sábado, octubre 01, 2016

Esteban Fernández: EL PELIGRO NÚMERO UNO PARA EL MUNDO

EL PELIGRO NÚMERO UNO

Por Esteban Fernández
29 de septiembre de 2016

Si usted le pregunta al 95 por ciento de los norteamericanos, ¿Cuál es el mayor peligro que amenaza a la humanidad? Unos responderán ingenuamente: “El calentamiento global” y todos los demás dirán que son los terroristas musulmanes que perpetraran el ataque de 9-11 y los asesinos internacionales que ponen bombas en latones de basura en Nueva York, etc. Pero esa gente es una banda de cretinos apestosos que más tarde o más  temprano van a ser pulverizados por los “Navy Seals”, por los Marines, por el FBI, por la CIA.

Yo discrepo vehementemente de esa creencia.  Efectivamente, representan una grave amenaza para la seguridad nacional,  pero se trata de un peligro pasajero. Estoy convencido que el terrorismo islámico jamás se adueñará de este país ni someterá a la fuerza a sus ciudadanos. Y el día en que aquí haya un gobernante con los pantalones bien puestos los barrerá del mapa mundial. Patton o MacArthur acabarían con toda esa turba con turbantes en un mes.

Nadie que sea tan estúpido como para presentarle batalla frontal a la nación más poderosa del mundo tiene la más ligera posibilidad de triunfo ni de dominar a los Estados Unidos de América. El único motivo por el cual ISIS, Al-Qaeda y todos los grupos sediciosos no son convertidos en puré de papas es porque están siendo aupados, utilizados como señuelos por el verdadero CLEAR AND PRESENT DANGER: EL COMUNISMO INTERNACIONAL y los que intentan establecer un gobierno mundial donde todos seremos esclavos. Fíjense si los grandes adversarios son taimados que ya nadie aquí los considera ser un peligro.

Sin embargo, yo hago dos simples preguntas: ¿Organizan, pagan y dirigen esos fanáticos islámicos las violentas protestas públicas contra la policía, contra los blancos, contra las guerras y contra Trump? ¿Tienen los mahometanos agentes infiltrados en el senado, en la cámara de representantes, en el Departamento de Estado, en las cadenas de televisión?

Desde hace muchísimo rato los que realmente intentan dominar al planeta partieron de la premisa que esgrimo en otro párrafo de este artículo: se dieron cuenta que representa un acto de suicido y un grave error pelear de frente contra el poder estadounidense, contra sus fuerzas armadas y policíacas, contra sus instituciones. Y es precisamente una inmolación la que comete cada uno de los atorrantes que se auto destruyen y vuelan en mil pedazos  abrazados a cien bombas atadas en sus cuerpos.  Esos asustarán y sembrarán el terror pero no ganarán.

A mí no me engañan: Los que se cobijan bajo la bandera negra del estado islámico son como unos toros miura embistiendo violentamente contra una pared de concreto, mientras los que están ocultos y furtivos situados bajo la bandera roja con la hoz y el martillo son miles y miles de serpientes de cascabel arrastrándose, infiltrándose y mordiendo subrepticiamente.

No, los verdaderos enemigos (muy importante es leer a Saul David Alinsky, uno de los principales promotores de esta gran conspiración de gigantescas y devastadoras proporciones) se reunieron en diferentes puntos del mundo y decidieron que a esta gente (U.S.A.) no se le gana la pelea por la fuerza, sino subvirtiéndoles el orden, desmoralizando a la población, destruyendo sus instituciones y captando las mentes inocentes de la juventud.

¿Se acuerdan de aquellos hippies hediondos? Bueno,  a esos los vistieron, los enjuagaron,  les pusieron trajes, cuellos y corbatas, espejuelos montados al aire, los indujeron a estudiar el marxismo-leninismo y los llevaron de las manos a ocupar posiciones cimeras y lograr el objetivo de controlar la prensa, la farándula, el cine, la televisión, la política, y lo principal: los pusieron como profesores en  Colegios y Universidades desparramando por todas partes el veneno rojo. Y ¡hasta a la Casa Blanca han llegado!

Solamente se puede concebir el apoyo abrumador de la juventud norteamericana a un viejo trastornado, ajado y descabellado, llamado Bernie Sanders, si entendemos que han sido adoctrinados  y asesorados en los centros de educación de este país. Exclusivamente a través del lavado colectivo de cerebros se puede lograr que millones de jóvenes voten por ese viejo haragán, carcamal y despeinado.

