijeron que era una danza en honor a la fuerza del río."
Aunque los demás vacacionistas quedaron extasiados y pidieron tomarse fotos con los “taínos”, resulta que el que describió la escena anterior no es de los que se tragan el anzuelo.
Con el grupo iba el dramaturgo y novelista aborigen Drew Hayden Taylor, quien tiene sangre caucásica y de la etnia Ojibway de Curve Lake, Ontario.
“También debo señalar que las cuatro mujeres llevaban los pechos al aire. Esta pudo haber sido una auténtica práctica aborigen, como es habitual en muchos climas cálidos, pero (para decirlo delicadamente) el ritual / danza involucraba una cantidad sustancial de saltos arriba y abajo, muchos, hasta el punto de que parecían dolorosos. Los pechos de las mujeres se habían marcado con círculos blancos, haciendo que los rebotes llamaran más la atención”.
Le pregunté a nuestro guía sobre esto, y él alegremente reconoció que los bailarines no eran nativos y que la pintura corporal tribal era una aproximación, al igual que la danza, y que la lengua que hablaban no era el dialecto local real, que quedó en el olvido.
Taylor que ha visitado más de 140 comunidades indígenas en Canadá y EE.UU. dice que una de las cosas que más le molestó fue que sus compañeros de vacaciones se llevaran en la memoria esta danza seudo- ritual como un ejemplo respetable de cultura indígena caribeña, y que estuvo a punto de advertirles, pero estaban muy ocupados… tomándose fotos con los taínos de mentiritas.
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Tomado de http://nuevoaccion.com
EUSEBIO LEAL: EL PODER Y EL DELIRIO DE UN BUFÓN CASTRISTA
Por Frank Escobar
Exclusivo para Nuevo Acción
Publicado en Nuevo Accion y en Baracutey Cubano en el año 2014
En
la víspera del Año Nuevo la ostentosa oligarquía castrista se regaló a
sí misma una espléndida fiesta al aire libre en La Plaza de la
Catedral-150 CUC por persona- con un opíparo banquete sobre los
adoquines y la música en vivo a cargo del recién llegado Isaac ” El
Cantante Renegado” Delgado. El todopoderoso gestor, Eusebio Leal
Spengler, Historiador Oficial, tenía que corresponder a los favores
recibidos de Raúl Castro y su junta de generales en el año que terminaba
y nadie con mayor experiencia cortesana que él para saber cómo
complacerlos.
Largo y pedregoso ha sido el camino recorrido por este “Mefisto cubano”
(aludiendo la famosa película de Ishvan Szavo) para llegar hasta aquí.
Múltiples los adversarios y oscuros los pronósticos pero Leal, firme y
leal en su férreo maquiavelismo superó todos los obstáculos y derrotó a
sus fuertes y atrincherados enemigos. No importó que fuesen Comandantes
de la Sierra Maestra, toros rabiosos del Partido o vacas sagradas de la
Cultura. Su estrategia siempre fue muy clara: adulación sin límites
hacia Fidel Castro: llegó al extremo de habilitar un lujoso salón en el
Palacio de los Capitanes Generales con el trono traído especialmente
desde España para una visita de los Reyes que nunca se realizó y lo
reservaba exclusivamente para el uso privado de su Comandante en Jefe,
inclusive Fidel Castro pretendió humillar al Rey Juan Carlos en su
patética visita a Cuba proponiéndole que lo usara como si se tratara de
un inodoro compartido pero Juan Carlos demostró mucho sentido común al
negarse, en definitiva él siempre estuvo de acuerdo en ser un “rey sin
corona”.
Asi describe el carácter rastrero del Historiador Oficial del Castrismo, desde La Habana, el periodista independiente
Jaime Leygonier: “Alma de cortesano, proclamaba: Fidel Castro es mi
padre (en la foto, Leal con el tirano mayor), pero al menos dos veces,
el dictador lo avergonzó en televisión por adulaciones que le
desagradaron. En una de ellas, en la Asamblea Nacional, en los años 90,
comparó a Castro con Bolívar quien en Caracas, destruida por un
terremoto y espada en mano, hizo callar a un cura que predicaba el
castigo divino por la revolución. Castro, disgustadísimo, le dijo: "Ni
yo soy Bolívar, ni Cuba es Venezuela destruida por un terremoto".
