Esteban Fernández: EL ERROR DE TIRARSE DE BARRIGA
Febrero 9 de 2017
¿En el argot cubano que cosa quiere decir TIRARSE DE BARRIGA? Quiere decir convertirse en un incondicional de una persona y considerar que es la última Coca Cola en el desierto. Todavía yo conozco gente que se auto catalogan como batistanos, priístas y hasta menocalistas.
Este escrito lo motiva que hace unos días mi gran amigo Aldo Rosado hizo unas leves críticas constructivas sobre Donald Trump y le cayó carcoma, los ataques le llovieron y hasta “castrista” le llamaron a quien ha dedicado tres cuartos de su vida a luchar en contra de la tiranía castrista.
¿Cuándo vamos los cubanos a parar de crear ídolos de barro que después nos decepcionan? ¿Debemos confiar en quién? Me parece que no debemos creer firmemente en casi nadie, ni ensalzar a ningún desconocido porque invariablemente sufrimos las consecuencias
En lo personal, tengo la tendencia de no adorar falsas imágenes ni de colocar a nadie en un pedestal. Yo evito eso. Sobre todo con aquellos que están fuera de mi alcance. Mi teoría es darle tiempo al tiempo a ver qué pasa. ¿Qué pasó con los que firmemente creyeron en el cambio ofrecido por Barack Obama? Y por ahí andan de pataleta en pataleta los que confiaron en que Hillary Clinton era la solución.
Porque si hay algo que yo nunca he entendido en la vida es el fanatismo de muchos por gente que gozan de popularidad. Individuos (políticos, artistas, deportistas, cantantes) que por tener cierto talento la gente les cae atrás, los adula, les pide autógrafos y andan pendientes hasta del último detalle de sus vidas y de sus escándalos.
Para mí eso resulta -y ha resultado siempre- inaudito e increíble. Los héroes de cada uno de nosotros deben ser exclusivamente las personas que conocemos a fondo, que nunca nos han fallado, que nunca hemos visto hacer una barrabasada.
Esos son los que simplemente queremos y admiramos porque hemos sido testigos de su proceder decente y correcto.
Celebridades verdaderas son nuestros padres cuando siempre nos han tratado con justicia, se han portado bien con nosotros y con todo el mundo y han tenido una vida ejemplar. “Héroes” son nuestros hijos si son decentes y están ahí reciprocando nuestro amor.
¿Dónde estarán Ted Cruz, o los peloteros de los Yankees y los Dodgers cuando usted tiene que pagar la renta de su casa y no le alcanza el dinero? ¿Puede usted llamar a Thalía, para que lo ayude cuando está en desgracia? ¿Usted se acuerda de lo “famosa” que hicieron a Myrka Dellanos hace años cuando se hizo “novia” de Luis Miguel? ¡Por favor, hasta la revista “People” la hizo injustamente LA ARTISTA DEL AÑO!… Y todos los “comebolas” pendientes de Myrka.
Hace 14 años yo estuve en el hospital con problemas de salud. Mis dos hijas estuvieron a mi lado durante toda una semana, sin dejarme un instante. Ellas son mis heroínas. Estuve rodeado todo el tiempo por muchos de mis amigos y sus esposas; amigos como Hugo Byrne, Antonio Rotella, Aris Caso, Abel Pérez, Nino Cardoso, Luis Aguirre, Yoel Borges, Enrique Bin, Milton Sorí. Esos son mis héroes y mi gente famosa. Durante esos siete terribles días ¿dónde estaban Chayanne, Alejandro Fernández, Cristian Castro, o mi pelotero preferido en esa época Derek Jeter? Las celebridades “brillaron por su ausencia”. Ni se enteraron, ni les interesaba mi úlcera.
Lo único que yo les quiero dejar bien asegurado en este escrito es que si mañana a cualquiera de nosotros nos da un ataque al corazón ahí no van a estar a su lado Donald Trump, ni mis admirados Marco Rubio y Andy García, ni van a resucitar Carlos Prío ni Fulgencio Batista para acompañarnos. Ahí estarán los que verdaderamente nos quieren y respetan.
Y así pienso yo desde el mismo primero de enero de 1959 cuando el 90 por ciento de mis compatriotas auparon y apoyaron al peor de todos los cubanos. Ahí mismo debimos haber aprendido la lección, pero tal parece que no fue así.
1 Comments:
Otro magnífico artículo y vuelvo a felicitarte por tan certera opinión Estebita.
Siguenos prodigiandonos a todos los que te leemos y admiramos con similares comentarios.
Un fuerte abrazo de un cubano que no solo te lee, te agradece también las enseñanzas.
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