Desvíen por unos minutos la atención de Irak,  de Afganistán, e inclusive de Irán, y pongan la vista en los que nos quieren imponer un Nuevo Orden Mundial a través del Council of Foreign Relations, los Bilderberg y de la Comisión Trilateral. Documéntese al respecto porque ahí reside el meollo del problema.

Muy difícil es ir al cine a ver una buena película sin que en que en determinado momento -cuando menos lo esperamos- traten de incrustar en las mentes tontas el mensaje sutil, destructor y acomplejante. Cristóbal Colón y los conquistadores vinieron a violar a las aborígenes, los cowboys asesinaron a indígenas inocentes y pacíficos, los curas, son todos violadores de niños, las razas oprimidas han sido discriminadas eternamente por los racistas y los abuelos de los americanos -buenos, decentes y trabajadores- les daban latigazos a los esclavos africanos.

Los comunistas (no los musulmanes) son los que  tratan de echar a pelear a los negros contra los blancos, a los pobres contra los ricos, a los latinos contra los anglosajones,  a los nativos contra los inmigrantes y viceversa. Al final de la jornada, si ellos ganan, todo el mundo boca abajo. Todas las guerras en que se han involucrados los norteamericanos -del Viet Nam para acá- las han perdido por culpa de la quinta columna  comunista (y de los tontos útiles) disfrazada de pacifistas, izquierdistas, radicales, socialistas y progresistas.

Y la labor de zapa es  de apaga y vámonos, indiscriminadamente inoculan el odio contra la policía, contra las Fuerzas Armadas, contra los políticos, contra las religiones, contra todo aquel que exponga una idea conservadora y hasta contra Jesucristo. Y ya han llegado al extremo de impugnar y faltarle el respeto a la bandera  y al himno nacional, y hasta quieren acabar con las luces y adornos navideños.

Por todos los medios intentar embobecer a la juventud. Y los tienen el día entero comiendo lo que pica el pollo sin soltar los teléfonos celulares ni para ir al retrete, brindando todo tipo de informaciones personales en la Internet. Y lo peor: tratan desaforadamente (y en muchos casos lo logran) que anden drogados, empericados o intoxicados con marihuana.

Sí, Osama Bin Laden fue un monstruo. La prensa no tiene ningún recato ni problema en presentárnoslo de esa manera. Lo mismo hace con Adolfo Hitler. Perfecto, pero ¿por qué no hacen igual con Hugo Chávez, con Nicolás Maduro, con Daniel Ortega, ni con Evo Morales? ¿Por qué hacen diariamente películas de las atrocidades nazis y obvian las de Stalin, Mao y Pol Pot?

¿Por qué en los noticieros, en la televisión y en la radio les llaman ex- dictadores a Augusto Pinochet, a Anastasio Somoza mientras a Raúl y a Fidel les llaman presidente, general y primeros mandatarios? ¿Por qué Oliver Stone hace una cinta titulada El Comandante en lugar llamarla El Hijo de Perra? O ¿será que él es tan o más H.P. que “El Comandante”?

Sí, nos quieren meter por la cabeza el gran poder destructivo de El Corán y yo lo aceptaría mucho mejor si añadirían que El Capital de Carlos Marx, la Guerra de Guerrillas de Mao o del Che Guevara, El Estado y la Revolución de Lenin, y sobre todo El Tratado para Radicales de Sal Alinsky,  son un millón de veces peores. Para mí George Soros es mil veces más peligroso que el líder de ISIS Abu Bakr al-Baghdadi.

El día en que usted vea y escuche durante los Oscares de la Academia, durante los EMMYS,  en las noticias, en los documentales, en los programas televisados CONDENAS PÚBLICAS AL COMUNISMO INTERNACIONAL siéntase aliviado porque se estarán dando los pasos iniciales para mantener nuestra libertad, pero el día en que logren cerrar Fox News, desarmen a la policía y los ciudadanos decentes  y el cochino trapo rojo ondee en la Casa Blanca estará garantizada la esclavitud eterna de nuestros nietos. Y desde luego, el comunismo barrería del mapa a los terroristas islámicos, pero junto a ellos aniquilarían a 100 millones de habitantes de esta nación.