Rafael Azcuy González: RESPETAR ES UN DERECHO A VENCER.
Por Rafael Azcuy González.
23-11-2016
¡Cuántos sentimientos encontrados! Verdaderamente emocionante vivir unas elecciones realmente democráticas en un país libre donde saltan en pedazos las encuestas y nadie puede predecir quien será el vencedor. Diferencias abismales con respecto a la farsa electoral del sistema eleccionario castrista de partido único que da las posibilidades a un gobernante, no elegido por el pueblo, de ejercer el poder de forma vitalicia y sin ninguna oposición ya que los poderes en los países estalinistas los tiene siempre una sola persona.
Siempre salen los mismos, los que postula y avala el partido del sátrapa. De nada valdrá oponerse tanto en Cuba, como en Corea, China o cualquier otro país dictatorial a los candidatos oficialistas, so pena de enfrentar las golpizas, detenciones y cárceles, colofón natural para los que tienen la audacia de desafiar la llamada democracia socialista.
Claro que para el dictador Castro el sistema electoral cubano es el más democrático y el mejor del mundo, del que ha ostentado en múltiples ocasiones, pues le ha permitido a él, su familia y su camarilla disfrutar del poder por casi 60 años para así acumular una de las fortunas más grandes del mundo, saquear y devastar por completo a un país y negarle todo derecho a sus ciudadanos, mientras que sus hijos se pasean en yates de lujo por los países del Mediterráneo y viven como auténticas familias de la más rancia realeza.
También nos resulta paradójico que muchos de los que se oponen a los resultados de unas elecciones democráticas para elegir a un presidente en los Estado Unidos no sean naturales de este país ya que en sus propios pueblos no pueden pronunciarse como aquí hacen y algunos de ellos de forma vandálica, pues serían apaleados y maltratados por la policía como en el caso de Cuba y México. ¿Por qué no exigen a sus respectivos gobernantes que mejoren los niveles de vida de sus pueblos? Así no tendrían que emigrar en masas de sus países y abandonar su tierra, su familia y sus propiedades.
Es ingratitud morder la mano que da y te recibe, respetar es un derecho a vencer como afirmaba nuestro Apóstol: hay que respetar y saber perder, máxime si se está en casa ajena. Cuba no recibe emigrantes, claro su economía es un fracaso a los cuatro vientos, es tierra de emigrantes desde la época del castrismo que han llegado incluso hasta la lejana Australia. No aceptan ni a los vecinos haitianos a los que cuando arriban en frágiles embarcaciones al extremo oriental del país, los obligan a seguir rumbo por mar, a pesar de que vienen ancianos, mujeres y niños. El Primer Territorio Libre de América, la llamada por los rusos Isla de la Libertad, no puede compartir esa libertad con nadie pues su economía socialista no se lo permite.
México tampoco acepta emigrantes y menos cubanos a los que siempre de modo vergonzoso ha devuelto a los hermanos Castro. En cambio el país azteca si tiene una gran riqueza, petróleo, industria, alimentos, turismo pero se consume en la corrupción, la violencia y el narcotráfico, lo que hace que su pueblo vea en la emigración la única solución a sus males.
Debería exigírsele a sus gobernantes que trabajen para sacar a su pueblo de este impase maldito para que nadie tenga que irse de su país masivamente. Igual solución sería para Cuba, pero para muchos es más fácil protestar en tierra ajena, al amparo de una democracia que permite reírse hasta de sus propios gobernantes.
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