Todas sus biografías, ampliamente diseminadas en el internet, repiten el
mismo lacónico discurso de un párrafo para narrar los misteriosos
primeros cuarenta años de su vida. Por supuesto que esa biografía está
llena de omisiones y ha sido edulcorada con una retórica mendicante para
enmascarar su verdadera historia y servir a la vez como breve adagio de
una prepotente descarga narcisista de títulos, condecoraciones y
reconocimientos.
Eusebio Leal Spengler o más exactamente Eusebio Spengler Leal nació
en un humilde hogar de Centro Habana y es el hijo de un policía y una
empleada doméstica. Su padre lo abandonó a muy temprana edad. Recibió
toda la educación gratuita que ofrecían los Carmelitas Descalzos de la
Iglesia del Carmen, en Infanta y Concordia, donde además trabajaba su
madre. Fue monaguillo y un efusivo católico practicante durante su
adolescencia hasta que comenzaron las persecuciones religiosas y
oportunistamente abandonó a quienes habían sido sus protectores y
amigos. Nunca estuvo en la UMAP ni fue castigado por sus prácticas
religiosas a pesar que desde muy joven halló su vocación de bufón del
palacio episcopal y era un asiduo visitante del Arzobispado y entretenía
con sus payasadas al entonces Arzobispo Monseñor Evelio Díaz Cia.
También asistía a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de los
jesuitas de la Calle Reina donde conoció a quien sería su verdadero
mentor y por quien realmente encontró su vocación de historiador, su
relación maestro- discípulo con Emilio Roig es una de las tantas
mentiras de su vida. La persona que más lo influenció y con quien más
aprendió sobre temas de Historia de Cuba fue Monseñor Fernando Azcárate y
Freyre de Andrade. Azcárate era descendiente del alemán Fesser que
había instalado las primeras locomotoras en Cuba; era el nieto de
Nicolás Azcárate, el patricio reformista de Guanabacoa para quien
trabajó José Martí; el sobrino del Mayor General Fernando Freyre de
Andrade y el primo del Ministro de Trabajo del gabinete del presidente
Ramón Grau San Martin Carlos Azcárate. Se había graduado de Teología en
la Universidad Gregoriana, de Derecho en la Universidad de la Habana y
de Psicología en la Universidad Católica de Villanueva. Había sido
Superior de los Jesuitas en Cuba y Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis
de la Habana. Monseñor Azcárate fue además quien lo casó por la Iglesia
la primera vez. Con la madre de sus dos hijos mayores.
Como generalmente sucede con las personalidades cobardes a quienes
azotan sus continuas deslealtades muchos años después, cuando Azcárate,
ya retirado y casi olvidado por sus diferencias con el nuevo arzobispo y
luego Cardenal Jaime Ortega Alamino, vivía como un simple párroco en la
Ermita de Monserrate, Eusebio Leal le mordió la mano. Resulta que José
Martí durante su breve estancia en La Habana de entreguerras vivió cerca
de la ermita y Carmen Zayas Bazán, su esposa quiso bautizar a su hijo
José Ismael allí, lo que al fin se hizo y las Actas Parroquiales de la
Ermita de Monserrate conservaban el acta de bautizo con la firma de
Martí como padre del niño. Leal se empecinó en llevarse el tomo
correspondiente al bautizo para copiarlo y Azcárate se negó porque las
Actas Parroquiales no se mueven de las parroquias, aparentemente Leal
desistió y se marchó. Pero Azcárate unos días después quiso revisar de
nuevo la página y se percató que la habían arrancado, inmediatamente
llamó al entonces Jefe de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité
Central del Partido Comunista de Cuba, José Felipe Carneado. En fin Leal fue amonestado y obligado a devolver la página robada y desde entonces Azcárate no quiso saber más nada de él...
Leal
es un mentiroso compulsivo, todavía recuerdo a Leandro Romero con uno
de sus libros repetidos – acostumbraba a publicar lo mismo varias veces
con ligeras variaciones y diferentes títulos- plagado de
rectificaciones.
