Intervención militar de EE.UU. en Siria con el lanzamiento de más de 50 misiles desde dos navios contra base aérea militar del dictador Bashar al Assad, Inutil los esfuerzos de Bashar al Assad y Rusia para ganar tiempo
Published on Apr 6, 2017
Estados Unidos ha lanzado más de medio centenar de misiles de crucero Tomahawk, desde uno de sus buques en el Mediterráneo oriental, contra una base aérea siria. Según el presidente estadounidense, Donald Trump, se trata del aeródromo desde donde fue lanzado el ataque químico. Fuentes militares sirias han anunciado "bajas" tras el ataque estadounidense.
¿Qué dice Rusia? pues veámoslo en esta agencia oficialista del gobierno ruso que es Rusia Today:
US uses Tomahawk missiles in strike against Syria
Trump: As long as US stands for justice, peace will prevail
Congressman: World is watching for US response to Assad
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Vladimir Putin telefoneó al primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, para decirle que sus acusaciones directas a Bashar al Assad eran «inaceptables»
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Por MIKEL AYESTARAN
Rusia y Siria desplegaron su artillería diplomática para ganar tiempo e intentar calmar los ánimos de Estados Unidos tras el peor ataque con armas químicas que sufre Siria desde 2013. El mundo mira a Washington a la espera de la respuesta de Donald Trump, quien acusó a Bashar Al Assad de traspasar «muchas líneas, más que una línea roja». La embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, insinuó además la posibilidad de adoptar medidas unilaterales contra el Gobierno de Damasco debido al veto que ejerce Rusia de forma sistemática en el Consejo de Seguridad del organismo internacional. Y Rusia advirtió después a Estados Unidos de las «consecuencias negativas» que tendría una posible acción militar, a través de su embajador en Naciones Unidas.
Rusos y sirios pidieron una investigación independiente de los hechos para determinar las causas de la muerte de al menos ochenta personas por inhalación de agentes nerviosos como el gas sarín en la localidad de Jan Sheijún, al sur de la provincia bajo control opositor de Idlib. La versión oficial de estos dos países es que los cazas atacaron un depósito de armas donde el enemigo guardaba «sustancias tóxicas» y que al explotar, éstas se habrían diseminado en la atmósfera.
El ministro de Exteriores sirio, Wallid al Moalem, compareció ante la prensa en la capital siria e insistió en que no emplearon armas químicas y denunció que «los grupos terroristas presentes en el país han estado almacenando este tipo de armamento en zonas urbanas». El veterano diplomático añadió que «si hubiera un bombardeo aéreo con armas químicas, habría provocado un agujero de un kilómetro de diámetro».
En Rusia, el gran aliado militar y diplomático del Gobierno sirio, el presidente Vladimir Putin telefoneó al primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, para decirle que sus acusaciones directas a Assad eran «inaceptables» sin haber realizado antes una «investigación completa» de los hechos. En el estado judío afirmaron estar seguros «al cien por cien» de que se trató de un bombardeo del Ejército y el martes, al igual que Turquía, emitieron un comunicado de condena directa al Gobierno de Assad, algo que no realizaron otros países fronterizos con Siria e implicados en la guerra como Jordania. Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, calificó lo ocurrido de «un crimen muy peligroso y monstruoso», pero insistió en que «cualquier conclusión que se haga antes de tal intercambio de información» y hasta completada la investigación «no puede ser considerada en ningún caso como una conclusión que refleje la realidad».
Autopsias en Turquía
32 víctimas del ataque fueron trasladadas al hospital de Turquía y el ministro de Justicia, Bekir Bozdag, reveló que los resultados de las autopsias confirman el uso de armas químicas, según recogió el diario «Hurriyet». «Las autopsias fueron efectuadas en la localidad de Adana, en presencia de representantes de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas», detalló el ministro antes de anunciar que enviarán los resultados a La Haya para obtener una segunda opinión.
La situación generada por lo sucedido en Jan Sheijún recuerda a lo sucedido en los alrededores de Damasco en agosto de 2013, cuando la oposición denunció la muerte de más de mil personas tras un ataque con armas químicas y difundió imágenes y vídeos terribles. Entonces, como ahora, ambos bandos se acusaron mutuamente del uso de sustancias prohibidas y la presión crece sobre Damasco, pero también sobre Estados Unidos, a donde apuntan todas las miradas. Rusia maniobró entonces ante Barack Obama y logró un acuerdo para que Siria permitiera la entrada de investigadores y entregara su arsenal químico a cambio de frenar una eventual operación estadounidense.
La decisión de Obama, que había calificado este tipo de armas como «línea roja», envió a la oposición el mensaje claro de que EE.UU. se mantendría la margen del conflicto y abrió las puertas a la entrada de lleno de Rusia en la guerra. La entrega del arsenal se produjo en los plazos marcados por la comunidad internacional y fue calificada de «exitosa», pero las sospechas del uso de este tipo de armamento no desaparecieron. Ahora la pelota está en el tejado de Trump, que se enfrenta a las mismas dificultades que su antecesor para intentar esclarecer lo ocurrido ya que Jan Sheijún es una zona bajo control del brazo sirio de Al Qaida.
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