miércoles, agosto 03, 2016

Marlene Azor Hernández: Mal gobierno: nuevo período especial en Cuba. Mayor precariedad de la población e inmovilismo de la burocracia encabezada por Raúl Castro y Fidel Castro

Tomado de http://www.cubaencuentro.com


Mal gobierno: nuevo período especial

***********
Mayor precariedad de la población e inmovilismo de la burocracia cubana
***********
Por Marlene Azor Hernández
México DF
03/08/2016

Los “cantos de sirena” de las reformas se han desvanecido. La población, —la mayoritaria empleada en la empresa estatal— ha visto pasar los últimos diez años con un salario paupérrimo que no logra aumentar su capacidad adquisitiva más que un 30 % de lo que recibían en 1989. Es decir, el salario real es 70 % más bajo que el que tenían en la década de los 80. La prensa y los voceros del Gobierno cubano han pasado a “la guerrita de las palabras” para persuadir a la población —una vez más— que lo que viven no es la realidad, sino los datos macroeconómicos que no llegan ni a la mesa ni a los servicios de los ciudadanos.

Tenía razón Karina Marrón, subdirectora de Granma al señalar en junio de este año, que se está haciendo todo para llegar en las peores condiciones a 2018[1]. La crisis que ya está y ahora se profundiza es el resultado del mal gobierno del general Raúl Castro y de sus ministros —que pueden ser unos u otros—, la incompetencia es igualmente compartida. Lo que obvia la prensa oficial cubana y sus voceros es el punto de partida de la “nueva crisis”.
  •     El grave y endémico problema de la vivienda en Cuba.
  •     Salarios estatales paupérrimos, precios a los productores por debajo del mercado, insumos caros y precarios y falta de pagos a los productores por parte del Estado.
  •     El desabastecimiento de las tiendas estatales monopólicas para los productos de primera necesidad con un impuesto de 240 % y 260 % de IVA, según los analistas.
  •     El transporte público paupérrimo en las ciudades y el interprovincial. El servicio de ferrocarriles paupérrimo.
  •     La infraestructura de los hospitales y las escuelas paupérrima.
  •     La infraestructura vial y de alcantarillados paupérrima. El 60 % del agua potable se pierde por el deterioro y no mantenimiento de la infraestructura según el periódico Granma.
  •     La disfuncionalidad de todos los servicios estatales que ofrecen un calvario de colas y “tramitologías” para resolver algo.
  •     La recogida de basuras y desechos tan insuficiente que perpetúa los focos de infección con enfermedades trasmisibles y evitables.
  •     Los cortes de electricidad por “reparaciones”. Algunos han llegado ya a 12 horas en días recientes.
  •     La seguridad social paupérrima con pensiones por debajo de 10 dólares mensuales.
Este es el punto de partida del “nuevo período especial” según la percepción ciudadana de los hechos, no del gobierno. Las condiciones no son “insuficientes” —eufemismo para atenuar la realidad que utiliza el discurso oficial—, las condiciones de partida para la nueva contracción económica son paupérrimas. No utilizar las palabras reales para describir la situación, es una de las maneras en que el gobierno esconde su irresponsabilidad, aunque no la única. La manera en que el Gobierno evidencia su incompetencia, por otra parte, es precisamente dirigir el país de espaldas a la realidad nacional e internacional y manejarse en una jerga de “principios” —que utiliza a discreción— para no dar respuesta a los intereses ciudadanos y aumentar la represión. Por eso insiste en que no hay “nuevo período especial” aunque no haya logrado salir de la crisis desde hace 26 años y la precariedad cotidiana aumenta para la inmensa mayoría de la población: 70 % de la población —ocupada por el Estado— y el resto de la población que no está en capacidad para trabajar y no recibe remesas familiares.

Ya se han publicado varios artículos de economistas que analizan las implicaciones de la nueva crisis y las alternativas imperiosas. Todos coinciden en que la mejor forma de responder a la nueva contracción económica es profundizar las reformas, diversificando las fuentes de financiamiento internas y externas y liberalizando las trabas de la economía no estatal en un ambiente de seguridad jurídica y apertura del comercio exterior e interior. La peor, continuar con el inmovilismo actual del gobierno que es autodestructivo.

Existe consenso en plantear que el gobierno sabía de la crisis que se avecinaba y no tomó las medidas para diluirla[2]. Por otra parte el economista Pedro Monreal saca cuentas y con las políticas actuales —y el anuncio de la contracción económica—, los planes de 2030 son incumplibles[3].

Para la población cubana ocupada o no, 2016-2018 se anuncian peores

Los pronósticos del economista Pavel Vidal para los dos próximos años son elocuentes en señalar el deterioro del ya paupérrimo bienestar de la población. Tomando como parámetro la reducción de sólo el 20 % de suministros venezolanos —si es mayor la reducción la precariedad sería aún mayor—, el economista señala el impacto en la población: cito.

“También se prevé un incremento del déficit fiscal como proporción del PIB, que pudiera superar el 9 por ciento en el año 2017. Este desequilibrio estaría lejos del déficit del 22,2 por ciento registrado en el año 1991. Por tanto, es probable un incremento de la inflación cercano al 10 por ciento en 2017. No obstante, ello implicará una disminución del poder adquisitivo de los salarios promedios, en similar o mayor proporción”.

“Las familias también se verán afectadas por una disminución del consumo de 2,8 por ciento este año y de 7,5 por ciento el año próximo, así como por un ligero aumento de la tasa de desempleo. En comparación con el año 1991, las familias hoy en día tienen fuentes de ingresos más diversificadas que le permitirán resistir mejor la crisis que a inicios de los años noventa; cuentan con remesas, con los ingresos derivados de las actividades vinculadas al turismo y con los ingresos provenientes del sector privado y cooperativo”.

“Sin embargo, hay una gran cantidad de familias (la mayoría), que aún mantiene una alta dependencia de los salarios estatales del consumo racionado de alimentos y de los diferentes subsidios. Y lo más preocupante es que hoy en día el valor real de estos ingresos se encuentra sumamente deprimido, representan una tercera parte del valor real que ostentaban en el año 1989. En consecuencia, existe una alta proporción de la población en situación de extrema vulnerabilidad ante la llegada de una nueva crisis económica. El reto, por tanto, para la política social, y en el orden político, será enorme para el Gobierno cubano”.

El Gobierno cubano no ha fijado el tiempo de esta brutal contracción, y digo brutal precisamente por el punto de partida del actual nivel de vida de la población y de la paupérrima capacidad productiva del país en la industria y la agricultura. En las primeras noticias sobre “el nuevo” período especial, funcionarios cubanos del Ministerio de la Economía —que no quisieron dar su nombre por miedo a las represalias— dijeron a Cubanet que se hablaba de un período de dos años. El costo de la crisis lo pagarán una vez más los ciudadanos. El Gobierno de Raúl Castro mantendrá su habitual confort y ni se atreve a hablar claro.

Mal gobierno: nuevo período especial.

[1] “La subdirectora de ‘Granma’ alerta de que en Cuba se dan las condiciones para un estallido social en las calles” en DDC 01/07/2016.
[2] Domingo Amuchástegui, “Acontecimientos que demandan una ampliación y flexibilización de los esquemas de reforma en Cuba” en Cubaposible.com, 19/07/2016. Pavel Vidal, “El shock venezolano y Cuba: crónica de una crisis anunciada” en Cubaposible.com, 21/07/2016.
[3] Pedro Monreal, “Plan de desarrollo hasta 2030: ¿cuadran los plazos y las cuentas?” en Cubaposible.com, 20/07/2016.

© cubaencuentro.com