Eusebio Leal no conoció nunca a Emilio Roig de
Leuchsenring (foto de la izquierda), (1887-1964), él creó con Roig una
especie de relación osmótica empleando a su asistente de toda la vida,
Alfredo Zayas Méndez y a su ex secretaria y viuda Maria Benítez. Todo
para darle aparente legitimidad al traspaso ficticio del cargo de
Historiador Oficial de la Habana. En definitiva la Oficina del
Historiador fue creada -como un favor político a Emilio Roig- por el
Alcalde de La Habana Miguel Mariano Gómez Arias con sueldo del
Ayuntamiento Municipal y desapareció con la muerte de él en 1964. El
verdadero historiador de La Habana era Manuel Pérez Beato, editor de
“El Curioso Americano” y autor de “El Callejero Habanero” y “La Habana:
rectificaciones históricas” (todo un volumen para corregir los errores
de Emilio Roig en sus “Apuntes Históricos”) y tenía la oficina en su
propia casa.
La Oficina del Historiador la resucitaron oportunistamente veinte años
después de muerto Roig para darle apariencia de continuidad a la
Alcaldía de La Habana con la recién creada Asamblea Provincial del Poder
Popular de Ciudad de la Habana, su presidente, el comandante Oscar
Fernández Mel comenzó a ser llamado “Alcalde”, por cierto que “el
alcalde” no soportaba a Leal pero por órdenes de Fidel Castro- quien ya
había sido cautivado con sus bufonadas rimbombantes- tuvo que
tragárselo.
El historiador honorario de la Habana Vieja Ricardo Rey Merodeo que
fue amigo personal de Roig y su correligionario político por muchos años
me aseguró que Leal y Roig no se conocieron y que conociendo a Roig
como lo conocía él jamás hubiera simpatizado con un Leal de veinte años
por “calambuco” y “amanerado”. Leandro Romero “El Chino”, que estuvo
trabajando con Leal por treinta años me aseguró también que ellos no
conocieron personalmente a Emilio Roig. En la Oficina Museo dedicada a
Emilio Roig en el Palacio de los Capitanes Generales - que en los
ochenta atendía su viuda Maria Benítez- no encontré ninguna fotografía
que testificara la amistad de Eusebio Leal con Emilio Roig, ni siquiera
una foto de grupo. Nunca quise hacerle esa pregunta a Maria Benítez o a
Alfredo Zayas para no comprometerlos y por respeto a ambos.
Con respecto a su título universitario la historia fue la siguiente
según sus profesores que también fueron los míos. La Escuela de
Historia, por requerimientos políticos, creó un curso especial de
trabajadores para titular a Eusebio Leal y con él a todo el equipo que
se había designado previamente para trabajar en la Oficina del
Historiador y el Museo de la Ciudad. Fue un curso único e intensivo,
casi a caballo que según creo se hizo en tres años – el curso regular
son cinco-y junto con él se graduaron, su “alter ego” Rayda Mara, su
“primo” Leandro Romero, Carlos Fernández (hoy en el exilio) y otros. Ya
anteriormente se había utilizado este sistema para otorgar títulos de
historiadores a altos oficiales de las FAR. Con la diferencia que
ciertos generales como los Hermanos Casas, Arnaldo Ochoa y Leopoldo
Cintras recibían las clases en su casa.
Fui testigo presencial de varias de sus notorias chapucerías. La primera fue un 14 de Julio de
mediados
de los ochenta, tradicionalmente ese día se hacía un acto público
frente al Templete (foto), en la Plaza de Armas, con la ejecución de “La
Marsellesa” y “La Bayamesa” por la Banda Municipal, Ese día Leal había
invitado al embajador de Francia y en su ansiedad por iniciar su
recorrido de rutina no se percató que el embajador, siguiendo el
protocolo, antes de retirarse, debía saludar personalmente al director
de la banda. El Historiador Oficial ignoraba esto y le agarraba el brazo
y lo jalaba pensando que su invitado estaba perdido, El embajador, más
alto y corpulento que él, y francés, logro zafarse al fin y fue a
saludar al director de la banda. Leal permanecía atónito sin comprender
nada hasta que se le hizo visible la intención del francés y entonces,
ni corto ni perezoso, se lanzó a una carrera veloz para alcanzarlo y asi
poder cumplir el también con dicha cortesía pero tuvo mala suerte y
tropezó con una “china pelona” levantada en el pavimento y cayó al suelo
obligando al embajador a regresar para auxiliarlo.
La segunda anécdota fue más o menos de la misma época, Leal atendía a
una delegación de parlamentarios británicos y pretendía hacerles creer
que unos cañones empotrados en las inmediaciones del Museo de la Ciudad
pertenecían a una batería inglesa de la época de la Toma de La Habana
(1762). Pero uno de los legisladores era casualmente un experto en
fundiciones británicas y heredero de una vieja familia de fundidores y
quiso verificar el cuño de la fundicion, asi que por supuesto se percató
del fraude y lo rectificó públicamente. Los cañones eran españoles y
más bien habían combatido contra los ingleses.
La tercera fue en 1991, en vísperas de la celebración del Medio Milenio
del Descubrimiento – los castristas le llamaban “Encuentro Mutuo”- y
también del centenario del gran historiador y polígrafo cubano Jose
Maria Chacón y Calvo, conocido como el VI Conde de Casa Bayona. La
Familia Chacón gozó de antiguo señorío sobre la villa de Santa Maria del
Rosario. Debido a sus largos años como diplomático en España y al
celo de su antigua asistente la mayor parte de sus documentos se
encontraban en Madrid pero yo había logrado localizar su expediente
académico universitario que debido al tiempo transcurrido requería de
una restauración. Luego de seguir todo el trámite burocrático
pertinente le solicité al Museo de la Ciudad- que era en ese momento el
único lugar en Cuba donde se hacían restauraciones de papel-que lo
reparara pero me lo negaron. Le insistí personalmente a Leal por
intermedio de Diana, su rubia y estilizada secretaria y ella me contestó
que Leal había decidido que era imposible porque ellos tenían pocos
materiales y muchas prioridades.
En esa época yo estaba haciendo mi servicio social en “La Guía
Arquitectónica de la Habana” – una empresa mixta creada por “Ediciones
Plaza Vieja” y la Junta de Andalucía con motivo del Medio Milenio- pero
me habían asignado temporalmente a Santa Maria del Rosario y estábamos
reorganizando alli la documentación del antiguo”Club Rosareno” cuyo
presidente había sido Francisco Ichaso, yo estaba a cargo del Gabinete
de Investigaciones Históricas de la Guía. El antiguo Club lo habían
convertido en una sala de exhibición de videos y la antigua casa de los
Condes de Casa Bayona se había transformado en un restaurante. Jose
Maria Chacón y Calvo había fallecido solo y casi en la indigencia por
los años setenta y lo habían enterrado en su panteón familiar del
Cementerio de Colon con su hábito franciscano pues había pertenecido a
la Orden Terciaria. Según me contó William Gattorno, que estuvo
presente, a su funeral solo asistieron unos pocos ancianos y recordaba
al Conde de Lagunillas, tan pobre y abandonado como él y a un grupo de
franciscanos. Los aristócratas cubanos que quedaron en la Cuba
revolucionaria recibieron todo el resentimiento y la humillación de la
“nueva clase castrista” que envidiaba su legitimidad.
En 1991 los empresarios españoles de Felipe González ya estaban
haciendo inversiones en Cuba y casualmente había un grupo estudiando los
famosos “Baños del Obispo” que estaban localizados en Santa Maria del
Rosario y habían creado una corporación cubano española de “Aguas
Minerales y Termalismo”, presidida por el Comandante Jesús Montané
Oropesa, el ayudante personal de Fidel Castro. Para enmascarar los
negocios capitalistas que le reportaban buenas ganancias personales los
adláteres castristas usaban la apariencia de proyectos culturales o de
conservación medioambiental y en ese campo Eusebio Leal les había
brindado grandes servicios, por lo que había una estrecha colaboración
entre ellos. En el caso particular de Santa Maria del Rosario el
negocio del termalismo estaba muy acelerado por el interés de los
inversionistas españoles y no habían tenido suficiente tiempo para
fabricar el bodrio cultural previo, por lo tanto estaban atrasados.
Un día me llegó una citación urgente del Ministerio de Cultura – de Lucy
Tejeda- porque Montané quería reunirse con todos los grupos culturales
que estaban trabajando en el área del Cotorro, término municipal, para
crear el “Eco-proyecto cultural comunitario de Santa Maria del Rosario”
–todo un “Frankestein” de retórica castrista-.y nuestro equipo también
tenía que participar dada la urgencia del Comandante Montané. Se creó
el “Grupo de Apoyo al Termalismo” y resultó que los únicos que realmente
teníamos algún proyecto cultural desarrollado éramos nosotros
-llevábamos seis meses investigando alli- por lo que rápidamente
todos los burócratas del Ministerio de Cultura- en esa época Alejandro
Rios, “el cineasta” de Miami Dade College era uno de ellos- se
adhirieron como larvas a nuestro trabajo.
Al fin llegó el día y me tocó a mí hacer la presentación en un salón de
protocolo del Ministerio de Cultura repleto de espectadores, pero
conociendo bien la psicología castrista y la ignorancia de sus
testaferros comencé mintiendo, dije primero que en España, donde José
María Chacón y Calvo había pasado muchos años de su vida y era muy
reconocido, ya se había creado una comisión conmemorativa de su
centenario presidida por el propio Rey y que la Embajada española se
había ofrecido a través del Instituto de Cooperación Iberoamericana a
surtir la biblioteca. Montané se sintió empequeñecido frente a sus
socios españoles y me interrumpió con un exabrupto, dio un puñetazo en
la mesa y dijo que “no podíamos seguir permitiendo que nos siguieran
robando nuestras figuras históricas”, no pudo citar el nombre de José
María Chacón y Calvo porque se le había olvidado pero continuó
refiriéndose retóricamente a él como El Conde y aseguró que
personalmente se ocuparía de la restauración de su expediente.
Por supuesto que con las órdenes del “Comandante Montané” Eusebio
Leal inmediatamente encontró los materiales y llegó a la exageración de
encuadernar el expediente con una cubierta de piel repujada como si
fuera un libro de lujo. Cuando lo devolví al Archivo Universitario nadie
lo reconocía y sentí pena por el expediente de Ignacio Agramonte que no
tenía una cubierta asi, todavía tiene que estar alli y es el único de
miles que no tiene cubierta de cartón.
Al final no se hizo nada en Santa Maria del Rosario, excepto habilitar
un pequeño local de la vieja casona para biblioteca pública con su
nombre y libros donados por editoriales españolas que habían participado
en “La Feria del Libro de La Habana”.
Para la apertura si se invitó al viejo intelectual castrista Cintio
Vitier que como todo un consagrado “ruiseñor de emperador” elaboró toda
una pieza retórica ambigua, una sobria ensalada franciscana con aderezo
marxista y un fuerte tufo de teología de la liberación. Vitier sin
embargo si había conocido muy bien a José María Chacón y Calvo, quien
había sido su mentor y consejero por años antes de la revolución
castrista y él había llegado al extremo de nombrar a su segundo hijo
–nacido también antes de la revolución- como él.
J
aime
Leygonier (foto de la izquierda) se refiere también en su mencionado
artículo al conocido extorcionismo ejercido por el Historiador Oficial y
su larga lista de personas saqueadas tanto voluntaria como
involuntariamente: “Por menos, cayeron personas más poderosas, pero Leal
flotaba como corcho, por sus relaciones en el mundo cultural
internacional que lo hicieron inamovible en un cargo donde,
en tiempo
de crisis, hacía malabarismo con donaciones a medio conseguir. Raúl
Castro, centralizador, le cercenó parte de su poder económico. Que un
hijo de Leal tenga una galería de arte en Europa para vender obras
cubanas, recuerda el rumor extendido entre sus empleados, y en el mundo
cultural, de que desde sus orígenes Leal visitaba a ancianas solitarias,
poseedoras de obras de arte o artesanías lujosas, y encantador las
obtenía por testamento o "préstamo para exposición", sin llevarlas a
museo alguno. Según referían, en vida, el académico Néstor Baguer
(Agente de la Seguridad del Estado) y la poetisa Dulce María Loynaz,
ésta escritora fue víctima de uno de esos "préstamos": Una barca egipcia
de marfil que Leal le solicitó para una exposición, que nunca expuso y
jamás devolvió.”
Despues del arresto de múltiples colaboradores y el confinamiento
domiciliario de los más ancianos debido a la galopante corrupción de su
empresa con nombre de cacique apócrifo: Habaguanex, el siempre fiel
Eusebio Leal salió ileso. Raúl Castro, muy acostumbrado a ”tirarle la
toalla” a sus viejos generales corruptos, no solo lo ha confirmado como
el amo perpetuo del casco histórico de La Habana sino que además ha
permitido que su empresa finalmente se convierta en nacional. Raúl
Castro lo designó presidente de un nuevo superministerio que impulsara
la restauración del patrimonio histórico y cultural en toda Cuba. Por un
decreto raulista, emitido por el Consejo de Estado, se establecía la
“Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades
Patrimoniales de Cuba”, que incluiría todas las Oficinas del Historiador
de las ciudades coloniales de La Habana, Santiago de Cuba, Camagüey,
Trinidad y el Valle de los Ingenios, Cienfuegos, Remedios, Sancti
Spíritus, Bayamo y Baracoa. Era el establecimiento del nuevo “zar” de la
restauración, conservación y explotación turística de todo el
patrimonio cultural cubano.
Pero La Habana Vieja es hoy una Habana Muerta y Eusebio Leal es el
responsable. Una isla folclórica, acorralada y estéril que ya no
conserva la más pálida identidad de la urbe metropolitana que fue hasta
el Siglo XIX. La memoria decrépita y apuntalada de una antigua y
reconocida metrópoli que ha sido vendida como una puta. La maqueta
podrida de una ciudad gloriosa de los Siglos XVII y XVIII a la cual se
le ha negado una muerte digna. Hoy las misteriosas mansiones del azúcar y
del tabaco son solares enmascarados o se han convertido en
instituciones culturales ficticias que el castrismo usa como trampas
para atrapar dólares públicos-de la UNESCO o de la Junta de Andalucía
por ejemplo- y privados de sus tontos útiles. No obstante y a pesar de
la rapiña las tuberías se reventaron, las paredes se enfermaron y las
rejas se vencieron. La pintura de sus fachadas desapareció y solo han
podido sustituirse con una triste mascarilla de cal barata. El negocio
de la restauración de la Habana Vieja siempre ha remitido a cosa turbia,
a fraude pestilente. La inocua gestión de Eusebio Leal Spengler, el
archiconocido bufón cultural de los Castro ha dejado al desnudo que
Habaguanex es una vulgar patente de corso.
El prolongado proceso de erosión ha convertido los edificios pintorescos
habaneros de las postales en genuinos monumentos cariados. La
prolongada permanencia de los Castro en el poder y su inexorable
vocación de Erostratos han condenado la Habana Vieja a la muerte por
deterioro y falsificación. Hasta la arquitectura y la urbanización, las
más firmes y persistentes manifestaciones de la cultura material pueden
ser abatidas y hasta destruidas no por el fuego sino por la abulia, la
desidia, el mal gusto y el canibalismo revolucionario.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Formé parte del equipo de Antropología Física y Social del Instituto
Superior Pedagógico de Pinar del Río ( hoy Universidad Pedagógica ¨
Rafael María de Mendive¨) que llevó a cabo una investigación conjunta
(a finales de los años 80 y principios de los 90 del pasado siglo XX)
con el Instituto Superior Pedagógico de Guantánamao sobre la población
de la localidad en Caridad de los Indios, situada en el municipio Manuel
Támes en la provincia de Guantánamo; localidad donde se encuentran
muchos de los llamados ¨indios¨.
Esta investigación surgió por el
estudio que había hecho la investigadora suiza Claudine Sauvain en
poblaciones aisladas en los Alpes Suizos; investigadora que este
bloguista conoció en los Talleres Internacionales de Antropología
Física ¨Luis Montané¨ de la Universidad de la Habana y con la que
participó, junto a parte del equipo del Pedagógico de Pinar del Río, en
diferentes actividades docentes, de trabajo investigativos y
presentación de los resultados en varios viajes que hizo la
investigadora a Cuba, incluyendo al Pedagógico de Pinar del Río.
En Caridad de los Indios hay una población bastante aislada y con
evidentes características físicas muy similares a la de los
indocubanos. Yo fui la persona que en el Pedagogíco de Pinar del Río
hizo el análisis estadístico de los datos que se habían tomado en el
trabajo de campo llevado a cabo. En la investigación se tomaron dos
muestras representativas. Una de las muestras estaban compuestas por
individuos (masculinos y femeninos) que solamente tenían los apellidos
Rojas y Ramírez en ellos y en las 3 generaciones de sus ancestros.
Rojas y Ramírez eran los apellidos de los dos españoles a los que se les
concedieron en la zona Encomiendas ( es decir grupos de : indocubanos
para catequizar y civilizar, aunque realmente eran explotados como
esclavos; eso ocurrió varios siglos atrás cuando la colonización de
Cuba por España, la cual se inició en los primeros años del siglo XVI).
La otra muestra estaba compuesta por individuos que tenían al menos en
ellos o en sus tres generaciones de ancestros otro apellido difrente a
Rojas y Ramírez. Se midieron 10 variales correspondientes a la
antropología física de cada individuo; a los datos obtenidos se les
aplicó técnicas de Estadística Multivariada ( Análisis de Clusters,
Análisis de Discriminantes, Componentes Principales, etc). Se obtuvo,
entre muchos resultados, que había diferencias significativas entre
ambas muestras y que la muestra de los solamente Rojas y Ramírez en sus
apellidos y en los de sus ancestros no tenían diferencias significativas
con las medidas antropométricas del tronco arauco de América del Sur;
estos reultados se obtuvieron tanto para el sexo masculino como paa el
sexo femenino.
Desde el punto de vista cultural, los
pobladores de Caridad de los Indios poseen costumbres bastante
diferentes (en cuanto a organización social, religión, etc.) a los
campesinos cubanos, aunque en la investigación se tuvo que negar pues al
jefe de la investigación por el ISP de Pina del Río (actualmente en
EE.UU.) se le citó a una reunión con un funcionario del Comité Central
del Partido Comunista de Cuba porque en nuestra investigación se
usaba la palabra indios; el funcionario estaba fuertemente en contra de
que se usara esa palabra pues eso implicaba que Cuba era un país
multicultural, lo cual no se podía aceptar. El jefe de la investigación
no sufrió graves consecuencias laborales, profesionales y políticas
porque argumento que el propio Apóstol José Martí escribió de los
¨indios de Yateras¨en su diario de campaña. No obstante, los integrantes del equipo teníamos el consenso que esas costumbres (que no incluían bailes ni música) no necesariamente tenían un origen aborigen.
Recuerdo que en una investigación que
hice a finales de los años 70 del pasado siglo junto a un amigo mio,
sicólogo de profesión, con el objetivo de estudiar el desarrollo
psicológico de los niños portadores de desnutrición pacientes del
Hospital Pediátrico de Pinar del Río y el de confeccionar una escala
cubana para medir el desarrollo psicológico infantil en Cuba, pues la
escala que se usaba en Cuba era la norteamericana y ella no se ajustaba a
las características particulares de los niños cubanos. Fui citado por
una funcionaría del Centro Multisectorial de la Academia de Ciencias en
Pinar del Río y por una trabajadora graduada en la Licenciatura en
Información Científica porque en el trabajo usábamos la palabra
desnutición y distrófia y en Cuba los niños no podían estar
desnutridos ni distróficos y si los había, había que explicar el
porqué lo estaban ... Los censores sabían que no culparíamos al Estado
ni a la Revolución por la falta de una alimentación adecuada y la
existencia de la Libreta de (des)Abastecimiento..
En 1996 en el último evento
científico internacional que participé en Cuba (los talleres
internacionales de Antropología Física Luis Montané, de la Universidad
de La Habana) le hice preguntas sobre el daño neurológico en los
niños en los primeros años de vida por el escaso o nulo consumo de
proteinas y consecuentemente por la no ingestión de ciertos aminoácidos esenciales (daños que no son reversibles.) a un equipo multidisciplinario
del Ministerio de Salud Pública que en su investigación hablaba de que la población cubana
ya se estaba recuperando, pues había recuperado el peso que tenía
antes de 1993 y 1994 según la muestra poblacional analizada en la
investigación. La ¨respuesta ¨ a esas preguntas vino de uno de los
organizadores del evento en forma de diatriba política, más que de
explicación científica. Nunca más fui invitado a participar
a esos eventos y solamente una pareja de profesores norteamericanos de
una universidad de Colorado o Nuevo Méjico fueron los que se me
acercaron y me felicitaron por las preguntas tan necesarias que había
hecho. La investigación y sus resultados fueron llevados a cabo en
pleno Período Especial, la mayor crisis económica que ha tenido Cuba
desde que es república.
A la doctora Consuelo Prado , profesora española de la Universidad Autónoma de Madrid, a principios de los años 90s
no la invitaron a una recepción que el entonces Rector de la
Universidad de La Habana dió a todos los investigadores extranjero de
renombre que asistían a un evento Luis Montané
porque presentó una investigación en el evento que predecía lo que
luego sucedió con la polineuritis óptica en Cuba. Consuelo Prado,
miembro en aquel entonces del Proyecto ERASMO de la ONU, había sido la
persona que había invitado a participar en el evento a muchos de esos
renombrados científicos extranjeros. Consuelo Prado lloró esa
humillación.
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